sábado, 27 de mayo de 2023
ALIENS vs PREDATOR 2 (2007)
( Aliens vs Predator: Requiem)
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Puede decirse que dentro del género de terror hay dos criaturas, y seres, que en los 80´s se unieron al trono que hasta entonces ocupaban Drácula y Frankenstein como son
el Alien y el Predator. Dieron lugar a secuelas y con la llegada de los efectos digitales son los seres monstruosos con más recorrido cinematográfico desde su primera
aparición en pantalla dando lugar a secuelas y precuelas, ya fueran como protagonistas cada uno en solitario u ambos juntos como protagonistas. Esta producción de 2007, segunda parte de la serie de
enfrentamientos entre ambos seres con los humanos de carnaza y de contenedores biológicos, dirigida por los hermanos Strause con pulso firme y socarrón sin faltar escenas homenaje a anteriores
títulos de la saga desde los 80´s y con un resultón guion de Shane Salerno y que fue fusilada sin piedad por la crítica en el momento de su estreno con calificativos que van desde una mala película
de saga hasta que es la peor película del año 2007. Pero como somos frikis de la saga, las noches son calurosas y ausencia de jefatura, aparcamos trastos de faena y provistos de birras frías y
pistachos nos dispusimos a degustar esta nueva vuelta de tuerca de aliens y predators...

Uno de los reproches de la crítica en su estreno fue que era para amantes de la saga, verdad de Perogrullo como sucede en cada género y subgénero cinematográfico.
Cumple los cánones de toda segunda parte que se precie de llamarse tal con todos los tópicos típicos de la saga con ambos monstruos de protagonistas, cierto que
el predator despierta empatía, como más semejante al humano que el alien, una alimaña tanto para humanos como predators. El guion mezcla con sabiduría
tramas de comedia adolescente, sheriff pachuco al que superan las circunstancias, chico enamorado de chica que sale con un gilipollas deportista y amigotes tan gilipollas como él
que martirizan al chico, madre veterana de la guerra contra el terrorismo islámico, chico delincuente que vuelve tras encontrarse a sí mismo entre rejas una temporada y hasta hay niño. El acierto
reside en que todo ello se desmorona cuando se convierten en alimento y presa de los monstruos logrando crear clima terrorífico porque no hay tiempo para ñoñeces y se logra el ambiente truculento con
cadáveres, muertes de quien menos te lo esperas y cierto lirismo costumbrista que se va al garete ante una catástrofe.
En una tranquila localidad semi remota de Colorado se estrella una nave de donde se escapan los aliens que transportaba, esta vez además un híbrido de
ambos monstruos que asomaba la nariz en la primera parte de la subsaga. La tranquila vida de la comunidad se convierte en una pesadilla a oscuras donde los humanos son víctimas de la lucha del
híbrido y su parentela y el predator enviado para eliminar los vestigios del accidente y eliminar los bichos sueltos que se reproducen a una velocidad endiablada gracias a la
presencia humana. Hay detalles que se agradecen y dan personalidad propia a esta segunda parte, nos gustó la boca del coronel dando ánimos al sheriff donde se ve su boca que causa tantas víctimas
inocentes como la boca de un alien. Las muertes nos sorprenden porque rompen tópicos, la muerte de la chica que le gusta al chico es una agradable sorpresa y hay una crítica velada al
militarismo, presente en la película, cuando se decide bombardear nuclearmente la población...
Nos ha gustado porque tiene la gracia e ingenio de una serie B, con hechuras de producción hollywoodiense y un reparto de protagonismo coral que no desentona, dura
noventa minutos y aunque fue tildada de película de videoclub, no desentona para nada pese al tiempo desde su estreno. A quienes somos frikis de estos dos monstruos pues ofrece lo que da: lo de
siempre que tanto fascina desde los 80´s y que sigue fascinando, la industria del videojuego también se apunta a la saga, y que convierte a Alien y a Predator en
el panteón de los monstruos. La película añade la variante terrorífica y el ánimo de aquellas películas de los 80´s tipo Critters.
Si no os gusta el género lo mejor es pasar olímpicamente pero si os gusta la saga y os sigue fascinando el monstruo, es una variante más de una larga saga que logra en
este caso sorprender cuando no esperabas nada nuevo a la vez que nos muestra algo ya viejo, pero sigue teniendo encanto la armadura y armas del Predator y sigue el desasosiego
cuando la babeante mandíbula del Alien asoma tras la nuca del desdichado u desdichada de turno...
