martes, 26 de febrero de 2019

 

TAPS, MÁS ALLÁ DEL HONOR (1981)

 

Se ha celebrado la ceremonia de los Oscar, y a falta de un título que echarnos a las pupilas, el equipo de cata cinematográfica decidió visionar una de esas películas que sirven de promoción a prometedoras promesas de joven edad arropados por venerables veteranos. Escogimos el título por dos razones, una que todo el equipo de cata cinematográfica la habíamos visto y nos gustó aunque en su estreno pasó más bien desapercibida en el mundo hispano; la segunda el elenco de jóvenes promesas entonces y consagrados con mayor o menor popularidad y éxitos de taquilla como son el Tom Cruise, Timothy Hutton, Ronny Cox, arropados por la presencia, corta, del siempre venerado y añorado George C. Scott.

 

El argumento es interesante: una academia militar cuyo patronato decide clausurarla para vender los terrenos y sacar pingües beneficios. Entre los cadetes veteranos y educados en la academia surge un afán de proteger la institución y los valores que representa, la lectura solemne de los caídos en Vietnam y otras guerras logra transmitir el legado de patriotismo, lealtad, abnegación y esfuerzo que se inculca desde que aún niños entran a formar parte de la familia académica. Durante una velada de baile de gala donde los cadetes acuden con sus novias, el viejo general resulta muerto en un incidente fortuito con un civil. Ante tal hecho y el cierre inmediato, el cadete jefe interpretado por un sobresaliente Timothy Hutton y escudado por un Sean Penn también soberbio por su interpretación, deciden plantar cara y los cadetes son armados y pertrechados mientras en el exterior se moviliza a la Guardia Nacional y los padres y madres tratan infructuosamente de hacer ver a sus retoños cadetes lo absurdo de la resistencia y de las enseñanzas de honor y lealtad que el viejo general les inculcaba...

 

La película es una alegoría sobre lo necesario de inculcar valores castrenses pero donde la autoridad militar siempre está por debajo de la autoridad civil. A lo largo del metraje vemos el miedo de los más jovenes que aún son niños jugando a soldados con fuego real; las incertidumbres y tribulaciones del mando operativo cuando ven que la cosa se desmadra y la tensión aumenta tanto a nivel interno de unión y cohesión de los sublevados cadetes, provocando disensiones entre el mando que se divide en partidarios de la rebelión armada y los partidarios de acabar la sublevación toda vez que han mostrado con hechos sus opiniones pero es una causa perdida y sin apoyos entre la sociedad civil.

 

Película a descubrir porque ha sido injustamente relegada al olvido, otro producto de promoción que sin esperar nada salvo los objetivos de los productores se vuelve atemporal como los temas de que trata. Al final, de todo el joven elenco interpretativo destaca un soberbio Tom Cruise al mando de los boinas rojas, la élite de los cadetes y ortodoxos de la disciplina y el honor del combate aunque a la hora de la verdad sus miembros tienen miedo y abandonan sus filas, pero la escena de paroxismo del Tom Cruise en la M-60 es toda una declaración de intenciones sobre el adoctrinamiento que puede desembocar en fanatismo asesino en nombre de grandes ideales...

 

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martes, 15 de enero de 2019

 

LOS SIETE MAGNÍFICOS (2016)

 

Resultaba inevitable que dejáramos aparcados los mochos, caja de herramientas y linterna para visionar esta producción, reciente para nuestros cánones, del 2016 y dirigida por Antoine Fuqua. Por un lado el título en sí y tratarse de una nueva versión del clásico del mismo título de 1960 y dirigida entonces por el siempre fiable del John Sturges con un reparto que se queda grabado a fuego en la retina del espectador y conquistaba el corazón de las espectadoras. El reparto de esta versión del clásico tampoco es manco a priori, encabezado por el Denzel Washington que vive en ese pedestal dorado de que sus películas se ven sí o sí aunque sean una castaña, pero se le perdona todo a estas alturas de un actor estrella con motivos, razones y talento para serlo...

 

El problema principal es que el original es irrepetible y si bien aquí no la cagan los efectos digitales como en otras versiones de títulos míticos, la cosa no acaba de cuajar empezando por el reparto, con nombres con gancho comercial y queridos junto a otros que se quedan en nada y luego el montaje les quita aún más protagonismo aunque siempre parecen secundarios al lado del Denzel, el D´Onofrio y Etahn Hawke cuya solvencia protagonista y taquillera ya nadie pone en duda. Pero si en 1960 el grupo de siete era tal aunque con personalidades y tormentos emocionales distintos, eran un conjunto plural y unido por motivos circunstanciales. Luego está el tema de lo políticamente correcto y el protagonista es negro, tal vez para olvidar la mítica calva del Yul Brynner…

 

Luego está el tema de meter un chino, que tuvieron su nunca reconocido protagonismo en el mundo de la conquista del lejano oeste, pero si fuera un chino semi esclavo del ferrocarril que huye de sus opresores podría pasar, pero no, es un experto en artes de cuchillos marciales y demás tópicos que se dan a los protagonistas de rasgos chinos para aumentar la cuota de mercado. Porque el problema es que hablan de rencillas entre sudistas y yanquis pero capitanea un negro, eso chirría un poco porque no nos cuadra que de aquella fueran no racistas, pero aceptemos afroamericano como jefe de la partida. El mejor es Vicent D´Onofrio, porque Denzel se limita a poner muecas y caretos, es una vez más ese
actor atormentado de personajes atormentados rayando en la demencia más absoluta. Logra que su personaje cale en la memoria, tal vez por falta de referencias a tal personaje en la de 1960, y es la nota que distingue a esta actualización del título. El único reproche es que tarda en morirse una eternidad, una agonía a base de flechazos que sólo se le permite a él y que parece un guiñó al respetable diciendo que no nos tomemos muy en serio la historia...

 

Ethan Hawke nos gusta siempre aunque haga ñoñeces en ocasiones y aquí logra sacar partido a su personaje al dotarle de profundidad gracias a sus gestos faciales, un actor que interpreta con todo su cuerpo. Lo malo es que no se entiende que el canguelo crónico que sufre que le hace ser una nenaza llorona, genial la interpretación y de repente aparece en el momento apropiado y matando como si fuese puesto de farlopa. Cuando minutaje antes renuncia a seguir y se marcha en la oscuridad, ya sabemos que aparecerá para salvar la papeleta a los buenos, otro fallo de guión que terminó de cagar la poca emoción que transmitía el metraje visto hasta ese momento. El Hawke está redondo como siempre pero su personaje es por los fallos de guión el más perjudicado y previsible, fallo del director no achacable al actor.

 

Peter Sarsgaard, otro actor que nos encanta, logra hacer olvidar la comparación con el mítico Calvera, azote de los destripaterrones y labriegos mexicanos de la frontera porque en esta versión es un terrateniente minero que amarga la vida a una población del oeste. No está la cosa para poner a los mexicanos de tercermundistas y para olvidar el original resulta una buena treta, pese a que luego el director y guionistas se empeñen en cagarla como en el chiste del tipo que va cayendo; lo repiten hasta tres veces y en una de ellas con segundas y claro, si se es veterano y se vio el original lo pillas pero nos tememos que las generaciones digitales, salvo que la hayan visto, vean la gracia. Un despropósito más de intentar marcar diferencias con la original con resultado final de caricatura...

 

Sólo hay una damisela protagonista y aunque Haley Bennett lo intenta, siempre aparece con cara de dolor y su personaje se difumina a medio camino de la venganza, a medio camino de que se enamore y a medio camino de que la maten. Luego hay momentos de escenas que se prolongan segundos sin venir mucho a cuento. Las balas nunca se acaban y los malos no aciertan una y lo del ametrallamiento del pueblo si fuera con una ametralladora pesada soviética podría pasar pero que una de tiro rotatorio de la época haga tales estragos como que chirría un poco bastante...

 

Versión en suma que supone una decepción pese a tratarse de un producto casi sin mácula en los códigos actuales del género de acción llevado al género del indios y vaqueros. Tras debatir durante todo el turno de la jornada laboral restante hemos llegado a la conclusión de que deja un amargo sabor de boca como nos ocurre con otras revisiones tipo La Cosa o Desafío Total. Pero aunque no tuviera el lastre de ser una versión, tiene un lastre de dirección y de guión con cierto infantilismo y fallos de coherencia como que tengan el realista detalle del humo que provocaban los disparos cuando adiestran en disparar a los lugareños pero luego en las ensaladas de tiros que se lían el humo desaparece por arte de magia...

Está bien pero está infinitamente mejor la original de 1960 y se queda a medio camino de una regularcilla película del oeste y de un comic mal llevado a la pantalla, siendo magnánimos.

 

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viernes, 21 de diciembre de 2018

 

STARS WARS: EL DESPERTAR DE LA FUERZA (2015)

 

Llevábamos días haciendo acopio en las taquillas del vestuario de pistachos, jamón del mono, gusanitos y palomitas sin falta de bebidas espirituales y unas cuantas birras enfriando cuando supimos que había visionado de un título que hay que ver sí o sí todo aquel que sea friki de la Guerra de las Galaxias pese a la decepción que nos supuso el conjunto de los tres primeros capítulos de la saga con sobre saturación de imágenes sintéticas, costumbrismo ñoño y grandes dosis de infantilismo pero sobre todo las absurdas naves sin textura de realidad. Es por eso que cuando vimos el anuncio de su emisión con el Halcón Milenario y resto de naves de la saga de finales de los 70´s y 80´s no dudamos ni un instante en planificar escaqueo para esa noche, ya se nos ocurrirá alguna reivindicación laboral si hay quejas de los inútiles del turno de día al gerente...

 

Lo cierto es que los productores han ido a tiro fijo en una mezcolanza de historias que al final es la historia de siempre aunque el rollo de padres-hijos-fuerza-lado oscuro suena repetitiva en este capítulo siete de la saga. Lo del soldado de asalto imperial que reniega de serlo es la primera incoherencia si se sigue la saga, si hubiera sido todo un pelotón podría alegarse una partida de soldados imperiales defectuosa, pero que falle uno solo es improbable. Lo de ver a Han Solo y a Leia envejecidos, la verdad es que tras ilusionar para su visionado, visionarlos entrados en años, arrugas faciales y canas deja un poso de pesadumbre porque si han envejecido significa que nosotros también. La historia es la misma y casi un calco del capítulo cinco, que fue la primera de la saga, llegando ya a saturar...

 

Se agradece que las naves y decorados vuelvan al espíritu original pero a la vez aumenta la sensación de que los tres primeros capítulos han fallado estrepitosamente desde un punto de vista estético. Resulta reconfortante ver personajes caracterizados y no pinceles digitales aunque los escenarios son familiares y eso siempre atrapa a público veterano pero las trucas de fondo y de bordes, aunque sean digitales, cantan ya de tanto verlas en otros títulos. Cuando se nos cayó el alma a los pies fue al ver al malo imperial de turno, un gigante sintético que hace que te preguntes qué coño pinta un malo de otra película en la saga, porque tiene poco de personaje de la guerra de las galaxias. Pero no queremos hacer leña del árbol caído y no podemos señalar los defectos porque la saga forma parte de nuestras vidas cinematográficas, pero la historia paterno-filial con el añadido ya de abuelos, chirría por manida.

Hay que verla y al menos no desentona con los inicios, pero poco más salvo el añejo sabor de la nostalgia, pasar un par de horas entretenidos y recordar viejos, pero jóvenes, tiempos...

 

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martes, 27 de noviembre de 2018

 

THE INFILTRATOR (2016)

 

Hacía tiempo que el equipo de cata cinematográfica no nos quedábamos con los culos pegados al asiento visionando una película casi sin rechistar, de ver cine en modo sala, casi hasta masticando en silencio, disfrutando de esa magia que hace que el tiempo no exista y nos metamos de lleno en la concentración del visionado. Además, un argumento interesante basado en hechos reales que el policía protagonista plasmó en un libro del cual se inspira la película y un elenco de actores y actrices con gancho y público fiel pero que no terminaron de cuajar como grandes estrellas...
 

El subgénero de cine policíaco y de acción donde el protagonista es un policía infiltrado con los delincuentes siempre ha tenido aceptación por el público, desde El enemigo público de 1931 hasta Sérpico, por citar dos títulos que siempre queda como muy fino y erudito. La dirección de Brad Furman maneja con oficio los resortes del género y logra dar a la película un aíre de credibilidad, sin violencia efectista ni sangre gratuita donde la violencia sucede muy rápida, de forma inesperada aunque se respire un ambiente cargado de agresividad. Por otra parte los actores y actrices están soberbios pese a que vemos tópicos de otros títulos pero con la diferencia de que la hechura parece casi europea, deteniéndose más de lo normal en profundizar en la psique de los personajes, mostrando que los grandes narcos también creen en valores que en teoría quedan para el resto de la sociedad que paga y mantiene las fuerzas de la ley por combatir a los traficantes...
 
Un honrado y honesto policía trabaja en operaciones como infiltrado. Le gusta su trabajo y lo prepara cuidadosamente en cada caso de infiltración porque quiere terminar la jornada o la investigación y regresar al hogar con una mujer que le ama y dos hijos que crecen felices e ignorantes del peligro que pasa su padre en el trabajo. Le designan para una infiltración que pretende llegar a la cúpula financiera y traficante que vela por los intereses de Pablo Escobar. Tendrá que trabajar con dos nuevos compañeros, un policía que se desenvuelve en los ambientes de narcos sudamericanos y que choca con el carácter del protagonista así como una novata en infiltrarse que se hará pasar por su prometida. Por el camino, vemos y escuchamos cómo la política de guerra a las drogas del presidente Reagan era una hipocresía porque el sistema necesita del dinero que genera la demanda de droga en los Estados Unidos.

 

Brian Cranston, al igual que el resto del reparto, brilla porque es una película para actores porque interpretan personajes que en la vida real interpretan un papel que ocultan como son en realidad, desde los policías a los narcos. No es fácil encontrar protagonistas humanos en el cine actual donde priman los efectos digitales. Cranston recuerda a Alfredo Landa en Los santos inocentes por la riqueza de matices que aporta su rostro, esas miradas a su esposa donde reina el silencio y sin embargo la cara muestra multitud de cosas que se quedan sin decir y se dicen con la mirada. Parece hasta casi grotesco en algunas escenas como la de la santería donde vemos un ser humano y no un poco menos que un súper héroe que aguanta todas las torturas, aquí no; aquí vemos un hombre que siente el miedo pero que mantiene el autocontrol para no delatarse aunque no logra controlar la angustia, ese miedo que todos sentiríamos y que logra transmitir en su interpretación...

 

Destacar en el elenco, numeroso en machos alfas, la teutona belleza y solvencia interpretativa de una Diane Kruger en un papel que logra su lucimiento como actriz. Se echa de menos y en falta que no se profundizara más en el personaje de la esposa del protagonista, tal vez por ello el duelo de ambas cuando la Kruger va a casa de la esposa por el traje de boda de su supuesto prometido, se hace breve, escaso cuando de haber durado el metraje veinte o treinta minutos más hubiera dado una dimensión más profunda a la historia. Pero la Kruger está que krujer, ilumina la pantalla y alegra la vista...

 

Destacar también a un actor que nos encanta, lastrado quizás para papeles de hispano cabrón por su careto. Sin embargo, al igual que otros del elenco de secundarios, siempre que interpreta es solvente. Nos referimos a John Leguizamo, que nos hace dudar de si su estado cebón es adrede para el papel o es que se ha puesto así de verdad. Actor solvente y cuyo físico le hace acorde para ese tipo de papeles de hispano, ya sea un hispano fuera de le ley o dentro de ella aunque nos hicimos unas risas al término del film de que vaya colmo de actor hispano en que para una vez que hace de bueno es fingiendo por sus pintas que es malo...

 

Citar la entrañable presencia de Simón Andreu, ese magnífico actor que siempre sorprende apareciendo en un personaje en la película que menos te esperas. Es cierto que si el bueno del Andreu aparece pronto en pantalla puede parecernos que estamos ante una chusca producción o coproducción, pero no es así, se ha ganado un puesto en los probables dentro de una elección de reparto y aquí es aún más entrañable haciendo de oficial narcotraficante que se pilla unas torrijas de miedo que le hacen acabar irremediablemente tirado en la cama...

 

Pero algo falla, a mitad del metraje la cosa se vuelve previsible y conocida. Mucha culpa la tiene el papel de los narcos intermedios que nos suenan poco realistas tras una primera mitad de mostrar profundidades de los personajes casi al estilo europeo, de forma rápida pero sin el frenesí de otros títulos. Lo más logrado es esa tensión que se palpa a medida que se va infiltrando en la estructura de los narcos. Se ve de un tirón porque no tiene tirones salvo ese suave y constante tirón hacia lo ya visto, sin duda era para dar acción pero nos suenan, reiteramos, a típicos malos con tópicos confortables a la retina y a la taquilla pero poco realistas por exagerados. Es una buena película que nos deja la impresión de que le falta algo para ser un taquillazo y seguramente a medida que pase el tiempo irá ganando enteros y sitio propio en el panteón del subgénero...

Hay que verla.

 

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jueves, 15 de noviembre de 2018

 

BUCKTOWN (1975)

 

Una de las magias del séptimo arte, destacando el género negro, es que las películas con el paso de los años se convierten en cápsulas del tiempo. Primero con la invención de la fotografía y más tarde con el cinematógrafo, las generaciones futuras dejaron de depender del criterio de la autoridad y de la visión del artista para mirar el pasado en cuadros y monumentos. La fotografía trajo encapsular los instantes, la realidad que el cine retrató en movimiento y fidelidad desde sus inicios como producto de explotación comercial. Y empezamos el artículo así de frikis metafísicos porque entre tanta imagen sintética, efectos digitales y estúpidas películas de más estúpidos zombis, nada supera La noche de los muertos vivientes, nos apetecía disfrutar de simple cine, de esa magia que hace que la velada se prolongue a costa de eficiencia laboral hasta la hora de salir para jodienda de los del turno de mañana, pero una velada cinematográfica tiene prioridad sobre cualquier consideración laboral...

 

Los eruditos y sabelotodos del séptimo arte definen la película como perteneciente al subgénero de cine negro pero en una variante de éxito y popularidad donde los y las protagonistas eran actores y actrices de raza negra, cine de afroamericanos para consumidores que decimos ahora también afroamericanos y que tuvo su era clásica en la década de los 70´s. Para el común de los consumidores se hace necesario visionar sin prejuicios ni opiniones hechas por la distancia en el tiempo de su estreno para saborear en todos sus matices los trabajos del Tarantino, cierto que sus películas por sí solas ya agradan de ver aunque gusten unas más y otras menos pero en todas se disfruta. Si además vemos los títulos a los que rinde homenaje, tenemos razones más que sobradas para disfrutar de un subgénero rodado hace ya la friolera de cuatro décadas.
 
En esta ocasión es una cápsula del tiempo de la década de los 70´s en la mitad de la misma, esos años acabados en 5 que dejan atrás ya la década anterior pero sentando las bases de la decadencia de la década en vigor. Esto se traduce visualmente en las vestimentas, las formas de andar de los chulos negros de las grandes ciudades, de coches sin cortapisas a la hora de consumir porque la gasolina era barata aunque ya en alza en 1975. De matones negros que tienen la mirada de los mil metros de los veteranos que lograron regresar del sudeste asiático, de negros de localidades sureñas donde ya no hay segregación pero sí clases sociales basada en el racismo y el color de la piel. De una sociedad violenta, de prostitución, de calles inundadas de heroína que, aunque no se nombra y aparece, se refleja en los rostros de las prostitutas y de los jóvenes delincuentes que son detenidos a tiros por policías gañanes y garrulos además de corruptos...

 

Producción de 1975 dirigida por el director y productor Arthur Marks donde el protagonista interpretado por Fred Willianson llega de la gran ciudad a una localidad sureña y racista donde el acontecimiento más importante es la llegada diaria del tren con forasteros y que vive gracias al negocio del turismo que procedente de la otra orilla del río sabe que encontrará diversión, alcohol, juego y prostitutas hasta el mediodía siguiente. Acude al entierro de su hermano que regentaba un garito y que fue dejado morir por la policía aunque ésta en el informe hace constar que murió de muerte natural, cierto que fue apaleado pero falleció de neumonía provocada por la pérdida de sangre...

 

Convencido por las amistades de su difunto hermano de que vuelva a reabrir el garito, descubre las mordidas policiales en forma de abusivos precios de licencia de apertura y el pago semanal a los matones con placa de una parte de las ganancias. Armado de altos ideales pese a su oficio de matón urbano, llama a un colega de andanzas para que se desplace con refuerzos y librar a los hermanos y hermanas de raza negra de la opresión blanca pero una vez logrado resulta que la amistad se convierte en un drama de dilema y la explotación ya no la ejerce el poder del hombre blanco sino afroamericanos que explotan a otros afroamericanos, pero no sólo los chulos llegados de la gran ciudad, también los estudiados que con título universitario cobran su parte por acelerar los trámites...

 

Película con las características propias del subgénero donde sin grandilocuencia visual se muestra la violencia, descarnada y sangrienta sin romanticismo pero tampoco sin culpabilidad porque es la ley de la jungla, la ley del más fuerte, la ley donde el pez grande se come al pequeño. Habla de amistad de las calles donde los antaño pandilleros son ahora jefes de bandas y manejan el cotarro apoyados en jóvenes ávidos de dinero y mujeres pero que conspiran para que el jefe haga lo que ellos quieren que haga y éste no se entera. Cierto candor donde al principio se traza con claridad la línea que separa a los buenos de los malos, pero cine  
negro que muestra que en realidad todos y todas tienen cicatrices, que son malos y malas pero en su ámbito y en su entorno muestran solidaridad y sufren y aman pese a la dura vida de ser negro en una localidad de mala muerte. Cine de justicieros urbanos rodadas con planos y escenas breves como pinceladas, vemos al jefe de policía rezar dando gracias antes de cenar y comprendemos al instante su hipocresía y su racismo con la verdad que da ser veterano de la II Guerra Mundial y tener a Dios de parte de la raza blanca...
 
Y mención aparte a la protagonista femenina que es la siempre sensual de Pam Grier donde se le ven las tetas en una tórrida escena erótica que escandalizaba a los y las moralistas de la época, ante la aparición de tan bellos y turgentes pechos en escena, se desató una lluvia de latas de birra, palomitas, bolas de servilleta y chillidos y aullidos de macho alfa como no vivimos desde hace unas cuantas películas. El segureta hasta sacó fotos de manera compulsiva con su móvil de la escena. Pero no está de florero al igual que el resto de secundarios que repiten estereotipos de otros films, que se siguen repitiendo en la actualidad. Película en suma alejada del sistema de estrellas pero que eran productos hechos con oficio, de guiones expresivos y planos contundentes que condensan el tiempo. Es gracioso ver cómo el personaje del jefe de policía no sólo comulga con el presidente Trump en ideología sino que hasta se le parece en una de esas bromas macabras del espacio tiempo...
 
Y sí, pese a nuestro cachondeo y choteo, hemos acabado pidiendo al segureta que nos pase las fotos de Pam Grier, que conciliar el sueño de mañana siempre es más difícil que de noche...
Para amantes del cine por el cine.

jueves, 16 de agosto de 2018

 

2 GUNS (2013)

 

Goloso reparto y argumento en esta producción de 2013 dirigida por un tal Baltasar Kormákur, sin duda una celebridad entre sus conocidos y familiares pero totalmente desconocido para el equipo de cata cinematográfica que aparcamos los trastos laborales para repantigarnos a gusto con pistachos y birras frías para disfrutar de una variante del subgénero de atracos perfectos con el Denzel Washington y el Mark Wahlberg de estrellas y secundados por secundarios de lujo con un Edward James Olmos al que cuesta reconocer por el paso del tiempo y un encantador Bill Paxton que gana con los años y arrugas en la cara que hacen de sus muecas un perfil de personalidad de sus personajes...

 

Tapar a dos estrellas consagradas en la réplica femenina conlleva dos alternativas: una estrella igual de consagrada o dar la oportunidad a una actriz que aún no es estrella. En este caso se eligió a lo segundo en la persona de Paula Patton que está más bien de florero en una trama repleta de testosterona de machos alfa. Ya nos capta en la tercera escena donde aparece sensualmente sexy con los pechos tapados por la melena de su pelo, pero aparte de eso, el resto de su actuación se limita a ser parte sexual de la trama y que la maten dejando antes una escena de bondage donde aparece maniatada de manos y boca. Lo cierto es que lo primero que te preguntas al acabar la película es qué cojones pinta su personaje aparte de mostrar las tetas fugazmente.

 

Una trama que son pinceladas de otras ya vistas, desde la pareja chocante que abarca registros que van de Límíte 48 horas a El Gordo y el Flaco en Coney Island sin olvidar Dos tontos muy tontos. Al Denzel a estas alturas de sus películas se le perdona y se le consiente todo, aquí en uno de sus personajes contenidos que parecen deslizarse hasta terminar tomando una decisión y secundado por un Mark Wahlberg en otro de sus personajes de tipo duro con apariencia de canijo. Empiezan tontos muy tontos, uno de negrata chico listo de las calles y el otro de joven blanco siempre dispuesto a repartir hostias que siente sensibilidad animalista. Ambos desperdicios del sistema traman atracar un banco para joder a un narco mexicano y birlarle tres millones de dólares como venganza por no pagarles un trabajo en cocaína como habían pactado...

 

Todo ello en un comienzo trepidante donde resultó inevitable que surgiera una breve tertulia entre los integrantes del turno de noche de ver a estos dos haciendo de chicos malos. Por fortuna el mundo volvió a su orden natural porque resulta que el negrata es un agente infiltrado de la DEA y el blanco con ganas de hostias es en realidad, cómo no con el Wahlberg, un sufrido y veterano suboficial de la infantería de marina al que sus mandos le dan por el culo y de paso empañan el sistema con sus corruptelas. Lo mejor de este personaje es cuando su almirante le manda a tomar por el culo en una escena que recuerda el almuerzo de Apocalypse Now donde ordenan la eliminación del coronel Kurtz...

 

Al final todo es un conglomerado a base de chistes de colegas sin mucha gracia, una trama que se desinfla a medida que se juega a la sorpresa y los giros que terminan produciendo una soporífera sucesión de hechos previsibles pese a ser un producto totalmente correcto en cuando a dirección, interpretaciones y pulso narrativo, pero acaba siendo monótono y monocorde. Lo cierto es que parece a veces un cómic en una película y otras una película de comic que termina por cansar porque todo es previsible tras los giros que no llevan a ninguna parte salvo liar la madeja y enfangar el metraje. Te quedas con la sensación de que podría haber sido una buena película pero se ha quedado en una película a secas que se ve por el reparto.

 

Y lo mejor está en el reparto con un Bill Paxton que parece encontrar en la madurez unos personajes que las arrugas de su cara cuando hace muecas dan profundidad al personaje. Es un actor querido entre el público veterano y que sin duda las generaciones digitales recordarán por papeles como éste donde eclipsa a las estrellas del reparto. Fue un importante factor para no dejar de verla antes del final y se puede recomendar para pasar un rato y decir que las hemos visto todas del Denzel...

Ni fascina ni convence.

miércoles, 25 de julio de 2018

 

AFTER EARTH (2013)

 

No lo pensamos mucho el equipo de cata cinematográfica cuando vimos la cartelera y aparcamos mochos, linternas y caja de herramientas en una esquina y nos dispusimos a visionar un título, trama y reparto sugestivo, nada menos que nuestro querido Will Smith acompañado de su retoño en una trama de ciencia ficción, subgénero de raza humana fuera de una Tierra inhabitable y a la que se vuelve por peregrinas razones, en este caso una lluvia de asteroides que obliga a un aterrizaje de emergencia en el planeta de origen de la raza humana y que se encuentra en cuarentena...

 

Producción de 2013 que dirige un tal M. Night Shyamayan y que resulta ser una auténtica castaña de película casi rozando la denominación de bodrio cinematográfico, sólo decir que pasada la mitad de su castaña de metraje decidimos hacer una pequeña timba mientras acabábamos las birras y los ganchitos. La cosa suelta tufo a castaña desde el principio con el típico trauma del protagonista debido a que no pudo salvar o morir con su hermana de niño y ahora adolescente piensa que es un cobarde y que su padre le echa la culpa de la muerte de la hermana por no tener lo que hay que tener. Una excusa como otra cualquiera y un recurso común para comprender la psique del protagonista.

 

Ya chirría la nave de transporte donde hay una decoración espartana como corresponde a toda aeronave de transporte y cuando vemos la cabina de mando y el tablero de instrumentos, se nos cayó el alma a los pies. Lo de viajar largas distancias se solventa con un agujero de gusano, recurso cada vez más manido en este tipo de género, y la Tierra resulta ser una postal digna de avatares aunque no se entiende que la naturaleza y la climatología sea completamente hostil al ser humano y el protagonista adolescente pueda dormitar tumbado en el césped, que suponemos tras verle galguear huyendo de los bichos y ser picado por una especie de babosa que le provoca una reacción como si fuera alérgico al marisco, pueda dormitar plácidamente sin que le devoren hormigas, orugas nocturnas o cualquier otra fauna que vive a ras del suelo...

 

Auténtica castaña cinematográfica capaz de dormir a las ovejas donde vemos un producto a medio camino de película de cine de arte y ensayo a la japonesa y la ciencia ficción donde la cutrez de atrezzo no se compensa con un guión sorprendente o situaciones vanguardistas, da la sensación que lo tiene todo para triunfar y nos deja la sensación de que es una película a capricho para dar la alternativa a su hijo por parte de Will Smith con un aparejo de cine para adolescentes vendido como una gran producción para adultos donde las aventuras y desventuras de esta especie de Orzowei adolescente demostrando que es un hombre digno de ser un Ranger...

Ni siquiera esperamos a verla terminar.

viernes, 2 de marzo de 2018

 

THE MARTIAN (2015)

(O QUE BIEN VIENE TENER A MANO CINTA AMERICANA)
 

Película a priori de las que llegas al tajo nocturno, intercambias miradas de complicidad con los kameraden de curro y casi por telepatía se ficha, se espera que salgan los últimos rezagados y jefatura y en cuanto se pesla tirar a un rincón mochos, linterna y caja de herramientas, sacar unas birras frías, bolsa de ganchitos y sentarse a disfrutar de la magia del cine. Director fiable y estrella ya instalada en el estatus como es el Matt Damon arropado por selecto elenco agradable a la retina del espectador y tema que nos fascina como es el viaje a Marte...

 

Y es que dentro del género de ciencia ficción hay un subgénero que es de argumentos futuristas pero en sintonía con los pasos del programa espacial de la NASA. Además hace ya una década que el tema de los primeros humanos en Marte ha copado títulos con más o menos fortuna y todas con dudoso éxito. Al menos el bueno del Ridley Scott ha evitado tópicos casi consagrados del subgénero como inteligencias extraterrestres, bellas epifanías finales donde los santos y santas se convierten en aliens pseudo espirituales por no hablar de la turra con la terraformación. Se trata de vicisitudes de tintura realista sobre cómo podría ser la misión y que debido a una tormenta catastrófica hace que se aborte la misma y se den el piro a la confortable nave espacial que les devuelva a la tierra. Como si estuviera solo en casa, el bueno del Damon se queda en tierra, Marte, donde se las debe de apañar para sobrevivir hasta que le rescaten dentro de cuatro años terrestres.

 

Cual Robinson en planeta desierto, unos mínimos conocimientos científico-agrícolas, grandes dosis de buen humor y en compañía de una cámara web cual coco de un cocotero que se convierte en su muy mejor amigo y una pericia que hace pensar que su abuelo era el gran McGyver azote del bloque comunista en los 80´s y sobre todo metros y metros y metros y más metros de cinta americana, omnipresente en todo el metraje y donde la ausencia, que se agradece, de una todopoderosa computadora que controla todos los aspectos de la misión es sustituida por la simple, familiar y a mano de la cinta americana que lo mismo repara una fuga en el casco que despresuriza el traje como convierte unos plásticos en una pared que aísla y protege del exterior cual panel de pladur...

 

Si llegados a este punto del artículo la cosa ya os huele a chamusquina, estáis en el mismo punto en que dejamos de prestar atención a la pantalla y entre birra y birra se habla del subgénero, de lo bien de los efectos digitales, la fascinación que producen los cachivaches de transporte, naves y demás porque la otra trama de la película es de una ñoñez final y casi un insulto a la inteligencia del espectador donde el mensaje es que el sistema al final rescata a sus astronautas, por el camino la política, la lucha de intereses y ganarse el favor del público que apoye al Congreso financiar el programa espacial, pero esto se sabe por experiencia de cinéfilo y recordar otros títulos porque estamos ante otro correcto producto del Ridley Scott de atractivo embalaje con lazo fosforito en cuyo interior vemos una tarta de sabor misceláneo que trata de hilvanar historias de otros títulos que pueden fascinar a espectadores de generaciones digitales pero hacen bostezar a veteranos espectadores.

 

Película ya anticuada por cuanto no hay drones, sistemas robotizados de apoyo por no citar que es la industria privada quien posiblemente tenga el control de las misiones a Marte donde sólo destaca el protagonismo de la cinta americana y la pregunta final de si el bueno del Damon no se masturba nunca o tiene sueños húmedos. En definitiva un correcto producto que sumar a otros títulos del subgénero pero salvo el realismo de la ingravidez y los transportes y nave espacial, uno se pregunta al terminar su visionado si en lugar de El Marciano deberían haberla titulado El Murciano porque sus conocimientos de la huerta en tierra yerma y abonado a base de sus propios excrementos le hacen merecedor de ser titulado hortelano en la mejor tradición murciana heredera de los conocimientos hortícolas de Al -Ándalus...

Hay que verla, pero no fascina.

lunes, 22 de enero de 2018

 

INTERSTELLAR (2014)

 

Fue percatarnos de la posibilidad de visionar una película de ciencia ficción y además de reciente hornada, bajo los parámetros de nuestro bajo poder adquisitivo como empleados del turno de noche, para tirar mochos, linterna y caja de herramientas, calentar unas palomitas y enfriar unas birras sentando nuestras posaderas con ansia cinematográfica ante un argumento interesante como es el futuro inmediato en términos históricos y una vuelta de tuerca más al tema de las vicisitudes cuando entras en un agujero de gusano y se distorsiona el tiempo.

 

La cosa empezó bien en esta producción estadounidense de 2014 dirigida por Christopher Nolan y reparto casi de lujo y de solvencia en taquilla encabezados por un Matthew Mc Conaughey que logra una interpretación creíble de su personaje, atrapado en un planeta que se abrasa a fuego lento donde viejos pilotos como él se han reconvertido como el resto de habitantes en cultivadores de maíz porque ya no se necesitan ingenieros sino granjeros pese a que el polvo es omnipresente y las tormentas de ídem no dan tregua a cosechas y cosechadores.
 
En ese mundo polvoriento ha sobrevivido la NASA que ha estado trabajando en una alteración gravitacional que trata de comunicarse con la tierra, a través de la misma por alguien, y ha preparado una misión que compruebe si las sondas y tripulaciones del proyecto Lázaro han encontrado un planeta habitable donde evacuar a la población pero si fallara el plan hay un plan B que consiste en establecer colonias merced a los óvulos que llevan en su nave, todo ello bajo la dirección del típico profesor Bacterio interpretado en esta ocasión por un venerable Michael Caine que devora el plano compartido con esa mirada marca de la casa y que sabe interpretar el morirse de manera magistral como siempre porque al Caine se le aplaude todo sea bueno o menos bueno y superviviente de una época de actores de cine tan taquilleros y populares como las estrellas de cine.

 

En la parte femenina el protagonismo recae en una Anne Hathaway con su personaje atormentado donde su rostro demacrado en comparación con antaño da grima, al menos para quienes fuimos devotos de su belleza. Lo cierto es que su personaje sólo tiene sentido en el momento en que la tripulación debe decidir si ir al planeta explorado por su pareja sentimental o al de el científico más preparado que ha enviado un mensaje de que el planeta es habitable ya que el tercero en discordia es un planeta aguado con profundidad de diez centímetros y olas de diez kilómetros de altura. Pero la Hathaway está de florero y su cara marchita prematuramente aparta cualquier intención de pensamiento pecaminoso...

 

El mejor del elenco de todas formas es el personaje de Matt Damon, un explorador cagón que al percatarse de que el mundo helado hasta las nubes a donde ha ido a parar será además la tumba más fría donde descanse un ser humano, así que el muy ladino envía informes favorables a la colonización para así asegurarse de volver al planeta materno por muy achicharrado que se esté achicharrando no dudando en matar a quien se interponga en su camino si hace falta y su muerte provocó unas risas entre el equipo de cata cinematográfica.

 

La película nos enganchó porque uno de los aciertos reside en que las naves son creíbles, salvo el detalle de que los motores se inundan de salobre y corrosiva agua marina y no sólo funcionan sino que purgan. Por fin una película se atreve a mostrarnos miradas realistas de lo que sería navegar por el espacio sin que salgan puntitos luminosos de fondo; el acierto de que el sonido que se produciría es realista ya que no se oye y finalmente está bien resuelto el tema de la ingravidez. Fallo en el tema del pelo de la fémina que aunque lo lleva corto tiene mechón y éste no es ingrávido, pero en líneas generales los efectos enganchan a quienes gustan de texturas realistas de metal y sin incongruencias de física en temas de sonido y gravedad.

 

La historia son varias en una que se complementan aunque el tema ya dicho del planeta con el enamorado en su superficie y el dilema moral que plantea ante los criterios para seleccionar dónde colonizar se resuelve en tres minutos, el rollo de la misión se resuelve en cinco minutos y lo de la comunicación gravitatoria, el espacio tiempo y sus paradojas en quienes lo atraviesan más el rollo de la quinta dimensión final, coincidiendo en que cortaron para anuncios, hizo que antes de que terminase diéramos por finalizado el visionado ya que es una película de la que quieres tener buen recuerdo y aún recordamos la, para alguno del gremio, supuesta bella epifanía final de Inteligencia Artificial y el rollo del espacio tiempo ya nos taladraba las neuronas, las birras calenturientas y la faena esperando que nos pusiéramos a ella. Una de esas películas agradables por partes de la misma pero que quizás es mejor no verla acabar para tener la excusa de verla finalizar en otra ocasión pese a que no tengas verdadera intención y que su recuerdo se vuelva olvidable...

jueves, 11 de enero de 2018

 

DESAFÍO TOTAL (2012)

 

Votación unánime en el turno de noche a favor de apartar las tareas nocturnas y laborales para sentarnos a disfrutar de una adaptación de un título mítico como es Desafío Total y dentro de esta ola de actualizar títulos queridos y rentables aunque si hacemos balance nos quedamos la mayoría de las ocasiones con sabor amargo. Os juramos que había disposición a disfrutarla sin ideas preconcebidas y comparativas con el original, degustar cómo han llevado a la pantalla la actualización o versión y luego tertuliar para hacer el artículo, pero hacía tiempo que no salíamos huyendo a la confortable rutina laboral nocturna antes que soportar tal bodrio de producto cinematográfica. Aguantamos veinticinco minutos antes de empezar a sufrir
taquicardias, náuseas y aerofagia aromática, y aguantamos por la chica mala porque si es por el guión o las interpretaciones del Colin Farrell hubiéramos salido cagando leches a pringar una noche más, que pedazo de cagada de adaptación pero es que ni juzgándola como título nuevo se salva de las críticas destructivas...
¡Mira que estábamos ilusionados con su visionado!
 
Empecemos por el Colin Farrell, un actor que nos resulta raro como espectadores. Tiene todo de antemano para enamorarnos: buena presencia, buen rostro y cuerpo proporcionado, personajes que dan para lucirse y sin embargo no acabamos de verle en una película donde pueda lucirse sin renunciar a ser un tipo de acción. El problema es que tras verle en la versión cinematográfica, adaptación a la pantalla grande, de la mítica serie televisiva de los 80´s Corrupción en Miami, te pasa con él lo mismo que al coronel que pillaba a su chófer fumando un canuto en tiempos de la mili, que cada vez que oía su nombre desde entonces ordenaba directamente que lo fusilaran. Tras verle en la adaptación ya no se le concede nunca el beneficio de la duda de inicio y hay predisposición a odiarle. Cuando no falla él, le falla el producto final como en esa otra adaptación de Los Hombres de Harrelson o bien, como es el caso, todo y todos parecen trabajar al unísono para hacer un bodrio infumable pagando por ello u en emisión pública o de pago incluso. Porque aquí el desconcertante del Carrell debe o quiere o intenta interpretar en profundidad a su desorientado personaje a medida que tiene desorientadores realidades y se echa de menos la parálisis facial en la original del Schwarzenegger y el bueno del Carrell sólo logra que se le eche más de menos porque el calco de personaje hace inevitable la comparación entre ambos...
 
Y es que uno de los mayores lastres y principal es el empeño del director de rodar lo mismo pero con distinto envoltorio y ligeras diferencias de presentación logrando en sólo diez minutos que el rollo del implante y el reimplante sea un contubernio de despropósitos que incita al vómito. Imágenes sintéticas y nueva tecnología como fondo y atrezzo, pero las mismas escenas míticas que una vez más lleva a comparaciones con el original. Y eso si se es veterano y veterana de la original, porque las nuevas generaciones de espectadores sin referencias de la original deben dormirse o quedarse lobotomizados de los enrevesados giros de guión y puesta en escena que resultan grotescas sin las referencias antes citadas. De hecho hasta la sociedad que refleja es copia de Blade Runner que aun hace que la película se compare, en esta ocasión con el título al que rinde homenaje.
 
Nos queda la chica mala interpretada por Kate Beckinsale, ese rostro de niña-pija-bien que resulta turbadora cuando hace de chica mala, está maciza y sensual en escenas de ropa de cama, pero a los tres minutos de metraje ya se huele el bodrio y si la comparamos con Sharon Stone en la original, pues que la Beckinsale suspende pese a que también interpreta el roll del Ironside en la original. Es además una actriz que se zampa en plano a sus compañeros de reparto y en las escenas entre actor y actriz la cámara queda seducida por su mirada, sus muecas y su maquillaje eclipsando la réplica masculina. De la chica buena ya os contamos al principio que salimos espantados del visionado y no podemos condenarla a ejecución porque pasados treinta minutos la película es sencillamente insoportable.
 
En resumen una película más donde los efectos especiales nos son suficientes y que sale odiada de las comparaciones. Posiblemente sea una película para ver en noches de insomnio, turnos de noche y servicios nocturnos en puente festivo y demás momentos muertos de nuestra existencia vital, pero siempre acabará siendo comparada con el original o sencillamente desechada al poco de su inicio. Mal guión, mala dirección e interpretaciones lastradas por el conjunto porque no lo hacen mal, pero es que el producto final es malísimo.
¡Sólo para curiosos y por supuesto no merece gastarse un céntimo en su visionado y verlo gratis, sólo si te pagan por ello!

lunes, 6 de noviembre de 2017

 

EL AMANECER DEL PLANETA DE LOS SIMIOS (2014)

 

Hay un tópico típico, pero no por ello menos cierto, del séptimo arte que afirma que el espectador nunca deja de tener fascinación por el subgénero de primates evolucionados que sustituyen la civilización humana por una simiesca. El origen data desde el estreno en la década de los 30´s del pasado siglo de King Kong que sufre adaptaciones cada dos o tres décadas con más o menos fortuna . El argumento de la civilización simiesca tiene su referencia en la primera El planeta de los simios de finales de los 60´s y con Charlton Heston de inolvidable protagonista y la nunca superada escena final de la Estatua de la Libertad semienterrada en un arenal tras la guerra termonuclear que acabó con el ser humano como raza predominante sin olvidar la versión de Tim Burton que gana enteros a medida que pasan los años...

 

El caso es que la saga está viviendo una revisión con la revolución de los efectos digitales que tiene gran aceptación de crítica y público, estos días se anuncia el estreno del tercer título de esta remozada digitalmente saga y se hacía obligado el visionado de la segunda entrega que es la película que traemos hoy. Lo que dijimos de la primera, sirve perfectamente para esta segunda donde han pasado ya unos lustros desde el fin de la primera y César ha creado una Arcadia simiesca y el ser humano hace dos inviernos que no asoma la jeta por su territorio. Finalmente aparece un grupo de humanos y se produce el inevitable choque de civilizaciones...

 

Aceptemos que se han mejorado todo lo mejorable las trucas digitales; aceptemos que el inicio es un magnífico ejemplo visual de cómo las comunidades de primates inteligentes cazan en grupo en un primer estadio de civilización superior al resto de especies en inteligencia; aceptemos que durante todos esos lustros, y descartamos la inmigración en pateras, la población de primates no ha dejado de aparearse cual conejos y su número forma una colonia de proporciones gigantescas en cuanto a número de ejemplares; aceptemos que una central hidroeléctrica tras lustros de abandono de mantenimiento y sin funcionar, no sólo sigue operativa sino que la dificultad de ponerla en marcha sólo reside en un relé estropeado; finalmente aceptemos que los simios descubren el maquiavelico arte de la política que no es otro que llegar al poder y mantenerse en el mismo...

 

Una vez aceptado lo anterior, traguemos la ñoña historia de los protagonistas donde la chica ha perdido a su hija, el chico tiene un chico que no acepta a su pareja, añadamos dosis de otros títulos, desde Avatar a Parque Jurásico pasando por homenajes a la saga original cuando ya degeneró a serie B y tenemos un producto rentable que engancha a las generaciones digitales sin menosprecio de las analógicas. Sigue saturando el exceso de texturas digitales, mejorado en cuanto a mostrar manadas y tiene un casi oculto sentido del humor, pero no acabó de convencernos de sus bondades y lo que nos atrapa desde el inicio es la fascinación de ver el mundo tras el declive de la raza humana, como si Chernobil no saciara nuestra malsana curiosidad de ver qué ocurre con una ciudad tras un desastre nuclear y quedar abandonada porque el resto ya lo hemos visto otras veces...

 

En fin, producto rentable que cautiva para pasar por taquilla y argumentos y tramas pseudofilosofales que siempre encandilan a la crítica para ocultar los defectos señalando la, supuesta, trascendencia del guión que aquí es como una trama de herencia real en el medievo pero, tras el envoltorio, nada nuevo bajo el sol. De momento van tres y esta segunda nos ha parecido que hubiera sido una buena serie televisiva que podría haberse alargado cuatro o cinco temporadas, pero suponemos que acostumbrado el espectador a holocaustos zombis, este holocausto por entregas, más la fascinación que ejerce el tema, asegura buenos dividendos y dos o tres títulos más, pero al final, cuando haya transcurrido el tiempo, la del Charlton Heston seguirá siendo la mejor.

Bastante infumable, para qué mentir.

viernes, 27 de octubre de 2017

 

ASESINOS DE ÉLITE (2011)

 

Reparto contundente y atractivo al espectador, lo primero tanto a la hora de repartir mamporros como por el peso del tripartito de actores que encabezan el reparto y atractivo por la propuesta argumental en ese subgénero de acción que trata sobre las tribulaciones de quienes ejecutan operativos decididos por la política. Ante tal tesitura lo mejor era dejar aparcados los tratos y la faena laboral para disponernos a degustar una película que promete.
 
El tripartito lo encabeza un canoso y arrugado Robert De Niro acompañado de nuestro reparte hostias predilecto, el siempre contundente con todo tipo de objetos cotidianos o al alcance de sus manos del Jason Statham que pasa con aprobado el duelo interpretativo donde el veterano arropa al novato, en esta ocasión amigos inseparables y leales pero separados por un trauma del Statham surgido al ejecutar un trabajo y un niño presenciar su letal manera de llevarlo a cabo. Un personaje atribulado y con líos emocionales...
 
Líos emocionales con la belleza emocional de Yvonne Strahouski que en realidad hace un papel florero con un personaje terciario que nos hizo pensar al equipo de cata cinematográfica que o bien hacía falta una actriz entre tanto macha alfa del reparto o que al director, Gary McKendry, le fascina la belleza de su rostro. Lo cierto es que a medida que avanza el metraje y la película se diluye en supuesta acción trepidante, es la visión de la actriz el principal motivo para seguir el visionado.

 

La propuesta era sugestiva mostrando a tres mercenarios y sus distintas motivaciones bien para seguir ejecutando trabajos, bien para mostrar las justificaciones de dejarlo. Pero la producción peca de parca y termina siendo la historia de un mercenario retirado tratando de lograr una vida normal y enamorado que se ve obligado a volver al curro porque su hermano de sangre está de rehén de un matusalén árabe cuyos tres hijos fueron asesinados por el SAS y desterrado de su secarral en el desierto busca venganza para que su único hijo vivo, un zangolotino coloquetas que lo que menos desea en este mundo es volver al secarral, y se cruza con un veterano al servicio de una mafia de veteranos interpretado por el empático a la retina y algo decepcionante en sus trabajos de Clive Owen que en esta ocasión nos deja un buen sabor de boca.

 

La película decepciona por una combinación de mala dirección, de pulso cinematográfico, y un mal guión que, si bien profundiza más en lo personal de los personajes que en otros títulos de temática similar, no logra acabar de cuajar su prometedor inicio y termina decepcionando totalmente desde antes de la mitad del metraje. Todo se resume a una especie de Equipo A donde lo bueno y lo malo se difuminan en una línea difusa que deja patidifusos a los espectadores porque se vive con alivio el fin porque, si dura más, se haría insoportable seguir su visionado y la faena es un bálsamo al que se vuelve como quien vuelve a un lugar reconfortante, vamos, que es tan bodrio, que prefieres volver al trabajo y pasar de la película.

lunes, 16 de octubre de 2017

 

GRAVITY (2013)

 

Oportunidad de visionar una película con varios atractivos a priori, género de ciencia ficción pero tratando de mostrar realismo en sus secuencias, reparto atractivo y solvente, aval de la crítica aunque no tanto en críticas del ámbito científico más del público que asistió a su estreno en dosis masivas, todo lo masivas que puede permitirse el público en estos tiempos de crisis recesiva o recesión crítica al gusto del sufrido consumidor...
Podría encajarse el film dentro del subgénero de catástrofes ya que lo que prometía una interesante película de ciencia ficción acaba derivando a medida que avanza el metraje, con todos sus defectos, al citado subgénero siendo la única diferencia que en lugar de multitudes o grupos variopintos atrapados
 en medio de una catástrofe aquí se limita a dos personajes de inicio para terminar en solitario: una pareja de astronautas en plena reparación de un satélite sufre las embestidas de basura espacial a consecuencia de una pifia rusa digna de ser soviética que por eliminar un satélite provoca un cataclismo en todo bicho satelital a su paso.

 

El realismo se logra pero porque no se habían utilizado antes todas las artes de las trucas digitales ya que desde el inicio con un cachondo mental, personaje interpretado por George Clooney, que se dedica a gastar combustible de la mochila propulsora haciendo cabriolas y pinchando música por la frecuencia de comunicación interna como si estuviese de pedete lúcido orbital. Un personaje demasiado acartonado entre el héroe inmaculado y el veterano que arropa a los novatos en base a dar la turra contando anécdotas chuscas de otras misiones y que, cómo no, se sacrifica porque es realista y ve que sus opciones de salvación son nulas, dando la turra de motivación psicológica a su compañera...

 

Una compañera de misión interpretada por Sandra Bullock que pese a llevar el pelo corto no disimula el gran fallo a la hora de dotar de realismo a las escenas en gravedad cero porque no se le eriza el mismo, detalle que convierte la película en una más y se defraudan las expectativas previas de paladear la ingravidez. Su personaje es atribulado por una triste historia y sufre un shock casi místico donde su compañero se le aparece en sueño de fatiga, un rollo que no viene a cuento salvo que todos los espectadores sean creyentes, rollo que podía haberse resuelto de otra manera y no con tufo a divino y de repente una astronauta con entrenamiento de sólo seis meses y especialista única para reparar el satélite sufre una transformación tras el sueño místico y pasa de apenas manejar los sistemas rusos porque están en cirílico a acertar de la primera con el sistema chino escrito en chino...

 

La película es una auténtica castaña que salvo las sorpresas visuales, que deben de ser flipantes en 3D y nadie lo duda, parece quedarse en velados homenajes del director a clásicos de viajes espaciales más o menos realistas pero las incongruencias son incontables, destacaremos la entrada en órbita de la nave salvadora o el tema del fuego por la estación espacial internacional; además utilizan un transbordador ya en desuso en el momento del estreno y asistimos a una tragedia y el regreso a la tierra de la única superviviente aunque desde el primer fotograma con el Clooney haciendo el canelo con los propulsores de su mochila ya nos hizo caer el alma a los pies.

Decepcionante.

lunes, 2 de octubre de 2017

 

TERMINATOR GÉNESIS (2015)

 

Siempre hubo una buena rivalidad entre dos de los grandes del cine de acción de los 80´s, que no eran otros que el Stallone y el Arnold Schwarzenegger, que probaron con distinta fortuna triunfar en la comedia. El mejor parado fue el bueno del Arnold que siempre combinó una trama de acción con un personaje en el que, generalmente bien arropado por los secundarios, era una visión del héroe de acción riéndose de sí mismo; al Stallone le pesaba demasiado su careto limitado para muecas donde no acababas de creerte su personaje.

 

Y es que abordamos con cierto temor el título de hoy, una vuelta de tuerca más para alimentar la rentable y popular saga de Terminator, que se anuncia como la trama inicial de la saga, lo cual nos dio algo de repelús porque no teníamos ni pajolera idea de que la hubieran rodado pero sale el Arnold de protagonista y entre el atractivo de la saga y la fidelidad al Schwarzenegger decidimos concederle el beneficio del visionado así que dejamos aparcados el mocho, la linterna y la caja de herramientas para disfrutar del mismo con susto al inicio del metraje porque todo parecía indicar un subproducto para estirar el chicle...

 

Porque Jason Clarke tiene un careto que ya asusta y predispone al espectador de que, aunque sea el hijo de Sarah Connors, va a ser el villano de la película con permiso de Skynet, ese villano informático que toma consciencia de su ser y al igual que HAL9000 considera que acabar con el ser humano es la única vía posible, ya sea para completar una misión espacial o eliminar un riesgo para el planeta y el nuevo ser. Además tiene el rostro surcado de cicatrices de combate contra las máquinas y lo primero que nos chocó como espectadores veteranos es que Sarah Connors tuviese un hijo con semejante careto, tal vez condicionado nuestro raciocinio por el mismo papel interpretado por Christian Bale en otro filme de la saga.

 

Nos costó también un poco digerir el careto de Jai Courtney pero nos sorprendió gratamente por su capacidad de muecas faciales lejos del estereotipo de actor con estética de tipo duro y limitaciones de expresividad facial, pero sabe manejar cejas, boca y ceño para terminar por lograr un actuación rica en los pocos matices que la acción permite al personaje. Por un momento, en los primeros minutos y primeras escenas, nos temimos lo peor y que todo iba a quedar en una actualización del original siendo el Courtney un protagonista fracasado al intentar emular al Arnold aunque afortunadamente todo era un logrado homenaje al original de los 80´s con un salto espacio temporal que nos despejó la pesadumbre inicial y logró atraer nuestra atención.

 

Porque una de las gracias, logro del guión y de Alan Taylor en la dirección de esta producción de 2015, reside en ese homenaje al original que emociona a quienes la vieron en su época aunque puede que pase desapercibida a las generaciones digitales de espectadores sin que tampoco les sea repulsiva porque imita el original y no desentona en la trama donde Emilia Clarke encaja perfectamente en el papel de una Sarah Connors casi adolescente aunque el rollo espacio temporal, como siempre ocurre en estos casos de presentes alternativos donde el mismo es pasado y se trata de alterar en el futuro, peque de alguna que otra incongruencia, pero Sarah Connors vuelve a conquistar nuestros corazones y a esas alturas del metraje en su primera mitad ya nos ha conquistado como hizo en los 80´s Linda Hamilton y sus bellos senos...