No es tan mala como criticaron si aceptamos, eso sí, las reglas no escritas de la saga.
sábado, 20 de mayo de 2023
EL NÚCLEO (2003)
( The Core)
A veces una película tiene todos los ingredientes para ser un taquillazo, una película inolvidable o simplemente un título que pasa a la memoria cinematográfica. Esta
producción de 2003 y dirigida por el solvente de Jon Amiel reúne todos los requisitos para justificar una noche de escaqueo del curro y aparcar trastos de faena para visionar el film:
género de catástrofes que siempre es sugerente, un reparto competente y una versión más de viajar al centro de la tierra que tanto fascina desde que Julio Verne escribiera su maravilloso libro y que
ha sido llevada al cine cada cierto tiempo. La crítica fue unánime en catalogarla de castaña, divertida pero castaña o simplemente como una rotunda pifia pese al reparto y el encanto de la
historia...
Como película del género de catástrofes cumple con los cánones del mismo, una desgracia a nivel global y planetario, un puñado de héroes que dejan sus vidas
anodinas para salvar a la Humanidad, escenas apocalípticas de Roma, aunque en París la gente sigue en las terrazas de los cafés. Y es que uno de los lastres de la película son las variadas
incongruencias, citamos dos de ejemplo: además de lo de París, se corta el suministro eléctrico de la costa oeste y poco después se muestra un mapa de energía donde California sigue como si no pasara
nada suministrando energía y el tema de las comunicaciones que deberían ser sencillamente imposibles. Otro lastre es el tema del vehículo que resulta sencillamente increíble, no una cosa
increíble que se ve real en la película, es una nave cuyo interior no cuadra con el exterior, como aquellas películas de submarinos de los 40´s donde había salas espaciosas comunes, aquí cuando
salen del vehículo no cuadran las proporciones.
El tema de los efectos especiales respecto a la presentación del paisaje magmático en la sala de control es de serie B tirando a serie Z. No está logrado ni el paisaje
del interior terrestre ni las dimensiones logrando que nunca te metas de lleno en la trama y sí derives a ver como todo resulta grotesco para finalmente desear que se termine porque todo es
previsible, la gota que colma el vaso es el viaje de regreso a la superficie en cuestión de cuatro horas y sin obstáculos cuando la mayoría del metraje es el largo viaje al núcleo. Durante el
descenso al núcleo tan pronto están todos en la sala de control esquivando cosas como están en otra escena cada uno a su bola y pilotando el piloto automático. Cuando la nave llega al barranco de
cristales de cuarzo ya resulta una bofetada a la inteligencia del espectador y la película deja de tener un mínimo de credibilidad.

Aunque hay un protagonismo coral, no hay magia ni chispa entre los personajes de Aaron Eckhart y Hilary Swank, bien arropados por Stanley Tucci en uno de sus
mejores momentos como actor secundario soltando un monólogo completamente histérica cuando parece que no hay posibilidad de éxito en salvar al mundo salvo que se sacrifiquen todos ellos y grita que
quiere volver. Aparece Bruce Greenwood que tiene el obstáculo en sus personajes que interpretó al presidente Kennedy en la película 13 Días, se le parece, y resulta difícil verle en
otro papel por su careto de JFK. La película es mala de cojones porque falla algo fundamental como es la nave o vehículo y que el exterior que se muestra en los monitores es pésimo, efectos digitales
cutres, como ver un videojuego de ATARI en las gafas de realidad virtual, desfasados en suma y auténtico lastre del resto pese al buen planteamiento, reparto y pulso en la dirección. Hay que verla
pero resulta una experiencia casi desagradable por la decepción, aunque logres meterte en la historia los efectos especiales resultan irritantes, las ñoñeces del guion insoportables y el tramo final
es un cúmulo de despropósitos para salvar lo que queda de la tripulación...
La olvidas antes de que llegue el final y mala de cojones por sus defectos.
miércoles, 3 de mayo de 2023
EN TIERRA PELIGROSA (1994)
(On Deadly Ground)
Aunque cuando te topas con una película del inefable Steven Seagal lo mejor es salir corriendo como alma que lleva el diablo, el equipo de cata cinematográfica no
podíamos dejar escapar la oportunidad de visionar esta producción de 1994 por varias y poderosas razones. Ha pasado a la historia como la primera película dirigida por el Steven Seagal y posiblemente
sea su mejor interpretación junto a la protagonizada en Momento crítico, así conocida en el orbe hispano siendo su título en inglés Executive Decision de 1996 donde
se muere al poco de iniciado el metraje. Pero en 1994 ya se había hecho un hueco como héroe de acción con rostro de estreñimiento crónico, ínfulas de místico oriental y repartidor de mamporros
precisos y certeros de artes marciales con producciones no tan chuscas y cutres como las pelis del Chuck Norris...