 

Y por supuesto el Schwarzenegger que sin ser infiel a su personaje de robot protector destila la experiencia de los años transcurridos y se ríe de sí mismo, porque aunque no aparezca en el plano, sabemos que está ahí y Sarah Connors está a salvo en su compañía; un robot que ha desarrollado el sentimiento de la nostalgia, tal vez incluso un sentimiento de amor que le humaniza pese a que Sarah aunque le llame abuelo sabe que es una máquina, pero que en su ausencia necesita mirar su foto; tal vez cariño cibernoide o tal vez sólo una manera de su programación de continuar con la misión programada pero sin dejar nunca de dotar de humor a su personaje que logra simplemente con una sonrisa...

 

Nos lo hemos pasado muy bien y en realidad es más de lo de siempre, casi un resumen de modelos de Terminator que han desfilado por la saga a lo largo de las décadas desde su estreno, obviamos las incoherencias espacio temporales y una vez más aceptamos el juego porque pasa como con Alien El 8º Pasajero que siempre queremos una secuela más aunque sepamos de memoria lo que va a suceder, pero nos atrae o tal vez simplemente es que trae recuerdos de cuando éramos jóvenes y vimos las originales, lo cual dio pie tras su visionado a una animada tertulia sobre la saga y el paso del tiempo que nos hizo llegar a la hora de fichar sin darnos cuenta, que sí se la dio el turno de mañana al ver que el de noche no hicimos nada...

¡¡Cosas de la magia del séptimo arte!!

martes, 26 de septiembre de 2017

 

LA LEY DEL MÁS FUERTE (2013)

 - Out of the Furnace -
 
Nada mejor para empezar la tarea nocturna que meterse entre pecho y espalda antes de entrar en faena una de esas películas donde es atractivo el reparto, la historia y escaquearse un par de horas. Producción de 2013 dirigida por Scott Cooper con buen pulso, con elaboradas escenas que no parecen tales, sin efectos digitales y sí primeros planos donde el rostro refleja y complementa el ánimo del personaje y la interpretación de una película donde brilla el Christian Bale arropado del brillo de papeles secundarios, a la vez que principales en momentos de interpretación coral, interpretados por actores protagonistas en solitario en otras películas.

 

Historia cruda que nos hace rememorar la mítica El Cazador tanto en la ambientación, una población que vive del trabajo en una fábrica de acero que se ven atrapados en una vida que antes hicieron sus abuelos y sus padres, jóvenes que buscan una salida con una guerra de fondo que no es en las junglas del sudeste asiático sino en los desiertos de Afganistán o de Irak pasando de refilón el hecho de que los veteranos son llamados a servir de nuevo, pero es sólo una circunstancia, una vía de escape para el hermano del protagonista donde el regreso a casa aviva los traumas de perder prematuramente a la madre y que la mierda que ha vivido de uniforme le taladra los pensamientos una vez regresa sin poder adaptarse a la vida civil.

 

Si en Saigón eran las apuestas en delirantes partidas de ruleta rusa, aquí son las peleas clandestinas y su submundo de delincuencia, tal vez el aspecto más vulgar de una película para paladear despacio como un buen coñac ya que el tratamiento de los promotores de las apuestas y su mundo endogámico y cerrado en las colinas peca de estereotipo aunque cuando el Woody Harrelson lleva el peso de la escena se perdonan los pequeños defectos al tratar el mundo de los habitantes de las colinas siendo nuestros propios recuerdos de otras películas quienes nos ponen en situación.

 

El homenaje a El Cazador, que no copia adaptada a los nuevos tiempos, sigue con la metáfora de la caza y está muy logrado el efecto en el espectador que produce ver como cazan y despellejan el ciervo a la vez que el hermano del protagonista cae en las redes de la mafia de las peleas clandestinas en una película de gestos, de diálogos sin concesiones retratando vidas de gente corriente con problemas corrientes, de un mundo que temen perder porque es más barato importar acero de China y porque las guerras no son como en los noticieros de la II Guerra Mundial, donde vas a la cárcel por una imprudencia mortal con el coche y mientras estás en el trullo tu novia al final se va con otro y, cuando sales y quieres intentar retomar tu vida, ella tiene la suya propia y además está embarazada...

 

Nos ha encantado y sorprendido por cuanto está rodada a la antigua usanza, sin acciones incoherentes a las leyes de la física o escenas de realidad virtual. Vemos la población, la fábrica y nos asomamos a la vida del protagonista de forma descarnada, casi con desasosiego a medida que avanza la trama pero pegados a la butaca porque se presiente la tragedia como en la no menos mítica de Perros de paja aunque la violencia final es humana, cruel y vengativa que se soluciona con tres disparos. Uno de los logros del director es precisamente mostrarnos esa violencia, que siempre es igual, como un pequeño riachuelo que se convierte en río y que a medida que transcurre su cauce se ve salpicado de remolinos y pequeñas cascadas hasta su desbordamiento final.

 

Sólo comentaros que en lugar de volver al trabajo, comenzar el mismo más bien, estuvimos hasta la hora del bocadillo y el cafelito filosofando y hablando de cine, recordando El Cazador y tertuliando que el tío del protagonista bien podría ser el personaje que interpretó Robert de Niro y la población y la fábrica la misma de entonces. Que tuvimos una interesante charla sobre cine y que tras ver una película hables de cine es que merece la pena verla, aunque nos tememos que gustará más a espectadores veteranos que a las nuevas generaciones digitales acostumbradas a imágenes sintéticas y escenas de acción vistas una y mil veces...

Una buena historia bien llevada al cine.

jueves, 17 de agosto de 2017

 

CAMINANDO ENTRE LAS TUMBAS (2014)

 

Aunque el equipo de cata cinematográfica seguimos la máxima de: película con perros o niños salir huyendo de su visionado, tenemos que reconocer que el Liam Neeson siempre tiene concedido el beneficio de la duda y es casi obligado visionar sus trabajos. En esta ocasión una producción de 2014 dentro del subgénero de terror psicópata en un correcto producto, aunque le falte ese algo que nos seduzca, dirigido también correctamente por Scott Frank con el Neeson como estrella y el resto de reparto como apoyo pero sin llegar a eclipsar en ningún momento al protagonista.

 

Es un producto que cumple las reglas del género con psicópatas incorregibles y el acierto del director de no cargar las retinas con imágenes de espantos y tormento, un buen estilo visual donde vislumbramos los mismos pero en dosis justas de metraje y escenas breves que logran que sea nuestra mente quien vea el siguiente paso. Se agradece pues la ausencia de imágenes de casquería o violencia masoquista que sin querer despierte nuestra excitación en base al dolor ajeno. Se logra por tanto un ambiente en ocasiones de buena novela negra y la ñoñez del niño y su triste historia es digerible aunque con algunas incoherencias cuando el chaval toma el protagonismo, pero se perdonan.
 
El protagonista indiscutible es un Liam Neeson en otro de sus personajes que se ven envueltos en una violencia de la que no gustan en principio sus personajes pero termina como buen justiciero urbano desfaciendo entuertos, libertando damiselas y ese final con su careto cansado pero la satisfacción sin consuelo para sus penas del trabajo hecho y el deber cumplido. Como siempre da ese aire europeo a sus personajes que no desentonan en las urbes estadounidenses, una clase de actor que atrae a la cámara y donde el espectador se acaba identificando con su personaje. Estupendo como siempre y como casi siempre lastrado por pequeños defectos de guión o directores sin pulso narrativo, como si el Leeson aún tuviera pendiente ese gran papel que se agranda por lo bien hecho del resto ingredientes.

 

Nos gustó mucho el tratamiento que se da a la acción, lejos de tiroteos, trompazos de coches o estereotipos a la hora de retratar traficantes o policías. Los traficantes son en apariencia vecinos corrientes que nos podemos cruzar al llevar los niños al cole o tirar la basura. Personas que se dedican a negocios sucios e ilegales pero, reiteramos, sin tópicos típicos, tienen sentimientos, seres queridos y vida hogareña. Los policías que vemos, sólo una vez, se dedican a lo suyo y averiguan si hay algo interesante en el protagonista y cuando se cercioran que sus movidas no van con ellos, sencillamente vuelven a sus asuntos. Es una película sórdida como los psicópatas que nos muestran, sin alardes ni graves deficiencias pese a un final empañado por no estar a la altura de la película y sobre todo su primera mitad.

Recomendable en su género aunque no aporte nada nuevo.

martes, 8 de agosto de 2017

 

LOS SUSTITUTOS (2009)

 

Buena y entretenida película de ciencia ficción protagonizada por el Bruce Willis y bien dirigida, pese a pequeños saltos de guión o perfiles perfilados sin llegar a enseñar pese a mostrar, por 2009 quedando un correcto producto comercial, una buena historia sobre un cercano futuro hipotético y quien quiera ver un mensaje también lo verá...
El argumento es una vuelta de tuerca a un aspecto abordado por el reciente cine de ciencia ficción como es el creador de una tecnología que luego por distintos motivos o bien quiere destruirla o bien sus creaciones le acaban matando, el típico dilema del doctor Frankenstein y el típico dilema de su criatura cuando toma consciencia de su ser pensante. Ya digo que la trama está algo vista en la línea de Yo robot o
Inteligencia Artificial sin ir más lejos. Al menos el guión no se anda con misterios más o menos misteriosos y en este caso es la muerte del hijo del padre de la tecnología la causa de la trama tratada con pizcas de cine policíaco salpicadas de mensaje futurista.
 
Mensaje que nos muestra una sociedad un paso o dos más allá en la era digital donde los cachivaches actuales dan paso a seres robotizados que manejamos desde la comodidad del hogar y que siempre nos mantiene jóvenes, nos permite ser quien queramos ser y que hasta tiene su propia droga recreativa en forma de tubo con descargas. Una tecnología adictiva, cómo no, que acaba logrando que nos aislemos en la seguridad del hogar mientras nuestros sustitutos robotizados nos permiten vivir mediante control remoto. Además existe una facción que reniega de la tecnología y aspira a declarar ilegales a los sustitutos, sólo se perfila esta comunidad y se muestra lo justo de su líder por motivos de argumento aunque la tribu biológica daba para más juego.
 
La producción está al servicio de la estrella y los efectos digitales por una vez sí están al servicio del guión estando logrado el efecto rejuvenecedor de los sustitutos pese a que en muchas escenas este efecto desaparece si hay aglomeración de figurantes. El Bruce hace su papel de siempre pero sabe reírse de sí mismo cuando interpreta al protagonista sin su sustituto logrando transmitir la lucha interior de un hombre que tiene su vida doméstica hecha una auténtica mierda con una esposa que sólo se relaciona con él mediante su sustituto y está enganchada a las pastillas...
 
Pero quien comparte plano a su altura y se come la cámara es Radha Mitchel, actriz australiana de belleza sudafricana que está monona tanto con el rostro computerizado de su sustituto como al natural y sobre quien recae el peso de la acción eclipsando al resto del helenco y que es una delicia contemplar en pantalla. El equipo de cata cinematográfica soltó aullidos y llovieron latas de admiración hacia la pantalla ante su interpretación...
Estupenda.
 
Película que cumple las reglas que debe cumplir todo producto de ciencia ficción, agradable a la vista donde detalles que lastrarían la nota final quedan perdonados y superados por el reparto y un pulso de dirección ágil pese a que la historia ya la hayamos más o menos vista en otras producciones, pero sin duda un imprescindible del género en su época que seguramente quede desfasada porque el futuro no será así exactamente como siempre ocurre que no es otra cosa que el que la realidad siempre supera la ficción.
Recomendable.

viernes, 28 de julio de 2017

 

R. I. P. D. (2013)

(Departamento de Policía Mortal)
 

Entretenido divertimento del subgénero cómic, adaptación a la pantalla de un cómic, bien dirigida por Robert Schwentke que sabe llevar con pulso firme una de esas películas que se recomiendan y dejan buen sabor de boca por el reparto porque el argumento al adaptarlo a la pantalla ha quedado en hilaturas de otros títulos en homenajes visuales continuos y es ver a entrañables actores con sus mejores tics de personajes memorables. En otras manos y sobre todo otro reparto sería una historia para olvidar, afortunadamente no es el caso.

 

Y no lo es por dos razones, una de ellas ya apuntadas, el reparto y que no podemos olvidar los títulos a los que rinde homenaje en las escenas, desde ñoñeces sobrenaturales tipo la sobrevalorada y mítica Ghost o Los Caza Fantasmas por poner dos ejemplos y dejamos que busquéis vosotros el resto. Pero cuando el equipo de cata cinematográfica vemos en el reparto al Jeff Bridges por un lado y a Mary Louise Parker por el otro, dejamos el mocho, la caja de herramientas y la linterna, preparamos unas palomitas y unas birras frías dispuestos a disfrutar sin ser tikis mikis con el argumento...
 
La película es el típico producto donde se promociona a un actor en alza arropado por un elenco agradable a la retina y de sobrada rentabilidad. En este caso el promocionado es Ryan Reynolds que parece especializarse en papeles de tipo normal al que las circunstancias le obligan a pasar a la acción, el personaje que hasta ahora interpretaba el bueno del Harrison Ford y que pese a varios intentos más o menos afortunados de buscarle recambio no acaban de cuajar. El tipo lo hace bien, da el pego como personaje de acción sin grandes aspavientos pero cuando está compartiendo plano con el Bridges, sencillamente éste se come la cámara. Actor con futuro que se ha ganado darle la oportunidad de verle cuando se tercie en otra interpretación.

 

Pero el que hace recomendable la película en un alto % es Jeff Bridges donde su personaje bien podría ser el agente de Valor de Ley donde la limitación de gestos faciales que le lastraban de joven se han convertido en sutiles muecas combinadas con las arrugas y la barba, esa mirada suya marca de la casa que ahora entrado en años adquieren una expresividad donde sobran las palabras. Le sale sin esfuerzo, natural y ya decimos que absorbe el plano. Por desgracia ya decimos que interpreta un personaje ya visto pero entrañable y confortable a la retina del espectador.

 

Y está ella, su rostro que te cautiva pese a cierta perdida de lozanía pero conservando esa expresión que enamora a la cámara y encandila al espectador. Encima con unas fetichistas botas blancas hasta la rodilla en plan agente de tráfico norcoreana donde la fantasía del espectador hace el resto pero no tienes pensamientos pecaminosos, tomas consciencia de que podrías verla sonreír continuamente con el tiempo detenido, vamos, que en lugar de ir a aliviarte al baño te quedas enamorado de su sonrisa y sabes que tiene tu devoción eterna: Mary Louise Parker.

¡Divina! ¡Sencillamente divina en su divino rostro!
 

Para rematar un buen reparto el recuperado Kevin Bacon, otro actor devoción del equipo de cata cinematográfica donde sólo con sus muecas y su sonrisa de hijo de puta ya se gana la antipatía del espectador en un personaje diabólico. Se come el plano y sabe transmitir en sus gestos faciales, le basta una mueca de los labios o poner mirada perdida para infundir miedo. Como siempre un placer verle aunque no se prodiga tanto como nos gustaría.

 

Producto correcto donde los efectos digitales están al servicio del guión aunque hay que ponerse en modo cómic para no ver cierto infantilismo o bien que los homenajes del director a otros títulos nos hicieron retrotraernos a la infancia y la juventud. Al final seguramente será un poco de ambas y de todo un poco, aunque lo cierto es que como película suena a ya vista.

Recomendable por el reparto.

lunes, 12 de junio de 2017

 

AL FILO DEL MAÑANA (2014)

 

Habíamos quedado gratamente satisfechos como espectadores con los trabajos de Tom Cruise en el terreno del género de ciencia ficción y pese a ser el protagonista absoluto verle con personajes o al menos un perfil común alejado sin estarlo del protagonista de acción, verle actuar con gestos, miradas y muecas que en buenas manos enriquecen el trabajo y dan enjundia al personaje haciéndolo creíble sin salirse de las coordenadas del héroe de la película. Así que su nombre en cartelera y género que nos encanta y nos lanzamos a quitar horas a la faena escaqueándonos para su visionado...

 

Producción estadounidense pero de hechuras británicas en atrezo dirigida por Doug Liman con estética de cómic pero con una trama de bucle espacio temporal que lastra completamente su disfrute y es que este tipo de historias con jornadas que se repiten no es que esté manido, es que El día de la marmota ha copado la capacidad de entendederas para los espectadores porque acaba siendo lo mismo cambiando la trama, en este caso un oficial que es enviado al combate y cada vez que le matan o se mata regresa al inicio, puede que en manga quede bonito pero pese a los intentos de montaje y dirección ha quedado una copia y variante de la película de la marmota. Luego ese rollo de alienígenas en plan mente colmena y con el gran alien rey o reina de la misma oculta bajo tierra dirigiendo sus huestes, encima con forma de pulpo y bola en el centro...

Apesta a manido y es un tufo que no desaparece y va a más a medida que avanza la acción que parece más una partida en modo campaña de cualquier vídeo juego de disparos con cámara subjetiva.
 

Lastres aparte, destacamos la solvencia del Cruise que hace creíble a su personaje, con cierta mofa a otros personajes pero donde al final se supera cual último samurai y logra desbaratar la estrategia del alien que dirige la invasión de los mismos, se juega con el espacio tiempo incluso en el escenario que recuerda los días del desembarco en Normandía de los aliados en 1944 y resulta evidente que los efectos digitales han sido aprovechados para vídeo juegos, pero el Cruise convence y nos gustó mucho al principio del film.

 

La protagonista femenina es Emily Blunt que está monona sudada en la cancha de entrenamiento y que logra soportar al personaje a base de gestos y muecas aunque impecable como protagonista de acción resultando creíble en las escenas pese a que debido al rollo del bucle temporal, que cada vez que lo explican es más galimatías e incoherente, acabando tanto ella como él en escenas de acción típicas que podemos ver en otros géneros, pero está correcta aunque quien nos gustó de verdad fue el Bill Paxton, un actor desaprovechado en nuestra opinión...

 

Y es que al inicio la película te engancha no por el rollo del bucle o el Tom haciendo de Cruise, es el bueno del Paxton en el entrañable personaje del sargento primero a cargo del pelotón. Con los tópicos típicos que debe tener todo sargento primero instructor pero dotándole además de un rostro, gestos y muecas de verdadero lenguaje visual de cómic. Está grandioso y resultando serlo sin serlo es una parodia que no queda fijada en la retina como tal, sino como lo que nos enganchó para soportar una película que promete mucho, nos muestra lo ya visto y demuestra que a veces una historia en cómic no siempre resulta igual de brillante llevada a la gran pantalla, sobre todo cuando hay otra película que juega con el bucle y resulta insuperable para la memoria.

 

Se puede ver, no negamos sus virtudes para las generaciones digitales, pero para los y las veteranas resulta no farragosa pero sí pantanosa a base de repetir escenas y situaciones, porque lo cierto es que es bastante incoherente o eso queda en esta película que pese a rendir homenajes no busca soluciones ya vistas y efectivas quedando demasiado a las conclusiones de quien la visiona. Parece un vídeo juego, es un producto correcto y aunque el reparto no desagrada en su trabajo, queda un producto que tiene apuntes al principio para degenerar desde la segunda mitad del metraje hasta su final, que lo cierto es que ya no importa mucho el mismo por el agotamiento visual que provoca. Recomendable pero difícilmente apetecerá verla de nuevo.

jueves, 18 de mayo de 2017

 

SPECIES (1995)

 

Cada década tiene sus inolvidables de cada género, algunas ya son leyenda desde su estreno y otras ya apuntan maneras y se afianzan como tales según pasan las décadas. Por otra parte es siempre refrescante y agradable ver a actores y actrices ya consagrados en el presente pero que eran aspirantes a estrellas y meritorios de reparto que en su momento eran casi novedad sus rostros en la pantalla e imprescindibles ahora en cualquier producción de cierto postín...

 

La película que traemos hoy cumple los requisitos anteriores, cierto que sin el oropel de un Alien el 8ª pasajero pero como exponente de los 90´s del género de ciencia ficción, ha tenido secuelas y demás pero este primer film de la saga sigue resultando tan agradable de ver como cuando vemos de nuevo Terminator y aceptamos el desfase de los efectos especiales porque son dignos de entonces y tanto el guión como la dirección resultan un producto atractivo al espectador.
 

El reparto es de primera y un buen pulso narrativo del director, tal vez algo chambón el final aunque se soporta la narración de acontecimientos en base a efectismos que logran su propósito y diálogos cargados de humor soterrado, con personajes dibujados lo suficiente para que no parezcan superfluos o de relleno, cada personaje del grupo que trata de capturar al bicho tiene su personalidad y complementan al resto. Comenzamos por la fémina Natasha Henstridge en plenitud de belleza juvenil pero ya adulta que no se corta a la hora de enseñar teta, pero su desnudo no resulta gratuito y sí da credibilidad a su personaje, otra cosa es que nos ponga como burros en primavera, que también, para qué negarlo.

 

Un trio de protagonistas masculinos dentro del protagonismo coral del grupo encabezado por un Ben Kingsley, maestro de perfilar personajes con una simple combinación de movimiento de párpados y sutil mueca facial, devorando la cámara, eclipsando al resto si comparte plano y magistral su cachondeo cuando su personaje entra en bloqueo y prefiere incinerar a parte de su equipo antes que romper el protocolo de actuación.
 
Un Forest Whitaker buscando su consagración interpretando a un vidente al que hace creíble gracias a su manera de vivir los personajes que se transmite en su interpretación, movimientos corporales que sustentan sus muecas y expresiones. Además está genial cuando llega a la escena del tren donde está el cadáver de la revisora, la pared llena de masa sanguinolenta y el caos de todo ataque devorador alienígena y tras echar un vistazo tiene la videncia de que ha ocurrido algo terrible...

 

Finalmente un joven Michael Madsen ahora ya consagrado, tal vez sin ese gran papel que siempre se espera pero fundamental en cualquier reparto en que haya participado aportando profundidad, agradable a la retina del espectador, encasillado quizás, pero solvente y creíble en sus papeles y que se prodiga en muecas y gestos de macho alfa seductor que lejos de resultar ridículos, lo son pero con la complicidad del espectador que cae rendido ante el talento coral de una película con el encanto de la serie B y la magia del recuerdo cuando ves fotografías de hace tiempo, ya lejano, ya cercano, pero siempre ido...

 

Nos lo hemos pasado muy bien con su revisionado y seguramente os pase lo mismo con un producto de los que ya no se hacen porque las trucas y las historias han cambiado pero que mantiene su atractivo gracias a toques de humor, algún que otro susto y esa magia de los efectos pre-digitales que por alguna razón siempre nos atraen y que sorprenden a las generaciones digitales. Un exponente del género de los 90´s que pese a su aparente vulgaridad queda en el recuerdo y que gana con el paso del tiempo y eclipsa las secuelas y precuelas que los efectos digitales posibilitan y donde la industria trata de seguir explotando el filón del éxito.

martes, 14 de marzo de 2017

 

GANSTER SQUAD (2013)

 

Cóctel atractivo esta producción de 2013 dirigida por Ruben Fleischer y un reparto solvente y atractivo a la retina del espectador incluyendo a un venerable Nick Nolte y un Sean Penn que nos recuerda en esta interpretación de hombre ya maduro y violento al joven que fue, dos actores en suma que hacen el producto atractivo a espectadores y espectadoras veteranas a la vez que el protagonismo principal recae en dos realidades atractivas al público actual y de nuevo cuño como el siempre correcto aunque lastrado por su careto de Josh Brolin y el ahora en la cresta de la ola de Ryan Gosling que nos encantó al equipo de cata cinematográfica en Drive a la que dedicamos un artículo.

 

Más el protagonismo principal recae en la ciudad de Los Ángeles a finales de los años 40´s con veteranos tratando de reintegrarse a la vida civil pero la ciudad no es la misma que dejaron al alistarse, vicio, droga, gansterismo y corrupción policial y política convierten a un ganster en aspirante a su posesión sin rendir pleitesía a las mafias de Nueva York o Chicago. Uno de los aciertos es enlazar la textura y color de las imágenes con otras producciones que han tratado la época y sobre todo un halo al universo de James Ellroy, con los efectos digitales al servicio de la producción y no viceversa, toques de códigos visuales de vídeo juego y ambiente de cómic siendo éste por lo lineal de la acción y de los personajes mas siempre de fondo la Los Ángeles aunque si nos ponemos exigentes la ambientación es la justita y correcta para simular la época.
 
La película tiene el encanto de ver tecnología de entonces, hoy piezas de museo; las siempre fascinantes líneas de los bugas de aquellos tiempos y la fascinación del mundo del hampa y la corrupción. El guión es correcto y el elenco es casi inmejorable pero sin embargo todo nos suena a conocido y al final es la magia y el encanto de actores y actrices la que sigue animando nuestras neuronas a degustar las imágenes. De las féminas destaco a Emma Stone cuya aparición en pantalla es todo un homenaje a Roger Rabbit...
 
Porque la película se visiona y es agradable gracias a los guiños y a escenarios familiares y confortables de años del género y a la altura de otros títulos de los últimos tiempos aunque sin menoscabo al cine retro de los 70´s con el ganster, la chica del ganster, el amante de la chica del ganster, polis corruptos, escuadrones de policía combatiendo con el ojo por ojo y diente por diente más el reparto que seguramente convierta la película en un clásico pese a que ahora mismo sólo sea un correcto y comercial intento de versionar lo ya visto antes. Entretenida para pasar un par de horas y lo suficientemente buena para ser recordada aunque sin especial fascinación.

martes, 14 de febrero de 2017

 

LA JUNGLA DE CRISTAL 6

(Una mala película para aburrirse)
 

Profundamente decepcionados nos hemos quedado el equipo de cata cinematográfica ante un producto cinematográfico que despertó nuestras mejores expectativas, siempre es agradable pasar del curro un lunes para ver una peli de acción, y terminó por hacernos coger el mocho, la linterna y la pulidora antes que seguir tragando una auténtica bazofia que supone además un insulto a la inteligencia del espectador amante de la saga protagonizada por el detective John McClane ya que salvo el título y el bueno del Bruce, es un timo con todas las de la ley cinematográfica que merece colgar de los pulgares a productores y director por estafa, así de claro.


Y es que somos muchos y muchas quienes hemos crecido y vivido a la par de la vida de John McClane, hemos visto como luchaba por su matrimonio y finalmente fracasaba en el mismo, le hemos visto enfrentarse a los peligros de la era digital y pasmarse ante jovenzuelos informáticos capaces de provocar el caos, librarse de venganzas, recuperar a su apetitosa hija jovencita, esperábamos verle afrontar el paso de los años en la antesala de la vejez...
 

Lo que nos encontramos es que le sale un hijo cual champiñón en una cueva porque mira que tratamos de hacer memoria y ninguno de los tres componentes del turno de noche logramos recordar que tuviera un hijo, pues lo tiene y encima es espía de la CIA metido en apuros en una cochambrosa trama típica y ya casi tópica en un Moscú, creemos que era Moscú, con pseudo dictadores y científico medio mochales a la rusa incluyendo ese lastre de todo producto rodado en Europa que es una persecución de coches, blindados y furgonetas que se queda en propaganda nada subliminal de los todo terrenos Mercedes y que además es una mierda de persecución por el mal montaje donde se ve hasta tres veces el mismo choque desde ángulos distintos pero montadas las imágenes sin continuidad notándose las distintas tomas...

 

No podemos mentiros, dejamos de verla pasada hora y pico porque la trama es absurda, el entorno urbano ruso ya no atrae como en tiempos de la Guerra Fría o la época de Yeltsin siendo además cansino el argumento del profesor ruso que tiene la fórmula para desbaratar el tinglado dictatorial, aquí no es energía gratis ni santos pero suena a ya visto y la ciudad rusa, de momento, carece del glamour de París, Londres o Tomelloso. Lo del taxista moscovita cantarín es como lo de que todos los españoles son toreros y las españolas bailaoras y ya desbarata cualquier asnsia por ver un episodio más de la saga que no es tal salvo la promoción de Jai Courtney que es cierto que parece ruso y no pega como hijo de pega del Bruce Willis.
Podéis verla como degeneración y curiosidad de una saga de éxito que nunca defraudaba en la ensalada de tiros y diálogos irónicos pero no la recomendamos salvo que se vea gratis y eso si tienes alguna distracción simultánea que os evite fijaros en la pantalla. Es una mierda y ni el Bruce se cree lo que interpreta, un guiño del viejo zorro de John McClain ante un curro por dinero porque la cosa falla desde el inicio con su hijo y si hubiera sido su hija la cosa sería distinta, pero no vimos el final y preferimos ir a currar...

¡Mirar si es mala de cojones!

sábado, 28 de enero de 2017

 

OBITUARIO

 

John Hurt, actor

 

Ha dejado este mundo uno de esos actores o actrices que resultan confortables a la retina del espectador, el británico John Hurt. Otros serán quienes glosen su trayectoria profesional, a nosotros, humildes espectadores amantes del cine, nos ha dejado el intrépido tripulante del Nostromo que se aventuró el primero a explorar la nave alienígena siendo el primer humano en tener de parásito al alien...

Puede parecer un obituario superficial, recordando un papel que sólo se citará en su biografía cinematográfica quedando eclipsado por otras interpretaciones su papel de tripulante de carguero espacial, sin embargo y al igual que sucede con su papel de preso en una cárcel turca soñando con el Expreso de Medianoche entre ensoñaciones de cannabis, para millones de espectadores John Hurt siempre será aquel miembro de la tripulación.
Solvencia de la escuela británica en interpretación, resultaba siempre creíble en sus interpretaciones con sutiles muecas faciales que redondeaban la interpretación, pero sencillas muecas, pequeñas pinceladas en el rostro, marchamo de calidad en cualquier reparto y querido por el público pese a que no se le encuadre en la categoría de estrella, que lo fue. Para el espectador John Hurt era sinónimo de actor, de currante en lo suyo y que curraba bien. Y es una estrella porque se le llora como a tal, como al amigo que ya nunca veremos en nuevos papeles pero eterno en el recuerdo. Era actor y actor de los buenos.
Descanse en paz.

martes, 3 de enero de 2017

 

OBITUARIO

 

Por El Turno de Noche, equipo de cata cinematográfica

 

Carrie Fisher, actriz
 

Hay personajes eternos en quien los interpreta y actrices y actores que recordamos eternamente en un papel por muchas papeles que interpreten después. Es el caso de Carrie Fisher que siempre por toda la eternidad cinematográfica será la princesa Leia y que nos ha dejado hace pocas fechas aunque todavía en el año pasado.
El equipo de cata cinematográfica aparcamos la jornada laboral y la dedicamos, fichando, a recordar entre birras y pistachos a la actriz. Llegamos a la conclusión de que no hemos seguido su carrera pero la recordamos además de su personaje en la saga por el de novia despechada en Granujas a todo ritmo, cuyo título original es Blues Brothers. Nunca una novia despechada resultó tan hermosa con un lanzacohetes y siempre envidiamos al delgado de los hermanos que hubiera cortejado y tenido fornicio con ella, no por su novia, por la princesa Leia.
Y es que todos recordamos la primera vez que la vimos en pantalla, aún casi niños y no tan niños, aún conserva el candor juvenil y la belleza de mujer en La Guerra de las Galaxias esa mágica transición consumada sin mudar la piel juvenil que se ha visto en otras actrices y se nos viene a la memoria Sharon Stone en Desafío Total...
Algo se nos ha muerto a todos, concluimos entre vapores de birra y efluvios de nostalgia el equipo de cata cinematográfica, porque significa que ya no somos niños ni no tan niños, que nuestros referentes vitales se van muriendo y ascendemos un peldaño más de la escalera hacia la muerte; pero siempre volveremos de vez en cuando a aquella mirada infantil y no tan infantil que se enamoró de una princesa en apuros que nos manda un mensaje de ayuda por medio de R2D2 escudado por C3PO y saldremos en busca de Ben Kenobi, aunque luego tengamos pesadillas por fantasías onanistas cuando descubrimos que es nuestra hermana porque queríamos ser Luke Skywalker...
¿ O no?

jueves, 22 de diciembre de 2016

 

OBLIVION (2013)


La ciencia-ficción es uno de nuestros géneros favoritos y el equipo de cata cinematográfica no podíamos dejar pasar la ocasión de visionar esta producción de 2013 dirigida por Joseph Kosinski, del que no recordamos cosas, siendo protagonista Tom Cruise y bien flanqueado y apoyado en su papel por Morgan Freeman amén de un argumento interesante con el siempre atractivo mundo post apocalíptico y una luna medio desintegrada...

Y es que ver o imaginar plasmando en imágenes cómo quedaría el planeta y nuestra civilización tras una hecatombe de proporciones bíblicas siempre ejerce una atractiva y oscura fascinación en nuestras mentes como si el paraje de Chernobil no fuera muestra suficiente y siempre anhelamos observar más. En ese sentido la escena en moto a través de lo que una vez fue un océano con Tom Cruise rodeado de cascarones oxidados y submarinos nucleares con sus lanzamisiles abiertos, el campo de béisbol convertido en un cráter o ciudades sepultadas que convierten los edificios bajo tierra en nuevas cuevas donde se refugia el ser humano, son fascinantes.
 

Tom Cruise es una estrella, quizás la más digna de llevar tal título y no podía ser otra que una producción puesta a su servicio. Su personaje es el mismo de siempre y sabe dotar, mediante muecas y gestos faciales, la pesadumbre existencial que el personaje requiere, añorando mediante historias que escuchó alguna vez ese mundo desparecido del que sólo queda un planeta arrasado y restos de cosas que conformaron aquel mundo. Y lo cierto es que nos ha gustado su interpretación, más creíble que otras anteriores dentro del mismo arquetipo y por ello es que tal vez es un actor que nos empacha en ocasiones aunque hemos crecido con él y es como volver al hogar por Navidad, presta un par de semanas pero luego resulta insoportable.

 

De Morgan Freeman decir que está bien como siempre en otro de esos papeles que su presencia por sí sola ya impone, da enjundia a la producción y siempre nos arranca una sonrisa, en esta ocasión por sus pintas, pero es digno escudero aunque se echa en falta que se hubiera desarrollado más el proceso de selección que realiza del protagonista, pero hubiera requerido más metraje y las breves y rápidas pinceladas de los motivos resultan entendibles.
 
De las féminas también doble protagonismo. Comenzamos por Andrea Riseborough que borda un papel difícil por cuanto se compone de silencios y expresiones faciales además de la interpretación y su papel. Nos puso la escena en la piscina y nos turbó su belleza británica de piel blanca y fina, refleja el tormento de su personaje que sólo aspira a terminar la misión y regresar a Titán, temiendo siempre que el extravagante comportamiento de su pareja y compañero de misión la fastidie ante los superiores, harta del ático con vistas a un mundo perdido, deseando recomenzar lejos de un planeta hostil por su desolación y la radiactividad..

 

La acompaña Olga Kurilenco, una belleza digna de ser rusa, en un papel que también precisa silencios para asimilar el mundo tras años en suspensión y regresar al mismo perdiendo la tripulación, de confiar en un desconocido que es su marido, que lo era, y que sigue siendo aunque no la recuerde pero la recuerda en fragmentos. No desmerece ninguna en el conjunto y están mononas ambas sin falta de erotismo ñoño o morbo de ropa interior, lo cual se agradece y agradece la película.

 

Una película ambientada en una Tierra desolada por la invasión de una nave alienígena donde derrotarla significó para los supervivientes buscar amparo en otro planeta quedando la supervisión de los recursos a cargo de parejas de navegantes que protegen los equipos de la depredación de los habitantes...

 

No contamos más porque es un producto entretenido, bien facturado por el pulso del director y que incluso merecía más profundidad porque aunque no hay tiempo para un respiro sí que el final es algo precipitado. No faltan homenajes a otros títulos destacando el ojo de los drones que recuerda al de HAL9000. Recomendable porque es una película interesante por lo que plantea: un hipotético futuro donde el encuentro con una civilización extraterrestre podría provocarnos creer que estamos ante Dios para no hacernos preguntas ni cuestionarnos nuestra existencia...

martes, 18 de octubre de 2016

 

 

DIABLO (2003)

( A Man Apart)

Decepcionante producto cinematográfico esta producción de 2003 dirigida por F. Gary Gray y protagonizada por el Vin Diesel, estrella del cine de acción que no da lugar a dudas: o le amas o le odias. Nos gustó mucho en aquella de ciencia ficción que salía el Jordi Moya de villano espacial en un planeta de criaturas del barro, escorpiones o algo así...
 

El rollo es que el equipo de cata cinematográfica teníamos deseos de
ver a Vin Diesel y aprovechamos esta película de hace unos años, lejos de coches bólidos de efectos digitales y secuelas y secuelas. El problema es que la propuesta ya es sabida desde las ñoñas imágenes del inicio del metraje, la típica historia del poli que le matan a su parentela, resulta herido y cuando despierta su mundo ya no existe y busca venganza.
 
El argumento es idiota al igual que la dirección es una idiotez. Polis crecidos en los suburbios que se hacen polis para hacer algo por la sociedad en lugar de no hacer nada y vivir de traficar con drogas. La película se traga porque la trama, los villanos y el desarrollo ya lo vemos antes de que ocurra por haberlo visto antes. Hay algunos guiños cinematográficos pero entonces te preguntas si el director rodó una mierda para hacer homenajes a títulos del género o si quiso hacer un género de homenajes y le salió una mierda...
 
Hay actores secundarios Bob confortables a espectadores de los 80´s pero sólo podemos destacar a Timothy Olyphant porque pese al mal puso de dirección y a los saltos de guión logra dar densidad a su personaje que aparenta ser coloquetas y es un despiadado cerebrín del narco tráfico. Pero el montaje logra que destaque porque está mal hilvanada su historia y la interpretación resalta aunque desconcierta su muerte de forma ridícula.
 
Es entretenida si no tenéis más afán que comeros unas palomitas en el salón rapantigados en el sofá porque no ofrece nada más salvo que seas mozalbete donde tenemos una actualización de trama ya muy manida y llevada mucho mejor a la pantalla en títulos precedentes. Lo mejor es cuando un malo maluco le escupe a Vin Diesel si es maricón...

martes, 4 de octubre de 2016

 

88 MINUTOS (2007)

(88 MINUTES)

 

Al Pacino es de esos actores que veneramos en el equipo de cata cinematográfica y que cuando es posible visionar uno de sus trabajos, pues se hace por fe y adoración hacia su persona. La propuesta era interesante a priori con él de protagonista y secundado por confortables actores secundarios Bob a la retina del espectador, además el elenco femenino es atractivo y la historia, algo manida, atractiva siendo una vuelta de tuerca más del subgénero de ir a contra reloj por parte del protagonista para vencer al villano de turno.
 

Lo malo es que se plantea el producto como un ejercicio cinematográfico por parte del director, Jon Avnet, cuyo pulso no está a la altura de la propuesta. Todo el peso interpretativo cae sobre el siempre solvente, aunque a veces no tanto sorprendente últimamente, de Al Pacino cuya presencia en pantalla es continúa y que con el pelo alborotado, las arrugas de su rostro junto con muecas y expresiones faciales logra dar la imagen de profesor coloquetas y picha brava. Lo malo es que se juega a base de indicios, sospechas, espejismo y engaños al espectador pero donde los espectadores terminamos engañados porque todo es bastante previsible y lo que se supone debería ser efectivo termina siendo efectismo con personajes secundarios poco elaborados.

 

Destacamos al elenco femenino, tan mal trabajado la muestra de personajes como sus compis masculinos. Comenzamos por Alicia Witt que está preciosa en pantalla y nos hizo soltar silbidos y bramidos de admiración. Por desgracia peca su personaje de falta de muestra al espectador y al igual que el resto de reparto secundario todo se basa en muecas y caras de pasmo. Pero se come la cámara y supone junto la presencia de Al Pacino una motivación para acabar de ver la película...

 

Luego está Amy Brenneman que tiene la mejor escena del film cuando al inicio del metraje entra en la sala de reuniones anunciando que llega la lechera. Deja claro de primeras que su personaje es no hetero, suponemos que para explicar que sea la mano derecha, parte de la izquierda y casi las dos patas mediante pinganillo en la oreja logrando que Al Pacino se pueda pasar todo el tiempo corriendo mientras ella hace el trabajo sucio de las comunicaciones y el trabajo de archivo...

 

Y para el final la belleza de Leelee Sobieski, belleza diga de ser soviética y que está muy monona en la pantalla, aunque su personaje está tan mal mostrado como el del resto, pero sus ojos, sus mohines o simplemente su presencia también contribuye a soportar el visionado pese a que a cada minuto que pasa la cosa se pone pesada por previsible y por fatal de efecto de los golpes de efecto.


Producto correcto pero poco digno de un reparto mal aprovechado, casi desperdiciado en alguno de los personajes, siendo lo mejor el final con escenas de sadismo, suave, que tal vez en los 90´s podría haber sido novedoso pero que por desgracia en 2007 ya no lo era e incluso peca de algo mojigata en su propuesta de morbo. Se ve por el Al Pacino y por disfrutar de la belleza de las féminas pero con fallo en la propuesta narrativa del director y su pulso a la hora de desconcertar, asombrar y sorprender al espectador...

jueves, 15 de septiembre de 2016

 

Guerra Mundial Z (2013)

(World War Z)
 

Hay películas que son inimitables y que crean subgéneros pero que o bien tratan de imitar con ansias de mejorar el original fracasando irremediablemente o bien mezclando subgéneros tratando de ser originales. El Exorcista, Alien el 8º Pasajero y La noche de los muertos vivientes son ejemplos de lo dicho de joyas cinematográficas en el género de terror. Por otra parte al equipo de cata cinematográfica no nos fascina el subgénero de zombis y no sólo porque trabajar en el turno de noche induce a que la mente vea fantasmas y cosas extrañas tras ver una película de terror o decirte que tienes que doblar el turno...

 

Dirigida por Marc Foster en 2013, Guerra Mundial Z trata de ser original dentro del subgénero de zombis aunando el subgénero de catástrofes. En lugar de un avión, un rascacielos en llamas, volcanes surgidos de súbito en el asfalto, terremotos y demás desgracias que nos hacer ser conscientes de nuestra vulnerabilidad, aquí el escenario de la catástrofe es el planeta Tierra en sí. Lo malo del subgénero de catástrofes es que peca del mismo mal que el subgénero de zombis: vista una, vista todas. Mas que nada porque siguen un patrón bastante lineal con protagonista o protagonistas que se alzan como líderes o salvadores ante la catástrofe, sabes de antemano que al final se salvará todo el que pueda y que el sistema cuanta con gentes y medios para redimir la falta de previsión con liderazgo y decisión en utilizar todos los recursos disponibles para salvar a los supervivientes.

 

Nuestra fobia al subgénero de zombis proviene de la admiración por La noche de los muertos vivientes que es imposible de superar o actualizar pese al cine en color o los efectos digitales. Si no hay una inmersión previa por parte del espectador que se abandona a la trama, cuerpos moviéndose como si sufrieran un ataque epiléptico, rostros carcomidos y roídos por la muerte y mordiscos a todo ser humano que pillan por delante, acaba siendo cansino y, sobre todo, repetitivo. Tampoco ofrece muchas variantes una historia universal de personas atrapadas y rodeadas por una turba de muertos vivientes salvo para fanáticos del subgénero que viven una época feliz con películas y series de televisión basadas en historias de zombis.

 

El atractivo de la película reside en la presencia protagonista de Brad Pitt y el protagonismo de los efectos digitales aunque se rinde homenaje a diversos títulos en algunas escenas de un guión frenético alrededor del planeta en busca de la zona cero de propagación. Acción trepidante que no deja tiempo a pensar en las incoherencias inherentes a este tipo de productos y gotas de humor inteligente como ese Israel amurallado contra los zombis donde se permite la entrada de palestinos bajo la máxima irrefutable de que un ser humano que salvan es un zombi menos que eliminar, donde la ciudadanía árabe e israelí se unen en cantos y jolgorios que atraen a su vez a los zombis que terminan siendo atraídos por el mismo y acaban invadiendo las murallas mientras Brad Pitt sale por patas...

¡Porque en realidad se pasa la película saliendo por patas de todos los desaguisados zombis!
 

Del elenco femenino poco que reseñar con Mireille Enos y las dos niñas como floreros ñoños y de supuestas escenas de amor y ternura protectora como apoyo anímico al héroe protagonista y destacar a Daniella Kertesz de abnegada ciudadana soldado israelí y protagonista de la mejor escena de la película cuando Brad Pitt le corta de un tajo la mano con mordisco zombie. El resto del reparto son todos actores secundarios Bob que aumentan la sensación de que el presupuesto de reparto sólo daba para una estrella y su réplica femenina...

 

Película predecible que trata de suplir los defectos del subgénero con ritmo continuo, efectismos ya poco efectistas por vistos, trama vista una y mil veces con un mensaje final en un final acelerado que nos hizo preguntarnos si en realidad es que planeaban secuela o bien estamos ante un bien planeado episodio piloto de una serie. En ambos casos la película decepciona y un final hermoso y original sería con Brad Pitt mordido por capullo al infectarse con un virus tratando de pasar camuflado ante los zombis, pero el mensaje final es el típico de seguir luchando contra las adversidades porque la fraternal unión de todos los seres humanos del planeta logrará que la humanidad siempre salga airosa de los embates de la madre naturaleza que es un asesino en serie como indica el experto virólogo, una especie de profesor Bacterio, que afortunadamente tropieza con la escalerilla del avión y se mata sin querer al inicio del metraje librándonos de sus turras que sustituyen la crueldad de Dios por la furia de la Naturaleza.

 

Actualización en suma del tema zombis recurriendo a tópicos típicos, una estrella de Hollywood al frente del reparto y poco más de una película que no resiste más visionados porque es predecible, ya vista y algo ñoña en el fondo salvo ese encanto de fascinación que siempre es ver el mundo apocalíptico. Al final no sabes de dónde salió el virus y si sabes ya desde las primeras ñoñeces que Brad Pitt salvará al mundo, se reencontrará con su familia (debe ser el único que lo logra vista la mortandad viviente) y el mundo será salvado porque nos uniremos ante la adversidad...

Salvo que nos caiga un pedrusco del cinturón de asteroides, claro.
 

lunes, 5 de septiembre de 2016

 

EL PROTECTOR (2013)

(HOME FRONT)

Nada mejor para volver a pringar en el curro que una buena peli con uno de nuestros reparte hostias favoritos, que los suplentes han dejado todo hecho una mierda y no es cuestión de volver de las vacaciones y deslomarse la primera noche, así que cual sería nuestro gozo al poder visionar El protector, una de esas traducciones al español que suene más comercial y atractivo que el título original en inglés y cuya correcta traducción sería más o menos la de Frente Doméstico...

 

Película dirigida por Gary Fleder y que bebe de otros títulos pero que dirige con buen pulso pese a que la historia suene conocida, el típico agente de una agencia federal que por distintos motivos busca anonimato en una pequeña localidad de EEUU donde pasar desapercibido pero que termina por distintas razones y motivos descubierto en su escondite. Hay que avisar que la película tiene niño y perro, niña y gato en este caso, y siempre seguimos la recomendación de que pelis con niños o perros, caca de la vaca. Pero resulta estimulante ver a Jason Statham tratar de interpretar ñoñeces que la niñita de marras exige para estar a su altura en el trato cotidiano y hace gracia verle buscar, con la paciencia que no tienen sus personajes, al lindo gatito de los cojones con una linterna o exigir al malo de turno que le sea devuelto el gatito de su adorable hijita.
 
El bueno del Statham capea las escenas ñoñas con más gracia que talento pero sigue tan contundente como siempre a la hora de repartir zurriagazos con todo tipo de objetos a mano y su chulería marca de la casa a la hora de estar siendo torturado por ahogamiento y ser misericordioso con sus verdugos ofreciéndoles que hagan lo que pide o les matará mientras le ahogan metiendo su cabeza en un barreño. Rotura de rótulas, llaves grecorromanas y sin miramientos a la hora de dar hostias que le convierte, como hemos dicho en otros artículos, en el justo heredero de Charles Bronson como justiciero urbano.

 

El reparto es atractivo, con una Buenona Winona Ryder que sigue
buenona y borda una interpretación de una greñosa yonkosa de anfetas que casi parece un reírse de sí misma y sigue con esa magia de dar un giro con la mirada, poner muecas de pasmo que logran encandilar o que la odiemos a partes iguales. Uno de esos papeles complicados para una actriz donde aparece lo justo en pantalla pero cuando aparece interpreta un personaje dotándole de personalidad propia. Hicimos silbidos y aullidos cuando la vimos aparecer en pantalla porque su apariencia casi demacrada comparada con antaño da el soporte físico a la interpretación que ésta necesita en este tipo de personajes.

Destacamos por último a James Franco, uno de esos actores con talento que despierta de inmediato la empatía del espectador pero que a veces da la sensación de que merece más protagonismo. Aquí, su personaje, nos recuerda vagamente al atribulado amigo de Spiderman, pero es sólo una sensación momentánea porque su personaje es el del villano, un casi patético traficante de drogas pueblerino como sus convecinos que ve la oportunidad de pasar de dar comisiones a los intermediarios por mover su droga a limitarse a cocinar la misma y venderla directamente, un colgado que calcula mal los resultados y termina cagándola como sólo los fracasados saben: cargándose todo el negocio.

 

Recomendamos la película por el cachondeo de la trama donde todo comienza por una catetada de los vecinos catetos del pueblo, la hermana del villano que exige represalias porque su hijito ha recibido una tunda de la hijita del forastero y su marido se ha llevado un par de hostias del Statham, padre de la niñita. El guión rebosa humor del bueno, ese que puede pasar desapercibido y sólo podemos terminar preguntándonos, como el personaje de James Franco, qué padre enseña a su hijita encantadora a repartir hostias de esa manera a tan temprana edad...

¡Quién iba a ser, pues el Jason Statham!

jueves, 4 de agosto de 2016

 

DARK BLUE (2003)

 

Hay actores y actrices que tienen el fervor incondicional del público y es lo que nos ocurre al equipo de cata cinematográfica con el Kurt Russel, un tipo que hace personajes duros pero atribulados por alguna razón y que siempre terminan redimiéndose de sus pecados. Además envejece bien y es grato verle en pantalla, confortable para la retina cinematográfica y aunque siempre haga el mismo personaje con las connotaciones propias de cada uno, acabas sucumbiendo y visionando la película.

 

En esta ocasión es cine policíaco, subgénero escuadrones de la muerte, de jefes superiores clasistas que utilizan a los policías e inspectores para hacer la justicia que ellos elaboran en sus clubs y reuniones sociales. De trato afable con los subordinados a los que reparten prebendas en forma de dinero extra que les hagan vivir la ilusión del sueño americano, pero jefes superiores que no dudan ni tiemblan si hay que reafirmar su autoridad y dejar claro que están un peldaño por encima de los hombres a sus órdenes.

 

El telón de fondo es la ciudad de Los Ángeles con los disturbios subsiguientes a la detención y aporreamiento el 3 de marzo de 1991 del afro americano Rodney King a manos de cuatro policías mientras eran grabados sin saberlo por la vídeo cámara de un ciudadano. Argumento de plena actualidad ahora que las ciudades de EEUU sufren uno de sus periódicos brotes de abusos de la policía a la minoría negra y las consiguientes manifestaciones de ciudadanía indignada por el trato policial.

 

La película, pese a que resulta predecible, permite lucirse a Kurt Russel que interpreta a
un policía cuyo padre y abuelo le precedieron entrar en la hermandad de soldados del escuadrón de la muerte del LAPD. Un inspector que cree en lo que hace, que es hacer justicia matar a quien su superior le ordena porque puede que el culpable lo sea, pero el inculpado es más dañino y depredador. Su vida familiar es una mierda con un hijo que le tiene miedo y una esposa que ya no está enamorada porque él dejó que se marchitara. Las arrugas del rostro le permiten sutiles movimientos de cejas y párpados que enriquecen la actuación aunque la película defraude por previsible.
 
Su compañero de tribulaciones en un cagón que se bloquea cuando hay que usar el arma y además sobrino del jefe superior de los inspectores y que determina quién debe ser eliminado. Scott Speedman se luce en su interpretación de un joven agente que se ve superado por las circunstancias. Que debe aparentar ser otro macho alfa duro de cojones cuando se reúnen los miembros del escuadrón de la muerte pero que no ve moralmente aceptable que sea correcto eliminar a un culpable de delitos pero inocente del delito por el cual va a ser ejecutado...
 
El jefe superior de todo el cotarro es un villano Brendan Gleeson que juega a dos bandas para enriquecerse ilícitamente y que no duda en sacrificar a sus subordinados con tal de salvar su corrompido culo. Alguien sin escrúpulos que ve al cuerpo de policía como el medio de saciar su codicia, en otra interpretación solvente y casi contundente de otro actor confortable al espectador y que nunca defrauda en su apariencia de rutina interpretativa porque logra de personajes simples y lineales en el guión dotarles de profundidad y los gestos faciales están al servicio de la interpretación.
 
Mas como siempre, pese a que el sistema puede tener fallos y corrupción en su seno, aparece el ciudadano que siempre vela, lucha y se sacrifica por corregir tales defectos. En esta ocasión el siempre agradable además de confortable al espectador de Ving Rhames cuyo personaje es uno de los jefes superiores del  LAPD y que aspira a ser el primer Jefe de jefes del departamento de raza negra. Imbuido de gracia divina del Señor y ejemplo en su comunidad del sueño americano pese a los puteos de no ser de raza blanca, es puteado por el villano mandando fotos de su rollito con una sargento del departamento que a su vez y años después está con rollito de sexo químicamente puro con el compi de Kurt Russel contraviniendo las ordenanzas internas del departamento que prohíbe rollos sentimentales entre miembros y miembras del mismo...
 
Y es que esta historia dirigida por Ron Shelton resulta, como ya dijimos, previsible. Tal vez porque se han querido mostrar muchas cosas en poco tiempo y por tanto el guión parece constreñido al minutaje y aunque el director mantiene el pulso éste parece temblequear, sin llegar a esa sensación de que de repente todo se desarrolla en los veinte minutos finales. No se percibe del todo porque todo el elenco del reparto está profesional pero sí nos quedó esa sensación de que la película para ser no ya redonda sino un producto atractivo, podía dar más de sí pero se disfruta por el reparto.
 
Extrañaréis que no hablemos de las actrices, pero es que sus papeles, aunque vitales para comprender el drama general y particular de los personajes, salen lo imprescindible y nos quedamos con ganas perversas de saber si la sargento ha tenido más rollitos entre su rollito con el jefe afro americano y el pimpollo blanco novato y atribulado por remordimientos de conciencia...
Recomendable por ver al Kurt Russel pero flojita y casi ñoña para lo que es el subgénero.

 

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martes, 5 de julio de 2016

 

 

SUPER 8 (2011)

(Aquella magia que tenía el Steven Spielberg)
 

Hubo un tiempo en que Steven Spielberg tenía magia a la hora de hacer sus películas y supervisaba a otros directores a los que cedía los trastos de la dirección pero manejaba el cotarro de la producción, películas universales donde se narraba desde el punto de vista juvenil en esa edad, esos tiempos, en que de deja la edad infantil porque la mente crece, jóvenes con cachivaches que imitaban el ingenio de los adultos y estos formaban parte del paisaje...
 

El caso es que el equipo de cata cinematográfica nos frotamos las manos, dejamos los bártulos y nos dispusimos a degustar un producto del Spielberg dirigido por el siempre solvente de J.J. Abrams donde no falta nada de aquel universo mágico del que hablaba antes. Una pandilla de adolescentes, unos adultos que aunque con problemas no dejan de ser padres responsables, una trama de aventura, de descubrir, como es aquí el caso, donde son testigos de un accidente ferroviario que libera un monstruo mientras ruedan una película casera para un concurso.

La pandilla resulta reconocible en una localidad típica, se comunican por los míticos walkie-talkies, viven aventuras a las que son ajenos sus mayores, se desplazan en sus bicicletas y tienen fuertes vínculos de unión como grupo que les hace protegerse unos a otros, en este caso son cineastas con personalidad propia cada integrante de la pandilla. Pero necesitan, o el director de la película así lo considera oportuno, una chica que interprete un papel...