Lo primero es destacar que también la productora del Seagal figura en los títulos de crédito pero coproducida con la Warner Bross lo cual explica que esta película
sea distinta a lo habitual del protagonista que seguramente contó con ayuda en la dirección. Porque Steven Seagal interpreta de nuevo a un tipo de misterioso pasado militar que acaba desfaciendo
entuertos. La diferencia es que está rodeado de un elenco de verdaderos actores secundarios y el protagonismo del Seagal queda eclipsado por Michael Caine que interpreta a un delicioso villano que
acaba siendo el auténtico protagonista y secundado por ese actor secundario de personaje duro como una lija del siete que acaba siempre huyendo como una rata y que se había hecho un hueco, el bueno
que siempre hacía de malo del John McGinley y el siempre duro del R. Lee Armey. En el elenco femenino sólo destaca Joan Chen subordinada al papel de florero de compañía del Steven Seagal que no tiene
tiempo de coqueteos y romanticismo alaskeño.

Y lo que en su estreno era otra paranoia particular del Steven Seagal y su misticismo filosófico del que siempre embadurnaba a sus personajes, aquí se entremezcla con un
ecologismo casi anticipado a su tiempo y que empezamos a sufrir ahora en 2023: la contaminación del ser humano en la Naturaleza y sus consecuencias. Porque la película es un alegato ecologista que el
Steven Seagal manipula para aparecer una vez más como abanderado de una causa. Esta vez su misticismo se plasma en la típica historia del hombre blanco al que rescatan nativos buenos y donde sufre
una experiencia mística que le convierte en elegido para salvar a los nativos, al pais y al planeta. Su interpretación se limita a lo de siempre con su reparto de mamporros, verle a caballo es como
ver un arcón congelador a lomos del mismo por no hablar de la cara de sufrimiento del caballo al cargar con él. El comienzo pone los pelos como escarpias en las escenas del bar donde unos garrulos
obreros de la industria petrolífera se meten con un indio alcoholizado y no se les ocurre otra cosa que llamar mariposa, también marica, al Steven Seagal para desesperación de la dueña del garito que
ya conoce los destrozos que causa cuando se mete en una pelea...

Steven Seagal es Taft, un técnico en incendios que trabaja para la compañía petrolera de Jennins, interpretado por Michael Caine, que pondrá en marcha en breves
días una refinería que en realidad esconde los residuos tóxicos de otras plantas petrolíferas de la compañía que son bombeadas bajo tierra con el consiguiente peligro para el entorno. Además, para
cumplir los plazos y no perder la concesión, utiliza piezas defectuosas porque los recambios no llegarían a tiempo. Y es que en cuanto aparece en escena Michael Caine la cosa se hace fumable y hasta
agradable porque el Steven Seagal no ocupa todos los planos y cuando no está en la escena sí estamos viendo una película de Hollywood con una auténtica estrella y secundarios solventes y hasta de
lujo. Con ayuda de una nativa desbaratará los planes del malvado Jennins y al final se permite una turra ecológica que si bien resultaba algo ñoña y otra paranoia del Seagal, pues resulta que ahora
está plenamente vigente logrando que la película soporte el paso del tiempo, hasta la tecnología resulta creíble y de ahora.
Hay momentos, cuando no aparece el Seagal por el medio, deliciosos como el sadismo a la hora de interrogar, la sala de control con todo el personal escapando, la escena
de la moto de nieve escondida para urgencias por los nativos que prefieren un buen trineo de perros y los personajes del villano y sus secuaces. Y genial cuando el contratista desvela que el Taft es
el tipo al que llama el ejército de los EEUU cuando hay que intervenir en una operación militar para que entrene a la tropa, un tipo duro.
Hay que verla cada tres décadas por pasar unas risas y un ejemplo de que un pésimo actor bien arropado puede hacer una buena película, porque pese a las críticas
resulta un comic cinematográfico y dentro de la filmografía del Steven Seagal no es uno de sus típicos bodrios, cosa que ha ido a más desde entonces. Si nunca la viste resulta entretenida
siempre que ignores un poco al Steven Seagal y te deleites en el resto de personajes. Tuvo acogida en taquilla y se intentó repetir éxito con una segunda entrega mala de cojones...