Entonces aparece ella en pantalla y todos nos quedamos a media masticación de chuches y lingotazos de birra fría, nos quedamos obnubilados como el chico protagonista viendo ensayar su papel, sentimos su curiosidad por saber del mundo de Alice, nos extasiamos viendo su rostro que ya traspasa la frontera de un rostro de facciones femeninas pero con ese algo en la mirada de inocencia rota, de la belleza de sus ojos, de saber si su padre abusa de ella, de conocerla en suma y cogerla de la mano para que camine con nosotros, la actriz Elle Fannie, espléndida de hermosura.
 

Pero lo bueno de este tipo de productos con el toque mágico de Spielberg es que los adultos no violan a sus hijas, puede que sean atormentados, bebedores naufragando en la mierda diaria, incluso homicidas por accidente y respiramos aliviados cuando vemos que su padre sólo es un coloquetas medio alcoholizado que se redime liberando a su hija del monstruo, que resulta no ser tal, y queda en paz con el amigo de toda la vida al que dejó viudo sin quererlo, pensando que ojalá se hubiera matado él que todavía agoniza porque su mujer le dejó y reta a su hija en los efluvios del alcohol a que haga lo mismo.

 

Y el monstruo resulta no ser tal, es un E.T. De facciones monstruosas, pero sólo está asustado porque en este planeta le causan dolor, le enjaulan y estudian como si fuera un bicho raro y ve a los humanos como bichos raros que merecen morir. Pero al final E. T. vuelve a casa y los malos resultan ser los científicos, la casta militar que sólo busca un arma perfecta o conseguir conocimientos de los extraterrestres que les den la superioridad bélica.

 

Lo cierto es que la película se deja ver pero nos resulta difícil discernir si es porque disfrutamos en su tiempo de la magia de Spielberg, anduvimos en esas bicicletas y el mundo de 1979 nos resulta confortable porque conocimos el walk-man, escuchamos la banda sonora que suena de fondo y porque siempre mirar atrás es más reconfortante que mirar el presente. A nosotros nos gustó pese a que se repiten ya escenarios y acciones típicas de aquel Spielberg, pero lo mejor y por lo que siempre te queda la decisión de volver a verla cuando haya buena ocasión es por Elle Fanning que te enamora porque sientes curiosidad por saber su mundo y no aparece el deseo erótico-festivo porque conserva un halo de inocencia, te hace volver a aquellos tiempos y la mente viaja en el recuerdo, cómo será que pasamos
el resto de la noche tertuliando, y aparcando la tarea, sobre el eterno femenino...

Ya vendrá el turno de día y lo hará.

 

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martes, 21 de junio de 2016

 

ROBOCOP (2014)

 

Es casi norma que Hollywood revise y actualice, eso llamado remake por los entendidos, tramas y argumentos, cuando no la película completa. Hay casos de éxito y otros de fracaso, al turno de noche nos vino a las neuronas “La huida” (Get Away) donde la versión de los 80´s era una caricatura de la protagonizada por Steve Mc Queen. Hay dos maneras de hacer una revisión: calcar el original o conservando el alma de la trama darle una nueva visión...

Y esa es la propuesta de esta producción estrenada en 2014 y dirigida por José Padilha, sin duda muy conocido entre sus familiares, parientes y amigos pero que nos es absolutamente desconocido. Porque si en el original la trama giraba en torno a la posibilidad de que robots artillados y robot con componentes orgánicos humanos podrían algún día realizar tareas de seguridad ciudadana, también se pincelaban detalles como la simbiosis mente humana-máquina y si la personalidad del sujeto llegaría a imponerse al sistema robótico, aquí el acierto reside en plantear la batalla psicológica entre la personalidad que alberga la mente y su adaptación a un ser robótico y la lucha entre la programación del sistema y la psique del sujeto robotizado.
Por una parte, la sociedad y el mundo es distinto al futuro planteado en la primera versión. Los anuncios de la omnipresente televisión son sustituidos por un programa donde un bien caracterizado Samuel L. Jackson ejerce de maestro de ceremonias con un futurista plató y efectos de pantalla que induce al pensamiento de las masas, a las que nunca vemos pero sí la ciudad de Detroit que vista desde el aire semeja una tableta de microcircuitos. Un presentador que defiende tesis mercantiles de las grandes corporaciones, enarbolando la bandera de la conciencia de unos EEUU mal dirigidos y gobernados para el pueblo pero que en realidad lo son para los intereses de las grandes corporaciones.
 

Un futuro donde la robótica como arma ya se utiliza en el extranjero pero prohibida en
EEUU, con plantas de ensamblaje en China o cualquier país del sudeste asiático. También interviene como novedad el protagonismo del creador. En lugar de una ejecutiva agresiva y sensual de la corporación, aquí tenemos al presidente de la misma interpretado por un contenido pero ajustado al papel de Michael Keaton que ignora el factor humano del producto, que no duda en mentir y falsear para que su producto se comercialice en jugosos contratos, que vende su alma por eliminar el alma de su producto...
Pero está el creador, el moderno doctor Frankenstein, interpretado por un soberbio y siempre solvente Gary Oldman que sabe que su monstruo tiene alma humana porque es un híbrido y no un simple robot. Pero también es culpable porque accede a construir el nuevo producto, pero se impone su humanidad, su comprensión de que la mente humana pese a los inhibidores que se le puedan instalar, porque en realidad Robocop es una prótesis, un exoesqueleto, al que se le suman los recursos en computación pero que razona, piensa, medita y recuerda porque hay un ser humano en el interior de ese exoesqueleto...
El protagonismo recae en Joel Kinnamen, que no lo hace mal, pero que no resiste la comparación con el mismo papel interpretado en la original por Peter Weller. Ni qué decir tiene que los recursos actuales en efectos digitales mejoran ese aspecto de la estética, pero han tenido el acierto en recrear los diseños de máquinas de la primera versión, lo cual al espectador veterano le resulta reconfortante y no resultan diseños extravagantes para las nuevas generaciones digitales.
Pero lo mejor de la película es la fermosa Abbie Connish que ya nos enamoró al equipo de cata cinematográfica en “Stop- Loss” porque es aparecer su rostro en pantalla y todo el plano y toda la película e incluso toda la jodida existencia quedan eclipsados por su belleza. Sólo deleitarse en su contemplación ya merece visionar la película. Porque al final todo resulta algo precipitado, un pequeño batiburrillo final que no se sabe si es por imposiciones del metraje o mal pulso del director si bien hasta la primera hora y media todo es pausado y donde la vertiente psicológica se impone a la acción, con tiros y destrozos aptos para todos los públicos.
 
Película que hará las delicias de quienes disfrutaron con la versión de los 80´s por dos razones: la primera que recordaremos la época del original y como fascinó en su tiempo, la segunda porque hay guiños de complicidad, los robots artillados ya citados o la casa del agente Murphy que es la misma. Una película seguramente algo ñoña y tostón para las generaciones digitales y candorosa para espectadores veteranos que saben que el agente Murphy siempre será Peter Weller, que el villano en realidad le acribilla con su banda y no una triste explosión en el coche y que el doctor es muy guay pero nunca olvidaremos a la ejecutiva agresiva meterse en el jacuzzi con el presidente de la corporación para lograr sus anhelos profesionales y que la mujer del agente Murphy sabe que murió aunque nos enamore prendidamente Abbie Connish...
Un fallido remake en suma que se salva por el reparto, que no es poco.
 

 

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martes, 12 de abril de 2016

 

BLITZ (2011)

 

Agradable propuesta de cine a medias entre la acción y el drama policial de psicópata vengativo dirigida en 2011 por Elliot Lester y de factura del Reino Unido y protagonizada por un actor que ya ha conquistado al equipo de cata cinematográfica que no es otro que el Jason Statham que en este papel, y esta película donde sin hacer florituras sí el director homenajea algunos títulos del género en reconfortantes escenas, recuerda al justiciero Charles Bronson y la saga de los 80´s, porque el Statham, al igual que el justiciero, siempre llega tarde para salvar a la víctima pero cuando llega resuelve la cuestión con contundentes hostias y mamporros con objetos contundentes o directamente de un tiro en la frente sin más miramientos...
 

Lo cierto es que el cine de acción británico es el más confortable al espectador europeo, porque las chuminadas francesas son sólo digerible por espectadores franceses y es de suponer que en estado cognitivo alterado, tal vez porque los hijos de la Gran Bretaña son más hostiles de carácter pendenciero y violento que el resto de europeos violentos y pendencieros y porque el jodido volante al revés de lo que mandan los cánones da esa distancia necesaria que no logra evitar la añoranza de los escenarios USA, pero son productos que suplen el control de armas en la UE con dosis de humor y dosificando las escenas de tiros, pero sin duda de las de acción europea mejor en Londres que París o Roma donde inevitablemente se acaba, se empieza o se pone a la mitad una absurda persecución automovilística, aquí el villano va en bici...
 
La historia es una actualización del mejor villano de la historia en esta temática, Scorpio, con la variante de que mata a policías, sin distinción de sexo, que le detuvieron a lo largo de su carrera delictiva con especial fijación en el personaje de Jason Statham que en el pasado le dio una buena tunda en los billares llegando incluso a hacerle tragar el taco de tiza. Deliciosa interpretación de Aidan Gillem que nos conquistó por completo llegando el de la limpieza a derramar unas lágrimas porque hacía tiempo que no veía un psicópata sencillo, sin complejidades de dar la turra hablando, este masculla para sí mismo y pone cara de hijo de perra que hace que le odies y ames a partes iguales y disfrutas cuando es sometido a zurriagazos de palanca metálica y sigue riéndose del sistema, de la gente, la democracia y de la policía, desafiante aunque sin dientes y casi sin un ojo, contundente con el martillo cuando mata a sus víctimas y cruel hasta el hedonismo para buscar fortuna y popularidad...

¡Fantástico, sencillamente fantástico rozando el sublime!
 

Otro atractivo es el coprotagonista Paddy Considine en uno de esos papeles de no hetero rodeado de heteros que le tocan los cojones con bromas, comentarios despectivos y
pintadas en los urinarios que logra que las jóvenes generaciones de espectadores vean la homosexualidad como una constante más de la ecuación, pero siendo policía de los buenos y rompiendo testículos a pederastas si el sistema no logra capturarlos y demostrar en un juicio sus culpas. El enfrentamiento entre macho alfa y gay no cae en ñoñeces ni tópicos de integración social, son dos profesionales que se complementan y congenian en métodos y procedimientos, dentro de los límites europeos de violencia policial que es políticamente correcta y siempre protectora de la ciudadanía...
 
De protagonista femenina una monona y sugestiva, por bella, de Zawe Ashton que sin estridencias borda el papel de atormentada policía tras su paso como infiltrada en los bajos fondos, el equipo de cata cinematográfica arrojamos todo tipo de objetos arrojables al televisor cuando predispuesta a retozar toda la noche es despachada por su colega sin entender porqué desprecia tan fermosa doncella hasta que descubrimos que el fulano es no hetero para respirar aliviados de que no es que tuviera la moza alitosis o algo así para ser repulsiva al mozo...
 
Porque el verdadero acierto de esta película reside en los diálogos que lejos de caer en ser graciosos con ingenio, es humor inteligente pese a que los personajes parezcan de una pieza, ironía destilada con naturalidad, humor a base de secuencias que por sí solas ya tienen gracia pero que vistas en conjunto hace ver el acierto del guión sin caer en esa pesadumbre del tramo final de las producciones británicas en su mayoría que logran que todo el mundo hable del producto pero que se revisa cada dos décadas porque empacha como un pudding...
 
Película que recomendamos para pasar un buen rato y evadirnos de la triste realidad que sorprende por su simplicidad barroca gracias a los toques de humor y donde por una vez resulta creíble el escenario de la ciudad de Londres, o de cualquier capital europea, sin que se añoren las calles de las ciudades estadounidenses, porque aún copiando lo ya hecho, sabe darle el conjunto ese toque europeo que la diferencia, pero nos lo hemos pasado muy bien visionándola y resulta difícil hoy en día decir eso de un cine que se basa en la mayoría de las ocasiones en efectos especiales y revisiones de los géneros que muchas veces ni aportan nada nuevo ni superan el original, pero por fin Charles Bronson tiene quien le acompañe como justiciero, al menos en esta película.
No os la perdáis.

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martes, 15 de marzo de 2016

 

LA SOMBRA DEL REINO (2007)                

(The Kingdom)
 

Atractiva propuesta a priori esta producción de 2007, que sigue de vigente actualidad pese al tiempo transcurrido, donde se nos vende como una denuncia de la hipocresía de los mandamases de Arabia Saudí que apoyan a EEUU y la OTAN en su, y nuestra, Guerra contra el Terrorismo pero a la vez mantienen a la sociedad saudí no sólo como súbditos sino además encorsetados en rígidas leyes según su interpretación del Corán y mantienen su nivel de lujo de puertas hacia dentro y su protección gracias a ser el primer productor de petróleo...

 

Dirigida por Peter Berg, la cosa empieza bien con los títulos de crédito al inicio donde se hace un repaso del terrorismo islámico y la familia real saudí. El comienzo es atractivo con un brutal atentado en una colonia de occidentales empleados en la industria petrolera saudí con el típico abuelo cebolleta islamista que adoctrina y prepara a la juventud para inmolarse en nombre de Alá y mandar unos cuantos infieles al Más Allá...
Pero rasca con la uña y apetece rascar más cuando la cosa degenera a exteriores y actitudes que bien podrían suceder en la frontera mejicana dominada por los narcos, se nos vende la abnegación de la policía saudí, la indolencia de los jóvenes príncipes que ocupan puestos de poder y que los militares están más preocupados por mantener un férreo control sobre la población que investigar los atentados, donde interrogan a hostiazos al funcionario que salvó vidas porque tiene seis camisas de uniforme y los terroristas llevaban uniforme...

 

La película falla porque tiene un par de pretensiones sin llegar a culminar ninguna, la denuncia de la hipocresía saudí se queda en una simple trama de caza al terrorista contra reloj y la acción se ve lastrada por la pretensión de ser denuncia a la vez que producto de más o menos acción. Escenas para el consumo de aliados
mostrando que las familias de bien musulmanas también tienen un hogar con tele, que seguir la religión no es malo por cuanto es una religión buena prostituida por enseñanzas erróneas, sin profundizar en el suministro de armas estadounidenses a los fundamentalistas y mostrando un príncipe zangolotino pero que tiene la sabiduría paternalista de confiar en lo extranjeros si estos son francos y sobre todo cuando el personal de la embajada es una caricatura de diplomático, asustadizo y apocado ante el oropel del poder saudí...

Lamentable.
 

De protagonista un actor que no acaba de cuajar pese a que ha sido promocionado en distintos filmes, Jamie Foxx, de limitados gestos faciales y que parece un actor dramático cuando hace comedia y es un comediante cuando hace un papel dramático, siempre con esa cara desconcertante que igual muestra dolor que risa, pero que no desentona aunque sus modos y maneras con los indígenas no pegan con los árabes y sí más con narcos fronterizos...

 

El auténtico gancho para el espectador es Chris Cooper, uno de esos actores confortables a la retina y que salva un reparto más o menos coral, en un papel donde sobre actúa al mostrarse indignado en la sala del FBI escuchando el informe del atentado y resulta sobre actuado cuando busca en el cráter de la bomba dirigiendo a los indígenas como si estuviese en un campamento de verano con expulsados reincidentes de los boy scouts y encontrando lo que busca palpando en el fango de un cráter que nunca acaba de drenarse...

 

Lo más destacado aparte los títulos de inicio es el detalle de que no aparecen féminas salvo la atribula miembro, con perdón, del equipo investigador del FBI que interpreta una sosa Jennifer Garner que aparte de chupar caramelos con palo compulsivamente y rezongar casi tan compulsivamente como chupando el caramelo con palo sobre las desigualdades entre hombres y mujeres en los países árabes porque la escena en que dispara y se pelea con los malos resulta poco creíble como el resto del metraje en su conjunto que promete mucho, ofrece un poco y se queda en nada, otra chuminada supuestamente ilustrada sobre el terrorismo fundamentalista y el reíno saudí que no habrá molestado a las autoridades porque estas quedan bien...

 
Preferimos las historias de frontera con narcos, la verdad.

 

 

 

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sábado, 27 de febrero de 2016

 

EL RITO (2011)

(The Rite)


Ocasión que no podía dejar pasar el equipo de cata cinematográfica con argumento de terror, subvariante exorcismos y posesiones; el siempre solvente y predecible del Anthony Hopkins, la turbadora belleza de Alice Braga y finalmente ese objeto de culto desde Blade Runner que es Rutger Hauer que nos la refanfinfla si la película es una mierda, su careto al envejecer se ha hecho una mierda o todas las mierdas que se quieran citar, se ve la película porque vamos a verle a él, eternamente Nexus 6...
 

Y tampoco es recomendable por otro motivo, uno de esos productos cada vez más frecuentes de elenco de reparto hollywoodiense pero hechuras y factura europea,
donde la magia no es la misma y cae en el error de siendo vasalla de El Exorcista trata al principio de desmarcarse de la misma en su primer cuarto para degenerar hasta el fin en algo predecible, mala copia de la obra maestra y una trama esperpéntica que sólo sirve para lucimiento del Hopkins que desde El silencio de los corderos da la impresión cuando hace de villano, u poseído como aquí, sólo es el Lecter huyendo del FBI o cuando hace de bueno el hermano gemelo del psiquiatra caníbal, sus gestos y muecas ya resultan algo fatigosas y sólo se entiende su presencia en este sucedáneo como gancho de cartelera.
 
La historia, que huele a novela guionizada, puede que haga las delicias del espectador pero esconde un mensaje simplista y denigrante para el colectivo de personas con problemas de salud mental: o estás poseído o eres esquizofrénico paranoide. El resto son estampitas de la siempre, en apariencia, cochambrosa ciudad de Roma y de la cúpula de San Pedro en el Vaticano pero poco más. Un sacerdote escéptico e hijo de funerario es promovido a exorcista iniciando su aprendizaje con Lucas, un cura rezongón que se debate en fases de creyente con fe y fases de fe sin ser creyente...

 

Las féminas son lo único estimulante y especialmente la embarazada poseída con sus contorsiones y palabrotas, triste parodia de la obra maestra, siendo Alice Braga quien se lleva el pastel aunque se limite a poner muecas y simular que se asusta, todo el reparto lo simula porque es imposible actuar con semejante guión. Recalcamos que el producto final sólo puede asustar a beatas, meapilas y suegras que se morían de miedo viendo Los Goonies...
 
Es una mierda como el palo de un gallinero tras un año de uso y no merecería siquiera una línea si no es para denunciar su mensaje simplista que se queda en los tabús que nos asustan y es un fraude al espectador porque el elenco de estrellas del firmamento del séptimo arte no se corresponde con la chusquedad del pulso del director y caretos de actores europeos que si bien conocidos no resultan confortables al espectador cuando creemos que asistimos a otro estreno de Hollywood...

Es sencillamente patética tanto en intenciones como en producto cinematográfico.

 

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lunes, 11 de enero de 2016

 

ROBIN HOOD (1991)

Una de esas películas malditas en su estreno
 

Se dan de cuando en cuando estrenos de películas coincidentes en su estreno y en argumento y temática. Eso sucedió en 1991 con dos versiones del mítico Robin Hood, ese bandolero de la foresta que cada década o década y media ve salir una nueva versión del mito. Ésta de 1991 coincidió con la versión del Kevin Costner en plena cresta de la ola con Morgan Freeman de fiel escudero y el público fue seducido por completo relegando la versión que traemos hoy a una triste copia de lo ya visto, podemos refrescar las neuronas de memoria con otro caso similar con Las amistades peligrosas y Valmont...

 

Producción del Reino Unido dirigida con profesionalidad pero poca pasión por John Irvin que contagia a los actores y actrices dando la sensación de que quienes se lo pasaron bien y disfrutando de la interpretación fueron el reparto de figurantes entre saltos y zarabandas supuestamente medievales pero que parecen sacados de esos mercadillos del medievo tan en boga últimamente, de producción bastante cutrecilla donde lo más logrado son los caminos embarrados, las luchas y peleas son tipo Equipo A televisivo donde nunca muere nadie sin extremidades cercenadas por el filo de las espadas ni entrañas sangrantes por tajos de hachas...
 
Las interpretaciones suenan a obra de fin de estudios en la EGB representando La venganza de don Mendo logrando que los mendas del equipo de cata cinematográfica entráramos en un ameno debate sobre lo mierdas que es esta versión comparada con la del Costner, sin innovaciones de argumento ni malos malucos en condiciones. La sensualidad se reduce a un casto beso antesala de fornicio, se supone y luego afirma la interesada ante el villano de su prometido interpretado por un Jürgen Prochnow, siempre venerado por los aficionados como capitán del U-Boot, que lo mejor que hace es morirse porque si no acabaría matando al espectador en un ridículo personaje que es malo de cojones hasta cuando lo matan que tarda tanto que se patea medio campanario y además la espada clavada es más corta que la que le clavaron porque debería sobresalir por la espalda y no asoma...
 

De protagonista tenemos a Patrick Bergin en un Robin Hood cachondo mental junto con su compañero de diabluras a otros nobles, que siempre se ríe y que acaba resultando indigesto, es ñoño y casi hasta pedante, con esa estúpida sonrisa de juerguista, de tipo duro pero rapsoda la hora de repartir mamporros aunque algo ridículo cuando hace de Tarzán con su enamorada. Es como si pese a la profesionalidad de la interpretación no lograra enamorar a la cámara y esa frialdad se mantiene en toda la proyección por parte del espectador.
 
La réplica femenina es la siempre turbadora belleza de Uma Thurman que es de lo mejorcito de la película para machos alfa, donde una vez pasada la sorpresa de la belleza de su rostro sus ojos te hipnotizan y sencillamente caes rendido ante su personaje, pero la demostración de que este Robin es algo primaveras la tenemos en que la buena de Uma se viste de mancebo y no lo nota cuando si hay rostros peculiares y reconocibles, vayan de chica o chico, uno es el de Uma Thurman.

 

Pero finalmente el mejor en la película es Jeroen Krabbe haciendo de señor feudal donde luce todo su repertorio de muecas y gestos que tan confortable le hacen al espectador aunque siempre haga el mismo papel de malo bueno a medio camino de buen malo, pero al menos no parece que esté en una función de aficionados como el resto de colegas en su mayoría como el estrafalario monje o el pizpireta del compañero de Robin en trastadas a la clase feudal y reírse por todo a la mínima ocasión, un escudero que no despierta empatía como el interpretado en la otra versión por Morgan Freeman, y que acabas preguntando qué papel ocupa en la trama salvo encabezar a la banda de atracadores forestales en sus ataques a los malos...
 
Tal vez la película peca de demasiado europea y al gusto inglés, de amantes del humor cachondo y picante de Benny Hill y parejas tipo Los Roper, de que si la ves llegas a la misma conclusión a la que llegamos el equipo de cata cinematográfica: es una producción de los 90´s para espectadores británicos de los 70´s. Porque la trama, la variación de la misma, tal vez sea la más aproximada a la veracidad con la rivalidad de normandos y sajones y su integración como iguales en un mismo país.

 

Película en suma que tal vez tuvo mala suerte de coincidir con una versión mucho más del gusto del público que tiene la sensación de estar viendo una blanca producción televisiva de la BBC sin sangre ni violencia apta para todos los públicos que vista hoy resulta ñoña, infantil y espeluznante como producto cinematográfico...

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jueves, 24 de diciembre de 2015

 

 

SABOTAGE (2014)

 

Dicen los eruditos de las cosas cinematográficas que el género de acción vuelve al espíritu de los 80´s aprovechando las estrellas crepusculares de la época con títulos y protagonistas enfrentados de aquella en las taquillas y que se juntan ya sea como mercenarios, polis de frontera y similares donde antagonistas de antaño comparten ahora cartelera, planos y réditos gananciales.

 

Pero para el equipo de cata cinematográfica Arnold tiene nuestra veneración y ya nos gustó su personaje crepuscular en Mercenarios y El último desafío y no podíamos faltar a una cita más en una peli que a ratos parece más el episodio piloto de una serie de televisión debido a la pésima dirección y realización de una apuesta atractiva que mezcla argumentos de comandos veteranos de las Guerras Bushianas en Oriente Medio, de violencia narco fronteriza y de atraco perfecto aderezado de venganza personal, resultando todo ello un producto imperfecto donde las buenas ideas de guión resultan una mierda llevada a la pantalla y la historia a base de engarzar diversas historias ya las tenemos vistas en otras historias...
Acompañan a la estrella aspirantes a serlo y empáticos para el público como Sam Worthington en un papel de actor que aparentemente queda eclipsado por otros personajes pero es el único de los mismos no lineal, claro que interpretar a un marido cornudo y soportar que su parienta se infiltre en los narcos y utilice sus encantos encantada por enganche a las drogas. Porque el resto de compis de reparto y de curro en la película apenas tiempo a esbozar lo duro de sus personajes y cuando deben estar atribuladoramente atormentados parecen nenazas mientras que Sam logra impregnar de interpretación sus apariciones, breves para la enjundia del personaje lastradas por el mal pulso del director, David Ayer.

 

El elenco femenino, lo mejor de la actuación del reparto, demuestra su talento dando grima a los machos alfa con una Olivia Willians que nos recuerda a la Olivia de Ley y Orden en la pequeña pantalla por sus traje pantalón, su corte masculino y modos y maneras de mari macho en ocasiones que en realidad es una profesional en un mundo de hombres que tiene tiempo para darse un revolcón con Arnold.

 

La acompaña una grimosa Marielle Enos que logra que nos creamos su papel de yonkosa, adúltera y cruel a la hora de matar tanto a narcos como a compañeros y ciclistas o peatones. Porque la película hay que verla con cierta generosidad por parte del espectador ya desde la primera media hora y tomársela como un cómic donde la sangre salpica, las armas molan mogollón y los ex Navy Seals, ex marines y ex miembros de las distintas ramas de élite del arsenal humano del Pentágono y la OTAN reciclados a comando de asalto de la DEA.

 
Pero si algo tenemos claro el equipo de cata cinematográfica es que el bueno de Arnold, que logra que su actuación lo parezca gracias al paso del tiempo por su rostro en matices que no se apreciaban en su juventud, es único repartiendo hostias y descerrajando tiros al villano de turno y que es, en realidad, lo que te hace aguantar el metraje así como descubrir el intríngulis de una trama que es atractiva pero fatal el pulso del director y el guión a la hora de dar dinamismo y emoción. Tal vez el director y el guionista quisieron hacer una atmósfera de misterio o simplemente les ha salido tan mal que se buscan argumentos que la salven sin traicionar la lealtad del espectador hacia Arnold Schwarzenegger.

 

 

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martes, 1 de diciembre de 2015

 

LOS JUEGOS DEL HAMBRE – SINSAJO PARTE 1-

(Sin ajo, sin sal, sin chicha ni limoná)



Película reciente, continuadora de una peli de éxito para convertirse en saga y actores en el reparto atractivos para el espectador veterano y por lo visto del éxito de la primera también a las nuevas generaciones de la era digital, así que el equipo de cata cinematográfica no nos lo pensamos mucho y dejamos las tareas laborales y nos dispusimos a disfrutar de cine...

Lo cierto es que Hollywood suele visitar de vez en cuando el argumento de un futuro más o menos inmediato donde el Estado mantiene amansada a la plebe para que no se den cuenta de que son mansos con el poder. Ya en los 80´s el futuro donde la televisión es utilizada para tales propósitos mediante concursos que son en realidad una actualización de los juegos romanos con gladiadores e inevitablemente surge el héroe, generalmente ex comandante de una unidad represiva, que es castigado con el concurso para matarlo y que sirva de escarmiento terminando finalmente convertido en héroe de la sublevación de la plebe frente al sistema gobernante.
 

Y es que Los juegos del hambre era una actualización de tal subgénero pero con variantes evolutiva del mismo con efectos digitales, la fémina como protagonista y al mismo nivel de los machos alfas tradicionales a la hora de repartir hostias y matar con distintos tipos de armas, y una estética y escenas de acción sacadas del lenguaje audiovisual de los vídeo juegos de última generación.
Pero lo cierto es que esta secuela, parte primera de dos, es una puta mierda que raya en la ñoñez, en el insulto a la inteligencia y por último un batiburrillo de otras películas. Para empezar el rollo de los juegos y los distritos donde lo mejor es, como siempre últimamente en sus trabajos, Donald Sutherland en el papel de villano dictador televisivo y cuyo rostro refleja la perfidia, el cinismo y cierto grado de sadismo del presidente de unos EEUU completamente dislocados y aislacionistas tras una guerra civil.

 
El rollo de los distritos y las consabida rebelión ya lo hemos visto en Matrix y además se repite la jugada: una primera película fresca, innovadora y sugestiva que atrae al espectador y unas saga consiguiente que se pierde en mierdas filosóficas tipo Escape de Absolon y por momentos la sociedad rebelde parecía El planeta de los Ewoks llegando al paroxismo de ñoñez cuando la protagonista va y se pone a cantar...
Además la escenas de batalla son copiadas de ese otro insulto a la inteligencia que es La batalla de Los Ángeles.
 
El peso protagonista recae sobre la actriz Jennifer Lawrence que está en ocasiones monona pero su sexy es digno de las mejores películas navideñas tipo Santa Claus pierde un zapato o Papá Noel sale con la condicional en Navidad por citar dos ejemplos ilustrativos. Su historia de amor-desamor-fingimiento con el Pita de los cojones hace que estés deseando que lo descuarticen en directo con una cuchara de plástico y que se vaya a tomar por el culo de una puta vez.

 

En definitiva que no dudamos que siempre hay que renovar el subgénero adaptando historias de otras décadas pero lo único claro es que se trata de un chicle que han estirado, que canta el efecto digital cuando les cae un edificio o explota algo y lo más destacable la nave voladora que está muy lograda, pero la historia termina cansando por cansina y lo cierto es que el interés por Sinsajo es como ir a la cafetería del hospital y pedir el menú del día que tiene buena cartelera pero a la hora de tragarlo ni tiene sabor, ni tiene sal y ni chicha ni limoná y a la altura de otros bodrios que hemos traído a la sección tipo Caballo de guerra o El reino de los cielos.

 

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jueves, 12 de noviembre de 2015

 

JOHN Q (2002)

Cuando el equipo de cata cinematográfica supimos que proyectaban una del Nick Cassavetes, que no tenemos ni puñetera quién es aunque sí nos suena el actor que resulta ser su padre, con un reparto formado por Denzel Washington que nos encanta, el Robert Duvall del que somos incondicionales, Ray Liotta para el que sobran palabras de lealtad y el siempre irreverente de James Woods, se nos caía la baba.

Luego estaba el tema de la película, producida en 2002 y que aborda el tema de los seguros médicos y su cobertura a la clase media obrera y media baja de EEUU y aún flotaba el intento del presidente Clinton y su Medicare para lograr asistencia médica a sectores desfavorecidos de la sociedad. Lo malo es que sale niño y además enfermo terminal lo cual destila una ñoñez a lo largo del metraje y uno acaba hasta los santos cojones del rollo de la Divina Providencia y que Dios proveerá.

Está el tema de los medios de comunicación y cómo tratan las noticias donde bajo el argumento de dar servicio público e informas de las injusticias lo que buscan en realidad es ser líderes de audiencia porque estaban en el momento justo en el sitio indicado para dar una exclusiva. Su capacidad de movilizar a personas humanas que van al lugar de los hechos y aspiran a su minuto de gloria saliendo en la pequeña pantalla mientras los mandos policiales toman medidas electoralistas anteponiendo la vida humana al rédito en las urnas.
 
Finalmente, el típico mensaje de Hollywood, de que el sistema puede que lo formen algunos miembros y elementos corruptos, soberbios y avariciosos ya sea del vil metal o de las viles apariencias sociales y sus ventajas, pero también lo forman abnegadas personas humanas que saben tomar decisiones y tener capacidad de liderazgo para corregir y enmendar los fallos humanos del mismo. Como nota curiosa que el tema de los veteranos de las Guerras Bushianas aún no era grave porque la figura del franco tirador, que tanto se venera desde 2005, sale mal parado, tanto éticamente como físicamente donde la paliza que le mete el Denzel sólo es superada por la tremenda patada en los huevos que la rubia de peluca le mete a su maltratador y que es lo más destacable de la película salvo breves momentos de lucimientos de la terna masculina protagonista del film.
 
Y es que la opinión fue unánime en el equipo de cata cinematográfica, que la película está lastrada por el localismo de la historia, aunque como europeos te hace dar gracias a Dios de tener un sistema universal, que es cierto que empatizas con el protagonista porque tomos hemos tenido una entrevista donde nos dan puerta, alguna vez nos la han jugado con la nómina y la categoría laboral y desgraciadamente muchos hemos pasado por la circunstancia de las circunstancias desfavorables que afectan a la vida personal.
 
Luego está la ñoñez destilada del rollo del puto crío terminal y sobre todo el religioso que es en realidad éste último una puyita al Partido Republicano y que termina por hacernos perder atención y fascinación siendo el reparto quien nos sigue atando a la silla porque el último tercio de desenlace del secuestro no es que sea previsible, es que se adivina y es ñooooooño.
 
Del trío de féminas destacamos y estamos enamorados cinematográficamente a Anne Heche que nos enamoró en Cortina de humo y borda de nuevo el papel de ejecutiva dura y agresiva que termina llorando ñoñamente, pero es que da el tipo y tiene ese algo de pícaro en su mirada. Porque ni se ve pechamen, ni muslamen ni ná aunque Kimberly Elise está muy apeteciblemente monona tumbada en la cama del hospital...

Y poco más de un producto que hace grande al sistema USA por su capacidad de autocrítica que en manos europeas o canadienses sería otro de esos telefilms infumables pero que en este caso, pese a ser muy lineal, estamos ante una variante del género de secuestros con todos sus tópicos que sirven para que el póquer de ases del reparto masculino se luzcan con sólo un par de momentos y un par de frases mientras Denzel vuelve a encarnar uno de sus personajes atormentados al que le sobra la lacrimógena escena de despedida antes de suicidarse y la cosa queda en un cuadro realista cuyo impresionismo pierde fuelle a medida que la ñoñez aderezada de rollo religioso quedando la cosa en una curiosidad para generaciones futuras que la verán con el mismo hastío que ahora se ve Silkwood y se cumple axioma de que películas con niño o con perro, no gracias.

 

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martes, 20 de octubre de 2015

 

REDEMPTION (2013)

Tradicionalmente el cine del Reino Unido trata de adaptar el género de acción de Hollywood a la idiosincrasia europea y más concretamente a la británica. No obstante suelen ser productos solventes con sutiles diferencias y matices que la diferencian de las franchutes. La película que traemos hoy es un exponente de las mejores y de las peores virtudes que las distinguen de las películas USA.
Por una parte no trata de mostrar espectaculares escenas de coches que, como siempre decimos, quedan en cutres escenas porque lo queramos o no, lo de marcas europeas por calles europeas no es lo mismo que en ciudades USA; si además los coches llevan el volante al otro lado, la sensación de desasosiego es total, como ocurre con las pelis australianas o japonesas...
 

Peca la historia de algo de ñoña y gazmoña con el rollo de la monja, un ser atrapado entre su vida anterior y la presente como el protagonista. Porque el rollo va de redimirse de pecados mediante buenas obras con el prójimo, logrando descafeinar la acción que se limita a palizas a extorsionadores y recaudadores de mordida a la mafia china. Una característica europea que no siempre agrada al espectador fan del género, esa búsqueda de trascendencia en un producto de consumo, el sello personal del director que cuando consiguen trabajar en los USA se dejan de mierdas porque el productor pasa de ñoñerías y gazmoñas, pero dirige correctamente Steven Knight pero sin dotar de ritmo las escenas con excesivo metraje dedicado a traumas reminiscentes, escenas ñoñas con la monja y una producción de decorados y localizaciones que quedan constreñidas a sitios puntuales pese a las vistas aéreas de la metrópoli y un intento de mostrar Londres como si fuera Los Ángeles, Detroit o Chicago...


El bueno de Jason Statham se recrea en actuar los primeros diez minutos, actuando ante el espejo y tratando de tener sutiles movimientos faciales que muestren su ánimo, aparece con greñas y reparte las hostias con su elegancia y clase habitual aunque las escenas pecan de mala sincronización y se nota excesivamente que son de pega, salvo cuando rompe el brazo por el codo del malo de turno con el pie, pero puñetazos y descalabros adolecen de lentitud, lo cual igual desde otro ángulo le daría más realismo.
 

Por una vez el equipo de cata cinematográfica estuvimos de acuerdo en sentir grima ante una fémina, en este caso de Agatha Buzek, que está de dar miedo pero de susto vestida de monja y asusta que da miedo cuando se viste de rojo, con un protagonismo quizás excesivo y unas ñoñeces típicas y tópicas del cine de sacristía aunque arrastre un sórdido pasado de alumna violada durante años por su profesor de gimnasia, lo que hizo preguntarnos al ver las escenas referentes al suceso como una niña tan mona se convirtió en esa mona vestida de monja, que hace de polaca y lo parece pero liberada por el Ejército Rojo de algún campo de concentración nazi en 1945...
La otra fémina, más monona y que sale muchísimo menos que la monja de los demonios, es Vicky McClure que hace de ex- y aunque no se ve nada y se muestra menos, logró ponernos cachondos cuando le escupía al protagonista que vivía con su hijita con 100 libras a la semana y que le pagaba al casero mediante mamadas, lo cual nos hizo soltar vítores y silbidos siendo esta frase y la escena lo mejor de la película...


La historia ya está vista otras veces y simplemente trata del típico tarado de las Guerras Bushianas, en este caso un sargento de fuerzas especiales al que le matan cinco compis los talibanes y se toma venganza matando a cinco afganos, que parecen todos iguales a ojos del soldado occidental. Escapa de sus traumas convirtiéndose en un jodido alcohólico que comparte cartón con una yonkosa del norte. La yonkosa termina en el río tras una noche de furia de putero y el bueno del Joey Jones, el papel del Statham, se lanza a la venganza haciendo una tregua a su descenso a los infiernos y trabajando de mamporrero de la mafia china en Londres...
 

Producto para pasar el rato siempre y cuando se acepte el código narrativo europeo pero que se deja ver porque no tiene grandes incoherencias pero con el lastre ñoño y gazmoño de una acción por otra parte lineal donde los malos son muy malos y los buenos casi unos santos. Sin grandes pretensiones pero pretendiendo grandiosidad lo que no deja de ser una triste historia de personajes tristes con un pasado de tristezas que luchan por redimirse en la triste realidad...

 

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lunes, 28 de septiembre de 2015

 

SIN IDENTIDAD (2011)

Unknown
 

Hay películas que te motiva verla cuando ves que la programan, empiezas a verla y ya no hay motivación pero sigues viéndola y finalmente es algo ya visto otras veces pero te deja un buen sabor de boca porque aunque la película sea una mierda te has pasado durante su visionado unos alegres momentos que olvidas igual que olvidas la película con la anotación al margen de no revisarla porque hay cosas mejores que hacer...

 
Es lo que nos ha pasado al equipo de cata cinematográfica de The Adversiter Chronicle. Como siempre la irresistible presencia de ese actor británico que hace de norteamericano que se mete en líos o se le complica la existencia en la vieja y decrépita Europa, aunque por una vez no hay postales de París porque la acción es en Berlín...

 

El bueno del Lian Neeson.

 

Y fue Berlín quien nos motivó una vez desmotivados desde el inicio para ver una película que nos hizo rememorar, hubo lágrimas incluso del segureta, aquellas entrañables películas de la Guerra Fría donde la Puerta de Brandenburgo era la frontera entre el Mundo Libre y el Telón de Acero con espías y contra espías donde Berlín no era una ciudad sino una trinchera. Por lo demás la película cuenta con todos los defectos ñoños de este tipo de producciones con persecuciones de coches, por cierto que, como bien apuntó el de la limpieza, los coches buenos eran Mercedes y los malos malucos de la Volkswagen lo cual tiene cierta retranca y única virtud de la peli si se ve desde un punto de vista premonitorio anticipándose años al escándalo del engaño al consumidor de la marca alemana.

 

Pasada la novedad de las postales berlinesas y algo saturados ya del enésimo intento europeo de rodar una persecución en calles europeas tan espectaculares como las rodadas en las calles USA, nos quedó de motivación el reparto plagado de rostros familiares y acogedores al espectador, esos secundarios de oficio que envejecen a golpe de película y que muchas veces salvan no sólo a la estrella del reparto sino el producto cinematográfico en sí, suponiendo un respiro ante la flojedad del mismo para el sufriente espectador que pasa por taquilla.
Destacamos a dos, el primero Bruno Ganz; un actor grabado a fuego en la retina del espectador por su interpretación de Hitler en El hundimiento y que encarna en esta ocasión a un venerable abuelo Cebolleta que esconde una mente analítica de la Stasi cuando existía la RDA. Sobrio pero generoso de matices, adaptando una vez más su achacosa fisonomía facial a la ironía del espía clásico, ese que sabe reconocer a un colega del otro lado del Telón de Acero
y que se suicida con el tradicional cianuro antes de ser sometido a interrogatorio...

Su antagonista interpretado por Frank Langella, uno de esos secundarios que son sinónimo de un trabajo digno, de los que aprovechan su poco minutaje en pantalla para hacer una interpretación redonda, de rápido olvido porque sigue la acción pero que sin su presencia de fondo quedaría desenfocada la historia...


 

Las féminas no despertaron nuestra pasión de machos alfa ya que sus papeles están subordinados al protagonismo del protagonista y sus personajes les exigen repertorio de muecas faciales y la única escena X es cuando se ve a January Jones en la ducha pero se ve tan poco que no ves teta sino un virginal y casto, amén de decente, comienzo de un seno.


La trama es la vista mil veces de pérdida de identidad en una ciudad desconocida donde todo el mundo familiar parece haberse desvanecido y su identidad arrebatada cuando no, es aquí el caso, usurpada. La acción es lineal y aunque se nota que el director trata de manejar el pulso narrativo peca de una producción algo parca y las escenitas de persecución en coche resultan repetitivas. Un intento más de hacer cine a la americana donde se queda a medio camino pese a la nacionalidad británica del film pero que es en realidad europea, un producto que podría haber sido una producción de lujo para la televisión pero que llevada al cine defrauda sin decepcionar pero por ser historia ya vista otras veces siendo el reparto quien salva la honra de este sucedáneo.
 

Para fans del Neeson, horas muertas sin nada qué hacer y poco más de una película casi teatral y que hay que ver como un homenaje encubierto a la ciudad de Berlín y su papel en la Guerra Fría que posiblemente pase inadvertido a las generaciones digitales de espectadores.

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martes, 8 de septiembre de 2015

 

PARKER (2013)

 
Apetecía ver una película de acción al equipo de cata cinematográfica tras volver de las vacaciones y no era cuestión de ponerse a currar sin más y qué mejor que escaquear un par de horas en uno de esos productos cinematográficos que a priori reúne todas las condiciones para serlo y las debidas motivaciones para verlo.

 

Un buen reparto, solvente y atractivo, compartiendo cartelera el hombre pobre del Nick Nolte con la siempre estimulante, cuando no hay nada mejor, de una Jennifer López a los que no veíamos juntos desde esa pequeña joyita que es Giro al Infierno.
Pero la razón principal para el visionado era ver en acción al que parece ser la estrella del momento en el género: Jason Statham.


Ver a Nick Nolte es ver el paso del tiempo para quienes eran jóvenes cuando debutó en televisión con la serie Hombre rico, hombre pobre que algunos y algunas ya no recordáis pero seguro que sí al mayor villano de la pequeña pantalla: Falconetti...
 

Nick Nolte a estas alturas de la cinematografía es ya un actor alfa de lomo plateado cuya abotargada cara e inconfundible rostro en la mirada pese al paso de los años que llena la pantalla, que logra que se dejen los murmullos o comentarios para escuchar sus frases y lo más importante de todo que nos tiene ganados haga lo que haga.


 

Jennifer López también nos tiene de incondicionales desde Selena, esa deliciosa película que narra la biografía de la popular cantante asesinada prematuramente. Pero lo cierto es que desde entonces, no podía ser de otra forma para la industria de Hollywood, parecía que su
 físico la había encasillado en papeles de latina buenorra donde nunca mostraba en plenitud su talento pero sí su físico y anatomía. No entendemos su presencia aunque cuadre con la trama su acción transversal en la misma salvo que el director sea un apasionado onanista de la actriz y sus propias fantasías ya que lo más destacado de su papel es que se queda en ropa interior...

 

Además cuando dice que está a punto de cumplir los cuarenta años en una escena y los primeros planos reflejan ya una madurez imparable, dejamos de creernos su personaje para deleitarnos con sus curvas...

 

Jason Statham hemos de reconocer que es de las estrellas de acción actuales el que más nos agrada pero por reunir cualidades de otros grabados en la retina cinematográfica del género, además de que está medio calvo y logra con ello que no se le coja tirria de pura envidia como sucedía, por ejemplo, con el Stallone en Cobra, donde te encantaba el personaje pero envidiabas su pelambrera. Sabe repartir hostias y éstas se prodigan poco, tiene la parsimonia de apisonadora del Bronson, la desfachatez y chulería del Willis pero sobre todo nos recuerda en sus personajes atormentados y humanos, aunque sea un delincuente, de Steve Mc Queen.

 

En el capítulo de villanos, aunque secundario en el protagonismo de los mismos, otro de esos actores que acaban siendo reconfortantes para el espectador, Clifton Collin Jr., cierto que encasillado y algo desaprovechado no tanto por su talento como su físico que recuerda a pandilleros salvadoreños, pero es solvente y de personajes que logra exprimir pese a las parcas oportunidades que le brindan los guiones pero ya actúa y se le reconoce que es digno comparsa de estrellas de más relumbrón.

 

La historia es muy manida en otras que aquí se juntan, tenemos al ladrón traicionado y dado por muerto pero que logra sobrevivir para vengarse, una historia de atraco perfecto y finalmente la historia transversal de la mujer competente que no tiene oportunidades y se acaba uniendo a un delincuente para cambiar su vida... El problema radica en que la historia está muy vista y el director Taylor Hackford se dedica a deleitarse con la Jennifer López en planos de sus cuartos traseros y engarzar con mediana fortuna las tramas donde el producto se salva por las estrellas del reparto. Pero es entretenida pese a fallos de pulso en la dirección.

 

Parker es un atracador independiente que nunca roba a quien no tiene o necesita y tiene un código moral basado en la premisa de que el trato que se apalabra el trato se cumple, algo simple si se quiere y digno de la mejor tradición del gañán mesetario. En su último golpe le proponen sus compinches que se una para otro invirtiendo su parte del botín para la preparación a lo que se niega y terminan disparándolo dándole por muerto.


En el camino de su venganza contará con la ayuda de su novia y el padre de ésta así como con una agente inmobiliaria que necesita dinero para salir de su desastrosa vida, esas tramas con moralina destinada a los latinos de que el sueño americano es posible si se es casta con hacienda y honesta en la vida ya que robar, lo que se dice robar, todo el mundo robamos y el caso es que no te pillen y no lo repitas una vez logras crédito para empezar una nueva vida...

Película que si bien soportas verla te acaba dejando indiferente pero satisfecho de ver una película de acción, ver casi en cueros a la Jennifer, admirar la decrepitud en el careto del Nolte y poco más porque la trama la has visto otras veces y los a veces garrafales fallos de dirección hace que tampoco te importe mucho ir a echar una meadita y perderte unas escenas porque sabes que al final se vengará, que se irá con su novia y que la Jennifer será rica con su parte del botín cumpliendo su sueño americano de inmigrante...

 

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jueves, 16 de julio de 2015

 

THE MECHANIC (2011)

Apetecía ver una de acción que no fuera añeja o un revival de viejas glorias con acción al estilo de los 80´s y de paso observar a Jason Statham que se ha elevado a estrella del arte de repartir mamporros, romper rótulas y utilizar cualquier cachivache a mano como arma ofensiva en películas que no dejan de ser correctos productos del género que le han permitido hacerse un hueco y se verán el día de mañana como se ven hoy las de ayer tipo El justiciero de la noche siendo un digno heredero y sucesor de distintos tipos de justiciero reunidos en su persona.
 
Por un lado mantiene el hieratismo de los personajes de acción de Bruce Willis donde un leve movimiento del labio, casi imperceptible pero magnífico en su densidad, que le hace pasar de rostro de cara de haba o de asesino rabioso a cínico que se ríe de su propia mierda y los ojos reflejan que ya está pensando en matarte. Tiene la rabia y el afán de un Charles Bronson así como habilidades acrobáticas de un Wesley Snipes y una fanfarría de golpes y llaves que destilan esencia de Steven Seagal pero sin turras movida zen o rollo budista siendo la relación de sus personajes con el sexo femenino una versión del Stallone pero con su propia personalidad, ya digo que esencia de otros en uno.
 
Pero la grata sorpresa fue ver en el reparto a un actor que nos tiene enamorados al equipo de cata cinematográfica: Ben Foster. Le hemos visto de pistolero psicópata en el lejano oeste, de abnegado y realista miembro de operaciones especiales en Afganistán y de delicioso psicópata adolescente en aquella del secuestro de la familia de un contable de la mafia para esforzados trabajos de rescate por parte del bueno del Bruce Willis y donde ya prometía lo que estamos disfrutando con sus actuaciones.
 
Lo cierto es que es su presencia lo que anima y pone a prueba al Jason Statham, una película cuyo argumento ya está visto otras veces: el rollo del aprendiz que mata a su maestro y pasa a ser ídem de un aprendiz que busca venganza. Es uno de esos actores que en circunstancias normales acaban encasillados en el mismo papel una y otra vez hasta quedar relegado al olvido como anécdota hasta que la palman o triunfan ya en su casi retiro laboral en una serie televisiva. Y es cierto que puede decirse que sus personajes siempre muestran alguna tara psicológica que su rostro favorece, pero cada personaje aún siendo lo mismo, los enriquece al estilo y frescura de Robert De Niro en sus años mozos...
 
Redondea el reparto, muy masculino como mandan los cánones del subgénero, el entrañable de Donald Sutherland cuya presencia absorbe el objetivo de la cámara con un pelo y barba plateadas que en lugar de mostrar la decrepitud del paso del tiempo que tanto destroza a actores y actrices muestran al igual que el Clint Eastwood que han llegado plenos a la tercera edad y saben que la vida es una carrera por etapas sin tratar de buscar el elixir de la eterna juventud que convierte las caras en máscaras, como la que estuvo buena, de Meg Ryan por citar un patético ejemplo...

 

Sublime como siempre el Sutherland.
 
El mayor atractivo del film, un correcto producto de acción para entretenimiento del espectador, está en los primeros treinta minutos de metraje donde se nos sirve una ración de ultraviolencia visual que no se veía desde los tiempos de La Naranja Metálica y el inolvidable tratamiento Ludovico con un Ben Foster sublime cuando va a cumplir su primer encargo como mecánico, eufemismo que esconde ser un asesino profesional con una fanfarria de paliza a manos de un fornido colega y además pervertido invertido, una auténtica ensalada de hostias como no se veían, reitero, desde la peli del Kubrick.


 

Película para pasar un buen rato que si bien no será un clásico sí que reúne todos los ingredientes para al menos recordarla a lo largo de la existencia vital donde dos actores de distinta idiosincrasia se complementan e interaccionan haciendo las delicias de los aficionados y que no chirría para el espectador casual que gusta de mamar de otros géneros pero que de vez en cuando les gusta paladear un poco de acción pura y dura con reparto solvente, estrellas que no defraudan y efectos digitales muy buenos porque logran lo que debe ser todo efecto especial: pasar desapercibido hasta que recuerdas o vuelves a ver la película.

No olvidéis las palomitas.

 

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martes, 23 de junio de 2015

 

 

PROMETHEUS (2011)

 

Profunda decepción para el equipo de cata cinematográfica para una producción que prometía y se queda en nada, tal vez porque las expectativas eran altas, el director confortable y el argumento conocido.
Por una parte el aura de precuela, que no cuela finalmente, de ese clásico en nuestras neuronas de Alien el 8º pasajero que tenía los aciertos de historia simple, pasaba de veleidades pseudofilosóficas y tenía un auténtico monstruo de protagonista, y su triunfo total tal vez sea porque vendido a los productores como un Tiburón del espacio finalmente era el clásico argumento de el ser humano atrapado sin salida ante un animal tan depredador como él.
 
Luego está dirigiendo el mismo que nos traumatizó con Alien, Ridley Scott que vuelve a demostrar su arte como ilusionista cinematográfico y entre líneas quedándose con el personal. Lo digo porque esta vez su producto cojea con el protagonismo filosófico del robot tripulante, un clásico de la saga, pero que deja sólo esbozado su atracción por Peter O´Toole y su personaje en Laurence de Arabia que a las generaciones digitales les sonará guerras púnicas, pero que en todo caso se queda en esbozos.
 
En ocasiones la acción transcurre a bruscos saltos, como si hubieran cortado el metraje a medida que se montaba la película y se dieran cuenta del bodrio, bien  envuelto en brillante celofán, en que se les estaba quedando el producto final, con un final a su vez que preludia continuación aunque al finalizar el visionado nos importa un huevo lo que le ocurra a la beata protagonista porque seguimos preguntándonos si el Ridley nos toma por idiotas con la imposible recuperación, por muy automatizado que sea el quirófano, tras serle extraído un embrión de bicho con cabeza de delfín, zarpas de pulpo y aullidos tipo chillidos de cochinillo.
 
Tanto el segureta como el limpiador y yo mismo estuvimos de acuerdo en que lo mejor de la película es la Charlice Theron en dos momentos de la película: uno cuando el capitán de la nave le pregunta si es un robot y le invita a fornicar para demostrarle que no, aunque nos queda la sensación de que realmente lo era, y cuando es aplastada por la nave alienígena.
 
Pero en resumen estamos ante unos muy buenos efectos especiales, por el uso que se hace y su adecuado protagonismo, aunque raye el tema filosófico de fondo y que los sustos no aportan nada nuevo salvo el consabido órgano bucal alienígena en forma de vagina, los ingenieros parecen clones del jovencito Frankenstein y al final nos quedamos sin saber nada, resultando grotesco el maquillaje del billonario paganini del viaje espacial...
 
Y sabemos que si se rodaran estas películas recreando la falta de gravedad, además de oneroso a los productores resulta tedioso al espectador, pero el ambiente de la nave, muy ochentera y confortable decorado para el espectador veterano, adolece de falta de realismo aunque sea artificial y más parecen los sets suites de hotel de lujo que un entorno de nave espacial.
 
La historia es la de siempre: nave terrestre con humanos llegan a planeta donde contactan con otras civilizaciones y hay monstruo que los va aniquilando, por en medio tribulaciones sobre el Ser, sobre Dios y sobre el ansia humana de la inmortalidad, aunque hay cierto toque de posible incesto entre padre e hija que al igual que el fornicio con el capitán deja a la Charlice en florero decorativo y sólo logra encandilarnos en su papel cuando despierta sudorosa de la hibernación en ropa interior tipo bikini de momia...


Si sois fans de Alien y esperabais algo, es una soberana mierda. Si sois amantes del cine pero Alien os queda en la prehistoria, es una entretenida película que no aporta nada nuevo al género y que os deja con la sensación de que las cosas quedan a medio contar.

 

Otro hermoso producto de ese tahúr cinematográfico que es Ridley Scott que nos tiene de incondicionales desde Alien el 8º pasajero y Blade Runner, tal vez porque las rodó sin tratar de darse ínfulas de director que mezcla rentabilidad con calidad.

 

Promesas incumplidas es Prometheus.

 

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sábado, 13 de junio de 2015

 

 

WAR HORSE (2011)

(O la ñoñez elevada al caballo)
 

Nos frotábamos las manos el equipo de cata nocturna ante la sesión programada con película de reciente factura, una historia interesante y el cada vez más solvente y menos sorprendente de Steven Spielberg a los mandos.
 
Pero ha sido una desilusión total salvo en la metáfora de que la guerra es absurda y cosa de humanos ya que el resto de fauna terrestre no sólo no la practica sino que no entiende de la misma, el resto es una especie de Forrest Gump equino donde el grado de ñoñez aumenta a cada minuto de metraje. El caballo en cuestión no sólo es domado a base de cariño y mucho, mucho amor, que encima es llevado a la I Guerra Mundial donde unas veces al trote, otras a la carga y finalmente arrastrando piezas de artillería prusianas, logra llevar la magia y la ilusión a soldados, tropa y granjeros hasta lograr parar la misma guerra y hacer que un inglés y un alemán colaboren en algo que no sea matarse a tiros...
 
Apta para amantes de lo ñoño, ñoños amantes y amantes de caballos ñoños, porque lo que está claro es que hubiera terminado convertido en salchichas o rosbif más que llevar la magia Disney por donde quiera que pasa...
 Otro producto del Spielberg con excelente producción, muy guapos los caballos y muy guapo el envoltorio, pero reiteramos que es una ñoñez y nos reafirma en la máxima de que películas con niño u animales, caca de la vaca.
Pero ñoña de cojones.

 

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sábado, 13 de junio de 2015

 

AL LÍMITE (2010)

( EDGE OF DARKNESS)
 

Ahora que vuelve a estar en el candelero la saga de Mad Max apetecía el equipo de cata cinematográfica de ver una del Mel Gibson y parecía una ocasión propicia esta producción de 2010 dirigida por Martin Campbell y le acompañan en el reparto Ray Winstone, Danny Huston, Jay O. Sanders y Bojana Novahovic con un argumento a priori interesante como es el tema de la energía nuclear y más concretamente los riesgos potenciales que conlleva para el ciudadano de a pie y a los empleados en la misma.
 
Hay pocas pero solventes películas sobre un tema que es industria estratégica en EEUU donde se hace hincapié en el secretismo que rodea a las incidencias de las centrales nucleares y como el sistema no sólo permite sino que oculta a la ciudadanía cuando suceden aunque conlleve un costo de pérdidas humanas al ser sometidas a radiación. A priori la película era una vuelta de tuerca más de este subgénero donde además de los tópicos tratados en otras películas se añade la variante de la producción y venta de armas nucleares con un psicópata dirigiendo la instalación siendo genial su política anti intrusos donde si se cuela alguien es rociado con polvo radiactivo como castigo a su osadía...
 
Además de la solvencia del Gibson para este tipo de personajes solitarios se añade un elenco solvente y cierta trama, sólo aparente, de novela negra. Desgraciadamente estamos ante una sopa de ricos ingredientes pero a la que le falta sustancia en el caldo siendo el resultado al paladar de una sopa aguada, demérito no tanto de la trama y reparto como del director que posiblemente quiso abarcar demasiado en el tiempo de metraje.
 
Hubo un pequeño susto en los compases iniciales cuando vemos al Gibson hacer apología de su fe cristiana con una cadena y cruz de plata que sale machaconamente, y casi indecentemente, en los planos así como cierta sobre actuación en gestos que nos recuerdan demasiado a su personaje de Arma Letal aunque pasados los primeros quince minutos vemos a un Gibson que maneja con sabiduría sus muecas faciales, que trata de actuar destilando el resto de actuaciones precedentes en otras películas lo cual siempre es confortable pero que termina decepcionando porque la historia es, reitero, aguada por el pulso del director.
 
Nos quedamos con gana de saber y ver más del psicópata ejecutivo de la instalación nuclear interpretado por Danny Huston, secundario solvente pese a que sus apariciones quedan incompletas y lastradas por un rostro hierático sin profundizar en sus motivaciones lastrando finalmente su personaje que se queda en el malo de la película cuando podría haber sido uno de esos malos entrañables que a todos nos gustaría ser al menos una vez en nuestra vida...
 
No falta en la trama el analista de turno, interpretado por Ray Winstone, que se erige, en este caso con la excusa de que sabe que se está muriendo, en salvaguarda de los valores de EEUU a los que ha servido fielmente pero donde a la hora de prepararse para la muerte medita sobre todas las cosas a las que ha renunciado por su profesión y que busca una última redención consigo mismo ayudando a os objetivos a neutralizar porque en el fondo él también ansiaba cambiar un mundo que nunca cambia y donde el sistema siempre recurre a tipos como él para salvaguardar el Sistema con el argumento de la `seguridad nacional´. Por desgracia se queda en un arquetipo ya visto otras veces en otras películas y resulta decepcionante pese a la solvencia de la escuela británica a la hora de actuar.
 
En cuanto al personaje femenino interpretado por Bojana Novohovic ni despierta al entusiasmo ni levanta al mismo, apareciendo esporádicamente como si su interpretación fuera deliberadamente plana para no eclipsar a la estrella, limitándose a cumplir lo que se espera de ella en las pelis de última hornada protagonizadas por el Gibson: sana, casi virginal y sufriente paciente del personaje principal saliendo poco en el metraje.
 
Lo que acaba de cagar la película es el rollo de las apariciones fantasmales al padre de su hija fallecida, contribuyendo al batiburrillo de temas en lo que termina siendo el producto final donde se aguanta por los actores, se agradece no obstante la falta de imágenes sintéticas y los diálogos casi teatrales pese a sus ínfulas plasmadas en las escenas de ser género negro, lo cual seguramente decepcionará a las nuevas generaciones de espectadores no habituados ya a ese tipo de acción basada en interpretación y diálogos.
 
Película para poder decir que sigues siguiendo a una estrella de Hollywood que nos conquistó en Mad Max y Gallipoli pero que resulta decepcionante por falta de pulso del director, posibles injerencias del Gibson en el mismo y que además es un tema incómodo para el sistema pese a que el público solía gustar del mismo en los 80´s y que ahora en 2015 gusta de que le cuenten las historias con los nuevos códigos visuales de la revolución digital.

 

Una película en suma que queriendo ser cine negro termina siendo una película oscura donde sólo se vislumbran personajes en la penumbra de la trama...

Cosas del Mel Gibson.

 

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lunes, 18 de mayo de 2015

 

CENTURIÓN (2010)

-Centurion-
 

Nos frotábamos las manos el equipo de cata cinematográfica de The Adversiter Chronicle cuando supimos que tocaba una de romanos, de factura británica con lo que conlleva de solvencia cinematográfica sin caer en incoherencias hollywoodienses, y reciente lo que garantizaba a priori buenos efectos digitales...

 

Nada más lejos de la realidad.
 
La cosa empezó a oler a chamusquina cuando vemos en los títulos de inicio que producía la Pathé, productora de auténticos tostones a la francesa que traumatizaron a toda una generación de infantes. La cosa prometía también de argumento con la legendaria IX legión de protagonista y los siempre terroríficos pictos, que eran bárbaros de cojones para los criterios imperiales romanos de la época. Además la hora de emisión permitía cuadrarla con el horario de ronda del segureta y el programa radiofónico nocturno de fútbol mientras pasa la mopa y aspirador el de la limpieza...
 
La película es una auténtica puta mierda y un insulto al espectador: escenas descarnadas de carnes cercenadas con profusión de sangre digital donde resulta que nadie se mancha de sangre; una legión que se supone de 3000 aguerridos soldados romanos donde quedan muy lograditos los campamentos con truca digital y que se desplazan a ritmo de geriátrico decenas de kilómetros con la armadura a cuestas, el escudo a cuestas, los cascos puestos y ni rastro de las carretas para subir cuestas, que la cosa ocurre en las montañas escocesas como se nos muestran en casi todos los planos en ñoñas tomas de tomavistas, que utilizaban para guardar la jodida armadura, el jodido escudo y el jodido casco porque de marcha iban ligeros.
 
Los insultos al espectador prosiguen aunque empiezan a ser ya insultantes de verdad en los inicios cuando se nos muestra el campamento romano de frontera y puede verse una ridiculez de campamento con cuatro tiendas de campaña y un afilador de espadas de turno de noche, no entro en detalles de la fortificación porque es a escala natural un fuerte de aquellos de COMANSI con los que jugábamos de pequeños y que ahora valdrían una fortuna si no se hubiera tirado a la basura junto con el resto de juguetes que tanto se valoran ahora en ferias de almoneda y antiguallas con ínfulas de antigüedades.
 
Pasemos que soportamos lo dicho anteriormente porque ya la habíamos empezado a visionar cuando de repente asistimos a algo que no se veía desde los tiempos de Orzowei y Kunta Kinte en televisión: la capacidad para la carrera pedestre de los legionarios con la delirante persecución inicial al protagonista donde desnudo de cintura para arriba se sube y se baja montañas y glaciares pasando de un plano a otro de pleno paisaje invernal antártico a una foresta sin rastro de nieve, todo ello sin que aparentemente decline la luz del sol que se ve que rodaron todo a medio día o media tarde...

 

¡Es tal la prodigalidad de minutos de carrera pedestre que parece un documental de “running” más que una de romanos, por el amor de Dios!
 
Podríamos proseguir describiendo semejante cascada de cagadas y despropósitos pero finalizo con los pictos y más concretamente de las pictas. Pasemos de que van vestidos y pasemos que no van pintados, pero es que hacen buenos y creíbles a los psicodélicos pictos de Príncipe Valiente, pero es que salen dos pictas que no cuadran ni de lejos visto por el telescopio espacial Hubble.
 
Una es una especie de tatarabuela de la novia de Frankenstein que le falta la lengua, está traumatizada por ser testigo de la diplomacia romana para con sus vencidos y que maneja armas dignas de la dinastía Chang o de la tienda del chino Chong, vamos que es una especie de Xana a lo picto vestida de Barbarela que resulta vomitiva a la inteligencia o al más mínimo decoro de producción.
 
Consta en los anales que las mujeres de las tribus pictas no eran beldades a ojos de los romanos y que hay teorías que afirman que tal ausencia de estímulo para la soldadesca favoreció y propició esa costumbre tan inglesa por la sodomía herencia de los soldados romanos destinados en la isla. Pero la que sale aquí, además de bruja, es rubia de ojos tentadores, ni rastro de suciedad, fealdad de facciones y mal olor que dicen los anales...

Pero la película es para mandarla a tomar por el ano junto con el director y los productores.

Auténtica mierda al mismo nivel que El reino de los cielos o el Robin Hood protagonizada por el Russel Crowe que ya hemos tratado en anteriores artículos. Es cierto que las nuevas generaciones nacidas en la era digital ven estos bodrios casi con admiración, pero para quienes vieron y quienes ven Ben Hur, exigimos un mínimo de estímulo más allá de atrezzo sobrante de otras producciones y documentales y preferimos el realismo irreal del cartón piedra a planos de edificaciones y aldeas con truca digital...

Y una cosa más, tanto el segureta como el limpiador y yo mismo, quedamos hasta los mismísimos cojones de las jodidas vistas de las montañas escocesas, que conste nuestra más repulsiva repulsa a tal ñoñez y simplonería narrativa.
 

lunes, 11 de mayo de 2015

 

LA LISTA NEGRA (1988) -The dead pool-

Una escusa para hablar de Harry El Sucio
 

Teníamos gana de aprovechar cualquier pase para hablar de Harry El Sucio que es hablar de Clint Eastwood. Por otra parte la película es de las que animan al equipo de cata cinematográfica para empezar bien el turno de noche y entrar en la madruguera hora del bocata sin que las horas sean espesas.
 
Ahora todo kiski valora positivimanete, casi veneran y aplauden cualquier cosa que haga el Eastwood. Pero en la época del estreno de la saga de Harry El Sucio se daba esa paradoja que suele darse en la fábrica de sueños de Hollywood: que las películas fueran éxito de taquilla con una legión de incodicionales y que la crítica las tildará, y al propio Eastwodd, de productos fascistoides, propagadores de violencia a las masas y de nula calidad cinematográfica...
 
Elegimos este botón de muestra por dos motivos principales: su pase gratuito y porque reune todas las características que hicieron saga. Por una parte un Harry Callaghan (o cómo bowlings se escriba) ya veterano, sin el dolor de enviudar joven pero tan cínico, poco correcto políticamente y ganando enemigos cada vez que abre la boca. Ya se mueve con soltura en el despacho del jefazo o del alcalde o bien sentenciando con una frase al chupatintas de turno que tiene la desgracia de subirse con él en el ascensor mientras le habla de ética y la importancia de los medios de comunicación.
 
Es una película del llamado cine dentro del cine donde es pecado no acordarse de La noche americana y, ahora, esa muestra de antropología ochentera en que las pelñiculas siempre tenían a mitad de metraje una cancioncilla entre tórridas o sensacionalistas escenas que terminaba invariablemente sonando en la radio fórmula y en los tocadiscos de la casa y donde un joven desconocido llamado Jim Carrey trataba de hacerse un hueco y que interpreta un corto papel, pero fundamental en la historia que se nos cuenta, de cantante de relumbrón yonkoso bajo los acordes de Wellcome to the Jungle que sorprenderá a más de uno y de una.
 
También aparece en papel coprotagonista un joven Liam Neelson que desde entonces nos ha acompañado en nuestra vida de aficionados al cine donde ya se marcaba esa pizca que no sabemos denominar pero le convierte en un actor querido y confortable para justificar pasar por taquilla: ese toque europeo que pasa desapercibido a primera vista pero que se va destilando a lo largo de su actuación.
 
La historia, aparte de la trama de un asesino en serie que se va cepillando a los integrantes de una lista negra de personajes famosos que forma parte de un macabro juego de apuesta sobre quiénes de la lista será el próximo en fallecer ya que la lista se elabora en base a parámetros de profesiones y vidas de riesgo. Pero también nos habla de los medios de comunicación televisivos y sus programas sensacionalistas que buscan el efectismo más que contar la verdad y sus causas.
 
De prota femenina tenemos a una siempre desconcertante por su rara belleza de Patricia Clarkson que no levantó pasiones entre el equipo de cata, de hecho cada vez que salía en escenas largas el segureta aprovechaba para hacer la ronda y el de la limpieza pasar la mopa. Y es que su blanquecina piel y su pelo rubio combinado con sus facciones induce al frío ártico, salvo para el bueno del Eastwood que siempre ha gustado de compartir plano e idilio con mujeres de esta estética. La mayoría la recordamos por ser la mujer chochera por tumor cerebral del alcaide del penal de La milla verde. Es uno de esos casos de actriz que de joven ya era tan hermosa como ya tirando a vieja, una especie de belleza almodovariana pero en guapo normal sin narices torcidas y ojos virolos.
 
Aparecen mafiosos, patibularios encarcelados, persecuciones en coche de verdad y no digitales y el siempre reconfortante de Harry El Sucio que reapetiendo los mamporros justos y sin economizar en cargadores, no logra cambiar la mierda del mundo que le rodea pero sí limpiar la mierda que le salpique. Sigue la guasa de asignarle compañero, que implica que tienes todas las papeletas para que acabes muerto, descalabrado y tiroteado, que a base de trabajar a su lado y ver sus métodos poco ortodoxos y en ocasiones rozando la legalidad, la misma que protege a los malvados y le valen reprimendas, descubre porqué le llaman El Sucio...
 
En resumen que el Eastwood ya era entonces un cineasta que lo mismo dirigía,

protagonizaba y producía aunque ahora purguen sus pecados los críticos adorándole como se adoran a esos cineastas que sabemos que en cualquier momento deja este mundo para dejarnos un poco huérfanos y convertir el visionado de sus películas en sollozos de recordar tiempos pasados.

lunes, 13 de abril de 2015

 

EL ORIGEN DEL PLANETA DE LOS SIMIOS (2011)

(The rise of the planet of apes)
 

Nos frotábamos las manos el equipo de cata nocturna cinematográfica de The Adversiter Chronicle ante el visionado de la que se supone es el precedente de la entrañable e inolvidable El planeta de los simios siguiendo la política de la sección de que el visionado no implique gastos...
Hay películas grabadas a fuego en el disco duro de la memoria del espectador, desde Lo que el viento se llevó a Alien el 8º pasajero y pasando ineludiblemente por El planeta de los simios en su versión de finales de los 60´s. Son obras cinematográficas que pasan a formar parte de la psique y en el caso de los simios tenemos un miedo atávico, tal vez porque son demasiado parecidos a nosotros los humanos o viceversa que será lo más probable...
 
En realidad el director Rupert Wyat se limita a escenas ya vistas en otras películas y engarzar actores de carne y hueso con imágenes sintéticas. De lo primero resultan lugares ya conocidos y por tanto confortables para el espectador veterano e impactantes, sin llegar a serlo para la memoria, para espectadores de nueva hornada y que no conocen la original y si la conocen ni fu ni fa porque los 60´s están tan lejos de su código visual que sencillamente pasan, aunque cuando ven la original quedan impactados; desde la escena primera que es una cacería inviertiendo los papeles que se ve en la original hasta el rollo carcelario del simio protagonista en la reserva. Por supuesto la escena de la manguera sería imperdonable no citarla.
 
De forma que a medida que avanzaba el visionado el equipo de cata cinematográfica empezamos a debatir sobre si puede tildarse este espectáculo cinematográfico de precuela o antecedente de la original y lo cierto es que podría titularse de mil formas e incluso desmarcarse de pretensiones pretéritas porque si le quitamos el lastre de precuela y la vemos como historia independiente tenemos una entretenida y deliciosa película ñoña de serie B con medios de producción holgados.
 
La película peca de ir cogiendo velocidad a medida que se va gastando el metraje y si bien la primera parte resulta atractiva y despierta la curiosidad del espectador, poco a poco pierde nuestra atención a medida que todo empieza a acelerarse. Finalmente uno sale fascinado una vez más del atractivo de las historias de primates y pensando que la película es bastante mierdecillas, que cuando muestran la jauría de simios la retina se satura de imágenes digitales y que la historia de César es atractiva por saber de su integración entre dos mundos pero la cagan a la hora de mostrar el proceso en el resto de simios digitales...
 
El elenco está formado entre otros por el siempre atribulado en sus papeles de James Franco, un tipo que despierta nuestra empatía pese a sus caretos de estreñido pero flanqueado por el confortable de Jon Lithgow y el no menos confortable de Brian Cox que siempre grantizan buenas interpretaciones aunque la fémina protagonista, la actriz Freida Pinto, está poco menos que de florero y por decir que sale una mujer en la trama porque ni enseña nada y ni se nos muestra nada limitándose a poner caretos y tratar de que nos creamos que pinta algo en el guión más allá de la primera cura que le hace al chimpancé.
 
Durante la investigación en laboratorio de un fármaco neuro regenerativo para tratar demencias seniles y el alzheimer, se ensaya en un chimpancé que muestra nuevas habilidades cognitivas a nivel de los humanos a la vez que su cerebro aumenta sus sinapsis; pero la chimpancé tiene una cría a la que ha transmitido el fármaco durante la gestación y que es recogido tras fallecer la madre por el científico que diseña el fármaco y que además tiene un padre ya medio gagá y con alzheimer aprovechando de paso para birlar unas cuantas dosis del laboratorio para probarlas con el progenitor. César el chimpancé y el padre del protagonista evolucionan a mejor pero a medida que César toma contacto con el mundo que le rodea adquiere primero dignidad como ser y finalmente comprende que en el mundo de los humanos no hay lugar para otro primate inteligente y termina liderando una revolución de sus congéneres contra el homo sapiens.
 
Lo mejor es el personaje del pupas del vecino que sufre ataques de chimpancé, el gagá del padre del científico le hostia el coche en plena crisis de memoria y finalmente es contaminado por el virus, que siempre queda muy recurrente un buen virus maligno anuncio de plaga mundial y crisis social ante el colapso de los medios asistenciales y de respuesta, que viendo cómo se trato la crisis del ébola garantiza el fin de la humanidad para regocijo de los simios...
 
Si sois veteranos la película os defraudará y para las nuevas hornadas de espectadores no deja de ser un producto correcto, entretenido y que deja con gana de más. Abusan al final de las trucas digitales y los movimientos de la manada resultan artificiales y si se presta atención algo ortopédicas, ganando en realismo cuando se trata de primeros planos o de un par de simios, pese a cierto resalte delatador en el perfil respecto al escenario, pero pese a todo el despliegue no mejora salvo en efectos especiales lo visto en décadas anteriores y resulta decepcionante hasta en el final que parece anunciar la secuela de la precuela a ver si cuela...

lunes, 6 de abril de 2015

 

WATERWORLD (1995)

Una de esa películas que ganan con el tiempo
 

Hay películas que por distintas razones y motivos resultan mejores de ver una vez ha pasado el tiempo desde su estreno. La película que traemos hoy es un ejemplo.
 
Por un lado las vicisitudes de rodaje que sólo son superadas por las que tuvo el rodaje de Apocalypse Now, con follones entre el director y el actor principal y productor, el siempre empático del Kevin Costner en su eterno personaje, aparente, del americano medio que se convierte en héroe por circunstancias ajenas a él y a sus intenciones. Entre mal tiempo y follones casi se arruina y además la crítica fue despiadada con el film al que tacharon de copia acuática de la saga Mad Max y que estaba como mucho a la altura de Fortaleza Infernal o Escape de Ábsolom.
 
Pero transcurridos veinte largos años desde su estreno, y superado el género de mundos post apocalípticos que triunfaba en los 80´s, queda como el canto del cisne del género con todos los defectos y muchas de sus virtudes. Resulta grata para el espectador veterano ya que los efectos digitales son mínimos, mejor porque cantan, y se agradece ver atrezzo de verdad, hecho de materia y no de capas de imágenes con textura sintética tipo vídeo juego.
 
Figura de director el Kevin Reynolds pero tambien cocina el Costner, que se lleva el papel principal ahora ya pleno de su paranoia de hacer de protagonista del americano medio anónimo que se convierte en héroe a la fuerza, aquí en vez de quedarse a fundar una familia decide pirarse, aunque resultaría difícil adaptarse a un mundo terrestre con branquias, pero da la sensación de que prefiere la mar salada a retozar con la monona y fermosa de Jeanne Tripplehorn para repoblar Tierra Seca...
 
Y es que si hay unanimidad en el equipo de cata cinematográfica sobre esta película es que la única y verdadera razón para seguir visionando un producto como éste esla belleza en plenitud, esa plenitud de la belleza cuando la chica pasa a mujer y que tan efímera es pero que hace bufar de sobrehormonamiento a los machos alfa cuando sale en pantalla, digna de la Stone en Desafío Total, de la Bassinger en 9 semanas y media o de la Bergman en ¿Por quién doblan las campanas? Esta bella y hermosa, está apetitosa y está sin pareja, te pasas la escenas en que no aparece fantaseando con repoblar la tierra entre su entrepierna, y cuando protagoniza un plano... ¡Buf!
 
El siguiente aliciente es ver a un Dennis Hopper en un brillante papel de psicópata heredero de los mejores del subgénero, riéndose del papel, del espectador y de sí mismo. El resto no dejan de ser caras conocidas en los papeles secundarios pero de los que se olvidan perfectamente.
 
Es cierto que el producto final peca de, en apariencia, limitarse a trasladar el género Mad Max a un mundo acuático y que el vestuario, los decorados y la propia trama son idénticas, pero era un subgenero que el público pagaba por ver, tal vez porque siempre es mejor los sitios conocidos que los desconocidos y en los 80´s el peligro de apocalipsis termonuclear era una peligrosa realidad.
 
Adolece a sí mismo, muy del Costner, con pretensiones de rodar el culmen del subgénero, de las escenas cruentas y de acción que finalmente se plasman en secuencias de sincronización de motos acuáticas con diversos tipos de cascarones. No falta el típico personaje cuchufleta de científico post apocalíptico con máquina voladora de cuchufleta que termina de embriagar al espectador de estar viendo un producto para toda la familia, que es decir que la infancia puede visionarla. Al final ha quedado como una costosa caricatura de un subgénero que tampoco daba más de sí y que acabó de perder el embrujo entre el público y un Costner al que se sigue siendo fiel por sus méritos pero que como director y productor están tan grillado como ese otro mesías del celuloide que pretende ser el Mel Gibson.
 
Sólo queda destacar el mundo de galeotes que venden sus brazos por la promesa de llegar a tierra para mover a remo el petrolero y que debería haberse desarrollado un poco, porque a ratos da la impresión de que el metraje ha sido cercenado en la sala de montaje aunque si tuviera más duración sería tan soporífera como la de en que hace de cartero también en era post apocalíptica logrando llevar a tierras de Morfeo hasta a los familiares más allegados del Costner...
 
Si no la visteis, pues pasar el rato con curiosidad y ver cómo se rodaba sin efectos digitales, para los veteranos ya lo sabeis:
¡pero que buena estaba la Jeanne Tripplehorn, por los clavos de Cristo!

martes, 10 de marzo de 2015

 

LA COSA (2011)

- The Thing -
 

Se ha puesto de moda y casi norma realizar películas, que tomando argumento y trama de éxitos de taquilla, que se suponen que la acción es anterior a la del éxito y se denominan precuelas, y que suena a gusano intestinal duro de pelar y expulsar.

 

Al menos de esa guisa se presenta esta adaptación de la adaptación del clásico que es esa pequeña joyita La Cosa de John Carpenter, con el reconfortante del Kurt Russell de protagonista, esta secuela llamada precuela copia la estética y el monstruo, adaptado a los efectos digitales, además de copiar el protagonismo del piloto del helicóptero que posiblemente decepcione a las generaciones de las trucas digitales, pero que resulta confortable para el espectador veterano ya que la versión de los 80´s dejaba al espectador con gana de más.

 

El acierto del director, directores en este caso y además padre e hijo, está en elaborar un producto que recuerda las pelis de poco presupuesto donde todo se gastaba en efectos especiales y el peso de la acción recaía en los sustos hábilmente dosificados y en detalles tipo naves espaciales, aliens o aberraciones cromosómicas.

 

La Cosa atrapa al espectador porque transcurre en un territorio hostil como el Ártico, porque hay nave y alien y porque aunque en este caso sabemos que todos van a morir, seguimos hasta el final porque es atractivo el rollo del bicho mutante a todo ser vivo que fagotiza.

 

La dirige un par de tipos, padre e hijo como dije, de difícil tecleo: Matthijs Van Heijningen Jr y senior, completamente desconocidos para el equipo de cata cinematográfica. El elenco son ilustres desconocidos haciendo de noruegos y destacamos la presencia de Mary Elizabeth Winstead, que enamora a la cámara con la belleza de su rostro, belleza serena que no necesita de aditivos como escotes o muslamen a mostrar y nos pasamos la película admirándola y deseando invitarla a cenar para saber cómo es, soñando con llegar al desayuno sin pensamientos lascivos...

 

El argumento archiconocido: una misión científica aislada en los parajes helados del Ártico encuentra una nave alienígena enterrada en el hielo con un espécimen hibernado que una vez en la base se va cargando a los componentes del equipo. Es refrescante que la protagonista sea femenina y aunque es un producto correcto, es casi calco de la de los 80´s y en ocasiones da la sensación de o bien han cortado el metraje o el guión hace tan simples a los componentes del equipo que acaban siendo suecos simplones, barbudos y casi gays en sus jolgorios de humor sueco...
 
El equipo de cata nos quedamos con la de John Carpenter y ya digo que las nuevas generaciones de la era digital posiblemente les defraude los trucos a la antigua usanza analógica y tiene de precuela lo que yo de arzobispo: imita los gestos, emula el argumento pero ni de lejos alcanza el cielo del universo cinematográfico aunque si se visiona sin espectativas ni ambiciones, resulta un correcto producto de entretenimiento amén de una oportunidad perdida de seguir haciendo algo original que fue el acierto en los 80´s de adaptar una película clásica de los 50´s.

¡Pero merece la pena por ver a la protagonista!

jueves, 19 de febrero de 2015

 

ORIGEN (2010)

(INCEPTION)

En ocasiones el producto cinematográfico de turno lo tiene todo para triunfar: buena dirección y ritmo narrativo, una producción generosa, un reparto consistente y confortable para el espectador así como una estrella rutilante del séptimo arte...
 

Pero con todo ello, sobre todo en el género de ciencia ficción, hace falta que el público se trague el argumento o la propuesta de futuro.

 

Así tenemos una producción de 2010 dirigida por Christopher Nolan, protagonizada por Leonardo Di Caprio y un elenco entre otros con Ken Watanabe, Marion Cotillard y Elen Page. Una sugerente trama en un futuro cercano donde la tecnología permite adentrarse en la mente durante el sueño lo cual permite robar información alojada en las neuronas arropado todo ello por una algarabía de efectos especiales que si bien son fundamentales y excelentes, son los mismos de otras producciones llevados casi al paroxismo visual.

 

Buen pulso del director al llevarnos a escenarios conocidos del género de acción en sus subvariantes y con los códigos visuales, algunos más de vídeo juego que de cine pero sabe soldar efectos y actores en acciones verosímiles.

 

Leonardo Di Caprio es ya un actor cuyo nombre arrastra a las salas de cine y al visionado de sus trabajos, pero como siempre nos ocurre al equipo de cata cinematográfica, da la impresión de que las producciones se quedan cortas para su empaque y atractivo como actor, que le falta algo a la película para estar a la altura de la estrella que está impecable aunque se le puede discutir por su aspecto juvenil en el rostro, en la mirada...

 

El reparto es solvente, falto de actores secundarios Bob confortables al espectador pero sí de desconocidos que se abren paso y que son como el hueso al caldo: le dan sustancia. De las féminas resulta difícil decantarse por una de las dos y se hace necesario fantasear onanísticamente con ambas en un imposible trío de luna de miel, aunque ambas cumplen con su papel y están de nota alta pese a dejar el instrumento en baja anotación. Pero aparece también el japones de Cartas desde Iwo-Jima y en cualquier producción donde haga falta un actor que haga de japonés y sigue con esa tendencia japonesa a morirse en las pelis, ya sea suicidio ritual, en combate o, como aquí, casi en ambas con sacrificio en aras de culminar el objetivo...

El problema está en la historia que trata de invadir la mente mediante el sueño y además que en el sueño amañado se puede soñar que se duerme, vamos que si no aceptas la trama del futuro puedes dormirte en la sala ya que de no aceptar, la peli no tiene sentido y la historia es sencillamente absurda...

 

Pero una vez aceptado el juego vemos lo que hemos visto en otras pelis pero adaptado a un todo con algunas incoherencias, aunque pocas porque en realidad toda la película es una sola.

 

 
La película se traga porque hay acción, tanto de disparos y mamporros como onírica, pero el maletín de la máquina de sueño resulta algo ortopédica y se hace necesario verla sin cortes publicitarios la primera hora larga para aprender las claves de os sueños, insertarse en ellos, como afecta el subconsciente al sueño y demás zarandajas de todo juego de mesa para varios jugadores.

Así que la recomendamos porque es un correcto producto, una actualización de tramas ya
vistas en los 80´s y 90´s pero que los actuales efectos digitales arropan más fuertemente pero no llega a superarlas en trama y futuro posible.
 
Y termino ya porque el segureta se ha dormido y se le ha ocurrido al de la limpieza penetrar en su sueño metiéndole sin que despierte la mano en agua helada y ver como se orina o aquella otra de la mili de despertarlo bruscamente alumbrándole el careto con una linterna y gritándole que le atropella la moto...
Cosas de los sueños y el subconsciente.

martes, 20 de enero de 2015

 

OBJETIVO: LA CASA BLANCA (2013)

(Olympus Has Fallen)
 

Varios motivos entre el equipo de cata cinematográfica del turno de noche de la redacción para el visionado de esta película: picar el anzuelo del reparto, ver una película de acción reciente para los cánones de pérdida de poder adquisitivo que impiden ir al cine y observar a un actor famoso por un papel protagonista en popular film adaptación de un cómic.

 

Hay actores con gancho entre el público cuya sola presencia en el reparto, suelen ponerles además de actores principales a priori, hace que el público dé un voto de confianza pese a temerse un pequeño bodrio. Si la cosa está bien hecha, la presencia de la estrella favorece la oportunidad de ver directores en busca de consagración y resto del plantel para que se afiancen unos, para dejarse ver unas y a ver si suena la flauta la mayoría...
 

Aquí picamos con el Morgan Freeman al que siempre se le otorga confianza incondicional, pero lo cierto es que se limita a hacer muecas y caretos y estar sentado, como si en realidad pensara en los dólares que se embolsa por meramente aparecer y pedir un café en su diálogo más largo más que en el personaje de presidente por defunciones. Pero es el Morgan Freeman, ciertamente avejentado, pero disfrutando de la parodia de un afro americano de piel negra entre asesores, generales y funcionarios en su mayoría blancos y todos blancos en los altos cargos...


Apetecía al segureta y nos apuntamos el de la limpieza y yo para elegir este producto de acción reciente, tal vez porque resulta patético que tengamos que consolarnos con ver a viejas momias del género en películas que rescatan el espíritu de la acción de los 80´s ya que siempre que tratamos de ver una de las populares de nueva hornada terminamos por volver a la timba hasta que sea la hora de irse a casa tras una agotadora noche de trabajo.
 

La película es la típica acción vista hasta la saciedad en que se secuestra al presidente de EEUU ante un enemigo que ataca los principales símbolos de la nación. Si el producto está bien hecho sirve para el público USA como reafirmación etnográfica con un destino en lo terrenal y para el resto del orbe consumista y parte del consumido como entretenimiento de acción que nos haga evadirnos un par de horas de la mierda de la realidad diaria.

En esta ocasión nada menos que un comando norcoreano, por cierto que el coreano
villano malo maluco es el mismo de una película del 007, con la complicidad del típico patriota renegado en este caso del servicio secreto. Lo mejor es la acción del C-130 artillado y para amantes de simbología y demás fijarse en el plano cuando se estrella a la vez que se derrumba el obelisco. La ocupación de la Casa Blanca es una copia del asalto a la embajada norteamericana durante la ofensiva del Tet y se juega con efectista sensiblería en planos de ametrallamiento de ciudadanos, bandera acribillada y el sacrificio con sus vidas de los cuerpos de seguridad. Resulta inquietante pensar en mensaje subliminal y que los servicios de inteligencia preparaban para un asalto urbano armado, sólo que en lugar de norcoreanos son del Ejército Islámico...
Inquietante, ein?
 
Pero dejando aparte delirios psicóticos lo cierto es que la peli reúne varias secuencias de otras pelis, esos homenajes entre comillas que dicen los directores cuando les dan una oportunidad de hacer algo rentable. Ya digo que los principales actores se toman un poco a cuchufleta sus papeles y para el espectador veterano el gabinete de crisis recuerda al delirante ídem de ¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú.
 
Lo mejor es la paliza a la secretaria de defensa culminando con su salida en enaguas buscando la salvación, pero resulta triste tal motivación y demuestra lo flojito de la película que degenera pasado el primer tercio a muecas de los actores y diálogos que suenan delirantes si no se les toma a coña...
 
Y ver al actor protagonista de ese sobrevalorado cómic cinematográfico que es 300. Su expresividad facial es bastante limitada y como personaje de acción es especialista en lucha a la israelí, rotura de codos y rótulas sin andarse con miramientos y amaneramientos tipo Steven Seagal por no hablar de sus llaves de lucha greco romana y sus mañas para manejar pistolas, metralletas, cuchillo y nudillos. Lo curioso es que el equipo de cata coincidimos por unanimidad que este papel era ideal para el Craig y que éste haga de 007 porque es perfecto.
 
En definitiva película dirigida tramposamente por Antoine Fuqua y protagonizada ( es un decir) por el Morgan Freeman acompañado de Gerard Butler y Aaron Eckhard. Destacar la presencia la Ashley Judd en uno de sus mejores papeles ya que muere a los cinco minutos de empezar la película.
 
La historia va de un miembro del servicio secreto que es apartado a
funciones burocráticas tras descalabrarse la mujer del presidente por un precipicio y que debe volver a la acción cuando un comando norcoreano toma la Casa Blanca, secuestra al presidente y unos cuantos de su séquito mientras consigue los códigos de activación de un programa secreto que hará detonar los misiles nucleares en sus silos convirtiendo los EEUU en un páramo nuclear.

Si sois sibaritas es nada recomendable pero si os va el morbo se puede tragar por ver como hostian a la patriótica secretaria de defensa y su salida en enagua, las escenas del inicio del asalto y lo mejor el niño, al menos no hay perro, que se ve que es el único que se mete en su papel y disfruta haciéndolo...
 
Lo cierto es que es del género de acción pero sólo puede tragarse bajo el prisma del género de la parodia.

lunes, 29 de diciembre de 2014

 

UN PADRE EN APUROS (1996)

-Jingle All the Way-
 

Había que tratar sobre cine navideño y el equipo de cata cinematográfica de la redacción nos decantamos finalmente por esta producción de 1996, que no os engañe el año porque la peli sigue fresca y vigente como el día de su estreno como ver veremos líneas más adelante.
 
Dirige un tal Brian Levant que lo hace con oficio, sabedor de las reglas de un género que se basa en distintos gags y el arte reside en engarzarlos sin que chirríe ni se note. Protagoniza nuestro querido Arnold Schwarzenegger bien flanqueado y arropado entre otros por James Belushi, Martin Mull y la turbadora belleza ñoña de Rita Wilson que despertó pasiones erectivas entre el equipo de cata cinematográfica en la escena matrimonial a la hora de acostarse desvestida en un camisón azul que mostraba sus encantos pectorales y que logra con sus muecas y miradas encandilarnos y soñar que sería la madre perfecta para nuestros hijos o al menos del acto de engendrarlos...
 
La virtud de la película es su principal defecto: una tonta historia de conseguir un juguete a última hora que se ha agotado. El arte es que rodada en 1996, hace casi veinte años, la historia, el escenario y los personajes son plenamente actuales ahora que somos un mercado global pese a seguir siendo aldeanos planetarios.
 
La historia podemos vivirla en estas fechas en que nos lazamos a orgías consumistas quienes aún pueden o les dejan antes de entrar entre rejas, pero salvo la capa más vulnerable de la sociedad, la inmensa mayoría no podemos evitar gastar aunque sea cinco euros en la tienda de los chinos para consumir, para regalar o regalarnos.

 

¿Hay algo más común a los mortales por estas fechas que ver a la infancia de la casa pedir compulsivamente ese juguete que se anuncia, tiene serie en la tele y hasta puede que hagan una película?
 
El escenario es el familiar y acogedor entorno de los templos del consumismo, los centros comerciales con sus cristales panorámicos, atentos empleados que se ríen de la inocencia de solicitar el artículo más solicitado, la jauría humana alegre ante la desgracia ajena que se convierte en furia tribal, el vecino jeta que se aprovecha de la soledad como ama de casa de las madres y se apunta a todo tipo de actos, francachelas, reparaciones y como hombro sobre el que llorar. Podemos identificarnos en esa masa cargada de bolsas que suben y bajan por las escaleras mecánicas, deambulando entre escaparates, mostradores y estantes con esa alegría común y en comunión que nos proporciona el consumismo en sus templos...
 
Y es un fresco de una sociedad estadounidense que ya se da en todo el orbe civilizado e incluso en algunos sitios aún por civilizar. Las confortables urbanizaciones donde descansar tras largas jornadas de trabajo y signo de estatus social que se derrumba cuando nos unimos a las colas para comprar entre gente de todas clases que se unen para indignarse porque el centro comercial de turno no abre hasta que sea la hora...
 
El detalle del cartero afro americano es genial y es impagable la escena en la barra del bar cuando se cuentan sus recuerdos de infancia y la frustración del cartero porque es un fracasado al no regalarle su padre el juguete y podría haber llegado a ingeniero de haberlo recibido, es entonces cuando Arnold ve a su hijo fracasar en la vida por no regalarle el juguete... ¡vestido de cartero!

 

Una metáfora sobre la discriminación positiva y de progreso de la raza negra en EEUU que aspiran a algo más que trabajar de mozos de tren mientras que el WASP considera ser funcionario público síntoma de fracaso, igual que ahora en Europa aunque en 1996 hacerse funcionario de correos era una aspiración...

 

La película es un muy correcto producto salvo el infantiloide y familiar tramo final y soportamos la espera entre gags con la historia del vecino ligón. Es loable el esfuerzo de Arnold por hacerse una parodia de sí mismo como héroe de acción y tratar de actuar mediante gestos faciales, gestos que le encumbraron por encima del Stallone en este tipo de cuchufletas y comedias.
En resumen, que antes que ver títulos tipo La navidad más santa de Santa, Regresan los tíos por navidad o Jack Klaus el pariente nazi de Santa Claus, reíros un poco de vosotros mismos visionando esta película, que ya os decimos que la escena en camisón de la Rita Wilson merece el esfuerzo y, si os tercia a mitad de metraje, aliviaros manualmente o con la parienta que los críos estarán entretenidos...

sábado, 15 de noviembre de 2014

 

EL CÓDIGO DA VINCI (2006)

 

Hay varios motivos para someterse al castigo del visionado de este producto literario llevado al cine. Los dos principales son para atacarla por meterse con el Opus, otra para venerarla porque saca las vergüenzas al vaticano, que se gusta de la lectura de novela histérica e histórica y por último que se pueda visionar gratuitamente que es el modus operante del equipo de cata cinematográfica de The Adversiter Chronicle...

Teníamos ganas de catarla porque ni el de la limpieza ni el segureta gustan de la lectura más allá de las viñetas con poco texto de los chistes de los periódicos que quedan en la redacción tras el fin del turno diurno, generalmente en un kit kat para ir a evacuar aguas mayores durante la madrugada.

 

De primeras ya mosquea la acción en Francia, con el inefable de Jean Reno asomando el careto como cada vez que se rueda una producción en Francia o con protagonistas franceses en la trama, pero pasa lo de siempre: quedan muy monas las postales de París y sus museos y tal, pero esas persecuciones de coches con modelos Peugeot y Smart resultan europeamente ridículas acostumbrados cinematográficamente como estamos a persecuciones en Lincoln, Chevys, Ford o Cadillac... Al menos ya no llevan los faros amarillos, pero ya es lastre el tener que soportar las postales, al Reno y el acento francés.
 
La peli es de 2006 basado en un éxito literario donde al parecer se toca el tema de la supuesta preñez de María Magdalena por Jesús con todo el maremagnum que se forma de romper tabúes, mitos, dogmas y relicarios cuando el Vaticano se considera atacado, aunque mola eso de que pongan al Opus de malos de la película pero casi se queda en anécdota...
 
La historia acaba derivando a enigmas enigmáticos, símbolos interpretativos y el típico cerebrín protagonista que contará con una escudera nada estimulante y el contubernio de un amiguete tipo El abuelo Cebolleta. Dirigida por el siempre solvente del Ron Howard, se sigue viendo para profanos de la historia en libro por el Tom Hanks y varios caretos reconocibles y confortables para el espectador, pero a mitad de metraje ya estamos saturados de enigmas resueltos, leyendas de cruzados cruzadas con fobias a los espacios cerrados y un aíre a esa típicas producciones europeas con mercenarios de Hollywood que les sirve para llevarse unos dólares a la cartera.
 
Lo mejor es el opusdeíco albino encargado de ejecutar los designios del Señor por labios de su señor que resulta ser un gerifalte vaticano opusdeíco. La historia del albino ya daba para un guión: hijo de padre violento con el género materno al que asesina cuando iba a hostiar por enésima vez a la parienta. El albino es acogido por el opusdeíco del cura y salva a éste de una muerte por paliza de asaltadores y el opusdeíco en agradecimiento le hace creer que es un ángel...

 

Sólo decir que lo mejor de la película es cuando el angelical del albino le mete un zurriagazo a una monja...
 
La película es un correcto producto que despertará odios y pasiones entre adeptos, detractores, seguidores de novela y demás perdices sueltas por la taquilla; al equipo de cata cinematográfica sencillamente nos parece una mierda digna de otras mierdas tipo Ronin o aquellas chuminadas franchutes del Belmondo y el Delon cuando los franceses querían competir con cine policíaco para sufrimiento de quienes veíamos aquellos bodrios.
 
La película no ha finalizado en el momento de escribir esta crónica, pero es viernes noche y el segureta ha sacado los naipes y las cervezas y el de la limpieza ya se ha ido al tigre con el periódico y por mi parte ya he cumplido el trámite del artículo.

 

¿Que os gustó la novela? Pues a verla.

¿Que te gusta el Hanks? Pues no te la pierdas
¿Que vas de europeo y te encantan las postales de París? Mírala y peor para tí.
¿Que te gusta el cine? Haz  como el de la limpieza y vete a cagar, porque es una mierda.

lunes, 29 de septiembre de 2014

 

FORREST GUMP (1994)

Una tonta excusa para hablar de clásicos
 

Suele darse cada década o más una de esas películas que se convierten en clásicas por cuanto reúnen una serie de características que las hacen únicas. Por un lado se quedan ancladas en el imaginario colectivo y el protagonista o la historia pasan al vocabulario popular. Tienen características que las hacen pioneras desde un punto de vista de efectos especiales y por último, por citar tres, que la historia que narra es universal en el sentido de que todos podemos identificarnos.
Forrest Gump tenía todos los ingredientes para ser una buena película, quedar como un éxito en EEUU pero sin relevancia fuera de sus fronteras y una historia que resulta ñoña pero sin ser ajena. Pero sin embargo es un clásico.

 

La dirige con oficio el Robert Zemeckis que logró con esta película ganarse el título de artesano y hacer ganar dinero a los productores. La estrella sin discusión del reparto es el solvente de Tom Hanks que interpreta a un tipo torpe, corto de entendederas y que contra todo pronóstico prenatal logra hacer carrera universitaria, destacar en dos deportes tan diferentes como el fútbol americano y el ping-pong, sobrevivir a Vietnam, hacer una fortuna pescando camarones y crear moda y estilo que marcaron a la sociedad. Por si fuera poco siempre estuvo en el momento justo en el lugar adecuado con una cámara que registrara su presencia en hechos históricos de la reciente historia estadounidense entre la década de los 60´s y los 80´s...
Parece indudable que la historia es algo delirante para el espectador ajeno a la misma o perteneciente a otro país. Pero las andanzas de Forrest Gump son universales en el ideario colectivo, resulta imposible que un espectador no viaje en el tiempo de sus recuerdos a la vez que el protagonista porque aunque los hechos que narra ocurran en EEUU las consecuencias de los mismos han conformado el mundo que vivimos y que se vivió. En ese sentido la historia es universal como universal es EEUU.
Tenemos luego los efectos especiales que son la primera vez que se vio tal perfección: la jodida hoja por el aíre, las imágenes de televisión de la época con el protagonista en cuadro y la ya legendaria escena con el capitolio de fondo. Si pensamos en un gorila gigante vemos a King Kong, si pensamos en naves espaciales vamos a la Guerra de las galaxias y desde 1994 pensamos en Forrest Gump para hablar de efectos digitales novedosos y bien encajados en las escenas lejos de las actuales escenas mal encajadas entre efectos digitales, otro motivo más para ser un clásico.
Por último que siempre terminamos volviendo a verla, a veces entera, a veces en partes, siempre irritados porque el protagonista nos empacha y la historia es una ñoñez donde sabemos que nadie ha podido estar presente en tanto a la vez, pero volvemos a ver correr a Forrest huyendo de los zangolotinos en furgoneta, enamorándonos de su chica y con lágrimas asomando cuando salva a sus camaradas...
Un reparto sólido que arropa sin eclipsar a Tom Hanks donde destacamos a Sally Field, esa reconfortante actriz que nunca está en nuestros pensamientos pero de la que nos acordamos siempre que la vemos, aquí de madre abnegada pero realista que inculca a su hijo diferente del resto al que le da la turra con una frase que luego ha estado dándonos la turra porque siempre hay un momento del año en que alguien la repite: tonto es el que hace tonterías.
En definitiva película ya imprescindible que hay que vez al menos una vez en la vida como hay que ver Sonrisas y Lágrimas, Platoon, Harry el sucio o La reina de África sin olvidar Ben-Hur, Taxi driver, Torrente y Blues Brothers...

 

Pero seguro que tienes más títulos para incluir en la lista, en la magia del cine que te acompaña hasta el último aliento convertidos en clásicos de nuestra propia memoria que siempre tiene igual o mayor trascendencia que la colectiva...

martes, 16 de septiembre de 2014

 

ENEMIGO PÚBLICO (1998)

 

¿Qué hace que una película que es similar a otras películas sea especial para que se siga viendo pese al paso del tiempo?

 

Ésta podría ser la pregunta para definir la película que traemos en esta ocasión y que es de fácil respuestas: por un lado el reparto, con actores sólidos y queridos del espectador; luego las circunstancias, tecnológicas en este caso, que son actuales, muy muy actuales pese a la añeja época del rodaje, visto desde 2014, hace ya casi tres lustros; y por último el oficio del director para tejer escenarios reconocibles...
Producción de 1998 dirigida por el siempre efectivo y en ocasiones demasiado efectista del Tony Scott que sabe darle ritmo apoyándose en el reparto para enseñarnos los familiares y acogedores rincones cinematográficos de la mafia, las oscuras agencias gubernamentales sin conocimiento del gobierno de sus tejemanejes para controlar a la ciudadanía en nombre de la defensa nacional, el mundo pijotero de los abogados y su american way of life que de pronto se esfuma como por arte de encantamiento y ese miedo cerval del ser humano ante una nueva tecnología sin faltar la escena del satélite orbitando que parece más bien un paraguas o sombrilla escapado por una escotilla de la ISS...
Y es que para el espectador resulta muy relajante y hace meterse en la historia, que el director si es bueno sabe aunar escenarios creados por directores geniales, resulta imposible no sentir empatía y agrado a ver aparecer a la mafia en su típico garito con sala donde debía estar el cuarto trastero, al preboste funcionarial que se cree el mejor capacitado para proteger la patria y los antiguos agentes de inteligencia cuya época ha pasado y que se aíslan en su propio búnker que no duda en hacer explotar si descubren que sigue en lo suyo apropiado ya por otros.

 

En ese sentido el trabajo del director creando un producto de acción dirigido con pulso y repitiendo escenarios sin que resulte chirriante es impecable.
El reparto, visto ahora, es de lujo pese a que en la época de su estreno eran caretos poco populares, pero que ya despuntaban, como actores secundarios Bob...

 

Pero hay que citar a cuatro.
Empezamos por la actriz Lina Bonet que ha conseguido la unanimidad del equipo de cata cinematográfica de The Adversiter Chronicle. Tanto el segureta como el de la limpieza y un servidor, humano y no cibernético, recordamos cómo empezó y terminó su historia, al menos para los espectadores de aquella...
Todo empezó con una deliciosa muchacha afro americana que hacía de hija del inefable Bill Cosby y su más inefable show. Era sencillamente preciosa y al menos en nuestro caso, veíamos la serie de los cojones por ver a la Lisa Bonet.

 

Enamoraba a la cámara, seducía al espectador masculino y creaba tendencias en el femenino, despertaba ocultas pasiones calificadas de obscenas en algunos estados de la Unión y catalogados de pornografía depravada en otros, tal era el estímulo neuronal ante su visión. Pero en EEUU seguía la moralina mojigata y el sistema no perdonó que una de las vírgenes de América en la pequeña pantalla diera el salto al celuloide enseñando tetas y realizando obscenas escenas de fornicio como hizo con Mickey Rourke , o cómo bowlings se escriba. No nos ponemos de acuerdo en si también había alguna historia de drogas por el medio, aunque verla aquí con su belleza prematuramente marchitándose y algo demacrada nos hace pensar que sí. El caso es que desapareció del celuloide y hoy ya nadie la recuerda salvo quienes caímos enamorados de su belleza y juventud para caer en las garras del onanismo compulsivo tras verla en El corazón del ángel...
Compartiendo protagonismo masculino encontramos dos estrellas arropando a otra en ciernes aún para la gran pantalla pero caminando con paso firme hasta ser la estrella que es hoy en día: un Will Smith con público ya ganado y fiel de antemano que no abusa de sus muecas, una de sus grandes virtudes, y aunque sea algo desconcertante verle de pijo abogado de piel negra en un mundo de pieles blancas sin sus ropajes televisivos, y sale bien parado de las escenas de acción.
Le arropa un solvente Jon Voight que ha medida que entraba en la vejez su percha se adaptaba a personajes malvados pero siempre con esa sorna del Voight cuando hace de malo incluyendo una coña a su papel de padre en la vida real cuando regaña a su hijita -toca huevos -con el mando -de la tele-. Pero una mueca en su rostro, un giro de mano y dar desdeñosamente la espalda ante su interlocutor ya llena la pantalla y nos deja claro que es un tipo que no se anda con bromas... pese a que su familia parezca toda años más joven que él y hace pensar en su vigor y vitalidad para engendrar a su hijita y satisfacer maritalmente a su esposa más allá de dejarla controlar las finanzas por el portátil...

Otra de esas interpretaciones con coña del Voight.
 

Y el último, pero siendo el primer atractivo para ver la película, el Gene Hackman. Uno de esos actores que se paladean en cualquier papel, que se imponen al resto porque el espectador ya le conoce y él a nosotros. Soberbio, cínicamente samaritano, idealista quijotesco con malas administraciones a quien servir y gato escaldado que se las sabe todas y termina por ser la última línea de defensa de los derechos civiles y ciudadanos.

 

Genial como casi siempre y extraordinario como en todas.
Para finalizar un argumento atractivo que si podía ser desasosegante en su estreno, ahora en 2014 ya es rutina y realidad presente: aplicar la tecnología digital para monitorizar si llega el caso vidas particulares y alterar su existencia si llega el caso y dirigido todo ello por oscuros funcionarios de las agencias de inteligencia de EEUU.
Lo que chirría, inevitablemente por otra parte, son los cachivaches que han sido superados por los terminales móviles y si el satélite de la película sólo tiene visión perpendicular, hoy en día se interconectarían webcam callejeras y de vídeo vigilancia sin hacer falta el helicóptero sustituido por drones de tamaño minúsculo.

 

Y es que la principal razón para ver esta película si ya la viste, más allá de disfrutar de un buen producto de acción, es ver cómo se ha hecho realidad la capacidad de monitorizar a la ciudadanía sin que nos demos por enterados y sobrecoge ver que el sistema funciona para controlar a la propia población y se muestra ineficaz para acabar con terroristas y sus políticas de mutilación genital a las mujeres.