¡Pero un poema la cara del caballo con el Seagal de jinete, un poema!
jueves, 20 de abril de 2023
JUGADA SALVAJE (2015)
(Wild Card)
Teníamos gana de visionar otra de esas películas que la crítica fusila sin piedad ni miramientos protagonizada por el siempre solvente y contundente del Jason Statham en
esta producción de 2015 dirigida por Simon West. Se la tildó de pésima, sin cinismo del personaje, peleas sin salsa y demás calificaciones que la crítica siempre sentencia de los personajes de
acción, recordemos que el Clint Eastwood era tildado de fascistoide, qué decir del Stallone o del Schwarzenegger, todos ellos estrellas de acción y, es cierto, con su público pero capaces de
interpretar. El bueno del Statham no deja de ser la actualización y digno heredero de los anteriores. Porque estamos ante una película de novela negra donde la ciudad de Las Vegas es el telón de
fondo con sus casinos llenos de turistas y casinos más intimistas que son el marco de la historia de un perdedor...

Nick es un tipo de Las Vegas que sueña en ir a Córcega y navegar por el Mediterráneo, un sueño caro de medio millón de dólares, una cantidad inalcanzable para alguien
que se gana la vida de guardaespaldas de jugadores con dinero, que conoce a todo el mundo y todo el mundo conoce a Nick que procura mantenerse lejos de la mafia y que ayuda a sus amistades. Es
contratado por un joven millonario en busca de sí mismo jugando en los casinos. Recibe una llamada de una amiga y ésta le cuenta en casa que ha sido vejada sexualmente, golpeada y abandonada a las
puertas de urgencias. Quiere venganza y pide para luego exigir a Nick que la ayude en su plan para vengarse de un hijo de poderoso y sus dos guardaespaldas. No contamos más porque sería joder el
visionado a quienes no la hayan visto. No es el Statham de siempre, sigue siendo un tipo duro de enigmático pasado capaz de hacer una matanza con una cuchara, pero también es un perdedor atrapado en
una ciudad que odia y ama a la vez porque es un apostador compulsivo. Sigue haciendo el personaje habitual pero lo dota de interpretación y adquiere una dimensión de auténtico personaje de novela
negra.
Nos ha gustado porque es una buena historia bastante bien contada con un guion donde el protagonista se ríe del protagonista de otros títulos y el reparto está
genial en sus papeles. Destacamos a Stanley Tucci con su rostro de mafioso de tanto verlo en papeles de tal pero con ese gracejo que imprime a su rostro y aire de aristócrata de los bajos fondos. La
historia de la venganza es un tabú y el miedo de todo macho alfa a la castración con tijeras de podar rosales a manos de una inquietante Dominik García- Loredo o la bellísima croupier Hope Davis pero
todo el elenco está fenomenal.
En el debate posterior hasta la hora de fichar fue opinión unánime de que es una buena película de novela negra y con las dosis justas de peleas marca de la casa. No es
tan deleznable ni tan mala e incluso puede que no guste a fans del género de hostias, pero si os gusta la novela negra llevada al cine resulta una película sorprendente...
Y en 2015 nadie repartía mejor las hostias que el Statham.
jueves, 6 de abril de 2023
LA JUNGLA DE CRISTAL (1988)
(Die Hard)
Se conocía fechas atrás que Bruce Willis dejaba su carrera cinematográfica por motivos de salud, padece una enfermedad degenerativa que le impide nuevos trabajos. Así
que en cuanto se puso a tiro esta película de 1988 y dirigida por John Mc Tiernan, aparcamos trastos de faena y bien provistos de birras frías y pistachos nos dispusimos a su visionado. La película
dio lugar a una saga donde hemos visto envejecer al personaje a la par que pasaban los años por el bueno del Willis. En su momento la crítica fue algo tibia, criticadas por algunos y ponderada por
otros. El público cayó rendido ante el espectáculo de acción trepidante que te deja enganchado a la pantalla, cosa que sigue ocurriendo si la ves por primera vez. El guion es redondo y se perfilan
unos personajes, la película es en realidad coral aunque la estrella omnipresente sea Bruce Willis, pero está bien arropado y, pese a las críticas, las pequeñas subtramas enriquecen de matices a los
personajes...
La historia es conocida, un policía de Nueva York viaja a Los Ángeles para pasar la nochebuena con su esposa, alta ejecutiva de una corporación japonesa instalada
en un enorme rascacielos propiedad de ésta. Cuando están celebrando el brindis antes de irse a casa, la plantilla es secuestrada por un grupo terrorista de la extinta República Democrática Alemana,
la mítica RDA. Atrapado en el edificio, el policía de Nueva York intentará llamar la atención de un patrullero que regresa a casa y es enviado a echar un vistazo al edificio porque saltó una alarma
contra incendios durante los momentos iniciales del secuestro. El resto ya se sabe y quienes no lo sepan, mejor ven la película que la disfrutaréis como el día de su estreno.