 

Pero todo el equipo de cata cinematográfica apagamos el localizador GPS de nuestros teléfonos inteligentes tras el visionado y nos miramos suspicazmente al terminar el turno de noche...

lunes, 8 de septiembre de 2014

 

 

EL VUELO (2012)

 

Película reciente desde un punto de vista temporal y de criterio de selección del equipo de cata cinematográfica de The Adversiter Chronicle basado en límites presupuestarios que limitan la visita a las salas de cine...
A priori la película lo tiene todo para atraer nuestra atención: dirigida por un director con oficio como el Robert Zemeckis, un protagonista solvente y del que somos incondicionales como es Denzel Washington flanqueado por breves apariciones de un delicioso John Goodman de hippy veterano y Nadine Velazquez que aunque se muere al poco de empezar, comienza la peli deleitándonos con la visión de su cuerpo desnudo y unos pechos que harían decir piropos de andamio al mismísimo Papa Francisco o al mulá de la Meca, tal era su turgencia, majestuosidad, volumen y densidad al órgano de la vista por no citar otro...
Bajo la fachada de un accidente aéreo asistimos a un debate centrado en si la vida privada queda redimida en nuestros quehaceres profesionales y sobre todo en dos tipos de drogas como son la cocaína y el alcohol. Asistimos a un descenso a los infiernos del protagonista y cómo toca fondo dejando por el camino la familia, las amistades, las amantes y su código ético y moral debatiéndose hasta el final si echar la culpa al muerto.
Porque su vida es una mentira y sólo se sujeta por su pericia a los mandos de un avión pero que pierde su profesionalidad al irse a trabajar en un estado de pedo lúcido donde se emborracha para soportar sus miserias como padre y esposo quitándose los bajones y resacas con rayas de coca.
Lo cierto es que es algo maniquea y no veíamos algo así desde aquella de Calles de Filadelfia, si no recordamos mal el título, donde se trataba el tema de la discriminación laboral siendo enfermo de SIDA. En este caso, la moralina es que tus virtudes profesionales quedan anuladas por tus vicios en lo que al principio del metraje da la sensación que va sobre echar mierda al héroe para no pagar la indemnización por no hacer el mantenimiento del aparato...
El argumento es que un piloto coloquetas que acude a trabajar drogado de coca, y además alcohólico que no reconoce ser tal, realiza una audaz maniobra magistral para evitar un accidente aéreo salvando a casi todo el pasaje salvo cuatro y dos miembros de la tripulación...
Película áspera pero a la que le falta algo para tener esa magia que por ejemplo tenía Calles de Filadelfia, tal vez porque todos chumamos algo y somos adictos a algo, ya sea una marca o una sustancia, donde el morbo reside en ver la mugre de la drogo dependencia pero le falta algo más, sustancia y consistencia como si hubieran cortado el metraje porque hay muchas cosas que se quedan en el alero y sólo vemos pinceladas: la pieza defectuosa, el fundamentalismo cristiano cuya sombra amenaza la democracia o la relación con la alcohólica, descansando todo el peso de la película en la interpretación de Denzel y el pulso narrativo que sabe darle el Zemeckis en lo que no deja de ser una fábula para alcohólicos y consumidores compulsivos de alcohol con la moraleja de que el vicio no compensa las virtudes laborales y convierte tu vida particular en un infierno de mentiras y engaños a uno mismo y a quienes te rodean...

martes, 12 de agosto de 2014


 

 

ALERTA MAXIMA (1992)

 

Una excusa para hablar del inefable Steven Seagal

 

Estaba claro que había que dedicar un artículo a este personaje que es el Steven Seagal ya que ocupa un lugar en el panteón de los héroes de acción a mitad de la escala por debajo del Stallone y el Swarzeneger pero por encima del Lundgren y el Van Dam (o cómo bowlings se escriban sus nombres) igualado a otro inefable como el Chuck Norris...

 

El tipo empezó bien con aquella del antiguo comando de la CIA en Viet Nam y aquella otra en que se enfrentaba a una pandilla de jamaicanos y su jefe que eran en realidad gemelos y les daba el don de la ubicuidad a sus alucinados miembros...

 

Hemos escogido ésta porque la están reponiendo y supone en realidad el zenit de su carrera como personaje de acción pese a que habría secuela y aquella otra donde trata en Alaska de proteger a los esquimales de Alaska y la escena en que monta a caballo hace sentir piedad por la pobre bestia que carga con lo que parece en pantalla un arcón congelador sobre una silla de montar en el pobre jaco que jadea pidiendo misericordia, tal es su arte de equitación.

 

Y es que pese a su jeta, cada vez más cebón hasta llegar a su patético estado actual, su rollo de que siempre es un ex agente de la CIA que no presume de ello pero está deseando decirlo, sus movimientos de manos en plan budista zen y ataque de vaca loca, sus coreografías de peleas donde pone cara de ido psicopático para acabar rompiendo un codo o una rótula y su rollo con las titis a medio camino de misticismo y picha brava en horas bajas sencillamente satura.

 

Pero siempre tuvo duende como esta película que sirve de muestra: producciones sin llegar a cutres, rodeado de buenos actores y con gancho en la taquilla y tía buena a su sombra. En esta ocasión se nota lo corto de producción en las escenas en la borda que se nota que es de un barco amarrado a puerto y no el Missouri; flanqueado por dos actores simpáticos al espectador como el Tommy lee Jones y ese malo que nos enamora que es el Gary Busey; y lo mejor de la peli, la fermosa, seductora, mmm... elevadora de espíritus y descensos a los infiernos de las fantasías sexuales más perversas que era Erika Eleniak, que seguramente no os suene pero la recodareis de bañador rojo como salvamento playero y sobre todo por esta película donde enseña por unos segundos sus tetas y principal razón para el equipo de cata cinematográfica de la redacción para ver la película...

 

Está preciosa, sencillamente preciosa.

 

El argumento es una tontería muchas veces vista: en este caso un buque de guerra que es tomado por comandos renegados de las agencias de inteligencia donde secuestran a la tripulación y el cocinero que era ex- SEAL a base de tortazos y mamporros resuelve la situación, defiende el pabellón USA del enemigo interior y al final besa a la chica de tan tremendas tetas...

 

Lo cierto es que la buena de Erika está de florero y sólo se justifica su presencia por la escena en que enseña el pechamen y el beso final del Seagal que no viene a cuento porque se pasa el metraje dándole la turra sobre lo que tiene qué hacer y qué no hacer, adiestramiento de tiro con subfusil a marchas forzadas... Pero de repente en la última escena le mete un morreo a la Erika que hace pensar que el Seagal es un tipo afortunado.

 

La película se salva por el Lee Jones y el Busey que bordan sus papeles de tarados institucionales porque si fuera por ver al Seagal sencillamente dejaríamos de verla cuando sale al inicio en los títulos de crédito su nombre.

 

Recomendarla si no la visteis como ejercicio de masoquismo y si sois onanistas compulsivos o camino de ello, pillar el DVD, o mejor en cinta VHS, para ver una y otra vez las tetas de la Erika, un rostro hermoso y posiblemente una actriz desaprovechada aunque en los primeros planos y a medida que avanza el film se notan estragos de su rostro, cosa que nos pasaría a cualquiera si tenemos que aguantar la turra del Seagal....

 

¡Pero que tetas, por los clavos de Cristo, que tetas!

 

lunes, 21 de julio de 2014


 

 

EL REINO DE LOS CIELOS (2005):

 

¡DELEZNABLEMENTE ATROZ!

 

Ha sido duro para el equipo nocturno de la redacción abordar este insulto a la inteligencia cinematográfica que es la película que traemos hoy a Butaca de patíbulo, producción británica de 2005 dirigida por el Ridley Scott y protagonizada en sus principales papeles Orlando Bloom, Jeremy Irons, Lian Neeson y la desconcertante, en ocasiones turbadora, belleza de Eva Green.

 

 

 

Habíamos tratado de verla un par de veces, la primera lo dejamos a los veinte minutos y en la segunda ocasión sólo aguantamos de nuevo los veinte primeros minutos por ver la escena en que el futuro Rey de Jerusalén le estoca con la fusta en la mejilla al protagonista mientras come y le dice, con transcripción chapurreada:¡Soy louñgi de figñón!

 

 

 

El de la limpieza afirma que el Ridley Scott se merece la lealtad del espectador por Alien el 8º pasajero y Blade Runner, pese a que viendo ésta sobre las cruzadas ahora se entiende mejor el bodrio que hizo de una versión de Robin Hood que ya tratamos en un número anterior de Butaca de patíbulo.

 

 

El segureta puntualiza que pese a ello el bueno de Ridley Scott vierte su talento en productos adaptados a las nuevas generaciones y sus códigos visuales con producciones de campanillas. Por mis partes sólo pude añadir a mis dos compañeros nocturnos que lo único de campanillas de esta película es que fue rodada en Marruecos de la misma forma en que se rodaban pelis de Hollywood en la España de los 60´s: escenarios y parajes pintorescos naturales, abundancia de carne de cañón en servicio militar obligatorio para mostrar desplazamientos de masas y atrezzo humano, pleno apoyo de las autoridades autoritarias que se traduce en apoyo logístico y de material para finalizar con una sociedad atrasada industrialmente donde aún perdura la cría y utilización de equinos y acémilas en labores agrícolas y de transporte lo cual facilita ejemplares animales y jinetes para este tipo de películas...

 

La película en sí es un insulto en toda regla pese a su perfecta manufactura como espectáculo cinematográfico pero para empezar el protagonista Orlando Bloom que siempre estará grabado en la retina como el nenaza de Troya pese a otras exitosas interpretaciones, pero es un nenaza y lo será siempre pongan en el papel que le pongan. Demasiado guapo para ser del medievo y esa extraña juventud que le hace parecer más joven y le permite como en este caso abarcar varios años en la secuencia temporal de la acción...

 

Luego está el tema de la trama, maniquea y tergiversadora, con el leproso que siempre da grima, y acorde a la fecha de producción donde ya se estudiaba en el Pentágono cómo salir de la embarrada de Iraq y Afganistán si se torcían las cosas como se estaban torciendo, donde se hace un producto que agrade a cristianos y musulmanes espectadores con el rollo de siempre: en ambas partes hay buenos y malos, se puede convivir siendo de distintas religiones y al final el sistema tiene en su vértice personas humanas con humanidad que aunque pueden utilizar el guantelete prefieren estrechar las manos, ser nobles, honestos y fieles a la veracidad...

 

Vomitivo con la que estaba cayendo entonces y la que está cayendo y están derribando en la actualidad.

 

Luego las incongruencias son deleznables, el tipo bastardo y herrero acaba siendo desde cruzado a ingeniero agrónomo con máster en riegos y calanizaciones de agua de pozo, ingeniero de sistemas armamentísticos basados en catapulta y torres de asedio... El protagonista encima es una especie de revolucionario de borrachera donde se salta los códigos imperantes en la época y hace caballeros desde a siervos a mozos de cuadras pasando por encargados de orinales y mancebos de las autoridades cristianas... No hay morbo: en la escena erótica es más blanca que esas pelis pseudo porno que ponen de madrugada en canales de orientación vaticana o sumisión católica donde tienes una erección pero como mucho se ve una teta con lo cual si pecas con la mente es culpa tuya, pero es que aquí sencillamente dura cinco segundos y sólo vemos sábana siendo la escena más sexy cuando la protagonista se levanta del barreño... ¡con camisola hasta las dedas de los pies! Es cierto que se marca trasero a través del paño húmedo, pero te quedas con ganas de algo, aunque sea un beso de rosca, pero ná, todo en plan Disney para que la infancia pueda pasar por taquilla y luego consumir el producto en soportes caseros.

 

 

Lo mejor sin duda, aparte del beso a la mano leprosa del malo, es la actriz Eva Green que tiene unos ojos que te atrapan y ya estás rendido antes de que suene la alerta de zafarrancho de combate. Sale del trago de un papel interesante que se adapta al código actual de valores y al final parece que está de adorno y justificar su presencia por la escena ya citada del barreño, la insulsa escena erótica festiva para parvulario pijo y por decir que sale una mujer en un contexto tanto social como geográfico donde la princesa de Jerusalén no puede ser tan putón berbenero aunque sea de forma honesta. No nos tragamos que el nenaza seduzca a tan bella moza que seguramente si se fuera fiel a la verdad se pasaría toda la película tras las rejas de un serrallo...

 

Luego están el Lian Neeson, que siempre merece nuestra confianza, pese a que parece que se le escapa la risa en ocasiones, y un Jeremy Irons siempre imponente, en la escena, en el plano, en la acción, atormentado metafísicamente y ya de vuelta de todo que supone un listón de calidad pese a que reitero que se come la cámara dejando enanos al resto.

 

Destacar también al malo maluco del personaje de Reinaldo, claro que lo interpreta el escocés gigantón de Braveheart , y ya nos tiene ganados, en un personaje entrañable de psicópata psicótico que lo mismo asalta caravanas que oasis a golpe de decapitación y barbarismo... ¡Hasta que llega a su escena cumbre cuando tras decapitar y degollar a todo destripaterrones musulmán viviente se va a por la hermana del caudillo musulmán, que ya nos pone a cien en un sexy vestido con velo y cuando creemos que va a producirse una orgía de sexo violentado, sencillamente se nos muestra el careto de la fémina y lo demás se supone...!

 

Antes al menos cuando se llegaba a este punto la cámara iba a una chimenea encendida y similar metafórico del fornicio, pero aquí sencillamente se cambia de plano y escena.

 

El argumento, bueno, un humilde herrero hijo bastardo de un barón guerrero y cruzado en las cruzadas, es reclamado por su padre no reconocido dejando atrás su vida de siervo metalúrgico medieval. Su barco naufraga logrando sobrevivir y entablando una relación de honor de soldadesca con un musulmán que previamente quiso robarle su caballo (ya es milagroso que el protagonista llegue vivo a la arena entre los restos del naufragio cuando vemos antes al barco hundirse y el notas estaba aferrado a su espadón que pesa un copón pero que encima se salve un corcel es de cachondeo, sólo le faltaba estar ya ensillado), llega a Jerusalén señor de unos acres de desierto árido que a los pocos meses gracias a su inteligencia se convierte en un arrozal del sudeste asiático, tal es el florecimiento de vida vegetal y leguminosas tras sus obras de canalización de agua...

 

Por el camino se trajina a la princesa, se gana al leproso caudillo de Jerusalén, ajusta cuentas con los malvados y finalmente tras llevar sus ideales hasta el fin, vuelve a ser herrero apareciendo, cómo no, el inefable Corazón de León que quiere reclutarle de nuevo...

 

Afortunadamente se niega a volver a las cruzadas y nos ha librado de una segunda parte de sus aventuras medievales tipo Equipo A.

 

Producto en suma para consumo familiar y de jovenzuelos y jovenzuelas que recomendamos ver si no la visteis, advirtiendo no obstante de que posiblemente no acabéis de verla y si lo hacéis pasarán décadas antes de tener el valor de visionarla de nuevo...

 

Pero hará las delicias de devoradores de novela histérica, fans de Canal Historia y revistas de temática histórica y militar amén de corazones cristianos y musulmanes que anhelan un mundo en paz y bienestar...

 

Una soberana ñoñez y deleznablemente atroz.

 

lunes, 16 de junio de 2014

 

 

EL DÍA DE MAÑANA (2004)

 

Una catastrófica excusa para hablar del catastrófico Dennis Quaid

 

¿Por qué nunca escarmentamos y seguimos visionando, aunque no pasando por taquilla, películas de catástrofes que son una puta mierda?

 

En nuestro caso y tras hacer una encuesta por la redacción entre el turno de noche, el de la limpieza y el segurata coincidieron en señalar que más que nada por el morbo de ver nuestra civilización destruida pese a que desde Aeropuerto y El coloso en llamas pasando por Poseidón, se repiten esquemas y la esencia de las tramas son las mismas. Pero resultaba inevitable visionar una película que tiene el morbo del cambio climático como protagonista y una era glacial cuya génesis ocurre en 48 horas al término de las cuales digamos que el casquete del Polo Norte llega hasta México y por supuesto la vieja y decrépita Europa queda sepultada bajo metros de rocoso hielo...

 

Como siempre en este tipo de argumentos: una soberana mierda y para que nadie se ofenda: una republicana mierda.

 

El otro punto de interés unánime a todos los del turno de noche era ver a ese catastrófico actor que es el Dennis Quaid, envidiado por los machos alfa del orbe civilizado consumista a crédito bancario en su noche de bodas cuando se casó con la Meg Ryan...

 

Por otra parte es éste un actor malogrado, nos caía simpático pese a sus cargantes papeles de echado para alante, vacilón y aficionado a la botella hasta cuando actuaba, pero al que se recuerda de tres formas: por El chip prodigioso que engancha por la sensual belleza de la Meg, Elegidos para la gloria en su papel de astronauta basado en el real y por último porque siempre pensamos: ¡Ah sí, el coloquetas borrachuzas! ¿Sigue actuando?

 

Lo cierto es que el tipo está jodido y envejecido prematuramente con una expresividad facial similar a la de una alcachofa de invernadero y ha perdido completamente la elasticidad del careto, ahora parece que está continuamente recuperándose de la resaca y el caso es que sigue resultando simpático, pero patético.

 

Sin más comentarios que el sempiterno que se dice tras verle: iba para estrella.

 

La película la dirige el inefable Roland Emmerich.

 

Podría decir que ha hecho un producto con todos los tópicos típicos del cine de catástrofes donde todo lo que podía salir mal, sale mal y se produce un cataclismo de dimensiones bíblicas, las tramas paralelas son absurdamente ñoñas donde no falta hasta el niño tumoroso que debe ser evacuado por las ambulancias del condado ¿? en plena catástrofe en forma de hielo de tropecientos metros de altura que entierra la ciudad de Nueva York pero las jodidas ambulancias del condado siguen atendiendo llamadas, los sacrificados miembros de las fuerzas públicas y hasta sin techo de los USA son cojonudos y unos héroes, el US ARMY también es cojonudo al servicio del rescate de la ciudadanía y el sistema político pese a sus defectos y males genera estadistas que saben tomar las riendas...

 

Pero prefiero deciros que la dirige el mismo que la espeluznante para la inteligencia de Independence Day y creo que sobran más comentarios...

 

Típico producto de catástrofes con un patético Dennis Quaid aunque resulta curioso ver a los gringos de espaldas mojadas en dirección a México y absurdeces común a estos bodrios de creer en el sistema, en Dios y en el espíritu USA para vencer a las dificultades y sobreponerse a las calamidades porque como dice el Presidente al final, aunque hable desde una embajada en un país tercermundista, saldremos de ésta...

 

Nosotros salimos pitando del canal para ver el Argentina contra Bosnia.

 

 

 

lunes, 2 de junio de 2014

 

 

COWBOYS & ALIENS (2011)

 

Lo primero decir que el título llama al engaño y parece que asistimos a otra vuelta de tuerca de Alien el 8º pasajero, una de esas precuelas, secuelas o espuelas del bicho depredador pero no.

 

En realidad el alien es distinto y lo que estamos es ante otra vuelta de tuerca de pelis de invasión alienígena sólo que esta vez la acción transcurre en el familiar territorio de las películas de vaqueros, el lejano oeste americano, y los alien vienen en plan de exploradores para extraer el oro del planeta y de paso abducir unos cuantos humanos para su estudio...

 

Producción reciente de 2011, dirigida por John Favrean y protagonizada por la perturbadora belleza de Olivia Wilde, Daniel Craig y Harrison Ford en sus principales papeles pero rodeados de rostros conocidos para el espectador.

 

Lo cierto es que la película se salva en gran medida por el Harrison Ford en un papel de antiguo oficial sudista reconvertido tras la derrota en sufrido y rudo ganadero cacique de la comarca que además tiene un hijo donde en lugar de ver un heredero y sucesor de su imperio ganadero lo que tiene por primogénito es un pijotero pistolero fanfarrón que no hace más que meterse en líos. Pero Harrison Ford convierte el personaje en humano, en un viejo cascarrabias en realidad que sigue su guerra particular contra la ley, los destripaterrones y los apaches.

 

Luego está el Craig donde cuesta, al igual que todos los actores que encarnan a 007, verle en otro papel que no sea el de agente secreto (hasta el sombrero le queda raro) y su personaje peca quizás de falta de calor humano y sí tiene de sobra la frialdad hierática de su mirada que sólo aumenta la sensación de que en realidad James Bond está de vacaciones pagadas por el gobierno de Su Graciosa Majestad en un parque temático del oeste...

 

Mientras que Harrison Ford logra con una mirada y ceja levantada o bien con un ápice de sonrisa en su cara que nos muestra el cambio de talante y progresiva humanización del viejo y mal humorado ganadero, el Craig hace un personaje de piedra, imperturbable a los inconvenientes y de típico tipo duro que mientras le estás hostiando te advierte de que si vuelves a hostiarlo una vez más, te matará...

 

Respecto a la ambientación de la época el director sigue la estética marcada de mostrar la sociedad de sucios, sudados y sin afeitar de la frontera y bebe de diversos títulos, tal vez en un intento acelerado de meter al espectador en harina, y la parte de alienígenas tiene buen visionado con texturas que recuerdan a los alien de Distrito 13 aunque los movimientos resulten artificiales, demasiado acelerados quizás, siendo estéticamente una mezcla de bicho de origen insectívoro donde se añade un par de extremidades que salen de su abdomen que inevitablemente nos recuerda al mutante y líder de la resistencia de los colonos mutantes en Marte en Desafío total contra el gobernador Kojainen (o cómo bowlings se escriba).

 

Impecable producto cinematográfico pero que no dejará satisfecho del todo al espectador veterano por cuanto las historias que muestra las hemos visto otras veces y donde se sigue hasta el final por el Harrison Ford y que tampoco aspira a más que ser una variante de propuesta original de dos géneros: las partidas de búsqueda y rescate de las de vaqueros y la de los bichos alienígenas que vienen a la Tierra para expoliar los recursos naturales...

 

Y sobre todo que no sale nuestro amado y viejo Alien.

 

 

 

lunes, 28 de abril de 2014


 

 

3:10 to Yuma (2007)

 

¡Atentos desheredados de la butaca de patio y entresuelo! ¡Albricias huérfanos de cine de estreno y pufo en el video club del barrio! ¡Una película digna de visionarse! ¡Y de vaqueros!

 

 

 

El caso es que si estáis tan colgados y empufados que no catamos taquilla de cine desde el nefasto 2008 como el equipo de visionado de The Adversiter Chronicle, estamos de enhorabuena: una buena película moderna de vaqueros digna de tal categoría.

 

Alguno nos dirá que coño, la peli ya es veterana ya que data de 2007 y en España nos creíamos aún los reyes del mambo consumista a crédito y gustábamos aún del cine de estreno... Así que seguramente nos tacharan de carcas...

 

 

 

El primer acierto de la película es un director competente, coherente y honesto con lo que tiene entre manos que no es otra cosa que una película de acción, subvariante de escolta de prófugo con sus coleguis al acecho para rescatarle, pero ambientada en la época posterior a la Guerra Civil estadounidense y la posterior expansión del ferrocarril. Los actores están sencillamente bien, ignoramos si ganaron algún premio, hace tiempo que evitamos el kiosko por diferencias de criterio e indiferencia de crédito y por tanto las revistas de cine llegan con retraso y a veces restos de boquerones, calamares, sardinillas, bonito y otros manjares del asalariado por cuenta ajena, empleado en subcontrata y hasta funcionario cañí sin olvidarnos de tele operadoras...

 

 

 

Russell Crowe... ¿Recuerdan aquella pequeña delicia de un pleno Denzel Washington en la prehistoria de la revolución digital donde un desconocido actor australiano interpretaba el despiadado programa de computadora, ein?

 

Está soberbio lejos de esa soberbia de repetir el personaje de Máximo: honesto, dirigente de semejantes y sin variar su interpretación. Pero aquí hace lo mismo, pero lo mismito, y sin embargo actúa. La guinda es el sombrero que lleva, genial el que tuvo la ocurrencia, que lejos de esos sombreros exageradamente vaqueros que llevan los malos, él lleva un sombreo que instintivamente hace que tus neuronas de memoria profunda rescaten la imagen de Billy El Niño que siempre vemos en algún momento de la infancia y la adolescencia. Por una vez no se le ve con el pecho-lobo romano de Gladiator y es lo que demuestra por qué el Crowe es una estrella de Hollywood y nos enamora: los detalles se adaptan a su personaje aunque siempre haga la misma interpretación mas advertimos que durante diez minutos, disminuyendo progresivamente, nos cuesta y rechina verle haciendo el canelo con un sombrero de gilipollas para al final caer rendidos a su interpretación, encandilados con su personaje y haciéndole cada vez más rico. Pero se merece el sueldo porque nos deleita y atrapa la cámara como sólo un actor y una estrella como él sabe hacer.

 

 

 

Luego está Christian Bale con esa relación que mantenemos con él de amor-odio sin saber por qué hasta que caes en la cuenta que su papel de niño que se hace grandote en aquella del campo de prisioneros japonés, la reponen tan a menudo que empacha y acabas deseando que el oficial japonés le ejecute de una puta vez por ladilla rompecojones a bastonazos de bambú a partir de que la ves por tercera vez aunque la visiones cada cinco lustros...

 

Pero es otra estrella que está soberbio, contenido en uno de sus personajes atormentados interiormente por causas externas. Domina las muecas faciales, aunque cuando sonríe es nuestro Bale y no el toca huevos que merecía que el oficial japones le...

 

Además es un rostro al que los postizos y aditivos tipo barba, bigote, cicatrices, le encajan bien.

 

 

 

Y un tipo que nos encanta. Le habíamos visto de malo psicopático en aquella del Bruce Willis en que una banda de delincuentes juveniles eran acorralados secuestrando sin saberlo a la prole de un contable de la mafia. Esta interpretación, del mismo papel a nivel de estudio psiquiátrico y tratamiento intensivo de contención y Haloperidol dol dol, que la que hizo en la película del Bruce Willis hace que confirmemos heredero de un trono sin dueño desde Scorpio o Tiburón. Es un actor por descubrir para los productores que esperamos no lo encasillen en este tipo de papeles y le seguiremos todo lo cerca que nos permita el presupuesto.

 

 

 

Y por último el primero en surcar para toda la Eternidad en la memoria del aficionado al cine y donde eternamente querríamos advertirle que van a cazarle a lomos de su burra unos paletos en furgoneta: el por alguna extraña razón siempre en nuestras oraciones de Peter Fonda.

 

 

 

El segundo acierto es adaptar una película de acción a un escenario como es el lejano oeste sin caer en tópicos, que está repleta, pero escenificado con esa magia del séptimo arte de trasladarnos porque nuestra mente acepta ese escenario: forajidos pendencieros, empresarios explotadores, granjeros destripaterrones, indios al acecho, diligencias, oficina del sheriff... Lo tiene todo, lo mismo de siempre, pero es el siempre que reconforta al calor de la hoguera en una noche oscura y entorno hostil...

 

 

No cae por fortuna en esa versión acaramelada tipo Jóvenes jinetes, Silverado y mierdas semejantes pero tampoco comete el error de repetir Sin perdón. Han cogido el dinamismo del lenguaje moderno visual pero, salvo la camarera del salón, aunque tal vez porque pocas veces hay camareras en la barra en las pelis del vaqueros, no chirría como chirriaba y edulcoraba hasta límites insoportables de ñoñez y patrioterismo en que caían las dos citadas anteriormente sin ir más lejos.

 

Y esa magia de Hollywood, esa propagación de espectáculo global del orbe conocido que no se disfrutaba desde los espectáculos de circo de los romanos pero que a la vez ilustra a la población estadounidense para concienciar de que las Guerras Bushianas no devolvieron tarados a la vida civil y que los francotiradores son buenos patriotas, sufridos ciudadanos soldados y que cuando hay que confiar en ellos se pueden confiar y sus familiares orgullosos de su sacrificio...

 

 

En resumen un excelente producto cinematográfico con un regreso a rodar sin escenarios trucados y las trucas no se aprecian durante el metraje, que es el trabajo de una buena truca, y que es una ingeniosa variante de películas tantas veces vista pero con actores interpretando, buen pulso del director y una buena historia...

 

"Butaca de patíbulo"

Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle

miércoles, 23 de abril de 2014

 

THE STONE KILLER (1973)

Una excusa para hablar de Charles Bronson

(AMÉRICA VIOLENTA)

 

Hacía tiempo que queríamos rendir homenaje a uno de esos actores incrustados en el hipotálamo del espectador pese a que no se le relaciona con las estrellas del firmamento de celuloide, pero sí que lo es para muchas generaciones de espectadores y sobre todo de espectadoras ya que pese a su estética facial, que a medida que envejecía se pronunciaban sus rasgos de origen tártaro, fueron muchas las féminas que quedaron prendadas de él en películas como Los siete magníficos o La gran evasión.

 

Pero tenía duende y su aparición en multitud de repartos en la cartelera era un gancho perfecto para el público que sabía que iba a ver una película cuando menos entretenida.

 

 

 

Charles Bronson, fallecido en 2003, es un gran desconocido para las nuevas generaciones de espectadores que huyen del visionado de películas ya añejas por el paso del tiempo pero para nada rancias en su mayoría. Y es una pena porque trabajó con buenos directores y actores, por eso recomendamos que si nunca os asomasteis a su universo no dudéis en visionar alguna porque os sorprenderá gratamente.

 

 

 

La película que traemos hoy es el exponente perfecto de la última y fructífera etapa del actor ya como estrella de cartelera y protagonista en una serie de películas en que encarna siempre a un hombre maduro que se ve golpeado sin quererlo por la violencia y donde se erige en el último defensor sino de la ley, sí que de la justicia, la justicia del hombre corriente enfrentado a una sociedad en aparente descomposición de urbes saturadas de bandas barrio bajeras, violencia de bandas suburbiales y sobre todo un fresco social de una época en que mientras se libraba la Guerra Fría a nivel mundial los EEUU tenían abierto un frente interior en sus ciudades...

 

 

 

El film nos asoma a los EEUU de 1973, con detectives del NYPD racistas y violentos, coches enormes antes de la crisis del petróleo donde el galón de gasolina costaba menos de 1$ y con veteranos de la Guerra del Viet-Nam que vuelven con taras psicológicas, la palpable mano de la mafia controlando las actividades ilegales, el movimiento hippie recluido en delirantes comunas buscando trascendencia cósmica y un honesto policía que sin quererlo ni desearlo utiliza métodos poco ortodoxos porque sabe que el sistema permite salirse con la suya a los delincuentes...

 

 

 

Bronson es un detective de Nueva York que se ve obligado a irse a trabajar a Los Ángeles debido a sus métodos que indignan y ponen en apuros ante la prensa a sus superiores.

 

Ya instalado como teniente en LAPD, y durante la investigación de un asesinato en apariencia dentro de los límites normales, descubre una trama donde se busca eliminar a la vieja guardia mafiosa en venganza de una matanza ocurrida en 1931.

 

El gerifalte mafioso que quiere eliminar a sus compinches gerifaltes contrata un antiguo militar profesional que va reclutando veteranos de la guerra en el sudeste asiático sin antecedentes policiales y expertos en el arte de la guerra...

 

 

 

El único pero que se le puede poner a la película es la poco realista sangre, demasiado espesa y acarminada aunque este aspecto de la sangre de pega no vería el realismo hasta entrados los 80´s y es una falla común a la época aunque los espectadores estaban acostumbrados en una era donde se entraba al cine a aislarse y el espectador era cómplice al aceptar el lenguaje visual, cosa que se va perdiendo poco a poco por desgracia. Por otra parte y al igual que sucedía con el Eastwood, la crítica era inmisericorde con este tipo de películas que tachaban de fascistoides y violencia gratuita pese a que el público pasaba por taquilla y era un producto rentable para los productores y dirigidas con oficio por otra parte.

 

 

 

Una excusa en definitiva para ver al Bronson, actor perteneciente a una estirpe de actores que llegaron casi de casualidad a la interpretación y películas donde pese a que desde el principio sabemos quienes son los malos y quienes los buenos, tienen en sus diálogos (ésta merece verla sólo por las frases) una crítica velada a una sociedad y un sistema que miraba para otro lado cuando la marginalidad ejercía su violencia...

 

Menos mal que existía el Bronson y su concepto de justicia para mantenernos a salvo.

 

 

 

martes, 8 de abril de 2014

 

 

EL ÚLTIMO DESAFÍO (2013)

 

Variados motivos para visionar esta película: interviene como malo maluco el actor Eduardo Noriega y de protagonistas el siempre fiable de Forest Whitaker y ver cómo se conserva el bueno de Schwarzenegger...

 

Lo cierto es que Hollywood suele visitar los escenarios fronterizos, esos alejados de las grandes urbes, de grandes rectas sin fin por parajes desérticos y fronteras delimitadas por barrancos y riachuelos sin que falten las tribulaciones de los representantes de la Ley ante lo agreste de la vida en villorrios fronterizos aunque en esta ocasión, sin renunciar a la esencia fronteriza, se bebe de diversos géneros como el de trastazos y persecuciones automovilísticas, huida de super peligroso narcotraficante y la soledad del sheriff para hacer cumplir las leyes rodeado de malandrines con armas.

 

La acción se reparte entre la desquiciada huida del narco, los esfuerzos del FBI para atar cabos y llegar a tiempo a la frontera profunda, aunque aquí la tardanza en llegar chirría un poco, y los esfuerzos del honrado representante de la Ley y sus ayudantes.

 

Se agradecen las escenas sin truca digital de hostias y vuelcos de coches, todo terrenos y autobuses escolares. Hay algunas fantasmadas como el rescate del narco por sus compinches en que todos disparan al vehículo levantado con grúa imantada y a la compinche que dispara encaramada a ella, corren a los edificios circundantes pero nadie se ocupa del operador de grúa, que si hubieran ido a por él hubieran interrumpido el rescate aunque el director sabe mantener el pulso dinámico de la acción sin que el espectador piense demasiado en las incongruencias, que las hay.

 

Dirigida por Kim Jee-Woon, la película resulta bastante predecible por cuanto ya hemos visto esas escenas y situaciones en otras películas y por desgracia da tiempo a pensar en ello mientras transcurre el metraje, aunque seguimos pegados a la butaca porque es una pena dejar de ver una película a la mitad, los actores nos son familiares y sabemos que esperar de ellos y, porque se quiera o no, hay un par de generaciones que disfrutaron del bueno de Schwarzenegger, ese musculado culturista que supo siempre elegir bien sus papeles y que salió ileso de los intentos de hacer comedia, acción o ambas tres.

 

Vemos a la estrella con el paso de la edad, sin que trate de camuflarlo excesivamente y sabe reírse de sí mismo en las escenas de acción donde tarda en recuperarse de las caídas y utilizar la maña de la lucha libre en las escenas de mamporros sin que chirríe demasiado su decrépito estado estético.

 

Forest hace su papel, que tampoco da lugar para mucho lucimiento, pero llena la pantalla pese a que sus muchachos del FBI llegan siempre tarde, siempre se les escurre el malo pese a la superioridad de medios armamentísticos y no se fía de que el sheriff de un villorrio de catetos de pueblo perdido en medio del desierto sea capaz de detectar y abortar el osado plan de fuga del narco.

 

En cuanto a Eduardo Noriega, cumple su papel de narco pero se limita a muecas y gestos hasta la pelea final en que si a cualquiera de los mortales nos coge el Schwarzenegger y nos arrea el hostiazo a la espalda contra el perfil de acero del puente, nos hubiera partido el espinazo y dejado parapléjicos.

 

En realidad la película es un buen cómic cinematográfico que cumple todas las reglas y se cumplen bien, pese a los momentos chirriantes, aunque a mitad de metraje el sheriff y su equipo parezcan el Equipo A.

 

La diferencia con otras del mismo estilo radica fundamentalmente en mezclar escenas cliché de otros géneros familiares al espectador veterano y el lenguaje visual de los vídeo juegos, en esas salpicaduras de sangre que son realistas, cierto, pero parece que siempre disparan a donde más sangre produce: cabezas, cuellos y abdomen con balas de gran calibre. No falta la metáfora recurrente últimamente de contraponer a veteranos jodidos de las Guerras Bushianas frente a mercenarios que han olvidado por un sueldo el patriotismo y el honor. Salpicaduras de escenas del carácter fronterizo de los habitantes y guiños al espectador riéndose de sí mismo el protagonista. Aquí la gente muere aunque la escapada en el auto reconvertido del narco exige no pensar demasiado en lo que se está viendo y abandonarse a la magia del cine aceptando la propuesta por parte del espectador...

 

Un peligroso narco se evade cuando es trasladado a prisión y escapa a toda velocidad, nunca mejor dicho, devorando millas para llegar a un pueblo fronterizo donde un destacamento de mercenarios le construye un puente que salve el barranco que hace de frontera con México y salve al narco de ser encarcelado en los EEUU.

 

Mientras el narco se evade, sus mercenarios toman una granja y preparan el puente pero son detectados por los ayudantes del sheriff matando a uno de ellos. El sheriff deberá decidir si dejar el caso en manos del FBI que nunca termina de llegar o enfrentarse con sus medios a los mercenarios y abortar la escapada del peligroso narcotraficante...

 

 

Contara para ello con sus ayudantes, una chica sin experiencia en tiroteos y un regordete hispano que sabe como escabullirse de disparos, lanzamientos de cohetes y demás parafernalia mortal. También una antigua estrella deportiva de instituto veterano de Iraq y Afganistán que se redime de sus tribulaciones de fracasado visitante de la celda de la oficina del sheriff dando el callo como combatiente ganando de nuevo la auto estima y el amor de su ex novia, que no es otra que la ayudante del sheriff que cuando llegan los tiros se transforma en una letal francotiradora.

 

 

Lo cierto es que hay que verla como homenaje crepuscular de Schwarzenegger y la dirección de Kim Jee-Woon hay que verla como homenaje a un montón de títulos pero nos deja un sabor de boca que dejará nostálgicos a quienes pasaban por taquilla para ver a la estrella de acción y las nuevas generaciones que ya no están acostumbradas a cine con oficio y notarán falta de trucas digitales, sexo violentado y las jodidas escenitas de mamporros al estilo oriental, lo cual se agradece porque sería la guinda para dejar de verla a las primeras de cambio.

 

 

Y es que las estrellas envejecen y los espectadores también, pero aún podemos distinguir gato por liebre pese a que como producto de entretenimiento no hay nada que objetarle y el Schwarzenegger, pese a su decrepitud visible y notable, sabe adaptarse a la vejez.

 

miércoles, 2 de abril de 2014


 

DRIVE (2011)

 

Agradable y refrescante entretenimiento cinematográfico esta propuesta producida en 2011 y dirigida por Nicolas Winding Rern que será muy conocido y popular por sus familiares y allegados amén de profesionales de la cosa pero que nos es completamente desconocido, ignorancia inducida por la crisis y su repercusión en los presupuestos que hacen que estar al día acudiendo a sesión de noche se haya vuelto prohibitivo...

 

Pero tribulaciones que no vienen al caso aparte, resulta agradable por varios e importantes motivos. El primero la ausencia, y bien integradas si las hay, de trucas digitales con colisiones imposibles que sólo son aceptables para generaciones de nacidos con el entorno de los video juegos y sus texturas, con escenas automovilísticas que ya resultan raras y van camino de ser extraordinarias en el cine de acción actual. Lo segundo que la violencia es tal sin escenas de abnegados SWATS, agentes de agencias secretas en secreto con satélites ni el lenguaje habitual en estos casos visualmente hablando. Aquí los asesinos profesionales tienen su arma, los ambientes podemos encontrarlos en cualquier barrio de una urbe cualquiera, el amor surge natural basado en miradas, en escenas de silencios y miradas cómplices de los amantes que nunca podrán serlo...

 

Mucho mérito lo tienen la pareja de actores principales, lo de principales es porque todos son protagonistas, que son Ryan Gosline y Carey Mulligan bien arropados ambos por Bryan Cranston, Oscar Isaak, Albert Brooks, Christina Hendricks y Ron Perlman.

 

El Ryan es un actor que nos cae bien desde el principio, posiblemente si sois veteranos de entresuelo y butaca de patio, os recuerde al Steve McQueen en sus gestos faciales que no parecen para nada forzados. De su compañera de plantel protagonista nos suena la cara pero nadie en la redacción supimos decir de qué...

 

Resulta refrescante por cuanto esta película ya la hemos visto varias veces pero tiene su propia personalidad. Vemos a Alan Lad (¿con una “d” u dos, ein?) en aquella del pistolero que llega a un rancho, que en ésta de hoy hay niño pero es digerible, el conductor es un Mad Max donde el coche es una prolongación de su alma atormentada...

 

Como siempre podemos ver homenajes, tantos como queramos ver, pero pese a que sabe captar los gestos faciales y dota de ritmo la acción, las escenas automovilísticas no resultan empalagosas, saturantes y ñoñas como en Ronin sin ir más lejos (la ponderaron por sus escenas de autos pese a que resulta un producto infumable después de las primeras y últimas caladas de su visionado) pero el director se limita a seguir el guión aunque es irreprochable tal acto y consigue darle a la película una textura inglesa, sin caer en la francesa, con sus genes estadounidenses predominando en la criatura final...

 

Nos ha gustado verla y la recomendamos porque se deja ver bien, los actores nos son familiares y recordaremos que hubo un tiempo en que las hostias de los coches en el cine eran de verdad, la mafia suele emboscarse en la normalidad y ya os estaréis preguntando dónde cojones está el argumento y aunque podría decir que es tan buena que no lo cuento lo cierto es que se me había olvidado completamente aunque no es otro que la historia de un solitario escorpión consciente de ser tal que lleva una vida oculta de chófer de evasión en atracos y ve en su vecina la reafirmación de su creencia de que hasta un escorpión es capaz de usar su depredadora e implacable frialdad para redimirse y redimir a sus seres amados, que no son otros que la vecina y su retoño...

 

 

 

lunes, 17 de marzo de 2014


SHERLOCK HOLMES:

Juego de sombras (2011)

 

Buena oportunidad para revisar un clásico del género detectivesco como el eterno Sherlock Holmes y su fiel escudero Watson...

 

Porque lo cierto es que desde la encantadora y casi deliciosa El secreto de la pirámide, parecía que los productores no confiaban en la rentabilidad del personaje, pero con esta moda revisionista de títulos en la era de los efectos digitales era lógico que se hicieran nuevas versiones.

 

Producción de 2011 dirigida por Guy Ritchie y protagonizada por ese coloquetas encantador de Robert Downey Jr., como el detective y el, aún con algo de pelo, el siempre solvente y empático de Jude Law. Les flanquean en el reparto Stephen Fry, Noomy Rapace y Jared Harris entre otros.

 

Lo cierto que la propuesta no soprende en estos tiempos: Sherlock es un coloquetas con una mente privilegiada que desface misterios y sus correspondientes entuertos a la vez que domina el arte de dar mamporros con un doctor Watson con personalidad y vida independiente pero ese espíritu aventurero y jaranero de los oficiales de Su Graciosa Majestad que encuentra en la indolencia e inconsciencia de su amigo detective el equilibrio a su equilibrada vida victoriana.

 

En cuanto a las féminas, la gitana zíngara está mona siempre que se vea de espaldas y la mujer del Watson no enseña ni las dedas de los pies cuando va descalza.

 

Introducen la variante del hermano naturista de Sherlock Holmes, que es el único desnudo de toda la película, por cierto y que para fetichistas es el que sale en V de vendetta presentando un programa de televisión donde se mofaba del Líder...

 

¿La trama?

 

Bueno, aborda un contexto histórico de finales del siglo XIX, están monas las postales digitales con monumentos y plazas en su época de construcción y está lograda la ambientación... Pero hay algo que chirría, algo que logra que no nos metamos del todo en la historia y miremos de reojo aunque afortunadamente los efectos digitales son comedidos dentro de lo que cabe y no hay demasiadas incongruencias...

 

Hay momentos como los de las peleas y las proyecciones mentales, que sustituyen la lógica teatral tipo Colombo a la hora de resolver enigmas y desfacer el entuerto correspondiente, en que el lenguaje es más de vídeo juego y es aquí donde se hace patente la brecha visual y estética de las jóvenes generaciones espectadoras y los que crecieron con las trucas y efectos especiales, pero es un buen producto de entretenimiento siempre y cuando aceptemos las reglas que se nos proponen y que rompen la imagen mítica grabada a fuego en la retina del espectador sobre el detective.

 

Lo cierto es que se aguanta el metraje porque por fin el coloquetas de Robert Downey Jr. Ha encontrado papeles a su medida, que es que sean coloquetas, y no sus interpretaciones a base de muecas y mirada de hijo de perra como era en U.S. Marshall...

 

 

 

miércoles, 12 de marzo de 2014


 

PAYBACK (1999)

una excusa para hablar de Mel Gibson

 

Hacía tiempo que queríamos dedicar un número de Butaca de patíbulo al bueno de Mel Gibson. Puede que las mocedades lectoras que no cayeron enamorados del Gibson de Mad Max, la primera, Gallipoli y también la primera de Arma Letal, se pregunten cómo el autor de bodrios infumables tipo El patriota y esa aberración del cine bélico que es y será siempre Cuando éramos soldados, puede ser merecedor de dedicarle un solo tecleo...

 

Pero sí.

 

Elegimos la película de hoy, aparte de los criterios rigurosos de selección de películas, porque es el Gibson más parecido al que encandiló a toda una generación: Porter, un mercenario, un tipo solitario y auto suficiente cuyas desgracias son paralelas a la de Mad Max en su mundo a punto de ser apocalíptico...

 

La película sigue la mejor tradición de las obras menores del cine negro, algo chapuzas el final explosivo pero ya era norma ese tipo de chuminadas hasta que alguien descubrió que si el protagonista muere no pasaba nada malo en la recaudación de taquilla, pero en 1999 las pelis seguían ciertos cánones como que el prota nunca muere...

 

Dirigida por Brian Helgeland, el Gibson está bien arropado como el afro americano de Predator, el poli malo de Maraton Man, ese desaprovechado actor encasillado para siempre como el hijo del Nolte en la mítica serie televisiva Hombre rico, hombre pobre, sorpresa oriental en las féminas con una deliciosa masoca y sádica Madame de bondage para adinerados y el delicioso y siempre solvente del James Coburn sin olvidarnos del Christoferson, el mítico camionero de Convoy además de cantante pero que nos tememos pasará a la memoria retinal cinematográfica como el compañero semi ortopédico de Blade...

 

Porter, un mercenario del delito, es estafado tras un golpe por su socio que se ha liado con la yonkosa de su mujer que le arrea dos tiros por la espalda y lo dejan tirado y agonizante...

 

Tras recuperarse casi milagrosamente, Porter sale en busca de venganza y de su parte del botín enfrentándose a su ex socio, un sádico y estrafalario masoquista que en realidad sólo es un peón de una gran corporación del crimen.

 

Contará con la ayuda de una prostituta de lujo, alma gemela en realidad tan furcia como él en lo suyo que buscarán la redención exigiendo lo que les corresponde y enfrentándose a distintos niveles de delincuentes.

 

Hay escenas violentas que siguen despertando grima como cuando le machacan las dedas de los pies y el guión mantiene la emoción a base de subir peldaños Porter para llegar a quien pueda devolverle sus $35.000, que fue la cantidad por la que intentaron asesinarle.

 

Gibson aún no está muy decrépito y prescinde muecas ya excesivas a partir de Arma Letal 2.

 

Es una película agradable en la mejor tradición de las pelis tipo Justiciero de la noche, la serie de investigador privado protagonizado por Paul Newman o alguna del propio James Coburn, pero sin embargo pese a los escenarios reconocibles, tiene su sello propio...

 

No se me olvida el Steve Mc Queen, pero hablamos de ángeles y no de dioses, pese a que el bueno del Gibson se sienta elegido según sus creencias religiosas...

 

Pero es Mel Gibson y se le perdona aunque evitemos sus películas en ocasiones últimamente.

 

martes, 25 de febrero de 2014


 

 

NO ME CHILLES

QUE NO TE VEO (1989)

 

Traemos en esta ocasión lo que podríamos definir como canto del cisne de un tipo de comedia que comenzó en los 70´s y aguantó hasta los primeros 90´s aunque ya muy decadente.

 

Por un lado un profesional mercenario de la dirección como Arthur Hiller, un completo desconocido pero no tanto su obra por cuanto rodaría unas cuantas del Charles Bronson en la saga del justiciero a la que dedicaremos un número en breves.

 

Luego tenemos a los protagonistas, populares ambos en la época. Uno el Gene Wilder, un actor cómico que sabía imprimir una atmósfera predispuesta a la risa pero sin renunciar a los diálogos que complementaban unas puestas en escena de los gags que eran magníficos por su sencillez. Sin llegar a la magia del Peter Sellers, era una réplica competitiva y le debemos algunos de los más hilarantes títulos sin olvidar las dirigidas por el inefable Mel Brooks donde los espectadores a veces no apreciábamos en su totalidad y que en España se ganó la indiferencia por su versión de la Inquisición en La loca historia del mundo pero que sin embargo, cuando escapaba de grandiosas pretensiones, rodaba buenas comedias dirigiendo e incluso actuando arropado por actores de la talla de Gene Wilder...

 

Luego tenemos de co protagonista al Richard Pryor, destronado como estrella afro americana del starsystem desde la segunda mitad de los 80´s por el también inefable Eddie Murphy amén de que loas estragos físicos de la enfermedad ya eran palpables en su rostro aunque no obstante muestra su valía como actor, el único defecto, que no lo era en su caso, cierto abuso de las muecas faciales mas en esta película su interpretación de invidente es magistral ya que no es fácil simular la ceguera y posiblemente sea junto Al Pacino en Esencia de mujer el actor que mejor ha interpretado a una persona ciega aunque por desgracia no fue valorada en su momento como merecía y nos gusta pensar que fue su venganza al sistema demostrando que los afro africanos son también buenos actores, es una pena que el bueno de Pryor no disfrutara de sus colegas de color de piel triunfando como estrellas de acción y de comedia...

 

Luego de secundarios tenemos sorpresa con Kevin Spacey haciendo amanerado villano y para amantes de los curioso, el apreciar en su inmensidad el pedazo de grano o quiste de grasa que luce en una mejilla.

 

Le acompaña de villana Joan Severane, de rostro desconcertantemente alienígena, piernas que son una perdición y se le ve una teta cuando está en la ducha, aunque nos da la impresión de que Gene Wilder quiso repetir bombazo presentando actriz femenina como hizo con Kelly Lebrook en La mujer de rojo pero ni la belleza alienígena de su faz enamoraba al espectador ni sus curvas levantaban el ánimo de los machos alfa y despertaba envidia estética de las féminas.

 

Estas comedias y estas estrellas no defraudaban nunca porque el espectador, ya parroquiano de sus títulos, sabía que iba a reírse, ver un buen producto de entretenimiento y disfrutar de unos actores que tenían legiones entregadas de ante mano. Son películas de risa, pero son actuaciones dignas de representación teatral porque el producto era solvente aunque no logró pervivir mucho más tanto por envejecimiento de los protagonistas como de las historias para un público potencial que era superado por las nuevas hornadas y se daba el curioso espectáculo en la taquilla del cine de ver mayoría de gente adulta y poca adolescente.

 

Dave es un wasp sordo que regenta un kiosko y busca un ayudante. Wally es un invidente afro americano de clase media que busca un trabajo y acude al kiosko de Dave. Ambos tienen en común que se niegan a aceptar ante la sociedad sus minusvalías y tratan de disimular y aparentar como si fueran gente con todos sus sentidos operativos.

 

Sucede un asesinato en el kiosko donde el ciego escucha el disparo y el sordo ve escapar a los asesinos sucediéndose mil y una peripecias donde Dave y Wally se complementarán sensorialmente hasta desfacer el entuerto y castigar a los culpables...

 

Lejos de los chistes fáciles sobre minusválidos que podrían esperarse, es la cotidianidad de las situaciones que hacen que dejemos de sentir compasión o empatía simpática por el ciego y el sordo para ver que en realidad pueden hacer lo mismo que los demás con sus vicisitudes y adaptabilidad al entorno. No son chistes denigrantes de brocha gorda y os aseguramos que las interpretaciones merecen la pena.

 

Película para recordar por veteranos el mundo de los 80´s urbanitas y para generaciones vírgenes cinematográficamente hablando, descubrir a dos actores que en su época eran taquilleros y estrellas del celuloide, taquilla y vídeo clubs...

 

martes, 18 de febrero de 2014


 

DISTRITO 9 (2009)

 

Sugerente y refrescante propuesta cinematográfica esta producción que no sé bien si es sudafricana o de Nueva Zelanda, en todo caso transcurre en Sudáfrica...

 

Sugerente por el argumento que recuerda las pelis de campos de concentración de prisioneros y refrescante para el género de ciencia ficción donde los aliens son refugiados sociales, dando lugar a una entretenida película que tiene el acierto de descansar el peso de la acción en los actores, el protagonista concretamente, y por una vez los efectos digitales están al servicio de la historia sin saturarla.

 

Dirigida por Neill Blomkamp y protagonizada por Jason Cope, Mandla Gadura, Vanessa Haywood, Kenneth Nrosi y David James se nos muestra la acción como parte de un reportaje y resulta un acierto narrativo la cámara subjetiva aunque por otra parte resulta omnipresente durante todo el metraje una metáfora del apartheid sudafricano y nos recuerda inconscientemente por el estilo a Asesinos natos.

 

Han pasado 20 años desde que una nave alienígena se quedara inmóvil en la vertical sobre la ciudad de Johannesburgo y tras la euforia del primer momento, se descubre que los tripulantes son en realidad refugiados de su planeta y que la tecnología humana es incompatible con la alien debido a la interacción biológica con su tecnología.

 

Así, transcurridas dos décadas, los alien con forma de insecto y hábitos de cucarachas, viven en un gueto dominado por una banda de nigerianos y controlado por una corporación buscando ambos con ahínco el secreto que permita utilizar armamento alienígena...

 

El yerno del Jefe de la corporación es elegido para dirigir el desahucio del gueto y reubicarlos lejos de la ciudad donde la convivencia entre humanos y aliens se degrada cada día más.

 

Entretenida y cuando menos curiosa, es un agradable cómic que recuerda historias y estética de los cómics 1984 y bebe de varios géneros pero sin perder la originalidad. Nos gustó mucho la nave auxiliar, la nave nodriza sigue la estética habitual, y el homenaje final a Robocop...

 

Y es que cuando una película es buena, se le puede sacar tanta simbología como simbólico pueda ser el espectador...

 

 

 

jueves, 6 de febrero de 2014

 

 

CAPITÁN AMÉRICA

 EL PRIMER VENGADOR (2011)

 

Se hacía necesario visionar esta película por variados y diversos motivos.

 

Uno por apreciar el acierto de Marvel, el grupo empresarial que lo maneja, de revitalizar el género de super héroes aunando el atractivo alienante de la gran pantalla con el formato de papel. En este sentido son películas de factura muy correcta y no pueden engañar a nadie por cuanto si vas a ver un cómic cinematográfico debes ir ya pre preparado para meterte en la historia...

 

Otra es que lo cierto que muchas adaptaciones recientes de cómic han sido francamente decepcionantes, un ejemplo ya clásico es el Increíble Hulk que hasta hace buena y excelente comparativamente hablando aquella zafiedad de serie de los 80´s sobre el personaje; no hay que olvidar las escenas de Spiderman brincando entre los edificios que además de falsas el ordenador canta con movimientos imposibles hasta para el hombre araña. Otras como Iron Man, la primera, sorprenden que ante un personaje menos popular y que a priori es más limitado, resultan adaptaciones que te hacen querer profundizar en el super héroe y seguir sus andanzas en papel...

 

Y es que la más importante razón que encontramos para el visionado es que el Capitán América nunca fue muy popular en el orbe extranjero ya que su idiosincrasia, un personaje nacido para el esfuerzo de guerra, lo limitaba por su papanatismo y ostentosa ostentosidad del símbolo USA, que si bien funcionó como propaganda, ganada la paz y extendiéndose la cultura estadounidenses por el mundo libre y ahora libremente por el mundo, creaba cierto repelús a la hora de abordar sus aventuras y merecía por ello el beneficio de la duda espectadora.

 

Su precedente actual de lo que hablamos sería ese absurdo héroe enmascarado, Fantasma, un tipo raro con aventuras en la lejana África y que dejó de tener atractivo tras la descolonización y era muy sui géneris heredera del espíritu de la superioridad del hombre blanco sobre los naturales indígenas, pero al menos su adaptación al cómic es tan nefasta como el original del formato papel...

 

Producción de 2011 dirigida por Joe Johnston y protagonizada por Hayley Atwel, Tommy Lee Jones, Hugo Weaving, Dominic Cooper, Chris Evans y Sebastian Stan.

 

El que destaca porque se come la pantalla es el Tommy Lee en uno de esos personajes en que entra en complicidad con el espectador veterano y sorprende al novato, la chica es monona pero sin llegar a irresistible y los efectos especiales, salvo en su último tercio, están al servicio de la historia. Los secundarios huele pies son conocidos al espectador y el atrezzo falla en ocasiones como los camiones de tres toneladas y los paneles de control, se echa en falta que no se guiaran por los documentales propagandísticos nazis de las V1 y V2...

 

Tiene no obstante la película el acierto de engarzar la historia de la venta de bonos de guerra, calco de Banderas de nuestros padres, y que sus poderes son en realidad potenciación de las facultades físicas aunque poco creíbles si no son poderes.

 

El final es una apoteosis de imágenes sintéticas y las huestes nazis parecen las guerras de los clones pero con uniformidad negra, sale la típica chorrada de las armas con rayos, azules en este caso, el malo resulta ser más SS que las SS y la película es una cadena de acciones en pantallas distintas pero sin emoción siendo lo más reseñable las fortalezas del mal que ya vimos en la serie 007 con Spectra...

 

Sí presta de ver la recreación de la Exposición Universal aunque si no se es seguidor de esta serie cinematográfica de Marvel cuesta captar, cuando no pasan totalmente desapercibidos, los guiños a las películas de la misma como el padre de Iron Man sin contar que si ves la peli con compañía femenina ignorante del cómic y tratas de aclarárselo, te termina reprochando que le des la turra y se evaporan las posibilidades de fornicio deportivo...

 

La historia es sencilla: un escualido y asmático aspirante a soldado para combatir al fascismo en Europa es rechazado una y otra vez mientras que su mejor mejor amigo ya es sargento y sale para el frente.

 

En uno de sus intentos de ser aceptado y apto, es observado por un científico refugiado alemán que dirige una división especial del U.S. Army que trata de desarrollar una fuente de energía que sus antagonistas nazis creen que proviene directamente de los dioses tal como demuestran las crónicas antiguas...

 

Al final el protagonista pasa a ser musculado, destruye al nazi que parece un británico tras dormir la borrachera nocturna en una playa de Ibiza cara al sol del medio día. Finalmente desaparece tras salvar la victoria aliada y es encontrado más de cuarenta años después para formar parte de los Vengadores...

 

Producto correcto y buen entretenimiento aunque para el espectador alejado del cómic es de una infantilidad rayana en la ñoñez.

 

domingo, 19 de enero de 2014


 

 

Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle

 

MASTER and COMMANDER

 

AL OTRO LADO DEL MUNDO

 

Película que tiene todos los ingredientes para ser un buen producto: historia amena, buen reparto, buenas trucas y sale hasta niño y escarabajo...

 

Generalmente procuramos seguir la máxima de que películas con niño y perro, malo; pero como es niño y escarabajo haremos una excepción.

 

Durante las guerras napoleónicas, el Almirantazgo cursa la orden a la fragata Surprise de acosar y dar caza a un moderno navío, el Acheron, en una singladura desde las costas del Brasil hasta las Galápagos...

 

Es una producción de 2003 dirigida por Peter Weir e interpretada por el Russell Crowe, Lee Ingleby, Max Pirkis y Paul Bettany entre otros.

 

El resultado es una película resultona, no innovadora pero sí refrescante para un género, el de piratas, bucaneros, corsarios y vasallos de Su Majestad inglesa que ha dejado imágenes grabadas a fuego en el aficionado, pero Master and Commander tiene pretensiones de modernidad y en ocasiones los personajes parecen del siglo XX más que de 1800 en sus tribulaciones metafísico-morales...

 

Los actores están bien, se utiliza el truco del sentimentalismo con la amputación del mozalbete guarda marina pero al menos se muestra a la chiquillería que solía formar parte de las tripulaciones de la época. Se muestran escenas casi costumbristas con la marinería y da la impresión de que los oficiales aprovechan cualquier buena noticia o suceso para pillarse unas francachelas etílicas dignas de elogios por parte de asiduos al botellón que hace envidiar la capacidad de los hijos de la Pérfida Albión para trasegar ron, vino y cualquier otro bebercio de la época napoleónica y cuyos descendientes hacen gala de la tradición emborrachándose salvajemente en eventos futboleros y vacaciones en Canarias y Mallorca entre otros lugares turísticos de precios asequibles.

 

El caso es que la sorpresa inicial, grata y estimulante, se trastoca finalmente en inacabables escenas sobre los gafes a bordo de un buque y su repercusión en las supersticiosas mentes de la marinería, el choque de mentalidades unidas por la sensibilidad entre el capitán y su amigo cirujano, naturalista e irlandes, no precisamente por ese orden, que nos deleitan dando la turra al asistente del capitán con violín y violonchelo aunque no sale cómo hacían sus necesidades o la sodomía en los buques de guerra de Su Graciosa Majestad.

 

Tampoco aparece por ningún lado un buque o autoridades españolas aunque sale un portugués con esa manía de pintar a los ibéricos de la época en el Nuevo Mundo como regordetes y gordinflones, las escenas de batalla están bien pero sin las truculencias que debían ocurrir, sólo sale una mujer y es brevemente...

 

Tiene su parte pedagógica cuando nos muestra las entretelas de la vida a bordo, pero viene en cualquier libro infantil desplegable sobre barcos y galeones y si te paras a pensar te preguntas qué fue del corral de la bodega y las gallinas en cubierta tras la batalla porque no vuelven a salir, otras veces hay más piernas trepando a las velas que marineros a bordo por no hablar de que llevan tantas cosas que te preguntas nuevamente dónde carajo han ido a parar...

 

Entretenimiento para un primer visionado pero que pierde fuerza a medida que la vemos de nuevo, porque da la sensación de que tiene un final abierto aunque no tenemos noticia de una segunda parte y es de suponer que Piratas del Caribe absorbió las apetencias del público por el género donde tras acabar la película recuerdas aquella de Bob Hope haciendo de pirata con una Virginia Mayo digna de cualquier mes del calendario...

 

 

 

martes, 14 de enero de 2014

 

 

LOS HOMBRES QUE MIRABAN FIJAMENTE A LAS CABRAS (2009)

 

Lo cierto es que pensé que esta película daría para un buen artículo, pero he de decir para ser sincero, que es una soberana mierda.

 

Soberana porque el plantel de actores prometía: desde el Clooney al Jeff Bridges pasando por el Kevin Spacey, Evan Mc Gregor y Robert Patrick entre otros. Y mierdas porque lo que pretende ser una película gamberra acaba siendo una gamberrada de película.

 

El director Grant Heslow sólo logra una parodia con guiños cinéfilos, algunos de sal gorda, que no termina de atrapar al espectador por cuanto el tema daba para más: si el Pentágono ensaya drogas en sus soldados, pero las cuchufletas llega un momento que no dan más de sí.

 

El argumento es sencillo: un joven periodista en traumas por su divorcio se embarca en Iraq para lograr el reportaje que le redima de sus pecados. Allí conoce a un contratista que fue sometido durante su servicio militar a un nuevo concepto de ejército basado en el poder mental capaz de matar con el pensamiento a una cabra...

 

Lo más destacable son el Clooney y el Bridges ya que el primero sabe hacer bien gestos faciales y el segundo es como el hermano gemelo de El Nota que decidió seguir la carrera de las armas.

 

Lo mejor, y ya podéis quitarla del DVD o cambiar de canal, es la escena inicial con el brigadier general pretendiendo atravesar la pared y se estrella...

 

Como el director con esta película.

 

lunes, 6 de enero de 2014

 

 

SHOOTER (2007)

 

Agradable peliculita en apariencia según vemos la cartelera y que resulta decepcionante no tanto en cuanto al planteamiento, repetido casi hasta la saciedad, sino a la forma de contarlo y mostrarlo.

 

Producción de 2007 en plena vorágine guerrera en Iraq y Afganistán, la necesidad de reintegrar a la vida civil a los soldados que prestaban servicio ya era perentoria y por otra parte vemos uno de los iconos de las Guerras Bushianas como son los francotiradores, auténticos héroes por cuanto han salvado cientos de vidas de kameraden pero son posiblemente los soldados profesionales más cercanos a un asesino en tiempos de guerra y sufren secuelas.

 

La dirige Antoine Fuqua y la protagoniza un atractivo plantel de par de actores incrustados en el hipotálamo del aficionado como son Danny Glover y el siempre desconcertante, y en ocasiones decepcionante Mark Wahlberg, que los mismo nos enamora como actor porno en los 70´s como nos enerva en bodrios como aquel de la peste que se transmite por el aíre o las hojas...

 

Luego el plantel ya baja de escalafón con un montón de secundarios huele pies como el que siempre hace de ruso malo u eslavo renegado y que aquí encima es usuario de silla de ruedas y muletas, otro el que hacía de capitán atribulado en La delgada línea roja, acompañados ellos por las resultonas Kate Mana y Rhona Mitra, si he copiado bien los nombres.

 

Y lo que plantea la película es en realidad la eterna teoría de ese poder empresarial que controla el sistema y donde la democracia es de momento rentable pero no se duda en derrocarla fuera de las fronteras si es necesario y donde, salvo para las gentes de bien, el bien personal y la dignidad están subyogadas a los intereses de las corporaciones y el Ejército sólo es una herramienta de imposición...

 

El problema es que esta historia está muy manida y siempre que se cuenta es para aleccionar. En el caso de la película Shooter es que los ciudadanos soldados están preparados y capacitados para acudir en ayuda del sistema y que el sistema tiene buenos servidores y funcionarios pese a que sea el menos malo de los sistemas y por tanto no esté libre de corrupción, intereses corporativos y mercantiles engañando a la ciudadanía mediante los mass media y el control y gestión de materiales informativos.

 

No contento con este planteamiento, se nos muestra a la vez la peli de super soldado al que el Estado ha preparado, adiestrado y equipado para defender a la democracia de sus enemigos externos e internos. Un soldado que vuelve a ser ciudadano porque sólo es carne de cañón y las guerras se libran en despachos y reuniones mientras las batallas se libran importando sólo el resultado y no los costes humanos ya que los materiales se dan por hechos..


Así que tenemos al protagonista traicionado en una oscura misión en un país extranjero que se culpa de la muerte de su compañero y observador, retirándose a la vida civil aislándose entre montañas y abetos en una sencilla cabaña con un fiel perro...

 

Llegan unos tipos que dicen querer evitar un magnicidio y le ordenan elaborar un análisis de posibilidad de que un francotirador bueno de cojones como él, pudiera llevarlo a cabo. Le tienden una trampa donde matan a un cura en lugar de al presidente y todas las pruebas le inculpan a él.

 

Por el camino contará con el apoyo, sin meter la poya, de la novia de su difunto observador, un torpe pero perspicaz agente novato del FBI y algunos ciudadanos de bien que saben que aunque el sistema sea malo y el presidente un inepto, les gusta que haya presidente...

 

Y es que la película es previsible, el Glover se descojona tanto de su personaje como de la historia, el que siempre hace de ruso es verle aparecer en pantalla y saber quienes son los malos y que van a joder al protagonista, el cual mezcla las mejores cualidades de un ciborg programado en patriotismo como un Mc Giver que con unas cuantas cremas de cacahuete, un compresor y varios kilos de azúcar lo mismo se cura dos balazos que vuela con napalm una lujosa choza.

 

La película es un moderno libro de caballería donde se lucha por un ideal contra todo y contra todos aquellos que atenten contra el democrático desorden de las cosas donde es una dama quien nos aplica consuelo, complicidad y tiritas superando el protagonista imponderables tales como los malos de turno, el corrupto de turno y la mierda geoestratégica de turno.

 

Flojo resultado en suma que salvo mensajes subliminales poco más se puede reseñar: trama previsible, no se ven muslamen ni tetamen, el malo psicópata esbirro no se perfila en detalles que exciten la morbosidad del espectador y que hay senadores al servicio de las corporaciones industriales que no dudan en ir a guerras donde los ciudadanos soldados son sacrificados en operaciones para cubrir el culo a contratistas sin escrúpulos.

 

Decepcionante.

 

lunes, 30 de diciembre de 2013

 

 

BREAKDOWN (1996)

 

El señor y la señora pingüino, que no andan muy boyantes económicamente que digamos, se trasladan de ciudad por motivos de trabajo y se embarcan en el flamante Jeep nuevo de su posesión decidiendo viajar a través de los pintorescos paisajes de Colorado...

 

Este es el inicio de la película rodada en 1996, dirigida por Jonathan Mostow y protagonizada por el Kurt Russell y Kathleen Quinlan que vista fríamente no deja de ser la típica historia del peligro que representa para los ciudadanos USA urbanitas el meterse en el profundo mundo rural donde las distancias son enormes rectas sobre desérticas llanuras y donde los gañanes y paletos del lugar tienen como entretenimiento esporádico asaltar y violentar a los despistados guiris de ciudad.

 

Si se le quiere buscar un motivo para, en su momento, pagar entrada o soportar el visionado en la confortabilidad del hogar, da la sensación de estar ante un remake con medios abundantes de producción y elenco taquillero con el siempre fiable del Kurt, de la película novel del Spielberg, aquella del camionero loco que acosaba al agente comercial en la carretera...

 

La película es ñoña de cojones donde pese a la prometedora turgencia de los pechos de la protagonista sin sujetador bajo su chaqueta blanca de Benetton, ni la violan ni la torturan; el malo se ve a la legua que se la va a armar y hasta el delincuente haciéndose el tonto paleto suena previsible. Posiblemente sea causa de tal ñoñez y previsibilidad la torpeza del director ya que la propuesta no es mala pero no se perfilan los caracteres urbanitas de la pareja protagonista salvo breves esbozos dialogados al inicio, no hay una explosión de violencia acorde y el final con el camión colgando hace que miremos el reloj, si hay correo en la bandeja de entrada o si la vejiga aprieta.

 

Para devotos del Russell y amantes de las pelis de camioneros locos, paletos endogámicos con rasgos psicopáticos y es inolvidable porque siempre la recordaremos como la buena película que nunca llegó a ser porque esta trama la hemos visto ya otras veces y si algo no gusta de una película es que sepas con certeza lo que va a suceder en el siguiente plano y sólo aumenta la sensación de hallarnos ante un torpe director al que por algún extraño arcano le dotaron de presupuesto y rinde homenaje a su ídolo con una peli de secuestros y persecuciones en carretera sazonado de lo que pretende ser suspense y terror pacato y ñoño visualmente correcto para todas las edades.

 

martes, 10 de diciembre de 2013

 

 

 

LA HORA DE LA ARAÑA (2001)

 

Decepcionante peliculilla, siendo misericordiosos, esta producción de 2001...

 

Si la misma película nos ponen en los títulos de crédito que la dirigió el Tarantino se vería como un homenaje a la series de detectives de los 70´s tipo Colombo, pero nos estafan desde el principio tanto con el título como con el protagonista Morgan Freeman.

El éxito de El silencio de los corderos fue tal que lograron abrirse paso producciones este bodrio que traemos hoy, dirigida por Lee Tamahori que supongo que quiso darle un toque de profundidad oriental y se queda en un rollo chino donde la acción resulta plomiza y la trama una vulgar opera bufa de las intrigas con miembros corruptos de las fuerzas del orden, el Servicio Secreto USA en este caso, pero que a la vez son deudoras de Seven...

 

Así que tenemos un guión con pretensiones que seguramente resultaba más atractivo antes de que lo cogiera el Tamahori, un actor gancho como el Morgan ya grabado a fuego en sus papeles de detective como el detective desmoralizado de Seven con un público predispuesto a pagar por el tipo de producto que se le presenta siendo el resultado final una mierda de película.

El bueno del Morgan se ve que trata de ponerse serio en su papel, una mezcla de Ágata Christie (o cómo bowlings se escriba) y Colombo que se da cuenta de detalles que una mala dirección hace que escapen a los ojos del espectador, se da el curioso caso que si ves la película más veces para fijarte en detalles desapercibidos en un primer pase resulta que no sólo no hay detalles sino que aumenta la sensación de estafa; El malo es el único que se salva junto con el Morgan porque el resto de malos y reparto son de serie televisiva decadente de decadentes actores invitados, la mujer protagonista parece elegida por su capacidad, casi oriental pero casi siempre desorientada, para hacer muecas; los niños resultan tan repelentes como siempre y se agradece que al menos no salga una fiel mascota para ayudar a los investigadores y sólo se nos levanta el ánimo con la fugaz aparición del actor que hacía del siempre simpático comisario político a bordo de naves soviéticas en La caza del Octubre Rojo que asoma la jeta un par de veces haciendo el papel, cómo no, de ruso con aún recientes métodos soviéticos de dar largas y escabullirse de las responsabilidades...

 

Y es que para ver esta historia que sólo se mantiene a flote por los giros nada sorpresivos de la trama mejor vemos Rescate, que aunque no deja de ser otra mierda de película, por lo menos el Gibson nos cae mejor pese a su decadencia metafísica que plasma en pantalla para sufrimiento de sus fans.

 

Es un auténtico bodrio que se resiste por lealtad al Morgan Freeman y si no se la ve con cachondeo posiblemente disloquemos la mandíbula de estar todo el metraje con la boca abierta por lo mal dirigida y lo mal contada...

 

miércoles, 4 de diciembre de 2013

 

 

 

LA GUERRA DE LOS MUNDOS(2005)

 

Versión moderna de un clásico e icono de las mentes civilizadas y consumistas dirigida por el que fuera sorprendente Steven Spielberg en 2005 y protagonizada principalmente por el Tom Cruise y el Tim Robbins pero que de verse con gafas...

No me refiero a las gafas para el relieve, me refiero a gafas de cercanía y gafas de lejanía.

 

Con las gafas de cercanías, para quienes ignoran no ya la historia del relato radiofónico y la encantadora pero cándida versión de los 50´s del pasado siglo donde Marte era la URSS, criados mamando ya vídeo consolas desde retoños, es una película agradable a la vista con buenas imágenes sintéticas, acción más o menos truculenta aunque imbuída de ñoñez y es un producto que se puede consumir...

Para las gafas de lejanía, atrapados a la ciencia ficción por Alien el octavo pasajero y anteriores, la película es bastante mierdecillas para lo esperado y casi estás todo el metraje haciendo comparaciones con la original que aún siendo de clase B, ésta que va de súper producción la convierte en buena.

 

Spielberg da la impresión de querer reírse un poco del producto que nos ofrece. Si en la original el protagonista era un científico y se nos presentaba una comunidad rural, Spielberg pone de protagonista a un perdedor en su comunidad urbana siendo este matiz la diferencia fundamental y puede hacernos lograr cierta satisfacción en el visionado pero como un calentón a la hora del bocadillo donde o te aguantas o te alivias pero sin más trascendencia...

 

Los marcianos y naves siguen el calco aunque aquí el ojo tricolor es sustituido por una lente que es la repanocha pero ya vimos la escena del ojo en Abyss, Tim Burton es una mezcla de El resplandor y Cadena perpetua aunque resulte hilarante cuando cava el túnel en el sótano. El Ejército aparece en su papel de al servicio de la sociedad, peaje por contar con tanques y los nuevos obuses auto transportados del arsenal, y lo más destacable es esa especie de esfínter anal por donde succionan el ganado humano porque la movida de la sangre y la planta que se alimenta de la misma tiñendo de rojo la superficie de la tierra es de lo más absurdo del género, la trompetada que anuncia su caza de humanos recuerda a Encuentros en la tercera fase...

 

Ray, un estibador de los muelles cuya vida es una derrota continua y que se refugia en su pasión por los coches y los motores, recibe en su casa al hijo y la hija de su matrimonio fracasado.

 

El hijo es un adolescente rebelde con la causa que lleva a su padre a ser un perdedor y la hija es una repelente niña de mente madura para su edad pero alérgica a la mantequilla de cacahuete, problemas de espalda, claustrofóbica adicta a trucos anti ansiedad que se resigna como su hermano a tener un padre biológico que vive en una casa cutre de barrio cutre a los pies de la autopista y bajo el puente que les sigue teniendo preparada la habitación de cuando eran niños...

 

El bueno de Ray se levanta para ir al curro y descubre al desayunar que su hijo se ha largado a dar una vuelta con su adorado coche y que se está formando una extraña tormenta en el cielo que culmina con aparato eléctrico que ocultan en realidad aparatos de transmisión para tripulantes de naves extrañas enterradas en la corteza terrestre y que ahora que la población mundial se ha multiplicado desde las cavernas, vuelven para cobrarse el tributo de la sangre para alienizar la Tierra.

 

El perdedor de Ray tratará de llegar a Boston donde está su ex- y su rico marido enfrentándose a su incapacidad de enfrentarse a los problemas y agarrándose siempre a algo para encontrar un sentido en su vida, admira a su hijo que se lanza a salvar semejantes en la pasarela del ferry pero le atenaza el miedo escudado en proteger a sus hijos para finalmente cediendo a sus instintos cuando ha de protegerla de un inquietante superviviente que sueña con llegar cavando un túnel al metro y unirse a la resistencia...

Es una película que fue nominada a premios y Tom Cruise fue duramente criticado en una actuación que nos parece buena los primeros diez minutos hasta que descubrimos que la inexpresividad facial y corporal del muchacho para este papel es inaudita por cuanto sólo es digerible si se le ve como el reverso del protagonista de Risky Busines cuyo mundo se está destruyendo en cuestión de horas y sufre como los refugiados urbanitas que vagan en busca de refugio y protección...

Película para mozalbetes y quienes lo eran cuando de repente un tipo con gorra se planta rodando títulos de manera sorprendente y efectista que te atrapaba a la pantalla y que últimamente parece querer hacer lo mismo con el género de ciencia ficción aunque la caga en la absurda epifanía final de Inteligencia artificial, la ñoñez de los visionarios en la piscina de Minority report y que te hace reafirmarte en la idea de que Spielberg está algo traumas con el fracaso de 1942...

 

¿O era 1941?

 

 

 

 

 

miércoles, 27 de noviembre de 2013

 

 

VALOR DE LEY (2010)

 

Revisión a un clásico del western, protagonizado en su día por el John Wayne, a cargo de los hermanos Coen que ganó un montón de galardones, rodada en 2010 y protagonizada por el sabio y veterano ya de Jeff Bridges, el desconcertante siempre por la contundencia de que dota a sus personajes de Josh Brolin, un Matt Damon siempre solvente, el turbador con su mirada Barry Pepper y la entonces aniñada Hailee Steinfeld.

La historia es bien conocida por la afición: una adolescente ve como matan a su padre en un villorrio lindante con las Tierras Salvajes donde moran los indígenas y que contrata a un alguacil para dar busca y captura del asesino. Se les une a la caza del hombre un ranger de Texas cuyo carácter e idealismo chocan con el pragmatismo, el realismo y las borracheras del alguacil.

 

Una de las notas destacables en su primera versión era la aparición del alguacil como tuerto. Pocas veces en las películas aparecían vaqueros con minusvalías más allá de la típica amputación por artillería o dinamita y algún que otro muñón con gancho, cuchillo y demás aditivos ortopédicos de la época del salvaje oeste...

La película de los Coen sigue casi al milímetro la acción de la original pero tienen el acierto de añadir toques más propios del lenguaje cinematográfico actual donde los personajes que van desfilando por la pantalla son humanos por cuanto vemos como viven entre mugre, polvo, el peligro siempre latente de la violencia gratuita y se emborrachan sufren y lloran como el resto de los mortales.

 

Escenas como la del ahorcado y el posterior médico enfundado en piel de oso, el chino de la tienda bar fumando opio, la pérdida de un brazo por la protagonista, nos recuerdan todas ellas a Sin Perdón, pero estos añadidos logran crear una película distinta aún siendo la misma historia que ya nos contaron.

Para quien conoce la primera el visionado primero puede chocar al ver que está calcada y es posible que genere un rechazo preventivo a verla, se hace necesario pues para su visionado por el espectador veterano el olvidarse del John Wayne y de que ya sabemos la historia para saborearla como un buen coñac: reposada y placenteramente porque está bien hecha y los matices acaban atrapándonos.

 

Para espectadores que no conocen la original, recomendársela porque tiene aciertos como el humo y la imprecisión de las armas al dispararlas salvo a bocajarro, el Bridges hace guiños al Nota y a lo mejor les pica el gusanillo de aficionarse al género más allá de los bodrios conque nos bombardean las televisiones de segunda fila y primera bancada en el Congreso de los Diputados.

 

Cine de vaqueros que aúna lo mejor del género crepuscular con lenguaje visual realista y casi pictórico en su fotografía que no dejará insatisfecho a nadie.

 

martes, 19 de noviembre de 2013

 

 

EL ÚLTIMO REY DE ESCOCIA (2006)

 

Pocas veces el cine se adentra en las historias de África y casi siempre bajo el prisma de la mirada occidental: Memorias de África o El paciente inglés por citar dos ejemplos extremos, pero durante la primera década del siglo XXI existen producciones más realistas con la realidad post colonial como pueden ser Hotel Rwanda, Diamantes de sangre y ésta que hoy traemos que nos lleva a la década de los 70´s del pasado siglo donde tras el remolino de la independencia y bajo el paraguas protector y económico de las antiguas metrópolis se iban aupando al poder dictadores de distinto pelaje y muchos de los cuales sirvieron en las tropas indígenas de las potencias coloniales, británica fundamentalmente en cuanto a formación castrense de los salva patrias.

Por otra parte es acercarse al periodo de poder de un tipo que está en el imaginario colectivo de la ciudadanía que vivió la época y los 80´s: el general Idi Amin Dada.

 

Un tipo que ha creado leyenda en cuanto a historias de canibalismo, crueldad extrema y cierta mercadotecnia de imagen que hizo escuela para posteriores dictadores africanos, como Mobutu Seseseko, y que creo que falleció en Francia donde había invertido algunos de sus ahorros pero que gobernó y fue amo de Uganda durante los 70´s.

De todas formas sólo se nos muestran esbozos que huyen afortunadamente del efectismo visual y se nos muestra la intimidad, la cara íntima del dictador que presumía en público de ser un hombre de aldea tribal, de humildes orígenes que en occidente denominamos incivilizados pero que una vez libre la colonia no dudó en seguir el occidental ejemplo de llegar al poder y mantenerse, pero visto desde la óptica de un europeo que como buen hijo de la Era de Acuario quería disfrutar de la juventud, la vida, la aventura y la utopía de levantar y modernizar un país escapando de la vida cómoda y aburguesada de médico de provincias escocesas siguiendo la burguesa tradición de la clase media británica...

Producción de 2006 dirigida por Kevin MacDonald y protagonizada por Forest Whitaker, papel que le dio el Oscar, Gillian Anderson, Simon Mc Burney, David Oleywo, James Mc Avoy y Kerry Washington.

 

A la Gillian Anderson la conoceréis porque era la agente del FBI de la serie Expediente X y la versión cinematográfica, que tratamos en un número anterior de Butaca de patíbulo.

 

Aquí lleva melena y el paso del tiempo ha afilado sus rasgos pero tiene algo de sensual lejos de la ñoñez, que la sigue embargando pese a todo, pero se deja ver.

Estamos a finales de los 60´s y una familia escocesa brinda la decisión del hijo, único, de seguir los pasos de su padre y cursar la carrera de medicina. Esa misma noche el joven estudiante Nicholas Garrigam toma la decisión a dedo sobre un globo terráqueo de escapar de la comodidad burguesa y ejercer al acabar la carrera, en Uganda...

 

Pasamos a 1971 y el ya doctor se encuentra en un autobús camino de la misión donde ejercerá sus primeros años. Es un joven alegre que disfruta de la vida, picha brava que liga fácil y al que le gusta follar sin compromiso aunque la dama esté ya comprometida e incluso casada. Llega a Uganda el mismo día en que el presidente Obote es destituido por un golpe militar de su Jefe del Ejército, el general Idi Amin Dada, mientras se encuentra de viaje en Singapur.

 

Nicholas logra caer en gracia al general cuando debe atenderle tras visitar en olor de multitudes el poblado donde ejerce y casi se cepilla a la de Expediente X. La vida en la corte del general es agradable y sin complicaciones siempre y cuando no se meta a ver la realidad tras las rejas de su cargo en jaula de oro. La embajada inglesa observa con interés sus andanzas aunque les deja claro que él es escocés y se la refanfinflan los intereses de Gran Bretaña...

 

Es una película bien hecha con buenas interpretaciones y el acierto del director es que nos muestra la mirada subjetiva de Nicholas que si bien al principio no tiene remordimientos, termina follándose a la tercera esposa de Idi Amin Dada, encabronándose con su jefe de seguridad por defender la integridad de un colega ugandés y siendo partícipe sin quererlo, pero no tanto sin intuirlo, de la desaparición del ministro de sanidad.

 

Asistimos a la paranoia del poder de un dictador que se creía elegido por el destino y que mezclaba las agradables formas que tanto agradan a occidente con un sadismo cavernario a la hora de eliminar a sus enemigos, rivales o sencillamente que no comulgaban con sus formas y maneras. Es todo un acierto que la película huye de lo fácil, que sería mostrarnos esa crueldad, pero en todo momento compartimos con Nicholas la vivencia y asistimos como él impotentes a la cruda realidad de las entretelas del poder en África.

 

Muy recomendable y agradable al espectador pese a que no pasará al imaginario colectivo, tal vez porque al espectador occidental lo de África y los africanos nos queda demasiado lejos aunque pasen a nuestro lado y compartamos momentos de ascensor con sus hijos a los que primero el hombre blanco explotó como ganado humano y luego le saqueó sus riquezas...

 

lunes, 11 de noviembre de 2013

 

 

PERROS DE PAJA (2011)

 

Hay tres formas de rodar una película: primero la original, la primera; luego se puede hacer una versión, donde siendo la misma trama se cuenta bien desde otro punto de vista bien resaltando aspectos secundarios en la original pero que siendo la misma no son iguales; y está la tercera forma que es la que han elegido para esta versión que es calcadita a la original de Sam Peckinpap pero cuyo resultado final, producto más bien, ni la iguala y ni la mejora sino todo lo contrario.

Producción de 2011 dirigida por Roel Lurie e interpretada entre otros por el siempre divino James Woods, Kate Bosworth y James Marsden que al contrario que el desarrollo que calca al original, no tratan los actores de imitar las actuaciones originales siendo lo más destacable como no podía ser de otra forma la actuación de Woods que interpreta tan colocada y pedetemente de forma magistral al padre de la calientapolla del tarado del pueblo, que no llega ni a la suela de los zapatos al tarado original...

Y es que resulta difícil mejorar la original entre otras cosas porque ya no hay la represión sexual y del erotismo existente en los 70´s del pasado siglo y la contraposición marcada entre la ciudad y los terruños aldeanos que representaba la pedanía escocesa sustituida aquí por un condado del profundo sur de EEUU presentado reciclado en su idiosincrasia con un sheriff afro americano y héroe veterano de las Guerras Bushianas con una iglesia donde blancos y negros rezan juntos y escuchan el sermón de turno como buena congregación de cristianos y creyentes...

La pareja protagonista decepciona y da la sensación de que se ha cortado metraje que profundizara en los personajes, difícil superar en el rol masculino al Dustin Hoffman (o cómo bowlings se escriba) y la muchachuela protagonista de ésta parece más putón berbenero que la original pero sólo porque es inevitable la comparación, no da juego al morbo secreto de la excitación del macho alfa siendo lo más destacable verle el trasero cuando va corriendo ya que de pechamen es para gustos de féminas sin tetas...

 

Puedo parecer grosero pero el director y el montaje han dejado a la pobre protagonista a la altura de un burdel, con esa prescindible escena de la ventana donde muestra sus encantos a la cuadrilla de impresentables que les arreglan el tejado tras discutir con el huevón de su esposo, porque el Dustin era algo cojonazos pero éste de la versión es un completo huevón y un pijolandias.

El mejor tras Woods es el actor que interpreta al ex- novio del huevón que nos causa empatía cosa que no ocurría en la original donde toda la cuadrilla era digna de una pesadilla endogámica, pero el minutero es fiel al original y las escenas parecen burdas imitaciones de reality televisivo imitando escenas del cine de todos los tiempos.

 

Lo mejor es el final donde le espeta el cepo de cazar búfalos en el cráneo, pero la escena de la violación se limita a movimientos pélvicos primero y gritos y meneos a los cuartos traseros... Ni que decir tiene que la original utilizaba mejor el lenguaje visual siendo patético que con lo que hoy en día se ve en pantalla el director ha hecho una especie de escena porno de películas light eróticas para reprimidos sexuales y devotos católicos con pecadillos de la carne amantes de la viuda de los cinco hijos en la soledad del váter a la hora del bocadillo en la oficina...

Para quienes no conocen la original creo que resulta una película previsible y cortada en metraje pero para quienes conocen el original deben de verla como curiosidad e incentivo para visionar de nuevo la del Peckinpap ya que lo único destacable es cuando emburrian al tarado del pueblo con el descapotable y le sacan el hueso del brazo porque el acoso a la casa es realizado sin talento, sin suspense y sin chicha ni limoná.

 

Mala de cojones.

 

domingo, 20 de octubre de 2013

 

 

Mayor Dundee

 

Traemos hoy una de esas películas que resultan interesantes por varios motivos pese a que el año de su estreno puede hacer que las generaciones nacidas en la era de los ordenadores personales y acostumbrados a los efectos digitales salgan corriendo de su visionado ante el temor de encontrarse una de esas bazofias de películas de vaqueros que pululan por las cadenas de televisión...

Producción de 1964 dirigida por un Sam Peckinpah que por una vez no nos muestra las imágenes de violencia a cámara lenta, lo que con el tiempo sería su seña de identidad y leche materna de Tarantino por poner un ejemplo.

 

Un reparto que visto ahora es un elenco de estrellas que nos acompañarían luego en nuestro periplo cinematográfico vital siendo alguno de los integrantes estrella propia en carteleras y que verles ahora juntos y en plenitud de juventud reconforta: Richard Harris, Charlton Heston, James Coburn, Jim Hutton, Michael Anderson Jr y Denta Berger entre otros.

Como película de vaqueros tiene todos los ingredientes esenciales del género, subdivisión soldadesca de caballería: ambientada en la Guerra Civil Americana con yankis y confederados, indios rebeldes mandados por un sanguinario jefe apache, el típico poblado mejicano de zarapastrosos y revolucionarios destripaterrones explotados por los franceses con ambiciones imperiales a costa de los despojos del decadente imperio español, historia de amor imposible con bella moza y acto heroico final que hace que nos aborde una lágrima y sintamos como propio el amor a la bandera de barras y estrellas.

 

En este sentido es una película imprescindible del género rodada con oficio, ágil realización y espectáculo cinematográfico sin tacha que puede visionarse si nunca se ha visto sin temor y si ya la viste seguramente la veas cada quince o veinte años a los largo de la vida...

 

Pero tiene más miga.

 

Rodada en el centenario del conflicto final, refleja a la manera de Hollywood que sólo Hollywood sabe hacer y sigue haciendo, las tensiones raciales y de lucha por los derechos civiles que azotan los EEUU en 1964. Así, vemos la tensión, sin violencia física pero sí en miradas, gestos y provocaciones, entre los racistas sureños y el pelotón de negros en una traslación de lo que sucedía en la nación cien años después y que al calor del combate contra el enemigo se forja el respeto mutuo como se aprecia en la escena en que un soldado negro y otro sudista llegan a la conclusión de que los negros coloniales gabachos son inferiores a los negros afro americanos porque no han nacido en el sur. Además la película no peca de la hipocresía eufemística políticamente correcta de utilizar el término afro americano que acabaría imponiéndose como se aprecia en las palabras del líder negro del pelotón que pide ir al combate tras dos años limpiando cuadras y haciendo guardias refiriéndose a mis negros. Otra escena clave y cumbre de cómo aborda el tema racial la película es cuando el soldado sudista, con esa mirada de paleto endogámico sureño basada en la supremacía racial mamada desde la cuna, ordena al soldado negro que le quite las botas y es el predicador que sigue los cánones bíblicos quien le baja los humos racistas... ¿Metáfora de LBJ y sus leyes a favor de los derechos civiles?

Se pueden apreciar, aunque en el imaginario colectivo la guerra de Vietnam es memoria a partir de 1968, una metáfora sobre la intervención en el sudeste asiático que en 1964-1965 vio el incremento brutal de tropas estadounidenses: la confaternización y fornicios en el pueblo mejicano, el sadismo francés como tropas de ocupación que presumen de libertadoras que empequeñecen la brutalidad de los indios y la guerra no declarada al entrar en territorio mejicano las tropas de caballería que entran en combate repetidas veces pero sin enarbolar la bandera hasta la batalla final. Es cierto que este símil parece cogido por la cabellera, nunca mejor dicho, pero tal vez era un mensaje larvado dentro de los cánones de lo correcto que imperaba por aquel entonces de exaltar el patriotismo y los valores de la milicia en el cine de Hollywood, que apenas ha cambiado salvo que ahora se muestra el inconformismo ya sin censura.

Finalmente está la visión de cómo el combate y el ejército no hacen miramientos racistas ni conocen de diferencias ideológicas porque el combate y las penurias de la guerra unen más que las ideas que separan. Vista ahora en 2013 no se aprecia lo que debió significar en 1964 de aleccionador e instructivo para los mozalbetes ver a negros, confederados y unionistas cabalgando y muriendo juntos resultando fácil deducir que para los adultos que se enfrentaban en las calles, autobuses y campus universitarios ver tales escenas no debía resultar muy agradable en los cines de las localidades sureñas del sur profundo y racista de EEUU de la era...

En un presidio unionista cerca de la frontera con México ejerce el mando el mayor Dundee, destinado allí para pudrirse como soldado profesional por ser acusado oficiosamente de ineptitud en la batalla de Gettysburg. Desolado y rabioso ante la matanza de civiles y soldados acompañado del rapto de los niños varones por las huestes renegadas del jefe apache Sierra Chariba, decide formar una fuerza de combate que les persiga y libere a los secuestrados formada por lo más selecto de las tropas de guarnición que manda y voluntarios entre los presos sudistas liderados por su antaño amigo del amor hermoso al que considera un traidor de su país y que conserva el sueño e ilusiones de un Sur algodonero y caballeroso enfrentado a una guerra imposible de ganar.

 

Se forma la unidad de combate y parten a perseguir a Chariba teniendo para ello que adentrarse en territorio mexicano de manera ilegal y enfrentarse a tropas francesas que en número de 30.000 ocupan el país.

 

Por el camino confraternizan con la población y el mayor Dundee ve desperdiciar la oportunidad del amor y una vida sedentaria en los EEUU por una noche de fornicio mientras se recupera de las heridas y asistimos a su descenso a los infiernos como ser humano pese a que en el día a día como comandante debe mostrarse frío y en ocasiones intolerante no dudando en ajusticiar a quien deserte de la unidad. Su antagonista pero amigo verá redimida su alma en un trepidante y heroico final den que rescata la bandera de barras y estrellas de manos francesas y herido de muerte se lanza en solitario contra tropecientos lanceros franceses mientras sus camaradas cruzan el río y se ponen a salvo cruzando la líquida línea fronteriza que les devuelve al hogar...

Espectáculo cinematográfico en suma que engancha a la pantalla y trasfondos densos que no solo no lastran la historia que se nos cuenta sino que la enriquece si la vemos con la óptica adecuada siendo adelantada a su tiempo por cuanto pregona el valor de las cualidades humanas por encima de racismos, prejuicios e ideologías, lo cual no viene mal en estos tiempos de zozobra donde nos enfrentamos unos a otros, como hacemos siempre, pero que con la crisis económica hace aflorar actitudes que pensábamos desterradas: el odio entre compatriotas por motivos ideológicos y al prójimo por motivaciones racistas camufladas de optimización de gestión de recursos públicos...

 

lunes, 14 de octubre de 2013

 

 

 

La jungla de cristal 4.0

 

Cuarta entrega de la serie protagonizada por Bruce Willis, dirigida por Len Woreman y un reparto formado entre otros por Cliff Curtis, Maggie Q, Kevin Smith y Justin Long.

 

Rodada en 2007 sigue vigente y de plena actualidad ahora con la que está cayendo de agencias de inteligencia que fisgan a la ciudadanía interviniendo móviles, cachivaches digitales con conexión a Internet y asaltando los correos electrónicos por cuanto la película plantea llevar a la práctica la teoría del caos total que básicamente consiste en un ataque al aparato informático del Sistema en tres fases colapsando y dejando a la sociedad sin sus sistemas de control por ordenadores que abarcan desde la red metafórica y de control de tráfico hasta sistemas de navegación aéreos pasando por dejar a la ciudadanía sin conexión a Internet y atacando los medios de comunicación logrando que todas las cadenas emitan el mensaje de los ciber terroristas...

 

 

 

Si en otras entregas los terroristas lograban controlar un rascacielos, un aeropuerto y una ciudad, en esta ocasión un antiguo informático del Departamento de Defensa de EEUU trata de controlar todo el mundo atacando Internet.

 

Para ello reúne un equipo de frikis piratas informáticos que ignoran que lo que se propone su jefe es llevar a la sociedad al caos total, teoría que sus superiores rechazaron y que movido por el rencor llevará a la práctica y de paso embolsarse unos cuantos millones de dólares...

 

 

 

En esta cuarta entrega vemos a un detective Mc Klein crepuscular, humano con una hija que no le habla y hasta se ha cambiado el apellido por el de su madre y una soledad metafísica pese a ser considerado y premiado como héroe que consume los últimos años en activo como detective sin ninguna motivación ya que cuando mira atrás se da cuenta de que está solo y de nada sirven las hazañas pasadas consolándose conque si él no lo hace, ser un héroe, nadie lo hará y además es su trabajo...

 

 

 

Mc Klein recibe un aviso por radio, ya fuera de servicio, de que el FBI ha pedido la colaboración del Departamento para localizar una serie de personas relacionadas entre sí por figurar en una lista de piratas informáticos que están siendo asesinados...

 

Localiza el tipo asignado, un jovenzuelo manitas de la informática al que tratan de asesinar cuando le está identificando.

 

Huyendo a la vez que trata de desbaratar los planes del malo de turno, se irá forjando una amistad en la que el muchachuelo comprenderá que hacen falta héroes y Mc Klein verá que el tiempo no pasa en balde y que ahora no son las armas las determinantes sino el conocer, comprender y manejar ordenadores aunque al final sean los mamporros y los disparos quienes eliminen la amenaza.

 

 

 

Película de acción que no defraudará a sus incondicionales y que se puede ver por profanos de la serie con varios guiños cinematográficos tanto a las tres películas anteriores de la saga como a otras icónicas del género de acción. Los efectos digitales están al servicio de la historia y sólo dan el cante cuando el detective está agarrado a la cola de un F-35 pero se soporta sin reproches ya que el resto está bastante bien logrado en su imposibilidad de que fuera real.

 

Muy monona la actriz que interpreta a su hija, el malo recuerda a los malos de ESPECTRA y la acción es constante sin demasiadas incoherencias.

 

Película espectáculo de acción puro y que al terminar nos hace mirar con sospecha ese mensaje de remitente desconocido en nuestra bandeja de correo electrónico...

 

 

 

 

 

jueves, 19 de septiembre de 2013

 

 

KING-KONG

 

Uno de esos recuerdos grabados a fuego que nunca se van es cuando estrenaron la versión anterior a la que traemos hoy a Butaca de patíbulo, recuerdo nítidamente la carátula donde se veía el gigante simio atrapando un F-4 phanton en su puño...

 

La película me decepcionó porque tal imagen no estaba en celuloide pero sobre todo porque pese a mis cortas entendederas no superaba el clásico en blanco y negro siendo lo más destacable la mano gigante hidráulica que levantaba a la actriz...

 

Tal vez los productores y el director, Peter Jackson, tuvieran las mismas tribulaciones a la hora de llevar a la pantalla una nueva versión de King-Kong con un fiable elenco en el reparto con Adrien Body, Jamie Bell, Naomi Wats y Lobo Chan entre otros.

 

La película promete de principio: ambientación de la época, década de los 30´s del siglo XX en plena Gran Depresión; retrato de los protagonistas principales con un director de cine empeñado en filmar lo que nadie había filmado aún a la vez que se empeñan en que pague sus deudas o haga de una puta vez esa película que promete a los productores pero que nunca llega a filmar con estética de Orson Wells y la misma codicia que el ciudadano Kane; un guionista de cine que es en realidad un dramaturgo jodidamente atribulado sobre la existencia como fin sin sentido real; una rubia y blanca protagonista artista de cabaret en su número de trapecista que se queda de un momento a otro sin curro y que antes que prostituirse, o dejarse sobar en tugurios de mala muerte y muertos de hambre como ella, se traga su dignidad y roba manzanas para subsistir...

 

Cazada como roba manzanas es salvada por el director de cine que va a embarcarse cagando leches antes de que los productores anulen el viaje, la ve, la invita a comer y le ofrece la gloria de protagonizar una gran película, logra convencerla, engaña al guionista para que se quede atrapado en el barco y de paso atraparle para que escriba el nudo y desenlace del principio de guión ya escrito...

 

Hasta aquí la peli va bien, no cantan las imágenes sintéticas que sirven de complemento al atrezzo y se agradece la novedad de profundizar en los personajes, la escena del embarque con el viejo cascarón y su cosmopolita tripulación y algunos toques de humor...

 

La película entra en su segunda parte: todos a bordo y rumbo a una inexplorada isla que ni siquiera viene en las cartas náuticas, isla que luego resulta ser jodidamente enorme y más que isla parece un continente...

 

Aquí ya empieza la película a parecerse a un vídeo juego por cuanto aumentan las trucas digitales, se nos ofrecen cosas ya vistas en otras películas como animales prehistóricos y chuminadas tipo correr entre las patas de gigantes herbívoros perseguidos por más pequeños depredadores carnívoros, quiero decir que no es creíble tal escena y empiezan a aparecer incoherencias en las escalas de los bichos.

 

Luego tenemos el tema del encoñamiento del gigante primate con la actriz, es un simio con pintas de orangután pero muecas de chimpancé, suelta unos gritos bestiales pero ni salpica babas ni su aliento mueve el pelo de la chica, han querido utilizar los efectos del ordenata para aumentar los rasgos humanos consiguiendo muecas de chimpancé, los movimientos de la chica en su mano resultan falsos, como cuando vemos una escena de alguien que se tira de una azotea y en el siguiente plano que muestra el descenso se nota que es un maniquí, si esos movimientos se llevaran a cabo en realidad la pobre chica ya se habría desnucado al primer meneo...

 

Se llega al desenlace y aquí en este punto del metraje uno ya está saturado de imágenes sintéticas, de bichos y lugareños isleños y sobre todo cunde el desánimo cuando primero con cadenas, luego salvajemente suelto por la ciudad y finalmente tumbado a tiros en la calle, surgen unas incoherencias en la escala de tamaño del simio que son ya descaradas...

 

La película es un homenaje al cine dentro del cine y así lo capta el espectador veterano aunque no dudamos de que a las jovenzuelas generaciones les pueda parecer una película cojonuda pero seguramente es que no vieron la auténtica.

 

Porque hay películas de las que nunca deberían hacerse remakes: Alien, El Exorcista, Blade Runner, Lo que el viento se llevó...

 

Pero la tendencia actual pasa por aprovechar las herramientas informáticas y el software de vídeo juegos para hacer producciones cuyos ahorros en atrezzo y localizaciones permiten tener buena cartelera de actores, pero el bueno de Adrien Body y la Naomi Wats hay momentos en que parece que no se creen lo que interpretan.

 

La tercera parte de la película acaba de cagarla y ya he dicho que uno acaba saturado, si le unes que no se ve teta y el erotismo original queda reducido a las cabriolas de Naomi para apaciguar al mono sin haber siquiera los olisqueos pseudo pornográficos de la versión precedente.

 

En resumen una nueva mirada a un clásico del séptimo arte que aporta la profundidad de los personajes pero peca de efectos digitales, tal vez le sobraba el tema de los dinosaurios y desde luego se han pasado tres pueblos con la jodida isla porque si os fijáis, de la que llegan parece una isla pero cuando la recorren y corren por ella es sencillamente inmensa, vamos que resulta no creíble que ningún barco la hubiera descubierto...

 

Hay que ver la película como un homenaje al cine y tratar de no pensar demasiado en la original porque caemos en la triste levedad del ser de que hay cosas que son irrepetibles y una de ellas es King-Kong en blanco y negro mientras trata de no lastimar a la chica...

 

Y se enamora hasta el punto de dejarse atrapar.

 

lunes, 2 de septiembre de 2013

 

PACTAR CON EL DIABLO (1997)

 

Agradable película de terror dirigida por Taylor Hackford con un solvente Keanu Reaves, una monona Connie Nielsen, una divina Charlize Teron y un cachondo Al Pacino.

Los efectos especiales están al servicio del guión y aún se toleran pese a estar ya superados en textura pero asustan y aunque no lo hagan sorprende.

La película es una vuelta de tuerca mezclando La semilla del diablo y El corazón de Ángel; lo primero por cuanto es un espacio cerrado, el del derecho defendiendo clientes auténticamente culpables, y en lo segundo por cuanto es la típica historia de vender el alma por el triunfo. Le añadimos algo otras películas en justas dosis y tenemos este entretenida película donde no hay que perderse el discurso final de Al Pacino.

Se ven tetas y culos, algunas con morbo como las de la actriz que hace de forense en alguna temporada de la serie televisiva Unidad de Víctimas Especiales, pero tampoco sale nada que ya no se muestre y el mayor encanto reside en la Charlize al principio de la peli en que sale con pelo rubio rizado hasta que Al Pacino la sugestiona para que se lo corte y destiña...

 

¡Será Diablo!

 

domingo, 25 de agosto de 2013

 

 

 

Suplemento cinematográfico cutre de

The Adversiter Chronicle

 

EL CHICO DE ORO (1986)

 

Agradable peliculita del Eddie Murphy de 1986 por diversos motivos...

 

Lo primero aclarar que para quienes vivieron la época el Murphy es harto empalagoso salvo cuando repite su personaje de Superdetective en Hollywood en el sentido que se limita a investigar, hablar lo necesario y repartir mamporros, que en la película que nos atañe son del tipo Terence Hill & Bud Spencer...

 

En mi demente opinión esta película supuso el canto del cisne de Murphy como estrella de las taquillas ya que a partir de aquí inició una gloriosa decadencia en la que sus papeles tenían más frases en historias ñoñas donde chupa cada vez más cámara...

 

Dirige hábilmente Michael Ritchie, salen animales y niño lo cual siempre supone ya un desaliento, y acompañan al Muphy, Chatrlotte Lewis de turbadora y casi inquietante al principio belleza mezcolanza de Asia y Occidente que se gana nuestra entrepierna, pero no el corazón, cuando primero le mojan la camisola dejando entrever unos apetitosos senos, luego le hacen un onírico bondage con sábanas y por último nos hace una coreografía de mamporros en bragas y camiseta que aunque sea fugazmente nos permite apreciarle la entrepierna de blanco virginal... Además luego la matan... Ideal para fetichistas y amantes de estética sado maso.

 

Otro del reparto es Charles Dance en un, esa era la intención, papel e interpretación de pasar por ser un inquietante y elegante diablo que luego resulta demonio. Habla poco y más que nada se dedica a poner muecas y pose que se supone refinada y diabólica aunque deja el sabor de esos bombones baratos rellenos de algo gelatinoso que todos probamos al menos una vez en la vida y que acabamos escupiendo a la basura sin que nos vea quien nos ofrece tan indigerible ofrenda...

 

Los efectos especiales son chuscos para los ojos digitales ya que se nota la truca, pero era lo último en 1986.

 

La película merece verse desde un punto de vista antropológico-cinematográfico puesto que ya en 1986 la estética entraba en franco declive sin que falte el machacón sintetizador de fondo en las escenas sin faltar la canción de turno, en este caso un delirante y colorista grupo de heavy que parecen unas locas en cualquier discoteca cutre de puti club de carretera para gays atormentados y felizmente casados o falangistas en plan coloquetas y problemas de próstata.

 

Ya digo que las peleas son de cuchufleta pero tiene el trasnochado encanto de los set de decorado sustituidos ahora por los efectos digitales, hay que verla con algo de cachondeo pero a la mitad más o menos el Murphy ya empalaga y deja de ser gracioso aunque las andanzas de la mozuela y el enano del padre, que es santurrón del templo nepalí y mantiene el mismo vendiendo collares simulando ser tullido de ambas piernas y vendiendo colgantes quedándose con el cambio de los turistas...; soporta el resto de metraje hasta el final.

 

Merece verse sólo por la descojonante escena en el avión de las líneas aéreas del Nepal y la aduana del aeropuerto que parece más una cuadra con corral y donde el Murphy hace una de sus cuchufletas que ya no hacían gracia por repetitiva en otras películas aunque hace un homenaje a su papel en Límite 48 horas echando unos gorgoritos y por supuesto se deleita sin lograrlo en nosotros con su risita marca de la casa, pero ya digo que se soporta el metraje por sus acompañantes de reparto, el logrado para la época demonio final y la cara de estado psicotrópico del niño de los cojones que encima tiene un dedo a lo E.T. Que lo mismo resucita una muerta o una mariposa que hace cabriolas en homenaje a El Jovencito Frankenstein con una lata de refresco sacada del bidón de la basura para deleite de su cretino y monstruoso carcelero, el inolvidable coloquetas de Más allá del valor que sustituye la granada colgando del cuello por un turbante y un maquillaje que resalta su fealdad para cánones de modelos de pasarela.

 

No falta el actor de rasgos orientales que sale siempre en las películas de la década...

 

Ya digo que hay animales, en este caso un dulce pajarillo de hermoso y colorista plumaje que al final nos taladra las neuronas como un pajarraco de fantasía en brote psicótico y dan ganas de cocinarlo según la receta del marciano Roger de American Dad...

 

Merece verse si no la visteis pero con mente abierta y si la visteis en su momento para recordar lo ñoños que también eran los 80´s y recordar cuando se pagaba por ver a un tipo como Eddie Murphy, aunque no te arrepientes si lo hiciste y siempre queda el consuelo de que el inefable Chuck Norris tenía seguidores que pagaban por verle...

 

¡Hasta van envejeciendo con él en sus infumables tele series!, pese a que sabemos que el colaborador de The Adversiter Chronicle, Randall L. Stevens, es fan de Walker Texas Ranger.

 

miércoles, 21 de agosto de 2013

 

 

 

En el calor de la noche (1967)

 

Así a bote pronto, si no has visto nunca la película o perteneces a las generaciones digitales, ver la fecha de producción te puede hacer correr a comprar el último vuelo a Pernambuco antes que sentarte a visionarla...

 

Craso error cometeríamos ya que pese a los más de cuarenta años transcurridos desde su estreno, el mensaje sigue vigente, puede que ya no tanto en EEUU, que también, como un recordatorio a las generaciones posteriores de una época en que el color de la piel era causa de linchamiento y la cultura del mismo aplaudida y bendecida por las autoridades.

 

Por otra parte hay que tener en cuenta que en 1967 se luchaba por los derechos civiles que ahora vemos como algo natural en nuestra sociedad consumista y empufada...

 

Dirigida por Norman Jewison y protagonizada entre otros por Sidney Poitier, Warren Oates y Larry Gates, sigue fresca a ojos del espectador, tanto por las interpretaciones como por la producción con ese sabor de antaño de las películas que amén de espectáculo son arte.

 

En la población de Sparta en la América profunda poblada de blancos semipobretones cuyo único valor en la vida es que están por encima de los negros, un policía de patrulla nocturna descubre el cadáver del señor Colber, un norteño inversor que iba a levantar una fábrica. El policía se topa con un negro en la estación del tren y al ver que lleva dinero en la cartera lo detiene como sospechoso ya que la cartera del difunto no estaba en el cadáver...

 

El sheriff, Bill Gillespie, es un tipo solitario que no tiene muy claro que las autoridades le renueven en el puesto. Cuando está interrogando al afro americano descubre que se trata de un inspector de policía de Filadelfia, en el norte, y además que su soldada semanal es muy superior a la suya de Jefe. Aclarado el entuerto mediante llamada a su superior, el Jefe desea que Virgil Tibbs le ayude en la investigación...

 

A lo largo de la acción vemos a un Virgil que observa como sus hermanos de piel negra siguen trabajando en el algodón de braceros, de sirvientes y apartados del american way of life que disfrutan sus conciudadanos de piel blanca. El Jefe de policía verá a su vez que los tiempos están cambiando y las debilidades de sus conciudadanos que guardan secretos inconfesables pero que preferirá proteger al policía negro y no ceder a la tentación de encontrar un culpable y no complicarse la vida.

 

Hay escenas memorables como la hostia que Virgil le mete al cacique del lugar y dueño de la algodonera, el racista asqueroso del señor Endicot que compara cierta clase de orquídea con los negros porque hay que darles de comer, beber y mantenerlos ya que por ellos mismos no pueden...

 

La película puede parecer algo suave en el sentido de mostrar la violencia racista pero es sólo una impresión: los gestos, las palabras y las miradas muestran en todo su esplendor el odio racial más o menos soterrado de los habitantes de Sparta.

 

Si ya la visteis, nada más que añadir porque al igual que nosotros es casi fijo que la revisáis cada cierto tiempo, pero si nunca la visteis os recomiendo que no os la perdáis porque es una buena película en el sentido de que te engancha y se ven buenas interpretaciones aunque no haya naves espaciales, peleas a cámara lenta y argumentos de ciber terror con depredadores alienígenas de por medio u insectos mutantes...

 

lunes, 5 de agosto de 2013

 

 

 

Hombres de Hierro (1983)

 

Corren los años 60´s y los afro americanos se ganaban sus derechos civiles propios a todo hijo de productor consumista luchando bajo las leyes promulgadas por L.B.J. en el profundo sur y siendo reclutados para luchar en Vietnam...

 

Al Instituto Militar de Carolina llega un joven negro dispuesto a convertirse en cadete y lograr mediante el esfuerzo, el estudio, la instrucción y los respetos debidos a la patria, graduarse en cuatro años. El coronel del Instituto decide que sea su protegido, el cadete Will quien supervise que no matan al negro y que las novatadas de la primera noche no se prolongan sucesivas noches ni son subidas de sufrimiento.

 

Will comparte habitación con sus tres amigos y compinches, acaudalado y de típica buena familia sureña, el italiano dispuesto a engarrarse si se mofan de su origen italiano y un grandullón que lo mismo se apunta a un bombardeo que a una juerga odiando por igual a blancos, negros, amarillos y demás pieles de la raza humana a la hora de repartir mamporros.

 

Por si fuera poco hay un escuadrón del KKK llamado Los Diez que se dedica cada curso generación tras generación a lograr que se vayan alumnos no deseados como son el afro americano y otro novato gordo al que putean sin piedad....

 

Argumento interesante es esta producción de 1983 y dirigida por Franc Rodan con un elenco de jóvenes desconocidos de aquella y que os sorprenderá ver jovenzuelos casi adolescentes como Bill Paxton.

 

Película entroncada con Arde Mississppi y Más allá del honor pero respetando siempre los cánones que requería el Pentágono: oficiales superiores que puede que sean racistas como el general al mando pero con subordinados como el coronel que hacen que el sistema funcione y se hagan las correcciones oportunas. Homenaje a los activistas por los derechos civiles en la frase del cadete negro donde argumenta el porqué de su tozudez y matricularse en un corral de sureños racistas, cachorros de sus racistas padres: no me iré porque si no el próximo negro que venga tendrá el lastre de mi historial...

 

Francamente recomendable para espectadores vírgenes de su visionado y el resto pues igual os pasa como a nosotros en The Adversiter Chronicle que la vemos cada cierto tiempo aunque sólo sea para recordar que hubo un tiempo en que a Obama no le dejarían ser ni presidente de una comunidad de vecinos blancos...

 

¡Vamos, que ni siquiera ser vecino!

 

martes, 16 de julio de 2013

 

 

Vidas al límite

Sólida película de 2005 y hábilmente dirigida por David Ayer que va más
allá de una historia de colegas que se reencuentran tras tiempo sin
verse y se colocan acabando ardiendo en el infierno que tantas veces
bordearon juntos...

 

Por un lado podemos entroncarla con esa pequeña joyita que es mejor
según pasa el tiempo que en el momento de su estreno: Colors;
antes de que se me discuta tal gilipollez, lo digo porque una lectura
de la película es la propia ciudad de Los Ángeles. Si en Colors
se nos mostraba el mundo de los
guetos y sus bandas con los veteranos bautizando en rituales de
iniciación a los nuevos pero con claras diferencias étnicas en cada
banda y colores de guerra distintos, asistimos ahora a el cambio que
han pasado los integrantes dos generaciones después y que en los
80´s veían desde su infancia las tribus urbanas de su vecindario:
uno viviendo de su esposa abogada a la que mantuvo mientras estudiaba
pero que ahora que está estudiada le exige que se olvide de locas
historias de juventud y se busque un trabajo; otro, soldado
licenciado que trata de adaptarse a la vida civil y que es si no
odiado sí olvidado por su antigua novia hispana, pero pese a los
tiempos modernos, separados por algo más que los orígenes...

Pero que también mejoran de nivel devida generación tras generación.

 

Entronca a su vez con las pelis que se producen cada vez que EEUU libra una
guerra y nos hablan del regreso de los veteranos, pueden pasar
décadas y guerras y que el cine haya pasado del blanco y negro al
color, pero siempre es la misma historia: la integración del soldado
profesional en la sociedad civil donde matar es asesinato y te
remuerde la conciencia una vez en la retaguardia. Posiblemente con
Stop and Loss  sean las películas que pasarán a la historia del subgénero de regreso
del frente sobre las guerras de Iraq y Afganistán como antes las
hubo de Vietnam, la II Guerra Mundial y alguna que nunca recordamos
de la Guerra de Corea.

El trauma no se manifiesta ostentósamente, vemos desde el inicio que el personaje que
interpreta Christian Bale está algo majara, pero se le atribuye a
alguien crecido en las calles y su ley, que sólo parece algo menos
tarado cuando trata de conseguir trabajo en algún cuerpo de policía.
A medida que avanza la película e instalado ya en un colocón
perpetuo logra engañar a los federales para conseguir el puesto que
le permita casarse con su novia mexicana. Pero descubrirá que si
bien no sirve para miembro del PDLA, el Tío Sam necesita de sus
dotes de soldado profesional para seguir matando en operaciones anti
narcóticos en Colombia como asesor...

No soportará tal realidad.

 

La película gana en intensidad e interés a medida que vamos conociendo a los antiguos pandillerosreconvertidos y socializados en ejecutivos, traficantes, currantes
con vicios prohibidos y de fondo la ciudad con sus calles en las que
apenas reparamos pero es un paisaje continuo como aquellos del oso
Yogui que siempre pasaba la misma casa y el mismo árbol, tal
espesura tiene la jungla de asfalto que es la ciudad de Los Ángeles.

 

La película carece de moraleja o mensaje positivista, simplemente asistimos por un momento a las vidas de dos viejos amigos que tratan de apurar la última copa, aspirar el
penúltimo humo de marihuana y pillar un chocho a la vez que cada uno
trata de esforzarse por encajar en la sociedad, el civil marginal y
barrio bajero que sueña con el sueño americano de ser clase media y
el veterano de la armas que trata de olvidar como dije más arriba.

Película recomendable porque tiene a
la vez el sabor del buen cine que cuenta historias sin efectos
especialmente defectables hechos por ordenador, lo cual se agradece.

Enmi demente opinión está a la altura de El cazador,
salvando los años y la guerra con estupendas actuaciones y que si
podéis os recomiendo ver cuando estén con hispanos en versión
original, más que nada por ver al Bale hablando español. También
por ver cómo han cambiado los códigos morales de este tipo de
películas donde los ideales no aparecen ya como tabla de salvación
para el soldado de regreso que al mismo se encuentra la misma mierda
que cuando se alistó...

Es lo malo de entrenar soldados, luego no saben qué hacer con ellos cuando ya no son necesarios.

lunes, 8 de julio de 2013

 

 Suplemento cinematográfico cutre de

The Adversiter Chronicle

 

Pasajero 57

 

Agradable peliculita de acción rodada en 1992 y dirigida por Kevin Hooks y protagonizada por Wesley Snipes y Elizabeth Hurley en sus papeles principales aunque me falta el villano terrorista que no sé el nombre...

 

 

 

Corre el año 1992 y con la URSS enterrada y el desierto sin tormenta, surge de nuevo el villano terrorista secuestrador de aviones. El Wesley es un experto en seguridad aérea que viaja en el mismo avión en que se traslada esposado y custodiado por dos agentes del FBI que no se encomiendan ni a Dios ni a la línea aérea para avisar de que llevan tan peligrosa mercancía humana.

 

Tal y como mandan los cánones, el secuestrador cuenta con cómplices leales a su persona que es psicopática y cruel por una infancia a base de hostias y maltratos de su padre hasta que su retoño lo mata...

 

 

 

Visto así y dada su antigüedad, no parece que la película tenga muchos atractivos para visionarla, pero si se observa entre líneas veremos alicientes suficientes.

 

Por un lado ver al Wesley en plenas facultades y sin abusar de coreografías de artes marciales en las que daba la turra en sus primeros papeles. A la sombra del Stallone y Swarzeneger (o cómo bowlings se escriba) y por encima del Chuck, el simplón que hacía de ninja americano y el cara pétrea del que hacía de ruso en Rocky no sé cuantos, la tercera o cuarta de la serie del boxeador; por encima de ellos y para atraer al público afro americano y afro africano surge el Snipes, que nos cae simpático y además destila dosis de ironía en muchos de sus diálogos, aunque en este papel sigue los cánones que imperaban en la época: un pasado traumático de presente postraumático con la parienta asesinada en un atraco al supermercado donde estaban comprando con una soledad metafísica y predisposición al celibato que se verá tentado a ponerle fin cuando conoce a la azafata; la mala cómplice del terrorista, sencillamente hecha de menos el reproductor de VHS para congelar la imagen o ralentizar para deleitarte con la observación de su belleza inductora al más pecaminoso de los pensamientos que puedas imaginar... El malo es malo de cojones, pero transmite su frialdad interpretativa al espectador y se desea su fin, sin esa simpatía que vendría después en el cine de acción hacia el villano de turno. Sabemos que su padre lo maltrató y los fustigó a base de puteos, pero él es más malo aún y en 1992 no se andaba con disquisiciones atenuativas de cargos criminales...

 

De otro lado reírnos entre dientes con los topicazos de película de aviones secuestrados o accidentados: la vieja chocha que utiliza el avión una vez al mes para ver a sus nietos, el niño repelente al que el villano asusta y de repente sentimos empatía hacia él cuando responde a las gilipolleces del niño de los cojones que le dispara con la mano y el villano le responde con las dos manos y mostrando las esposas para escándalo de la madre...

 

Al menos esta vez no debemos asistir al aterrizaje asistido, clásico de las pelis de aviones...

 

Es un cine de acción casi artesanal para los códigos digitales actuales, a base de especialistas, avión a escala real y decorados que se nos muestran al inicio en un guiño al cine dentro del cine...

 

La película se ve bien si nunca se ha visto o hace tropecientos años en su estreno y ser revisada más de una década después.

 

Sale poco la tía buena villana y demasiado la azafata buenorra para cánones afro, supongo, ya que es de una belleza rara y recuerda a Michael Jackson, pero lo que es la azafata mala... ¡Slurps!

 

sábado, 29 de junio de 2013

 

 

 

Suplemento cinematográfico cutre de

The Adversiter Chronicle

 

 

 

El cielo y la tierra

 

Película de 1993sobre la Guerra de Vietnam y más concretamente en su efecto sobre los indígenas y los soldados profesionales...

 

Está claro que solapando a Salvador y Asesinos natos, el Oliver pasará a la historia del cine aunque sólo sea por su trilogía iniciada en 1987 con ese biopic de escenarios y situaciones amalgamadas en una deliciosa película como es Platoon, donde los soldados eran de carne y hueso y explotaban como tales pero que no dejaba de ser una muestra de las múltiples misiones de combate...

 

Tenemos luego Nacido el 4 de julio, que echa un vistazo a los que regresaron a casa tullidos, amputados, paralíticos y traumatizados varios que no lograron adaptarse. En ambas películas Oliver Stone aprovecha para hacer un retrato de la sociedad americana que evolucionaba hacia los derechos civiles y donde la guerra al comunismo era una constante y la de Vietnam un terremoto que iba a resquebrajar la mentalidad de la retaguardia...

 

 

 

Y en ésta de El cielo y la tierra, tiene la intención de mostrarnos lo mismo pero del enemigo.

 

Está protagonizada en sus primeros actores por Haing S. Ngor (supongo que este impronunciable nombre corresponde a la actriz) y Tommy Lee Jones, pero ya al poco del metraje nos da la sensación de que el Oliver ha hecho trampa. Dicen los títulos de crédito que está basada en dos volúmenes de memorias de la protagonista real... Ignoro si el guión es fiel o se permite licencias en la adaptación, pero al menos por la forma de narrarlo cinematográficamente da la sensación de que se han unido varios aspectos de la sociedad rural vietnamita, del país y la derrota del sur...

 

 

 

la protagonista tiene la mala suerte de nacer mujer, destripaterrones vietnamita y en medio de uno de los periodos históricos de invasiones y guerras que suele sufrir Vietnam periódicamente. Para colmo es budista y su karma está jodido...

 

La ñina crece instruida por su padre y feliz jugando con su pandilla de amiguitos y amiguitas para desespero de su madre que la ve holgazana y espera para ella un futuro feliz siendo sumisa esposa y abnegada madre amén de excelente cultivadora de arroz.

 

Tras mostrarnos esta arcadia arrocera, vemos como se pierde la aldea y la inocencia de la ya muchacha para ser adoctrinada, prisionera, torturada, despreciada y por último violada. Con los aldeanos encabronados, vietcong mosqueado y las autoridades señalándola, junto a la turra moralinesca de la madre, se marcha a Saigón donde es contratada junto con su madre por un matrimonio de burgueses saigoneses que profesan el catolicismo y como buen burgués católico deja preñada a la chacha que es la muchacha...

 

Finalmente consigue trabajo en otra ciudad con base yanqui trabajando de camarera a comisión de propinas en el economato coreano y conoce a un soldado americano...

 

 

 

El soldado es un sargento de marines que anda liquidando objetivos para la CIA y tras un matrimonio a lo american way of live ha llegado a la sabia conclusión de que lo mejor para un soldado de servicio en Vietnam es regresar a casa con una oriental que dé hijos, una esposa complaciente y de paso mantener una posición de superioridad cuando la lleve a Texas y sea como una lombriz perdida en un cesto de peces...

 

pero es un traumas con un serio desequilibrio psicológico que se acentúa con la normalidad de su familia, la normalidad de pasar a ser civil y no adaptarse a cosas normales como un divorcio, una hipoteca, una familia y un coche...

 

 

 

Es una película que hay que ver aunque ya todo aquello ha quedado relegado por la actualidad siguiente y dos victoriosas guerras en el desierto después...

 

No resistirá muchos visionados en la vida ya que a la mitad resulta empalagosa y sólo ver al Tommy Lee Jones supone aliciente para acabar de verla salvo que sea la primera vez.

 

Lo cierto es que acabas saturado de la vietnamita, el proselitismo budista, el montaje de las escenas oníricas (que luego desarrollaría en Asesinos natos) y de lo bonito que es sufrir para luego triunfar cumpliendo los preceptos del sueño americano: la oportunidad de prosperar aunque seas emigrante.

 

 

 

La recomiendo si nunca la viste y recomendación budista: no pongas tu puerta delantera enfrente de la trasera porque todo lo que entre en tu vida por un lado, saldrá por el otro... (es cierto, al llegar a esta frase del santurrón de turno daban ganas de bombardear Hanoi)

 

lunes, 10 de junio de 2013

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

 
 
Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle
 Carrie
Delicioso clásico del género del terror, ese cine que empezó a cambiar entrada la década de los 70´s empezando por El Exorcista y culminando en Alien el 8º pasajero
Y a ello contribuyó el autor Stephen King y una serie de directores que apostaron por sus relatos, de aquella el King era generador de densas historias en livianos libros hasta que se creyó director y empezó a publicar densos libros de livianas historias… Pero en su primera época trasladaba al lector a un terror común que superaba fronteras: lo paranormal.
Así, tres de sus novelas fueron llevadas al cine en un tiempo verdaderamente corto, El resplandor, Carrie, Christine y la adaptación de un pequeño relato que sin ser terrorífico si era inquietante, la deliciosa Cuenta conmigo.
 
Producción de 1976 y dirigida por un desconocido Brian de Palma e interpretada por Sissi Spacek, Piper Laurie, Amy Irving, Nancy Allen y ¡John Travolta!
 Carrie White es una típica adolescente de una típica ciudad con el típico instituto. Su madre es una majadera predicadora traumatizada con el sexo desde que alguien la preñó y se largó dejándola, entre visitas dando la brasa a sus vecinas con la palabra del Señor se dedica en la intimidad de su hogar a martirizar a su hija citándole pasajes bíblicos donde se demuestra rotundamente que la mujer sigue pagando el pecado de Eva…
 Carrie es una friki en su instituto donde no es popular y es vista como extravagante por el profesorado…
Pero tiene y guarda un secreto: es capaz con su mente de dominar la materia y desplazar objetos, puede hacer todo aquello que piense. Descubre esta capacidad a la vez que le viene la primera menstruación en la ducha del instituto rodeada de sus abominables compañeras, todas ellas hermosas mozuelas de pechos turgentes y candor a medio camino entre la bruja Piruja y una sirena en topless.
Cuando le pregunta a la madre el porqué de no advertirla de la regla como suceso inherente a ser mujer y le reprocha que no todo el mundo es malo, la fundamentalista cristiana la hostia a bofetones y la encierra a cerrar…
Mas el suceso de la menstruación hace aflorar remordimientos entre sus compañeras estimulada por el castigo de la profesora de gimnasia a las mismas de ejercicios durante 50 minutos y el castigo de no acatar el mismo de retirar el permiso a las díscolas de asistir al baile de la fiesta que se va a celebrar…
La más zorra de sus compañeras, que la odia y tiene tendencias al gusto por el sadismo, es ayudada por su novio para joderle la fiesta a Carrie que ha sido invitado por el más popular de los chicos porque su novia se lo pide para que Carrie vea que puede integrarse…
 No sigo porque habrá lectores que no la conozcan pero a partir de ese momento la película entra en una fanfarria de sucesos que mantendrán al espectador novel pegado a la pantalla hasta el final…
Pero es también interesante por cuanto tiene de cápsula del tiempo mostrándonos la juventud de la época y rostros que luego serían populares en el mundo entero, caso de John Travolta y del Nuevo superhéroe americano.
Buena película de terror donde se dejaban aparte los clásicos monstruos, vampiros y demás para adentrarse en lo que hoy ya tiene desde series hasta programas específicos pasando por documentales como es el terror que nace de la mente y los hechos donde un desplazamiento de una taza, asusta y aterroriza más que Drácula hincando los colmillos a una dulce doncella en camisola…
Y porque posiblemente la gran mayoría hemos sentido alguna vez esa rabia de no ser capaces de hacer lo que Carrie logra con sólo pensarlo.
Para onanistas de butaca, no perderse la escena inicial del vestuario y ducha de las chicas que vista ahora deja indiferente pero que en 1976 seguro que provocó pesadillas de humedales sabaneros a más de una persona de bien, que diría Rajoy…

martes, 28 de mayo de 2013

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

 
Suplemento cinematográfico cutre de
 The Adversiter Chronicle
Yo, Cristina F.
Producción alemana de 1981 dirigida por Uli Edel e interpretada por Thomas Haustein y Natja Brunckhorst que sigue igual de impactante, brutal y desasosegante como el día de su estreno.
Podemos encuadrarla en el subgénero de la heroína mata en el marco de los 80´s. Se basa en el libro autobiográfico de la protagonista, una dulce jovencita dejando de ser niña de trece años que se inicia en el mundo de la movida nocturna en un Berlín que no se nos muestra como postales de una ciudad, vemos bloques de viviendas, paisaje de hormigón y asfalto donde el metro, sus vías y sus andenes forman el universo de los adictos a la heroína que aumentan semana a semana.
Acompañamos sin piedad a Cristina F. en su descenso a los infiernos, su iniciación al mundo adulto en forma de salida discotequera, centro neurálgico de la noche de sábado berlinesa donde jovencitas como ella, aún casi inocentes en su consciencia y fan de David Bowie con lealtad adolescente, inician a la vez su coqueteo con las drogas, con la heroína que es fácil de conseguir y que aseguran que da un viaje impresionante…
 Cristina F. se enamora y acaba siendo pareja de yonkoso y pese a los intentos de desengancharse apoyándose mutuamente, el síndrome de abstinencia les devuelve una y otra vez con su oleaje a la playa de la prostitución para conseguir otra dosis…
Aliviados casi, suspiramos de alivio cuando toca fondo y malviviendo con su novio en casa de un bujarra que se lo folla cuando le apetece a cambio de posada…
Ella, al descubrir que su novio le va el mete-saca con el bujarra, toma la decisión de dejar la heroína con el recuerdo de su amiga muerta por sobredosis. Regresa al hogar y deja Berlín para tratar de recuperar su vida…
 Película que sin ser falso documental nos muestra con toda su crudeza el infierno de la heroína que tantos estragos causó desde la segunda mitad de los 70´s hasta casi nuestros días, fenómeno común a occidente y que en el caso español tenemos la serie de El Pico, Perros callejeros y alguna otra que no recuerdo.
Recomendable verla cada cierto tiempo y para mostrar a mozalbetes para que sepan que quien tiene que decir no a la heroína, serán ellos.
 
 
 

lunes, 20 de mayo de 2013

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

 
Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle
RED
 
Película de 2010 dirigida por Robert Schwentke que puede encuadrarse dentro del género de acción crepuscular.
Algún purista reaccionará a lo de crepuscular pero reúne los ingredientes: veteranos de la milicia desengañados de sí mismos y sufriendo el olvido por las batallas que ganaron por parte de sus superiores, desencanto ante el sistema y una última misión donde romanticismo y el más puro frenesí de acción esperan que les rediman de sus almas malvadas y sus ojos que han visto demasiado y saben, además, demasiado…
Vamos, clavao al western crepuscular.
 La película tiene varios motivos para atraer al espectador: un plantel plagado de estrella a los que el paso del tiempo por sus facciones nos hacen sentir que el tiempo pasa para todos; una actriz, que no recuerdo el nombre, pero que está muy muy muy monona y tiene una secuencia impagable de bondage con la manos atadas, la boca amordazada con cinta americana y los pechos a punto de saltar del apretujamiento cuya visión induce a pensamient… ¡Ups!; estética de comic cinematográfico que no desentona y varios guiños al espectador aunque todo lo anterior no evita que al final vayas por fin al baño y no te importa perderte el final porque ya lo sabes: la trama y el tramaniense se descubren, el prota tiene fornicio con la prota y todos felices y contentos porque aunque el sistema es desagradecido es el mejor sistemas de los peores sistemas posibles…
 Auténtico plantel de, si no estrellas, todos y todas conocidas para el gran público: Brian Cox, Karl Urban, John Malkovich (en una de sus mejores interpretaciones haciendo de auténtico majadero veterano de Viet-Nam sometido a supuestos experimentos de la CIA para el control de mentes y estando once años a dosis intravenosas de SLD, y que eran ciertos), Cris Owens, Bruce Willis, Richard Dreyfuss ( al que el Morgan hostia como los espectadores hemos querido siempre hostiarle) y un homenaje con la aparición del siempre desasosegante y desconcertante Ernest Borgnine.
 La película una vez que aceptas el código visual de cómic cinematográfico, se deja ver como pasamiento y ver de nuevo al Bruce repartir mamporros aunque las escenas de tiros son tipo Equipo A donde no muere nadie, o tienen menos puntería que un topo para pillar sitio en la playa a tomar el sol, claro que tampoco es cuestión de que la tipos duros de la CIA anden masacrando a colegas duros del FBI salvo los muertos imprescindibles…
El caso es que el vicepresidente de EEUU tiene un pasado de criminal de guerra durante la Guerra Fría, 1981, en tierras de Guatemala…
Creo que era en Guatemala, en todo caso a las afueras de San Benito.
 Cine de acción que se deja ver porque alegra las pupilas ver actores que nos gustan y captamos enseguida, con ese inicio de un ñoño Bruce ñoñeando con la ñoña operadora de teléfono, una mujer romántica de aventuras que ve en novelas y que, emulando y homenajeando a Tras el corazón verde siente como la adrenalina y los fluidos corporales se predisponen al fornicio a medida que recibe hostias, la secuestran, le inyectan, casi la matan y por último la enamora el Bruce…
Reitero encarecidamente que la escena maniatada en la cama se incrusta en el hipotálamo por siempre jamás…

lunes, 13 de mayo de 2013

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

 
 
Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle
Expediente X: La película
A finales del siglo XX hubo una serie televisiva acorde con los felices tiempos de la era Clinton: la URSS era historia, Sadam estaba controlado y qué mejor que los peligros alienígenas y una pareja de intrépidos agentes (un agente y una agente), descreída y de mente lógica ella, dudoso metafísico y con una hermana abducida, él.
 
Así que cuando pasó la primera fascinación de la primera temporada y tras unas cuantas, parece que productores, guionistas y directos, también los actores, decidieron despedirse con una película que a la vez que explotaba las últimas vetas del filón, probaban suerte a ver si tocaba la flauta y revivía el misterio…
 Estrenada en 1998, dirigida por Rob Bowman y protagonizada por David Duchovny, Gillian Anderson y la aparición estelar de Martin Landau, inolvidable protagonista de la olvidada serie Espacio 1999, donde una colonia lunar vagaba por el espacio tras salirse la Luna de su órbita y convertirse en un planetoide errante o una errante luna…
 Y es que hay que ver la película como un guiño a cinéfilos de la ciencia ficción, porque la verdad es que la peli es infumable y puede resumirse en tres episodios seguidos con el típico y tópico orden de misterio-investigación-angustia final.
La primera coña es cuando Mulder (o cómo bowlings se escriba) está meando enfrente del cartel de la película Independence Day y al final la nave alienígena es tan enorme, escandalosa y enigmática como la de la del Día de la Independencia…
 Una vez que la vemos como una coña y guiño cinéfilo y siguiendo el espíritu de la serie, el parque infantil es una alegoría de Chernóbil, el marciano es un homenaje al Equipo A cuando Hannibal hacía horas extras de monstruo del lago, la incubadora tiene estética de Alien el 8º pasajero y el contubernio del mal de la oscuridad un símil alienígena del Consejo de Sión…
 
En resumen que no se ve muslamen ni pechonalidad de la Sculey (o cómo bowlings se escriba) y cuando el paspán del Mulder va a besarla y pensamos en la siguiente tórrida escena desnudándola, resulta que la pica una abeja mutante o portadora de polen alterado genéticamente…
Cutre en producción para ser una película, la coña final es que aparte de perderse ver la nave alienígena, la pobre mujer se convierte en creyente de los expedientes X y el otro se vuelve mojigato…
Y es que la serie era ñoña, ellos son ñoños y hasta las intrigas eran ñoñas, sin embargo si hacemos anatomía forense, veremos el embrión de futuras series que vemos ahora quince años después: especialistas en destripar forensemente, poderes paramentales…
 
 Total,  mierda para fans de la serie y pasatiempo para asomarse antropológica y televisivamente a la feliz era Clinton donde no había talibanes y los que había sólo atacaban lejos de las fronteras y aprovechar tratar temas que hasta entonces sólo eran para interesados, curiosos o simplemente buscadores de preguntas a interrogantes para hallar respuestas…
Pero muslamen y pechamen…
¡Sólo ñoñeces redios, sólo ñoñeces!
 
 

domingo, 5 de mayo de 2013

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

 
 
Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle
 El final de la cuenta atrás
Producción estadounidense de 1980 que puede decirse marcó el final de una era en las películas de ciencia ficción e incluso del Pentágono a la hora de facilitar medios.
Por una parte el plantel que siempre incluía no una veterana gloria sino clásicos gloriosos como es Kirk Douglas en este caso, cuyo papel se limita a tomas de muecas en primeros planos, expresiones en planos generales y no salir del escenario que en este caso es la cabina de mando de un portaaviones…
Esto del portaaviones tiene su miga para quienes eran espectadores en 1980: se mostraba el potencial de la nueva Clase Nimitz con sus F-14 Tomcat protegiendo los cielos y los mares del capitalismo contra el comunismo imperialista soviético… Etc. etc. Etc…
 Así que tenemos un escenario, el Pacífico, una historia como es el viaje en el tiempo y aquellos efectos especiales de truca que hacían a la película obsoleta el mismo día de su estreno con trucas superada por Star Wars
La historia es  bastante berza: un portaaviones de la US NAVY se ve en medio de una tormenta de efectos de láser sobre superficie espolvoreada de humo y se ve trasladado al momento en que Japón ataca Pearl Harbor…
Encima el protagonista es amante de la historia de ese ataque y erudito en el tema, se rompe el bucle espacio tiempo alterando el presente que ya no será el pasado presenciado y un par más de chorradas argumentales que hilan sin llegar a tejer del todo una historia mínimamente creíble aunque ahora se ve con cautela de pisar memoria histórica personal aunque añorando cuando se hacía la oscuridad en la sala con el acomodador jodiendo la escena con su jodida linterna y el último de último minuto de ambigú…
 Película olvidable aunque perenne y otro de esos fiascos tipo Experimento Filadelfia o la idolatrada Dune donde los efectos especiales las convirtieron en obsoletas desde el primer visionado…
Claro que entonces flipábamos con el nuevo héroe americano en la tele y sus vuelos sobre pantalla de fondo…
Dulce juventud.
 

lunes, 25 de febrero de 2013

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

 
Suplemento cinematográfico cutre de            The Adversiter Chronicle
Robin Hood de Ridley Scott
Nueva revisión de un clásico en esta coproducción anglo estadounidense de 2010 dirigida por el siempre solvente Ridley Scott y protagonizada por Russel Crowe y Cate Blanchet con la participación estelar de Max Von Sydow.
La peli empieza contundente y prometedoramente con un inicio donde vemos técnicas de asalto medievales aunque la tropa parezca más un pelotón de los marines. Las variantes comienzan con la muerte de Ricardo Corazón de León y la usurpación de personalidad del protagonista…
El Russel Crowe recuerda mucho al personaje de Gladiator no sólo por el físico que es el mismo sino en cuanto de nuevo asume un rol de renegado para finalmente hacer justicia. Pero chirría que un simple arquero huérfano desde los seis años termine por arte de magia convertido en caballero estratega al final de la película.
En cuanto a otros personajes típicos de la historia, Long John es compañero de armas y nos suprimen por tanto la escena típica y tópica de la lucha en el rio, el cura borrachín ya está instalado en el condado y los ladrones del bosque son un conjunto de adolescentes y niños huérfanos que nos recuerdan a la tribu infantil de Mad Max y la Cúpula del Trueno.
Sale poco el sheriff de Nottingham por no decir que sale casi nada y el villano del príncipe Juan, aquí rey, parece un zangolotino concursante de Gran Hermano, da igual la edición, siendo la figura del sheriff sustituida por un mercenario que a la vez que recauda impuestos con tropas francesas de extranjis pone en contra de la corona a los nobles del norte.

Lady Marian, interpretada por la desconcertante belleza de Cate Blanchet, es en esta ocasión una abnegada esposa de cruzado que lleva una década sin fornicio cuidando del venerable patriarca y que lo   mismo clava una daga en la nuca al invasor violador gabacho que se planta con armadura en la playa de invasión y reparte mandobles al villano mercenario…
Y es que no vamos a discutir el espectáculo cinematográfico del film, intachable en ese aspecto, pero que Ridley Scott empiece la película de forma original y termine mostrando un desembarco de invasión medieval con lanchas de ídem de quilla plana y portón frontal de desembarco que no se verían hasta 1944 en las playas de Normandía es ya la gota que colma el vaso.

La historia tiene unos saltos un tanto extraños para el espectador veterano que no puede evitar creer que han mezclado cosas de otras películas y las han engarzado para crear una versión que supongo pretende ser original para desmarcarse de versiones anteriores, cosa que logra de principio pero que a medida que avanza el metraje nos hace sentirnos extraños.
Hay notas pintorescas como la figura de la reina madre y como entra en medio de acto de fornicación de su hijo que se le planta desnudo encima de la cama y una vez más la putilla real de turno es francesa, cosa que en la rivalidad sajona-normanda puede tener su gracejo pero que no cuadra con el contexto histórico la independencia femenina que nos muestra en los tres personajes: lady Marian, la putilla francesa y la reina madre.
Por si fuera poco, el padre del protagonista resulta que era… ¡¡comunista revolucionario!!


Espectáculo sin más para pasar entretenido un par de horas pero que no supera versiones más recientes y se hace necesario una complicidad con el espectador veterano para no dejar de verla, la trama es previsible porque es el mismo collar con distinto perro.
Y por supuesto no supera el personaje de villano de la versión con el Kevin Kostner (o cómo bowlings se escriba).
Para amantes de detalles chuscos y gazapos cinematográficos señalar que cuando están asaltando el cortijo de Lady Marian hay unas figurantes de aldeanas que no dejan de sonreír mientras les esquilman los dineros…
Terminar señalando que el disparo final de flecha que alcanza al villano es sencillamente patético: es imposible acertar y es un fiasco como efecto especial.
Y es que cuando una historia está manida hasta el aburrimiento resulta muy muy difícil alterarla para ser original.
Producto de entretenimiento sin más que defraudará a más de un purista, alguna puritana y puede que sorprenda a jóvenes espectadores, sólo por esto último y lograr nuevos aficionados al séptimo arte ya merece el perdón aunque no pasará a la memoria cinematográfica del buen aficionado salvo como producto de consumo.

 
 

lunes, 11 de febrero de 2013

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

 
 
Suplemento cinematográfico cutre de
The Adversiter Chronicle
Terminator
Hay dentro del cine de ciencia ficción de los 80´s dos vástagos y un bastardo.
El segundo sería La cosa, del Carpenter, película bastarda por cuanto es una versión o remake que dicen los finos, de una película anterior. Hijos legítimos son Alien el octavo pasajero y la película que traemos hoy: Terminator más conocida como Termineitor en esa pronunciación de inglés español ibérico donde tenemos la fea costumbre de no enterarnos de la pronunciación y encima escribirlo como pronunciamos.
Alguien podría decir que me falta Predator, pero ha de quedar eliminada de la lista por cuanto interviene el mismo protagonista y su actuación en Terminator supera a la de Predator, tal vez porque en Terminator se limita a no actuar, aunque comparte con las dos citadas al principio que ha creado sagas y hasta precuelas otro de esos vocablos distorsionados para indicar una versión de la génesis de monstruos y terrores de ciencia ficción.
Por otra parte se trata de una peli de 1984 y sirve para bucear en la sociedad de entonces, falta de la cotidianidad de los ordenadores en las vidas y realizada con efectos especiales difíciles de superar en el sentido de sorprender y estar al servicio del guión. Tal vez por eso las nuevas generaciones nacidas ya en el siglo XXI jamás apreciarán en su totalidad el fresco de la vida entonces.
 
Y es que Terminator es junto con Alien el octavo pasajero, algún purista podría alegar que en realidad la segunda es de 1979 pero es que en la retina cinematográfica está archivada en los 80´s, una película perenne en el tiempo del celuloide. Basada en juegos y trucos tipo sustos inesperados, originalidad de la idea, un futuro reconocible y en este caso un presente atemporal unido a dos actrices en el olimpo de la ciencia ficción como son la Sigourni (o cómo bowlings se escriba) y Linda Hamilton, sólo por debajo ambas de la eterna Sean Young…
 
Para amantes cinéfilos que tras el fornicio juegan a acertar preguntas, comentar que aparece otro actor unido para siempre a la ciencia ficción: el que era cabo en el pelotón de Alien el regreso, sólo por tener la oportunidad de enamorarse en pantalla de la Ripley y la Connors le hace tener un hueco y un refugio en nuestra memoria.

 
La película es una producción de 1984 dirigida por el hoy reverenciado y tahúr como director de James Cameron, protagonizada por Linda Hamilton, Paul… algo pero no soy capaz de descifrar mi letra, Michael algo también y el archi popular Arnorld Schwarznegger, ahora ya decrépito pero que de aquella y con esta película se consagró.
Ahora es habitual ver a primeros actores en papeles de maleantes, pero en 1984 pocos actores estrellas se arriesgaban a interpretar el papel de villano, pero aquí el Swarzi lo borda, es el físico perfecto, habla poco y cuando lo hace es imitando otras voces y además tiene un careto inexpresivo que aumenta la sensación de frio acero de la máquina de exterminio.
 
Si en los 50´s era la era nuclear y sus interrogantes y peligros potenciales, en los 80´s era el entonces desconocido camino que nos ha llevado a la actual revolución digital: los ordenadores.
Si bien ya estaban instalados en procesos de fabricación y ofimática, militarmente el avance en la tecnología computacional para fines militares unido a la progresiva accesibilidad de la ciudadanía a los cada vez más asequibles ordenadores personales logró además de asestar la puntilla a la URSS desde un punto de vista tecnológico vislumbrar el potencial de un mundo unido informáticamente.

Esa y no otra es la premisa de la que parte el argumento de Terminator como dice el ángel de la guarda de la Connors cuando están huyendo: “las máquinas programaron órdenes inteligentes, eran computadores de defensa conectados a todo el mundo”
 
Finalmente las máquinas deciden el exterminio de la raza humana y provocan una guerra nuclear que arrasa el mundo conocido y su sociedad dando lugar a un dantesco apocalipsis donde los supervivientes se esconden de día y combaten de noche a un ejército opresor de máquinas de combate diseñadas por otras máquinas.

Pero en las filas de los supervivientes surge un héroe, Connors, cuya legendaria madre le preparo desde bebé dándole la turra con cintas grabadas por ella y a la que las máquinas deciden eliminar de cuajo enviando al pasado una máquina asesina para eliminarla antes incluso de preñar. La resistencia humana envía por su parte un soldado con la misión de protegerla, cosa que hace antes de palmarla y a la vez que la preña, en una fogosa escena donde pueden verse las tetas de la Hamilton…

La película resiste bien el paso del tiempo y se agradece en estos tiempos de textura digital, efectos que en su tiempo era la leche y que se soportan por los nuevos espectadores y hace cagarse en todos los santos a quienes cada nueva revisión nos hace ser conscientes del tiempo que ha pasado ya desde que la vimos la primera vez.
Es una película ejemplo de atemporalidad, de creadora de una saga que dura hasta nuestros días y película donde la falta de presupuesto se suplía con un buen guión, una buena dirección e interpretación y sobre todo hace que te pase el metraje sin pesadez si la ves por penúltima vez y atraparte a la butaca si nunca la has visto.
¡Y salen las tetas de la Hamilton!
 

viernes, 11 de enero de 2013

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

 
Suplemento cinematográfico cutre de
The Adversiter Chronicle
 
El viaje a ninguna parte
En estos tiempos de zozobras económicas que conllevan crujido de cuadernas tal vez se haga necesario recordar a algunos de nuestros mayores y jovenzuelos periodistas de cristianos canales y por supuesto a diestra y siniestra del arco parlamentario, echar un vistazo a esas pelis que se hicieron en los 80´s donde además de rendir homenaje a los perdedores se nos mostraba que los vencedores eran tan crueles como los esbirros de Stalin.
Títulos como Los santos inocentes, El año de las luces, El sur… Títulos que seguro os vendrán a la memoria con la misma rapidez con que se van de la mía pero que sin hablar necesariamente de la Guerra Civil ésta planea como una alargada sombra en la cotidianeidad de la vida de los protagonistas de las mismas.
El viaje a ninguna parte narra las vicisitudes de una época y un ciudadano que le toco vivir la misma, esa España que tomaba aíre tras los acuerdos con los EEUU y comenzaba el arranque del desarrollo. Una época en que la aparición de cachivaches como la televisión y la entrada intravenosa del mundo de Hollywood y sus estrellas mediáticas hizo que en los pueblos y villorrios de España dejaran de tener en el teatro itinerante a otras realidades con la consiguiente desaparición de las pequeñas compañías de teatro, nómadas de ninguna parte como dice el título porque la España vencedora de la Guerra Civil impuso la moral de sacristía y orden cuartelero: los actores, los cómicos, sólo estaban socialmente por encima de la mierda de perro.

 
Película de 1985 dirigida y con guión de Fernando Fernán Gómez. Un elenco de actores de primera fila: Fernando Fernán Gómez, viejo trovador que ve como su mundo desaparece pero que ama el teatro y actuar para el público aunque éste no le tenga el más mínimo respeto pero sabe que tras los números musicales con chicas ligeras de ropa llegará la función; José Sacristán, que borda su doble papel de puretas y anciano senil; Juan Diego, el falangista y divisionario azul que trata de sobrevivir en la paz después de sobrevivir a la guerra y que se emborracha para aguantar a los trepas y chupatintas que se pavonean de vencedores y sólo fueron atechados en la retaguardia y aprovechados en la paz; Laura del Sol, sencillamente preciosa; Mª Luisa Ponte, esa casera de las que ya no quedan que presume de ser tan decente la pensión como ella misma y nos haría replantearnos coger habitación; Juan Diego, un joven Juan Diego que ya es imagen perenne de la memoria cinematográfica por su papel de zangolotino…
En una residencia de ancianos, allá por los 70´s, un periodista acude a entrevistar a un residente que fue actor.
Un actor cuya mente se refugia en recuerdos y vivencias que hace propias para no perder la cordura. Un actor hijo de actores y familia de actores que nunca han visto un telón levantarse, nunca fueron invitados al Café Gijón a tertuliar y jamás un cazatalentos les ofreció un papel para una película.
Película agridulce a la sensibilidad que traspasa lo tanto dicho de El viaje a ninguna parte: un homenaje a los actores, a los cómicos.
Pero hay algo más, la maestría con que Fernán Gómez retrata a personajes que debió de conocer en la época nos muestran que aquella paz ensangrentada no frenaba la hemorragia del odio y el afán de poder garrulo de quienes disfrutaban sin miserias la victoria.
Es la España profunda de pueblos con elevada tasa de endogamia y cretinismo aderezado de catetez y crueldad nacida de la ignorancia y el analfabetismo de una población encorsetada entre sus aperos de labranza y los límites de su pueblo ajenos a la evolución de las cosas, a echar a los cómicos cuando son los cómicos quienes les llevan a sus pueblos durante las fiestas patronales trocitos de otras realidades, otros mundos…
Cuando se estrenaron estas películas de la paz tras la Guerra Civil, no se apreciaba tanto el bouquet que atesoran no ya como obras de arte cinematográfico, como legado de una memoria, la de la ciudadanía, que sí es histórica.

La película no toma parte de un bando o de otro, pero como decía más arriba, está presente la guerra: los símbolos falangistas a la entrada de los pueblos, las beatas guardianas de la moralidad cristiana apostólica y romana, el alcalde que utiliza la amenaza velada y falsa de no poder ejercer la misma para evitar que corran a los cómicos a zurriagazos y navajas traperas…
Es una peli que una vez la ves y si tienes un mínimo de sensibilidad se vuelve amarga y puede hacer que no termines de verla pero os aseguro que deja pegado a la butaca al espectador.
A ver si sigue la reposición de estas películas porque es necesario tener historia en la memoria para evitar la memoria histórica que siempre escriben los vencedores y luego los perdedores tratan de arreglar embarrándola más.
El viaje a ninguna parte sigue igual de vigente porque más de treinta años después su historia, personas que no se les permite arraigar, prosperar o simplemente vivir, aún es realidad, triste realidad.
La historia es la que es siempre, es la memoria la que se atrofia o tergiversa de la misma manera que el cine es un arte.
 
 

viernes, 21 de diciembre de 2012

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

 

Suplemento cinematográfico cutre de
The Adversiter Chronicle
Soldado
Hay ocasiones en que la falta de presupuesto se equilibra con ingenio, humor y plagio…
Y es que en esta producción anglo americana de 1998 el director Paul Anderson echa mano de las tres pautas anteriores para convertir un producto de serie b en un buen momento de entretenimiento ante la pantalla.
El ingenio en el guión, con diálogos que rayando en el absurdo nos muestra en dos pinceladas la psique de los protagonistas. ¿Os acordáis del rubiales de Arma Letal? Pues es el capitán y está genial con sus coletillas tipo: Mi padre estaba en mantenimiento y siempre decía que una cosa que está estropeada no se puede resolver a golpes; frases que sacan de quicio al petulante coronel salido de West Point, inolvidable la escena en que ante el soldado protagonista se mea en los pantalones con un primer plano de una cosa amarilla y líquida empapando su bota.
Utiliza el humor para suplir las carencias de producción pero sin caer en la parodia, para ello son fundamentales los primeros planos del antagonista de pinta oriental; queda el plagio que en jerga se denomina homenaje, induciendo a pensar que el director al rodar esas escenas homenajea a títulos anteriores, en realidad es que es dar vueltas de tuercas a una trama, así la sinopsis indica que “…la película rinde homenaje a Soldado Universal..” y aquella otra del pistolero interpretado por el Alan Lad con niño incluido. Bueno, sí, pero el director logra que los homenajes encajen, tampoco el argumento da para mucho más…
Está interpretada por el sólido pero no hierático Kurt Russel, el inolvidable Serpiente, un Kurt que a veces protagoniza este tipo de películas donde el personaje de Serpiente siempre aletea en su interpretación, como cuando el Clint Eastwood hace pelis de poli y seguimos viendo a Harry El Sucio; y en el protagonismo femenino la danesa Connie Nelsen, auténtico bellezón que logra que nos sintamos protagonistas cuando el Kurt se queda mirando absorto su blusa donde se vislumbran las tetas y su aprendizaje basado en los reflejos condicionados de violencia durante su adiestramiento se tambalea ante la imagen de fornicio con la rubia colona de Arcadia el planeta basurero…
Y es que el personaje protagonista es un producto de la teoría conductual y de los teoremas de Pavlov sobre el reflejo condicionado.
Desde su nacimiento es apartado de la sociedad y pasa a pertenecer a las FFAA. Un aprendizaje basado en la mejor escuela de las Juventudes Hitlerianas y el Konsomol soviético. Un aprendizaje a base de hostias y zurriagazos donde si te quedas retrasado en la marcha de instrucción sencillamente te pegan un tiro y si se meten contigo en la escuela le metes una paliza hasta dejarlo muerto a tu infantil compañero mientras los instructores anotan en su expediente la máxima nota dada la capacidad inducida de no sentir empatía ni aprecio hacia el semejante. Sólo las órdenes y los oficiales que las dan es lo más parecido al cariño materno mientras que las FFAA sustituyen a la familia y todos sus códigos de convivencia que nos vuelven civilizados. El soldado protagonista sólo sabe ser soldado.
 
El caso es que aparece en la base un petulante coronel que viene acompañado de un nuevo pelotón de soldados, esta vez modificados en secuencias de ADN antes incluso de nacer convirtiendo en obsoletos al soldado protagonista y sus compañeros.

Tras una delirante y sado maso pelea de probatura en cadenas colgantes para ejercicios de trepar, el soldado es arrojado en Arcadia, un planeta vertedero de basura, queda muy lograda la imagen del portaaviones escorado sobre el desierto.
Aquí ya intuimos que habrá una colonia de desheredados, cuando vemos a la familia con niño ya intuimos que el soldado va a tener fornicio con la monona actriz danesa, que el marido la va a palmar, aunque antes sufrió amputación de una pierna, y que el soldado se va a cargar a todos sus kameraden de armas que le dejaron obsoleto.
La película se deja ver porque tiene escenas de naves espaciales, el Kurt es el Kurt y se le tiene lealtad y porque una visita a la viuda de los cinco hijos tras visionar a la danesa no resulta inapropiada.
Película de 1998 para entretenernos hora y media, porque al fin y al cabo el cine es entretenimiento y por una vez los defectos y carencias de producción quedan compensados por el ingenio, el argumento y la danesa que está de toma pan y moja…

jueves, 22 de noviembre de 2012

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

 
Suplemento cinematográfico cutre de
 The Adversiter Chronicle

Exodus
Se hacía necesario revisar esta película, una producción de 1960 y por tanto relativamente cercana en coordenadas temporales a la creación del estado de Israel y la partición de Palestina por parte de un agonizante y extenuado Imperio Británico que mantenía un protectorado sobre el territorio por mandato de la Sociedad de Naciones.
Dirigida por Otto Preminger e interpretada, entre otros muchos, por Paul Newman y Alexandra Stewart, se trata de esos clásicos que todos conocemos, hemos visto una vez, recordamos a ratos y escapamos de su visionado.
Película de guión e interpretaciones sólidas, con ese doblaje al español de voces que ya son parte de la memoria de generaciones de espectadores (¿pueden descubrir quien tiene la voz de Messala, el inolvidable romano malo de Ben-Hur, ein?) pero que hay que reconocer que vista hasta hace poco, no dejaba de ser maniquea en cierto sentido e incluso pro judía, diría algún talibán…
Hay que visionarla porque, dejando aparte los dirigentes y clero respectivos, nos habla de que hubo un tiempo en que eran los judíos los tildados de terroristas, quienes ansiaban vivir en libertad en su tierra. Una tierra que llaman santa y cualquier sistema de computación tras analizar su historia diría que más bien es maldita, basándose en las conclusiones.
Pero disquisiciones humanas aparte, y mirando entre fotogramas, lo que nos dice es que esa lucha tuvo participes palestinos y judíos, luego la política lo enmierdó todo como siempre.
Hay una escena en que Paul Newman le dice a su hermano de crianza palestino que por qué deben enfrentarse, que se defiendan las dos aldeas y estén unidos como hasta ahora. El árabe, jefe de su clan y aldea, vasallo del muftí, debe seguir a su señor y le responde que no puede huir de sus responsabilidades y ahora se siente más musulmán que nunca…
Hay que verla porque es la OTAN quien debe hacer de árbitro y cuando acabe la guerra que se avecina será hora de coger a políticos y dirigentes religiosos de ambos bandos y hacer ver y realizar un entorno de respeto mutuo, conocimiento recíproco y trabajar y luchar con las armas del diálogo, la política y la amenaza de la OTAN para que busquen un futuro de prosperidad planetaria con el resto de naciones y sus pueblos, aunque algunos no se sientan nación.
Seguramente el guionista, Dalton Trumbo, lanzó un mensaje universal envuelto en propaganda que sólo sería desvelado con el paso del tiempo.
Porque una parte de la magia del cine, es que son trozos de historia que podemos revisar y volver a ver.
La película puede ser algo peñazo, pero merece la pena revisarla quienes la vimos alguna vez y mostrarla a los nuevos espectadores.
Aunque sólo sea para intentar comprender tanta muerte inútil.

miércoles, 31 de octubre de 2012

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

 
 
Suplemento cinematográfico cutre de
The Adversiter Chronicle
 
Inteligencia Artificial
Tradicionalmente se recomienda en Butaca de patíbulo no visionar películas con niño o animales pero supongo que siempre hay una excepción que incumple la regla…
Inteligencia Artificial es una película del Spielberg, ese tipo que hacía magia pero que últimamente se embarca en buenos proyectos que se cagan por el atrezzo. Un ejemplo es Priority Report donde a una buena historia, ambientación y efectos especiales meten la mierda de los visionarios en la piscina, de todos los recursos va a elegir el menos creíble.

Es una producción del año 2001 que antes quiso rodar el Kubrik.

Y es que tenemos niño y animal, aunque ambos sean robots y tal vez por eso no es la típica película familiar de buenas intenciones. El niño es el desasosegante, en algunas de sus muecas, el Haley Joel Osmen, ese niño grabado a fuego en la retina del espectador que hacía de cicerone del Bruce Willis en el mundo de los muertos. Secundado por el cada vez más soberbio Jude Law que borda el papel de robot sexual y el siempre sólido pero nunca bien apreciado del William Hurt en uno de esos papeles donde su careto encaja en el personaje aunque su hieratismo llegue a ser en ocasiones irritante, tal parece en ocasiones que sufre de parálisis facial.
La película es una deliciosa fábula donde empatizamos de inmediato en esa dulzura que sólo el Spielberg sabe transmitir aunque el chute de empatía no iguala el subidón de E.T. allá en los tiempos de la URSS.
Efectos especiales someros pero espectaculares, buen atrezzo futurista y pasa de sermonear con el estilo de sociedad del futuro. Un futuro parecido al presente salvo en los coches, los turbo copters, una Nueva York sepultada por las aguas salvo sus más altos rascacielos que forman un sistema insular de esqueletos de acero que se elevan sobre la superficie mientras bajo el agua se erosiona lo que un día fueron calles, parques y barrios… la superficie convertida en profundidad oceánica.
La humanidad vive una nueva revolución tecnológica con la creación y producción industrial de consumo de los robots, semejantes a sus creadores y especializados como modernos esclavos de Roma en acompañar, instruir, dar placer y proteger. Pero su perfección raya en herejía para grupos fundamentalistas de humanos que aspiran a una Tierra habitada de nuevo por sus legítimos amos y eliminar a los sintéticos. Para ello organizan cacerías de robots fugitivos, que fallaron en su programación o sencillamente ya eran obsoletos. Entre ellos, como en los primeros cristianos crece la fe de que existen y por tanto viven aunque no sean humanos, saben que les odiamos porque son más inteligentes, más numerosos…
Las parejas tienen acotado el número de engendros que pueden aumentar la familia. Pero hay padres que pierden a su hijo, en este caso, un empleado de la fábrica de robots cuyo hijo yace en coma para desesperación obsesiva de su joven, aunque no estimulante, esposa.
La fábrica elige a este empleado para probar un   nuevo prototipo de robot infantil que tiene la capacidad de generar sentimientos en base a experiencias, su cerebro electrónico es capaz de sin ser programado crear nuevas secuencia de   comportamiento que le asemejen como nunca se había fabricado a las reacciones, sentimientos y fantasías de los niños humanos…
El caso es que el hijo verdadero se despierta, le calzan un exoesqueleto para paralíticos y el niño de los cojones resulta ser un Damien de tomo y lomo que trata al pobre David como Calígula a sus profesores, provocando malentendidos que el lechugino del padre interpreta como homicidas y por tanto un peligro para la familia, aunque sus miedos y demás mierdas sólo aumentan la sensación de que estamos ante un auténtico calzonazos; la madre entiende que el hijo que parió es un pequeño demonio y decide soltar a David y que se busque la vida antes de entregarlo para que le destruyan por comportamiento defectuoso.
La película prosigue con el típico viaje de búsqueda de la verdad con el cuento de Pinocho de telón de fondo, es el problema de los niños, que nos creemos los cuentos hasta que la sociedad dicta que es hora de despertar. La película logra enganchar por las sorpresas y espectáculo visual de una ciudad sumergida, pero, siempre hay un pero, llegamos al final de la historia.
En los promos de la programación suelen decir que “el final es una bella epifanía”.
El final es una auténtica puta mierda que hace que el producto final no pase a la cinemateca neuronal. Es un final donde tenían que meter los extraterrestres de los cojones, sus cuerpos aparte de sencillamente absurdos e irreales juegan con la jodida imagen de humanoide cabezón, que se le ilumina la frente y que se comunican tocándose. Una gilipollez de un infantilismo tal, que después de ver los buenos efectos especiales de la película de repente la cagan.
Esa estúpida nave de bloques, esa tecnología de dominar la materia que suena tan ridícula como que las pirámides y edificios de piedra de la humanidad eran porque podían manejar la materia…
Es un final torpe, que te abruma con una sensación antes de que termine de abatimiento y amargura por haber picado para ver un producto que puede que a finales de los 70´s fuera vanguardista pero que lo que asemeja es a que o bien se les fue el diseñador de producción o se quedaron sin cuartos para terminar de cagarla con un apéndice futurista de mierda por lo poco creíble.
En resumen que decepcionante en su último cuarto de hora, hay varios guiños a clásicos y el niño y el animalito hacen gracia sin querer ser nunca graciosos, se le suma que el joven actor borda su cara de haba y cuando se ríe pega unos sustos de muerte, al final pese a todo pasamos un rato entretenidos aunque el final sea atroz y cagada de efectos especiales, no por los mismos sino por la mente calenturienta que sugirió tan deleznables extraterrestres y la torpeza del Spielberg de llevarlos a la pantalla.
En fin, en este caso una vez más, prefiero Futurama
 
 

martes, 16 de octubre de 2012

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

 
Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle
Venganza
Uno de mis mayores traumas cinematográficos de mi infancia es el cine francés. Recuerdo haber visto La noche americana que me enamoró como sólo el cine, da igual la nacionalidad, sabe hacerlo. Luego vi a la Deneuve y me enamoré de mi primera actriz pero también recuerdo al Alain Delon en unas películas que parecían ser policiacas pero las calles de San Francisco eran sustituidas por postales de París y el bullicio de las persecuciones en Ford y coches americanos por el ridículo y chirriante para los tímpanos ulular de las sirenas de la gendarmería en coches tipo Tiburón y lecheras Citroën… Por no hablar del inefable Belmondo.

Digo esto porque la película que traemos hoy sigue la tradición gabacha de querer ser los amos del cine negro europeo. Intento absurdo pese a que ahora al menos no llevan las luces amarillas en los faros, cosa esta que parece insignificante pero que hacía que nunca te identificaras con aquellas historias de delincuentes, polis al borde de corromperse y edificios del desarrollo urbanístico francés. Por mucho esfuerzo que hagan, como en Ronin pese a la presencia de De Niro, terminan siendo el típico producto francés que promete pero que a la hora de la verdad es una burda imitación del buen cine negro americano.
Pero había dos poderosas razones para visionar Venganza, como eran la presencia del siempre reconfortante Liam Neeson y el reciente estreno de la segunda parte en los cines.
Producción francesa del año 2008 y dirigida, por el desconocido para mi, Pierre Morel. The Adversiter Chronicle no cae en esa falacia de decir que conozco al director como si hubiéramos sido presentados para la cena, cantamos el Asturias Patria Querida a los postres y terminamos buscando fornicio en casas de alterne. Pero aparte de no haber sido presentados, tampoco me suena de otras pelis. Si nos suena sin embargo que el productor es Luc Besson, un buen representante del buen cine francés cuando el mismo no trata de ser mascarón europeo y termina siendo grotescamente imitación francesa de cine negro americano.
El reparto lo componen el ya citado Lian Neeson, Maggie Grace, David Warshofsky y Lelan Orser.
Es una historia tramposa, tipo retirado de la CIA con medios económicos para la acción porque su ex está casada con un ricachón, por cuanto es imposible no tener empatía a Neeson, actor que además responde más a un perfil estético europeo que estadounidense, y la historia de recuperar a su virginal hijita que ha sido raptada para venderla a un obeso y vicioso árabe.
Se nota la mano europea en el desarrollo de los diálogos tratando de mostrarnos la atmósfera de un servidor de su patria pero cuya vida doméstica es una puta mierda, solo añorando a su hija y cenando con sus guasones kameraden en cenas que parecen cotilleos de viejas en el bingo parroquial.

Se les va la mano en el tema de los mamporros que reparte el protagonista, exageradamente en la escena del yate donde liquida a toda la tripulación, que debería haber sido acompañado de sus kameraden llamados al rescate, claro que entonces el deja vú de haber visto esta historia otras veces sería demasiado evidente.
Para pasar por taquilla la película es una puta mierda que tragada en dosis domésticas puede soportar un buen visionado. Lian Neeson es ya de esos actores que cuya sola presencia hace que sea interesante ver la película aunque ésta defraude las expectativas si es que alguna vez la hay al ver una película francesa.
Recomendable si no la visteis para pasar el tiempo tontamente y si queréis ver la segunda parte en el cine. Pero me temo que se cumpla que segundas partes nunca fueron buenas y que hay cosas en las que no merece la pena gastar un centavo, como puede ser el cine negro francés.
 
 

sábado, 19 de mayo de 2012

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

 

Suplemento cinematográfico cutre de
The Adversiter Chronicle

Arde Mississippi

Producción estadounidense de 1988 dirigida por Alan Parker e interpretada en sus dos principales papeles por un pleno Gene Hackman y un pletórico Willen Dafoe en sus registros interpretativos. Les acompañan un elenco de actores secundarios Bob de caretos reconocibles pero de cuyo nombre no puedo acordarme, pero que reconoceréis nada más verles.

Y es que en estos tiempos de crisis, que conllevan un instintivo acercamiento a parámetros racistas debidamente azuzados por el neo nazismo liberal, que no significa ser liberal sino cambiar el nacional-socialismo por el nacional-liberalismo que permite conjugar las ideas fascistas con los réditos mercantilistas pero sin renunciar al exterminio industrial de sus semejantes que sean según los parámetros neo nazis digno de ser considerado tal, resulta terapéutico recordar lo que es ser racista y lo que conlleva el racismo.

Sólo por esta razón merece tener esta película en la filmoteca para mostrar a nuestros hijos o aplaudir que las cadenas las emitan como ha sido el caso del dial de “TELEMIERDA INC.”, “La sexta 3”, que aprovecho de paso para agradecer a las cadenas de mierda televisiva que se hayan dado cuenta de que los canales temáticos de cine y documentales de calidad donde se vean otra cosa que costumbres de la fauna no humana para sus ritos de apareamiento y posterior crianza de sus camadas también son rentables publicitariamente.

El director Alan Parker ya logro desasosegarnos con su “El expreso de medianoche” donde era imposible para el espectador esconderse de la trágica historia logrando que al poco de empezar nos sumergiéramos ya en las hediondas cloacas del sistema judicial turco de los 80´s para incautos jovenzuelos occidentales que soñaban ganar unos buenos miles de pavos haciendo de camellos de poca monta y mucho montante psicotrópico en sus cuerpos, adosados en este caso, para culminar su viaje de turismo y sus “viajes” con las costumbres locales de fumar grifa.

“Arde Mississippi” nos produce el mismo desasosiego ya desde su inicio al sumergirnos en el ambiente palurdo y racista, amén de pueblerino del profundo sur americano que mantiene su ideario racista permitido desde que los confederados fueron derrotados por la Unión y que en plena lucha por los derechos civiles de los afro americanos con el apoyo de la administración Kennedy, y continuada luego por su sucesor tras su magnicidio, se resistía a renunciar a la única ventaja que los pobres de piel blanca, y encima del sur profundo, podían permitirse para no sentirse la mierda de la opulenta sociedad de los EEUU: ser superiores a los negros y con el favor fervoroso del Kukus Klan y del Señor todopoderoso.

Cuando nos preguntan por nuestros actores favoritos, solemos contestar en un alto % a De Niro, Dustin Hoffman, Al Pacino, el Brando… Pero si os gusta el Eastwood es posible que os venga Gene Hackman, actor sólido donde los haya pero sobrio sin estridencias y contundente en sus personajes.

En esta ocasión es un veterano servidor de la Ley que proviene de un villorrio paleto y racista como el lugar protagonista de la película: un condado del profundo sur a orillas del mítico rio.

Pero ahora trabaja en el FBI donde ve como la tecnología y una generación de agentes con título universitario y especializados con la fuerza de ánimo que da el idealismo, no tienen la maestría de la vieja escuela para acabar con quienes quebrantan la Ley aun a consta de métodos expeditivos bajo la regla de que mientras no te pillen usando maneras ilegales se puede hacer cantar al culpable…

Su superior, un convincente y casi en segundo plano pero imprescindible en pantalla, lo interpreta con sobriedad espartana y convincente un Willem Dafoe que conquistó a los espectadores aficionados al cine bélico con su sargento Elías en “Platoon”, es el arquetipo de un nuevo FBI en una nueva América comandada por el presidente Kennedy que tiene la fe y el poder para descubrir todas las pruebas y hechos para arrestar a sus antagonistas…

La historia, basada en hechos reales, tiene lugar en una población típica de las profundidades sureñas con blancos pobres superiores a sus convecinos de color y que muestran en sus rostros el cretinismo propio de la endogamia entre primos, unas autoridades partícipes y consentidoras del racismo diario y su violencia junto a unas autoridades políticas que cuando no son ellos mismos integrantes y líderes del KKK no dudan en defender públicamente un modo de vida con maneras y costumbres de superioridad racial

Tres jóvenes activistas, dos blancos y un chico de color, son asesinados vilmente por miembros locales del KKK.

Se envía a un equipo del FBI a investigar la desaparición, ya todo el mundo sospechaba que estaban muertos, y prender a los culpables tras encontrar pruebas y testimonios incriminatorios.

Los métodos de Dafoe chocan con el silencio de los habitantes del condado, los blancos callan por culpabilidad de cohecho y permisividad con el racismo mientras la población de color calla simplemente porque si hablan les molerán a hostias, les quemarán sus casas y ahorcarán a sus predicadores.
Hackman por su parte y cuenta, sigue su instinto y hábitos de viejo sabueso calando uno por uno a los sospechosos del asesinato y logrando encauzar el dolor que le produce a la esposa del ayudante del racista sheriff ver como se trata a sus semejantes, conocidos y amigos amén de vecinos, de piel morena.

Alan Parker logra manipularnos para tener empatía hacia los chicos del FBI y los sufridos afro americanos del condado. Al igual que un buen capítulo de una serie detectivesca, sabemos de antemano quienes son los buenos y los malos. Asistimos impotentes a los fracasos del FBI por encontrar testimonios y los cadáveres hasta llegar a desear cortarle el escroto al alcalde en la mítica escena del negro que que le va a cortar los huevos y ponerlos en una taza como hicieron con el chico de la historia que le cuenta a un acojonado alcalde mientras ve un negrazo enorme que afila una navaja de cuchilla de afeitar…

Y no cuento más porque The Adversiter Chronicle tiene jóvenes lectoras y algún no tan joven lector que quizás no la hayan visto aún y contar las sorpresas que nos depara la investigación sería chafar su virginidad cinematográfica respecto a la película.
Pero quiero parafrasear unas frases.
La primera es cuando la esposa del ayudante del sheriff le dice a Hackman que: “nadie nace odiando, se le enseña a odiar”; “la discriminación racial viene citada en la biblia, así me lo educaron”; “si naces en este odio, lo vives, creces con él y finalmente te casas con él”.
Y la segunda es cuando el subalterno le pregunta a Dafoe cómo es que el alcalde se ha suicidado si ni siquiera era culpable del asesinato y Dafoe le responde: “cualquiera que niega que esto (el racismo) tiene lugar y lo permite, es culpable”.

Una joyita en suma que os recomiendo encarecidamente porque es cine del bueno, es una historia cojonuda que diría el alcalde racista y encima entretiene que pasa el tiempo de metraje volando y en un suspiro.

miércoles 15 de febrero de 2012

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

 

Suplemento cinematográfico cutre deThe Adversiter Chronicle

¡Vaya par de gemelos!

La magia del cine reside en su capacidad de hacer sueños plasmados en fotogramas y que evade la mente…
La película que traemos hoy es de esas que no pasaran a las enciclopedias del cine salvo como reseña de la biografía de los protagonistas o del director. Por desgracia no puedo decir el director porque aunque TVE pone las películas sin cortes, corta los títulos de crédito, auténticas pequeñas joyitas que suelen pasar completamente desapercibidas porque tenemos la costumbre los espectadores de levantarnos de la butaca en cuanto sale el fin y los cines suelen cortar su proyección al ver que los culos abandonan las butacas…


La protagoniza el Arnorld ”Suarzeneger”, apellido austriaco impronunciable y latoso de teclear por lo que me referiré sencillamente a Arnold, y el Danny De Vito, ambos populares en el estreno de la cinta en comedias el segundo y como estrella del cine de acción el primero.

La historia es sencilla: dos hermanos gemelos por ser del mismo embrión nacen durante un experimento de reproducción que busca el hombre perfecto en todos los aspectos. Pero al dividirse el embrión surgen dos fetos, al nacer el primero surge un ser que será educado y aislado, Arnold, y un segundo inesperado e imperfecto según el director del experimento. A la madre le dicen que su hijo murió al nacer y ocultan el nacimiento de un segundo bebé. Arnold, educado y criado en un ambiente científico es un erudito de conocimientos y musculado que desea conocer sus orígenes, a su madre, y encontrar a su gemelo que resulta ser todo lo contrario a él: bajito, feo, criado entre orfanatos y convertido en un delincuente de poca monta, al menos intenta serlo…

 
La película es típico ejemplo de comedia de los 80´s: estrellas de cine con buena taquilla, mujeres despampanantes que eligen a su pareja sin complejos pero que suspiran por el casamiento en el fondo, el emperador era Reagan y aunque soplaban vientos de progreso en las relaciones sexuales, en estas comedias no era correcto mostrar mujeres casquivanas: una cosa era que tuvieran libertad de fornicio y otra romper los valores morales, que en la administración Reagan consistían en “somos cristianos porque los comunistas no creen en Dios”, así que en el fondo estas comedias tenían sus dosis de moralina subliminal que afortunadamente pasaban desapercibidas en las mentes de los jovenzuelos europeos, aunque lo malo de lo subliminal es que te crea un reflejo condicionado que no captas conscientemente…

En mi caso este film tiene algo de especial porque de una manera u otra me ha acompañado en un trecho de mi vida, por alguna razón cayó en mis manos la casete con la BSO y escuché la música algún tiempo. De aquella, en pleno auge del video clip, tenían la costumbre de intercalar en una escena, generalmente a mitad de la película, la canción principal de la BSO actuando en un escenario el propio intérprete, cosa que vista ahora demuestra el candor de los 80´s, tal vez porque los análisis indicaban que la URSS iba al colapso de su Sistema y era probable un conflicto en Europa…
Lo importante es que vista ahora inesperadamente, pasé un buen rato viendo y recordando… Sé que la vi en el cine aunque no recuerdo la sala, que por otra parte ya no existe.

Significó el visto bueno para Arnold como protagonista de comedias, en ésta se ríe de si mismo y sus papeles que le llevaron a ser estrella del cine de acción, y tuvo mejor suerte que su rival en la taquilla el Stallone, que pese a que lo intentó, no tuvo tanta fortuna en el género de la comedia.
Recomendarla porque si vivisteis su estreno sienta bien de vez en cuando mirar con serenidad al pasado y si no la visteis es un buen pasatiempo cinematográfico.
Cine, así, sin más.

jueves 12 de enero de 2012

 

 
Johnny English Returns
Ya pensaba que iba a morirme, como mortal que soy, sin haber visto al genial humorista británico Rowan Atkinson hacer un papel en una película digno de llamarse tal.
Es cierto que aparece en “Cuatro bodas y un funeral”, en un cameo tipo al del recordado Benny Hill en “Aquellos locos chiflados en sus viejos cacharros” y un par de películas incluyendo la primera parte de ésta que hoy traemos, pero no dejaban de ser producciones intachables desde un punto de vista técnico y arropado por secundarios fiables con un guión sólido tratándose de las comedietas de que se trataban.
Pero al que veíamos actuar era a Mr. Bean, el personaje creado para la pequeña pantalla que son ahora los aparatos televisivos, en una sucesión de gags más o menos ocurrentes y algunos ocurrentes. Y creo recordar que la primera parte de este “Johnny English” empecé a verla y pasé de seguir observando las cuchufletas de siempre ya que Mr. Bean pierde mucha gracia sacado de su contexto y formato televisivo con sus antológicos capítulos de delirantes situaciones, hilvanadas por un nexo común, pero que reitero no ofrecen la misma satisfacción y placer en el cine…
Pero en esta producción de 2011 dirigida por Oliver Parker y arropado Atkinson por Gillian Anderson, Dominic West, y Rosamund Pike, por fin podemos ver un papel y una interpretación.
Aúna las mejores virtudes del humorista combinando toques de Chaplin, Sellers y del propio Atkinson haciendo que su registro interpretativo no acabe saturando y empachando, creando un alter ego patoso de 007 para asistir a una parodia de las series del agente secreto. No deja de ser un Torrente a la inglesa pero al menos es un producto tan potable como aquel y tan digno como las del Terence Hill y el Bud Spencer.
La intriga da juego y la sucesión de gags logra arrancar la sonrisa y hay un par de buenos chistes. Las actrices tienen esa belleza isleña de las hijas de la Gran Albión, a medio camino del morbo íntimo y el onanismo convulsivo si te dejas llevar por las faldas ajustadas y los mohines de las actrices.
Un reparto sólido a nivel interpretativo como todo producto británico y no llega a hacernos mirar la hora aunque pensemos en qué hora será.
Comedieta en suma, que sin dejar de ser una mierda para desembolsar dinero por verla, te hace pasar un rato entretenido y los admiradores del humor británico no salen defraudados con el papel, esta vez sí, que crea Atkinson.
Pero no deja ese recuerdo eterno del Peter Sellers, ni de coña.
 
 

viernes 6 de enero de 2012

 

 PLANETA ROJO

¿Recordáis esa sensación que entra
cuando visionamos una peli de ciencia ficción de la década de los 50´s, que iban desde la repanocha en efectos especiales cinematográficos de la época donde el argumento era extrapolable a la Guerra Fría, hasta burdas películas de
absurdos efectos especiales que eran una excusa ambas para mostrar pantorrillas y sugerentes pechos femeninos a los destripaterrones adolescentes del Medio Oeste norteamericano pasando por chuscas, tanto de argumento como de efectos especiales, pero que en la época de sus estrenos atraían igual que “Star Wars”,
“Los siete magníficos” o “Los Bingueros”, por mostrar tres ejemplos absurdos pero que vistas desde la perspectiva de la vejez impuesta por el sistema orgánico siguen teniendo su encanto, aunque las de los 50´s hay que reconocerles que son especiales porque no deja de asombrarnos la candidez, censura velada y ñoñería de las historias que cuenta.

 

Y una cuchufleta cinematográfica envuelta de modernidad y rellena de gilipolleces

argumentales, y no otra cosa, es este “Planeta rojo” dirigida en el año 2000 por Antony Hoffman y desconozcosi es una revisión de un clásico de la ciencia ficción de los 50´s pero es un auténtico bodrio que puede ponerse con todos los honores y glorias segunda en el ranking de pseudomierdas en celuloide por detrás de “Armagedon”…

Al igual que su predecesora, es el típico producto bien producido de Hollywood que cuando las ves la primera vez te entretiene, pero no acaba de enamorarte como “Alien” o “Blade Runner” pero
logra abatir tu entusiasmo como “Apolo XIII” y cuando la revisas, como es mi demente caso, se vuelve infumable y termina por atragantarte causando una profunda y severa decepción.

 

Y aunque la historia es más o menos chirriante puede aceptarse alguna licencia como se viene haciendo en las artes desde que alguien daba algo a cambio de una obra. Pero son tan garrafales las incoherencias temporales y de acción que es para mandarla directamente al cubo de la basura, con un Val Kilmer y un Terence Stamp de gancho carteleroíde en fachada de sala de proyección en unos papeles que s e esfuerza en hacer creíble uno y
sencillamente delirante el del segundo con el puto rollo religioso trascendental que a nadie le importa y a quienes les importa no coinciden con
el meapilas semi beato de turno.

Esa trepanadora de deseos onanistas,
que luego te arrepientes, que es Carrie-Anne Moss encasillada en papeles de sufridora futurista ya sea en virtualidad o cosmonáutica en su registro interpretativo y cuya repetida pose de dolor gesticular acaba produciendo dolor
testicular flanqueados por tres típicos huele pies secundarios que siempre quesalen en pantalla, sin importar género o interpretación siempre hacen lo mismo y sin embargo acaban entrando en tu hipotálamo volviéndose casi de la familia
para el aficionado: Tom Sizemore, Benjamín Bratt y Simon Baker; el que salía en “Salvar al soldado Ryan” ya no sorprende y siempre reconforta su presencia aunque te sepas ya de memoria su careto y su repertorio gesticular, el de “L.A. Confidencial” que ahora tiene serie propia que logra cierto éxito y no es la primera, en su eterno papel de pantalla grande mezcla de chapero y zangolotino amén de cobarde y traidor para terminar con el otro que ahora mismo no me suena de haberle visto y es típico actor de minoría que a lo mejor por contrato meten en las pelis USA aunque también para atraer latinos a las salas y posterioresconsumos que alegren la vida de los productores de turno…

 

Bodrio en suma que no resiste más de un primer visionado con argumento tan inverosímil como atractivo el envoltorio y que dentro de treinta años dirán que éramos tan gilipollas como los
gilipollas de los 50´s pero que a fin de cuentas se trata de soñar un futuro en base al presente y que terminará anticuado.

Incongruencias científicas y de probabilidades varias, aunque se agradece el típico chiste sobre la tecnología rusa, que se ve en un primer pase pero que seguramente, en mi demente caso, no
vuelva a ver más salvo por circunstancias circunstanciales.

 

De todas formas la emiten esta nocheen la Sexta y podréis catarla si no la visteis o cambiar de canal si ya la sufristeis…

Gattaca

Dios ha muerto y las iglesias son ahora garitos semi clandestinos, la nueva diosa es la ciencia gracias a sus avances en la comprensión y alteración de la genética donde los hijos
son concebidos no en base al azar de un óvulo fecundado por un espermatozoide, es cierto que el fornicio y la jodienda existen, pero las parejas antes de concebir se ponen bajo la tutela del Sistema que les diseña seres que si bien con imperfección humana carecen de riesgos potenciales de padecer dolencias, enfermedades y taras. Ya no se concibe por amor a Dios, se hace por selección para que el Sistema y la humanidad modificada genéticamente alcancen en pocas generaciones un exceso de candidatos a ser navegantes a Titán…
 
La sociedad como la conocemos actualmente ha dejado de existir y la nacionalidad ya no importa, sólo la genética. Surgen dos categorías sociales que anulan las basadas en la
pirámide del poder y el dinero: los perfectos seleccionados y modificados genéticamente que pueden gozar de las posibilidades de vivir una vida y los imperfectos, los concebidos como se hace en la actualidad…
Es este inquietante futuro donde se desarrolla la acción de esta producción de 1997 dirigida por Andrew Nicoll y protagonizada por unos excelentes Xander Berkeley, Ethan Hawke, Alan Arkin, Jude law y Loren Dean entre otros.
Una pequeña joyita del género de ciencia ficción que no resultará grata a fans del género que gustan de naves
espaciales, truca digital con textura de vídeo juego o amantes del cine de acción. Pero para personas sensibles, amantes del cine porque les gusta ver una película con sustancia y no insustancial camuflada de espectacular reparto, se convertirá en una de esas que se convierten en películas de nuestra
vida…
El protagonista es uno de los parias del nuevo Sistema, concebido por amor en el interior de un coche al que su genética muestra que está jodido del corazón, es
potencialmente agresivo y por si fuera poco es un
rompetechos porque no ve tres en un burro al ser miope con una esperanza de vida de treinta años.
Su padre ni siquiera quiere que lleve su nombre semejante desgracia de ser y para el siguiente embarazo se ponen en manos del Sistema y eligen un embrión acorde a los gustos y esperanzas de su padre.
El protagonista, Vincent, pasa hasta su juventud una infancia y adolescencia consciente de que es visto como un ser vulnerable y desgraciado por su imperfección que él pone a prueba una y otra vez compitiendo con su hermano
“perfecto” a ver quien nada más lejos hasta que uno de los dos diga que se rinde…
Cuando llega el momento, deja el hogar y desaparece. Consigue llegar a trabajar en limpiezas en Gattica, el lugar donde los perfectos seleccionados se preparan para viajar al
espacio y otros planetas de desconocidos confines. Decide cumplir su sueño y contrata a un “perfecto” paralítico, una ironía del destino que le hace ser todo aquello a lo que siempre despreció: la fragilidad del cuerpo humano.
Vincent se convierte en un “perfecto” y logra entrar en Gattica hasta conseguir ser seleccionado como navegante, pero hay un asesinato y a falta de una semana del lanzamiento la investigación pone en peligro su disfraz…
 
Joyita que no debe faltar en la filmoteca porque nos habla de historias universales que son realidad aunque la ausencia de grandes efectos digitales y desarrollarse en un escenario cerrado, Gattica y la casa donde vive el protagonista, hará que algún paladar de reciente generación no capte la belleza de la historia y sus matices…

domingo 18 de diciembre de 2011

 

 
 
K-19: The Widowmaker
Hubo un tiempo, allá por los 60´s con Kennedy de emperador, en que la URSS trataba denodadamente y para
sacrificio de sus ciudadanos, de acojonar a los Yankees con submarinos capaces de lanzar misiles atómicos a Nueva York y Washington patrullando y merodeando la costa este estadounidense con ellos sin haber probado
adecuadamente su resistencia y el funcionamiento del reactor nuclear que les alimentaba su energía.
 
Basada en hechos reales, el K-19, apodado el “fabricante de viudas”, fue botado y lanzado a su primera misión cuando no pasaba de prototipo y no pasó la singladura.
Una avería en la tubería de refrigerante hace que la marinería sea expuesta a la radiación nuclear y que un
grupo de elegidos tuviera que entrar al reactor para reparar la avería.
Para colmo, la habitual ineficacia soviética hace que la tripulación carezca de equipo y medios médicos adecuados para tales contingencias, entrando los pobres marineros con trajes de guerra química que nos recuerda que lo sucedido al K-19 se repetiría en tierra en un, hoy, páramo llamado Chernobil en 1986…
 
Buenas interpretaciones en esta película de 2002 dirigida por Kathryn Bigelow y protagonizada por el siempre fiable Harrison Ford y el valor seguro de Lian Neeson que nos sumerge en el género de pelis de submarinos y no defrauda en ambientación y realismo, ese realismo gris y obsoleto de la maquinaria soviética que si vais a youtube y
buscáis el portaaviones joya de la marina rusa, se ve que se siguen equipando soviéticamente, tal es la cutrez de los equipos tipo pantallas de rádar, esas absurdas y enormes gorras de plato, y teclas y demás displays a bordo del
buque.
 
Por otra parte está muy logrado tanto de careto del actor como de guión la entrañable presencia del Comisario Político del Partido, que tan buenos ratos
cinematográficos nos ha hecho pasar a los dementes amantes del cine de la Guerra Fría.
 
Película para fans del género criados a las tardes cinematográficas de pelis tipo “Destino Tokyo”, amantes del cine con una historia a buen ritmo narrativo y dar las gracias porque Dios no era comunista y ganamos la Guerra Fría aunque combatiéramos en ella sin saberlo…

miércoles 16 de noviembre de 2011

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

 
Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle
 
Invasión a la tierra
Lo primero que tengo que decir que es una auténtica puta mierda, un burdo panfleto propagandístico de los mejores valores que pregonaba y patrocinaba la administración de Bush II pese a estar rodada en 2011, en plena época de Obama o quizás por eso mismo, lo cual es muy deprimente.
Película dirigida por Jonathan Lieberman y con un reparto que encabezan Bridget Morgrahan y Michelle Rodríguez.
 
Y debo detenerme en Michelle Rodríguez porque sencillamente me ha enamorado y entra a mi panteón onanista particular junto con la Deneuve, que me enamoró de niño en “Belle de jour” o cómo bowlings se escriba en lengua gabacha, Lana Lane y mi adorada Sean Young que ocupa el primer lugar en mi harén cinematográfico.
Esta Michelle Rodríguez os sonará de papeles de aguerrida muchacha en “Avatar” pilotando el helicóptero aquel futurista que tanto se parece a la nave de ataque de “Alien II”. Pero sencillamente enamora a la cámara y si entráis en su Facetbook tiene unas fotos y una fotogenia que es una digna sustituta de Salma Hayek para meter una hispana en las producciones de Hollywood y respetar a las minorías junto a los árabes, afro americanos y demás razas colonizadas, explotadas o exterminadas por el hombre blanco hasta que éste consiguió que se mataran, explotaran o exterminaran a si mismas.
Ya dije al comienzo que la película es una puta mierda que mezcla pelis de invasión extraterrestre con las del género bélico de moda desde el 11S y las posteriores invasiones de Irak y Afganistán que se repiten hasta la saciedad: un pelotón a bordo de Hummers y camiones de tres toneladas.
Lo que al principio parece un producto entretenido es ya desde el principio un panfleto de banderín de enganche cinematográfico que ensalza las virtudes y sacrificio de morir, abnegación de los sargentos de marines, las tribulaciones de los soldados cuando ven morir a sus compañeros y la fe en la calidad del armamento y el material con el que el Pentágono equipa a sus soldados.
La parte de invasión mezcla “V” con “La Guerra de los mundos” y salvo que seas un pecoso destripaterrones adolescente de Wisconsin o un yonky de video juegos de combate con cámara subjetiva, te deja con la boca abierta de la sorpresa primero y las ganas de vomitar después al ver el desarrollo del bodrio en pantalla.
Mierda cinematográfica en resumen que basa su atractivo en los consabidos efectos digitales, un guión mezquino por cuanto interesado en hacer atractiva la vida castrense y unas actuaciones correctas puestas al servicio del panfleto pero que ni tiene la magia de un cómic llevado a la pantalla ni la calidad de una buena producción, algo rata a la hora de atrezzo real y que igual que pasa en USA con alienígenas pasa en Irak con la insurgencia o Afganistán.
Una completa decepción y reiterar lo mierda que es como toda propaganda pero que en mentes pronto adolescentes hace el efecto deseado de deslumbrarles para que en unos años se alisten como en los 50´s veían marcianos que eran soviéticos o en la era Reagan directamente los comunistas, un auténtico panfleto disfrazado de película de ciencia ficción.
Sólo puedo recomendar verla para apreciar como el Pentágono desea que se transmita cierta imagen de sus tropas que van regresando a casa y que la plebe considere a los veteranos como gente de bien que diría Rajoy, patriotas de la tierra que diría FAC, el tipo, o servidores del estado que diría Rubalcaba. Llamazares no dirá nada porque su careto no sale como líder alienígena…
Pero la Michelle… Aaaaah, auténtica esencia de mujer que sí te haría alistarte sólo por tenerla de sargento instructor y cantar juntos aquí mi fusil, aquí mi pistola…

sábado 29 de octubre de 2011

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

 
Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle
 
El sexto sentido
Cojan unas dosis de “Ghost”, unas pizcas de la niña de “El Exorcista” y el agobio protagonista de “Carrie” y tendremos “El sexto sentido”.
Película famosa y supongo que clásico ya del género de terror. Dirigida por un tal no sé qué Shayamalan y protagonizada por Bruce Willis, aunque no puedo deciros más porque TVE no deja ver los títulos de crédito…
 
Se agradece un sólido guión y que se huya del efectismo de la casquería tipo sangre y vísceras grandilocuentes y la ausencia de efectos de ordenador, recuperando así la mejor sabia del género donde el guión y las imágenes, sobrias pero efectivas en sus sustos, nos pegan al asiento y nos hacen saltar de él. Como ejemplo de lo anterior, el susto que da algo tan simple como una brazo asomando de debajo de la cama, impactante por inesperado e inesperado por su simplicidad impactante.
Hábil el director con ángulos y perspectivas que no chirrían en el montaje aunque la ñoñez que destila en ocasiones y sobre todo al final entre el protagonista y su esposa hace que la puntuación baje sensiblemente, pero es un buen producto y tiene esa magia que sólo Hollywood sabe crear.
El niño es inquietante, su madre al principio está sencillamente digna de pan y moja, el Bruce está correcto y la parienta en la ducha está muy buena y los fantasmas asustan.
Yo recuerdo haberla visto en su estreno y en pantalla grande y butaca de patio, la película lograba asustar como en su tiempo “El exorcista”, vista ahora en la pequeña pantalla y con tiempo de distancia, reconozco que me gustó en su estreno y ahora pude saborear detalles una vez que sabes la historia y el secreto de la misma y como buena peli de terror te queda grabada en las neuronas de memoria convirtiéndola en un clásico porque es cine de terror y no terror de cine.
Buen producto, interesante historia y actuaciones correctas, pero si se revisa en cortos espacios de tiempo entre visionado y visionado puede empachar, pero seguro que aunque no vuelva a verse más de una vez, queda grabada a fuego en nuestra iconografía cinematográfica. Y si se trata de atrapar al espectador y hacerle salir fascinado, “El sexto sentido” es una buena película de miedo.
Pero en los compases iniciales, la madre del niño poniéndose la blusa y agachándose en la lavadora embutida en su ceñida falda, ¡rediós que merece la pena cagarse de miedo

lunes 17 de octubre de 2011

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

 
Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle

American Soldiers (Un día en Irak)

Irak, año 2004. Durante una salida rutinaria, una patrulla estadounidense se ve envuelta en una emboscada. Un escuadrón de jóvenes soldados americanos queda atrapado al otro lado de las líneas enemigas teniendo
que enfrentarse a los Fedayies de Irak, enemigos declarados con poco que perder y un gran conocimiento de la zona, que harán que los soldados tengan que luchar desesperadamente por sus vidas en un encarnizado combate...
Claro, entre que es lunes, la crisis sigue galopando briosamente, nadie se atreve a decir que la paz conlleva generosidad con los vencidos en un país que pocas veces la tuvo con sus paisanos y sí con los extranjeros y al final E.T.A. , logrará
escabullirse de su rendición incondicional condicionada por los tiempos políticos y políticos pasados de su tiempo, lees esta sinopsis del argumento de la peli y pica como he picado yo.
No sé el año de su rodaje pero es más o menos “reciente” dirigida por el desconocido, al menos para mi, Sidney J. Furie e interpretada por ilustres desconocidos, salvo para sus familiares, allegados y amistades como Eddie Della Siepe o Philippe Buckland entre restos de soldados
del pelotón.
Bien rodada, aunque parece el episodio piloto de la serie aquella de la BHO sobre las vicisitudes de un pelotón de reconocimiento a bordo de sus Hummers, las secuencias de tiroteos, coches japoneses y todo terrenos orientales, los
discursos del guión cada diez minutos y que los pobres no ganan para ataques de la insurgencia, no se percibe hasta muy avanzada la película la cutrez de la ambientación.
Y cutrez es el discurso subliminal, y a veces ni eso, que nos regalan los guionistas de los soldados atribulados pero pétreos en su fe de hacer lo correcto y que cuando
se hace lo incorrecto siempre
habrá un kameraden o un sargento con los hígados
en las manos para recordarnos que la democracia y su implantación se queda atrás
para volver sanos y salvos a casa y orgullos del sacrificio.
Pero por desgraciacondimentar el plato con “Platoon”, Black Hawk Derribado”, “Stop & Lost “ y propaganda conlleva que posiblemente sea tan mala como “Boinas verdes”. Es cierto que no es atroz en su propaganda, pero cuando llevas viendo una hora te sientes estafado porque no te crees esa guerra que nos muestra. Puedes identificarte con los soldados, a fin de cuentas la humanidad es común a la misma aunque a veces la humanidad no sea ni ella misma, pero es sólo una película puesta al servicio de justificar las decisiones presidenciales y que hay malos y buenos entre el potencial
enemigo.
Mucha escena de combate para mostrarnos que los vehículos del U. S. Army son cojonudos y resisten tropecientas granadas de carga hueca lanzadas con RPG´s, que los suboficiales son dignos de la Medalla de Honor del
Congreso, aunque preferirían
volver con sus chicos a casa, que el adiestramiento es cojonudo con una orgiástica batalla final a cuchillo, que la C. I. A. son una banda de hijos de puta torturadores pero no dejarles hacer su trabajo conlleva pérdidas materiales y humanas de forma que cualquier potencial vida norteamericana y aliada salvada
justifica un interrogatorio sádico y torturador, que por cierto encima el verdugo de la C. I. A. tiene nombre español, no hispano, español...
Una mierda de película por desgracia que coge más de
medio siglo de tópicos bélicos para que paletos blancos sin recursos se alisten y corran al banderín de enganche a la Caballería del Ejército americano.
Podría poneros frases antológicas pero el empacho me
quita las ganas. Si esperáis ver un cuadro realista de la guerra en Irak, no la veáis porque lo que cuenta lo hemos visto en pantalla multitud de veces,
De forma que película para consumo interno USA y fanáticos del cine cuartelario pero si queréis ver una peli así, “El sargento de hierro” sigue siendo la mejor, pero sólo por el coñeo que se trae el Eastwood, consciente de que si la haces sabrosa, tal vez la juventud aliada europea se aliste a defender el imperio, pero hay que saber cocinar películas como las cocina el Clint Eastwood ya que, como pasa con “American Soldiers”, se queda  en que tan solo es un producto de propaganda para el espectador objetivo.
 
 

lunes 10 de octubre de 2011

"Butaca de patíbulo"

 suplemento cinematográfico cutre

 
Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle
Cartas desde Iwo-Jima”
Si repasamos el género de cine bélico de los últimos diez años, veremos que dicho género a pasado de mostrar enemigos muy enemigos y soldados muy soldados, apreciaremos que ahora el enemigo también es humano y los soldados sufren como humanos.
Si“Platoon”,además de un
acercamiento extremo al conflicto de Viet-Nam, ya nos
mostraba las tribulaciones de los soldados en combate lejos del arquetipo de héroe insensible al dolor enemigo y propio donde las dudas, las vacilaciones y los sentimientos personales, no eran mostrados a fin de aunar mentescontra el enemigo de turno. Títulos como “Wind talkers”, “La delgada línea roja” o el ya clásico, por chusco que fuera en su estreno, “La batalla de Midway”, e incluso “Tora! Tora! Tora!”, ya se alejan de los arquetipos y nos muestran la fatiga de combate, las dudas de hacer lo correcto porque los japos, sus cadáveres, guardan en sus guerreras fotos de esposas, hijos...
Este fenómeno cinematográfico de redimir de sus culpas
a quienes fueron enemigos en la II Guerra Mundial, llegó antes a Alemania que a Japón. Los germanos eran la locomotora de Europa Occidental y a fin de cuentas la trinchera estaba en su muro de Berlín, así que pronto, relativamente, se nos mostraba que los alemanes no eran nazis aunque los nazis fueran alemanes. “1, 2, 3,” la deliciosa comedia con la Guerra Fría de fondo, nos decía en clave de humor que a fin de cuentas el pueblo alemán era como el resto de pueblos y que Hitler era historia. Ya en lo 80´s, la fabulosa “El submarino” ya dejaba ver que
una cosa era la propaganda y el comisario político de turno y otra la soldadesca
que se veía obligada a combatir y lo hacía bien y honestamente porque luchaban
por su país...
Pero en el caso japonés, salvo ochenteras pelis como “Sol Naciente” que pasaban olímpicamente de hablar del pasado, nunca se nos había mostrado por Hollywood como era la retaguardia y el día a día de las tropas.
Cartas desde Iwo-Jima” viene a cubrir ese hueco dirigida con agobiante sensibilidad por el Clint Eastwood y una sofocante y
sudorosa fotografía de Tom Sterm que logra hacernos sentir el palpitar del estrés del combate creando una atmósfera gris que tiñe todo el recorrido por la historia.
Desde luego nada que ver con ese folletín de “El último samurai” aunque el protagonista japonés, o que hace de japonés, es el mismo. Y es otra nota a favor para el público occidental: los actores no caen en el ancestral arte japonés de las expresiones faciales y se nos hacen familiares sus gestos. Se nos muestra la humanidad de las tropas japonesas a través de sus cartas que nunca llegaron a sus destinatarios. Logramos sentir el miedo del soldado nipón a sus fanáticos oficiales y seguimos sin comprender el bushido que hace que una persona, un soldado, se inmole por lealtad a su emperador...
Lugares comunes, porque la guerra es igual en todas
partes, con retazos del frente interior sometido a un estado fascista donde todos son vigilados por algunos con el apoyo ora del partido ora del líder.
Vemos imágenes comunes a “Stalingrado” donde los otrora ejércitos victoriosos y orgullosos cuyas tropas creían en la victoria con la promesa de tierras donde labrar el futuro de la paz, convertidos en dantescos
cuerpos fatigados y sedientos, completamente traumatizados por el combate y la derrota...
Es una película que hay que ver subtitulada y que la verdad es que en este caso los letreros no agobian aunque nos impiden disfrutar del matiz de los gestos. Pero
es muy recomendable sobre todo en estos tiempos de líderes carismáticos sin
carisma y sí bien apoyados por los poderes económicos para alcanzar el poder.
Un recuerdo perenne de que por muy altas que sean las torres, éstas terminan
cayendo.
Cartas desde Iwo-JIma” nos muestra el horror del lado japonés y que el horror sigue presente aunque cambien los nombres de los frentes de combate y los nombres de las guerras...

viernes 30 de septiembre de 2011

"Butaca de patíbulo", suplemento cinematográfico cutre

 
Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle
Avatar
Hubo un tiempo en que el cine se alimentaba para sus guiones de la literatura. Después se pasó a tratar de mostrar y narrar la
realidad, como “El nacimiento de una nación” o “Sin novedad en el frente”, ésta última aunando literatura y realidad...
Pero a medida que se formaba el sistema hoolywoodense y las generaciones dejaban paso a otras, se instauró el sistema de
volver a realizar guiones ya escritos, lo cual permitía visionar una buena historia en color. Posteriormente los avispados productores se dieron cuenta de que aunar géneros aumentaba la posibilidad de los guiones: “Blade Runner” convertida en un
clásico de ciencia ficción que en realidad es “cine negro”
aunando de nuevo el futuro con la realidad de las novelas policíacas; destacar el remake de “Atmósfera Cero” donde una peli del Oeste se traslada al espacio...
Los ejemplos son infinitos casi y seguro que se os ocurren con un mínimo ejercicio de memoria cinematográfica. Por supuesto no hay nada que objetar a tal método, utilizado en las seis restantes artes, salvo que la nueva versión no supere la original o que chirríe la mezcla de géneros. Es en estos casos cuando el espectador se siente estafado. Actualmente abundan los ejemplos de remakes que
con más medios e incluso más estrellas del celuloíde acaban rodando auténticos bodrios infumables donde cantan los efectos por ordenador, los actores y actrices sólo hacen muecas y cagan una buena historia por la incapacidad del director de darle espíritu a la película.
Porque el arte de un director a la hora de realizar un
remake es la elección de si hacer una copia mejorada del original o contar la misma historia del original bajo el prisma del director y saber en ambos casos
hacer bien su trabajo.
Y en ese sentido, James Cameron es maestro de ambos sistemas.
Lo anterior viene a cuento de que hoy traemos a “Butaca de patíbulo” la película “Avatar”, de reciente estreno, “reciente” para quienes como este humilde mercenario free-lance no puede permitirse gastar un aurelio en ese artículo de lujo en que han convertido ir al cine, porque entre entrada, chuches, las jodidas gafas y el típico atracón de comida mierdosa en el centro comercial correspondiente donde se ubican las salas, llegas a casa con un agujero en tus finanzas que no lo resuelve ni el Banco Central Europeo interviniendo en un plan de rescate para equilibrar el presupuesto.
Y después de visionar “Avatar” no me arrepiento de suprimir la partida
presupuestaria asignada a ir al cine: es una auténtica puta
mierda.
Y antes de que su legión de fans me ensarten flechas avatarísticas, permitan que
argumente mi opinión, bite.
Tenía ganas de verla porque James Cameron tiene el beneficio de la duda, pero dejando aparte que los efectos especiales son excelentes para el desarrollo actual, yo pensé que iba a ver una película de ciencia ficción y me encuentro con un vídeo juego que ha mezclado géneros tan
dispares como el cine bélico, películas de náufragos que descubren que las razas distintas no son superiores ni inferiores al descubrir sus valores de vida y que su destrucción no puede ser abandonada sin lucha, todo ello aderezado de mensaje ecologista consumible con el mito de Gaia donde un planeta forma un sistema interconectado con los seres vivos que lo habitan...
Cameron es el tahur de siempre que realiza fantásticas
producciones pero cuya forma de narrar necesita de la complicidad del espectador, y la mía se pierde cuando tras la fascinación de ver a la Sigourney “Riply” Weaver me encuentro ante un bombardeo de saturación de imágenes sintéticas, un planeta habitable y habitado por una raza de aliens que
recuerda a los niños y adolescentes de “Mad Max 3”, fauna de genes reptilianos y la magia de “El señor de los anillos” de fácil digestión basada en el ancestral culto al árbol. Le ponemos una base terrícola dotada de mercenarios y unas naves impresionantes de asalto incluyendo exoesqueleto artillado con un comandante militar malo malísimo de cojones, cojones de marines, claro está.
Y es que posiblemente para los adolescentes, adultos jóvenes menores de la
Transición y adultos y puretas fumados, la historia de “Avatar” les resulte fascinante y grandiosa en su mensaje, lo malo es que todo lo contado ya había sido contado por otros.
El empalagoso envoltorio ecologista no puede ocultar el hedor de historias añejas: hombre blanco que por circunstancias se integra en la cultura considerada sacrificable y esclavizable, estética militarista y que no debemos talar el amazonas...
Me ha supuesto una pequeña decepción aunque no inesperada porque hoy en día prima el efecto digital sobre la historia. “Avatar” es un éxito porque James cameron
aúna ambas cosas con oficio y maestría de productor, pero aparte de un buen
espectáculo visual, y el cine es espectáculo, estoy seguro de que James Cameron sabe que ha vuelto a estafarnos una vez más.
¡Hasta la historia de amor rememora a “Titanic”, redios!
En fin, si queréis pasar dos horas ausentes de la rutina, ver “Avatar”, pero no pasa de ser un buen producto cinematográfico sin más trascendencia pero que no merece pasar por taquilla para verla salvo que seas uno de esos de rentas susceptibles de imposición gravosa por ser asquerosamente pudientes en estos tiempos de crisis recesiva o recesión crítica...
Y puedas permitirte perder tiempo y dinero.
 

sábado 3 de septiembre de 2011

"Butaca de patíbulo"

 
Suplemento cinematográfico cutre de The Adversiter Chronicle
Rambo III
¡Que mejor colofón a otra victoria de La Roja, hay que ver la obtusidad de los meapilas moralistas que se empapan pidiendo libertad de expresión para la visita de su lider religioso y feudal y andan berrando que La Roja es de los “rojos” y demás diarreas que pretenden ser graciosas a la par que cortantes como una navaja trapera, que ver a Rambo, Johny Rambo el atribulado veterano de Viet-Nam!
A lo mejor se programó a mala leche por los “rojos”
para recordar el ardor
guerrero del Presidente Aznar con las Guerras Bushianas, pero supongo que sólo
habrá sido retener audiencia con una estrella como el Stallone. Claro que hacer
una crítica de tal película requiere que viajemos en el tiempo, no muy atrás
pero sí lo bastante para estas generaciones digitales que afortunadamente siguen
siendo rebeldes y contra sistema como lo fueron otras generaciones...
Pero Rambo comenzó con lo que era una película sobre la herida abierta de un conflicto en unos EEUU aún traumatizados entre el asesinato de Kennedy, la contracultura, la retirada vergonzosa del Sudeste Asiático, la estrafalaria toma de su embajada en Teherán y un Ronald Reagan que apelaba al orgullo americano sabedor de los informes de inteligencia que afirmaban que la
URSS no soportaría una década más la Guerra Fría y que el proyecto Apolo había dado a los estadounidenses la primacía tecnológica en sistemas de computación y ordenadores. Entre uno y otro, pasando por esa fantasía que los soviéticos se tragaron de la llamada “Guerra de las Galaxias”, la juventud se rebelaba contra la instalación en Holanda de los “Pershing II”, una mortífera maravilla balística cuya precisión en alcanzar el blanco garantizaba por vez primera a uno de los dos bandos una precisión quirúrgica a la hora de exterminar al contrario mediante detonación termo nuclear y una URSS que contraatacó creando submarinos de la clase del Kursk que se hundió tras explotarle con defectuosidad soviética un torpedo en sus entrañas...
Así que por una parte teníamos a los comunistas gastando el 80% de su presupuesto en gastos militares y unos capitalistas que recuperados de la crisis de los 70´s, perder una guerra de 10 años en las junglas asiáticas, llegar a la Luna gastando miles de millones de capitalistas dólares, aún les sobraba para tener las mejores fuerzas armadas de la tierra coordinando medios espaciales, marítimos, terrestres y aéreos y encima seguir viviendo en un consumismo esclavizador del
hombre...
Pero había un arma del arsenal que la URSS no tenía y sí Ronald Reagan: Hollywood y su industria audiovisual para televisión.
La “Guerra de las Galaxias” era un sistema armamentístico de defensa-respuesta
compuesto de satélites de detección, sistemas satelitales mediante láser y terrestres contra-misiles y la puesta en órbita de cabezas nucleares en ojivas a bordo de satélites que garantizaban una respuesta eficaz ante un ataque preventivo de la URSS.
Todo ésto, ahora, suena a guerra púnica. Lo único rentable de la “Guerra de las Galaxias” es que el GPS pudo abrirse a la ciudadanía y el sistema “Patriot” que falla más que una escopeta de rebelde tunecino trashumante y cuesta un pastón para derribar “Scud” que es como si Messi jugara en la Ponferradina. Pero lo cito porque si revisáis las infografías
de los telediarios y periódicos de la época, nos damos cuenta que se utilizó lo último de lo último en recreaciones y simulaciones y podíamos ver un SS20 interceptado con un láser y el lanzamiento de represalia de una ojiva entrando en órbita.

Y luego estaba la Canon-Globus.
La estrella de Canon-Globus era un tipo llamado Chuck Norris, ahora ridículo Ranger
de Texas y que entre otros bodrios de serie B imitaba siempre al Rambo con su
antagonista Coronel Bradock. Si Rambo emergía con una M-60 del fondo del río
matando vietnamitas Bradock surgía de una charca con cinta en el pelo y menos
presupuesto.
Pero la misión de Canon-Globus era introducirse en las
mentes adolescentes de los 80´s predisponiendo para luego alistarse para defender Occidente del comunismo, porque lo que casi nadie quiere recordar es que la previsión de la OTAN hablaba de un conflicto en Europa con armas
nucleares tácticas para la primera década del siglo XXI,
hoy.

Surgen así una serie de películas que venías a decir
que se había perdido en Vet-Nam porque era una guerra dirigida por políticos y militares con órdenes restrictivas de combate por consideraciones políticas. La URSS por su parte, invadía una tierra maldita desde la época del Imperio Británico: Afganistán. Las fuerzas soviéticas en una audaz maniobra de comando, asaltaba por paracaidistas el aeropuerto de Kabul y tomaban el edificio
presidencial manteniendo la posición mientras las fuerzas blindadas invadían el terreno.
La película de Rambo III, rodada en Israel aprovechando la chatarra soviética en
los arsenales, ahora aliados, de Egipto, presenta varias incoherencias. El
helicóptero artillado “soviético”, es un modelo francés al que le acoplaron dos
alas de atrezzo con misiles y demás cachibaches de fuego helitransportado como sistema de armas de la aeronave. Uno de los tanques no es ruso, ese que le adosaron dos enormes depósitos de pega en la parte trasera para disimular la característica forma de la torreta en los tanques israelíes.
Y es que Rambo, salvo en “Acorralado”, forma parte de la guerra de propaganda de la Guerra Fría por parte de la OTAN. Hay que verla como un espectáculo donde, de aquella, poder ver la maquinaria soviética, el gran miedo atómico, y la presencia de un Stallone en la cima de su carrera como actor, que tiene otra como productor y director, garantizaban que las masas escolares acudieran a las sesiones de tarde y a los vídeo clubs a devorar estas propagandísticas producciones que sacaban de quicio a los críticos de cine.
También existía cierta subliminal propaganda de
simpatía hacia el estado hebreo. Eran cosas chuscas, como la lacrimógena escena al comienzo de “Delta Force” en que asesinan a un judío por serlo. Si queréis ver un típico producto Canon-Globus con su estrella Chuck “Porris”, os recomiendo “Invasión USA” donde una delirante Cuba capitanea una invasión del
Pacto de Varsovia a la costa este de EEUU. Absurdamente vomitiva.

En fin, que ver ahora a Rambo es como ir al Savoy y ver las escenas de las pelis
propagandísticas de la Segunda Guerra Mundial. Rambo III es una mierda, pero
tuvo éxito en una época en la que miles de bombas nucleares apuntaban a otros miles de objetivos y que nos hubiera condenado a la extinción como
civilización.
Así que como le decía Charlton Heston al chimpancé adolescente: nunca dejemos de protestar...
 
jueves 11 de agosto de 2011
 
Matrix
He de comenzar confesando que nunca me gustó la saga Matrix, ni siquiera cuando se estrenó la primera, que era única, porque nunca
pude asimilar del todo el argumento.
Aprovechando que en el dial “LaSexta” de
“TELEMIERDA INC.” programaban la segunda parte de la saga, algo así como “Matrix redoaled” o título anglosajón similar pero bien escrito si lo puse incorrectamente, aproveché para verla que era la que me faltaba por visionar de la serie “Matrix”.
Soy plenamente consciente de que hay una legión de fans y buscadores de sus enigmas
filosóficos, pero esta segunda parte sólo me reafirma en mis convicciones primeras: es una puta mierda de historia, creó escuela en los efectos espaciales, que a mi personalmente me empachan las coreografías y la cámara lenta, presenta varias incoherencias filosóficas y es un espectáculo pionero bien hecho, pero es un bodrio sólo superado por la inefable “Dune”.
Empecemos por los personajes: Neo, que aquí parece un jodido cura de aldea decimonónico pero cuyas tribulaciones ya se las hacía Lucke
Skywalker en “La Guerra de las Galaxias” y en esta segunda imitan a “Supermán”.
La Trinity da grima, en las escenas de sexo su hierática frialdad en la mirada logra transmitirla hasta el hipotálamo del espectador cortando cualquier inicio de erección sugestionada por las imágenes. El Morfeo, uy el Morfeo, mitad
militarón, mitad líder religioso cuyo imposible cruce de brazos a la espalda te hace tener agujetas de sólo verle. El mejor es el señor Smith, no por nada en especial, si no por lo malo que es actuando y que al verle replicado multitud de veces dan ganas de cagar.
Luego está la historia: en un futuro donde la tierra está desolada, la raza humana vive bajo tierra la mitad y la otra mitad es
explotada por Matrix, un programa maestro que mantiene en estado de suspensión a
sus esclavos humanos conectados a Matrix por sus mentes donde viven una vida onírica que imita el mundo desaparecido hace 100 años.
Neo es el Elegido según las profecías de Morfeo que se las transmite el Oráculo. En Matrix, cuando crean un nuevo programa, recordemos que hacen falta infinitos programas para controlar cada átomo de realidad, el viejo programa o se funde en
Matrix y deja de ser o se exilia oculto entre la maraña de datos. Oráculo es uno de éstos y dirige a los humanos capitaneados por Neo para derrotar a Matrix.
Historia farragosa, absurda y genial a la vez ya que lo que incita a pensar la idea queda anulado por el guión y unos personajes demasiado perfilados.
Los efectos especiales fueron pioneros pero son repetidos hasta la saciedad y saturan creando una sensación de perder el tiempo cuando se nota la
sincronización de imágenes, parece que vemos Supermán cuando vuela y llega un momento en que ya no analizamos lo que vemos por la embriaguez de escenas imposibles y coreografías de estilo chino.
Hay discrepancias sutiles como que unas veces la realidad es maleable y para otras no. Así, podemos ver a Morfeo quedar al borde del techo de un trailer por la autopista a todo gas pero Neo tiene que volar 800 km para salvar a sus amigos y llega después de pifostios entre coches, pelea de Morfeo en el techo de lona y la Trinity haciendo gambadas en moto... Es decir, el espacio tiempo no existe pero sí para volar desde la montaña a la ciudad, cuando, si pudo resucitar a Trinity, Neo podría utilizar Matrix para hacer un agujero de gusano. No se
sostiene y hace que nunca te metas en la película, aunquereconozco que si cuando vi la primera vez “La Guerra de las Galaxias” mis neuronas quedaron maravilladas, estas mierdas de Matrix causen estragos en las mentes adolescentes de su estreno.
Luego hay detalles chuscos y se nota que en principio no había saga, así en esta segunda tras la pelea de turno al inicio, celebran en la cueva llamada Sión una especie de jolgorio que parece calcado de los ewoks solo que sin peluches ni árboles sustituidos por humanos y roca, pero los timbales, calcados. La escena
del sermón de Morfeo ya me hizo poseso de la desgana y el resto de la película la vi como quien escucha una letanía vaticana: mucho susto, mucha esperanza, algo de fe y deseos de salir cagando leches de la iglesia y la Iglesia...
Que nada de nada, tal vez deberían haber dejado Matrix como lo que era: una peli de ciencia ficción pero que al estirarla cae en los defectos de todas las series degenerando en la historia que narra y la decrepitud que le dará el paso del tiempo.
Y además en la tercera parte, la joden al tratar de hacer reales las máquinas.
Personalmente prefiero “Futurama”.