Bruce Willis está secundado en protagonismo antagonista por nuestro querido Alan Rickman, que siempre da una impronta especial a sus personajes de villano que le hacen
querido y entrañable para el gran público. Hay que situarse en 1988 para apreciar detalles que pasaban inadvertidos de primeras, el consumo de cocaína por ejecutivos agresivos que con la mente
obnubilada se creen capacitados para negociar ventas millonarias o negociaciones con los secuestradores; los terroristas de la RDA, veteranos de la Guerra Fría que ante el desmoronamiento del imperio
soviético se buscan la vida como ladrones de bancos; la tecnología digital que despuntaba en los sistemas de protección de la cámara acorazada, una mezcla de era analógica con taladradora y digital
con monitoreo de las cerraduras electrónicas que son inútiles ante el corte del suministro eléctrico. La protagonista femenina es Bonnie Bedelia que, con un papel secundario ante la testosterona de
secuestradores y de su marido, es clave en la trama...
Y luego está la retranca con el subcomisario al que le viene grande asumir el mando, los agentes del FBI de mismo nombre y psicópatas con poderes que flipan
sobrevolando en helicóptero y les recuerda a Saigón; la televisión que no se detiene ante la tragedia como buitres carroñeros. Lo que la crítica criticó como historias sin fondo, son breves
pinceladas que nos muestran la psique de unos y otros para formar un conjunto espectacular que marcó el estilo del género la siguiente década y fijó definitivamente a Bruce Willis como estrella de
Hollywood y rentable en taquilla. El actor se había hecho popular en la pequeña pantalla y se convirtió en un nuevo héroe de acción, cínico pero honesto, desfacedor de entuertos con humor e ironía y
siempre dispuesto a hacer lo correcto.

Hoy esta película es un clásico de la década y marcaría al resto de personajes interpretados por Bruce Willis en el género de acción, unas veces unos y otras veces
otros, pero todos pueden verse en el papel de John McCain en esta película. Nosotros a su término ni nos molestamos en volver a la faena y nos quedamos en animada tertulia hasta la hora de fichar
recordando al Bruce Willis y sus papeles. Resiste la película el paso del tiempo y es una cápsula del mismo que permite volver a una década donde La jungla de cristal y Bruce
Willis forman parte de los 80´s desde un punto de vista cinematográfico...
Sencillamente espectacular, tanto la película como el descalzo protagonista.
jueves, 9 de marzo de 2023
RAMBO: LAST BLOOD (2019)
En 1982 se estrenó una película que daría lugar a una saga pese a que Acorralado (First Blood) era una adaptación de una novela sobre un veterano de
la Guerra de Vietnam, un inadaptado a la vida civil que vagaba en busca de sus hermanos de sangre y que no encontraba trabajo salvo de lavacoches; llega a una localidad donde los vagabundos no son
bien vistos, es detenido y sometido a vejaciones por la policía, su mente tiene intervalos donde recuerda y vuelve a la guerra. Escapa y se refugia en el monte, se adapta al terreno y utiliza lo
aprendido como soldado para ir diezmando a las fuerzas que le persiguen. Entrada ya la década y de la mano de CANON-GLOBUS el inadaptado veterano se convierte en icono parte de la Guerra Fría, de la
propaganda de Hollywood y tiene dos secuelas que han quedado grabadas a fuego y Rambo acabó eclipsando aquella pequeña joyita de 1982...
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La última entrega, y parecía epílogo, vemos a un Rambo con el paso de los años y un argumento que mezcla códigos actuales como miembros amputados, voladuras de cabezas y
demás casquería gracias a los efectos digitales. Pero era el epílogo del Rambo que regresó a la jungla a buscar prisioneros de guerra y el que fue a Afganistán a rescatar a su coronel de las sucias
manos soviéticas. Quienes disfrutaron en 1982 y posteriores que vieron la película, la secuelas eran otra cosa, propaganda de Guerra Fría y olvidadas las versiones cutres del inefable Chuck Norris,
siempre quedó la duda de qué sería de Johnny Rambo. Así que, aunque nos temíamos lo peor, dispusimos los trastos de faena aparcados y birras frías con pistachos para ver una producción de 2019 que
fue fusilada por la crítica, sin ver más allá de sus propias narices y denostando una vez más a un Sylvester Stallone al que no le perdonan ninguna pese a ser un cineasta como ha llegado a ser
considerado el añtaño tildado de fascistoide, el Clint Eastwood. Stallone ha vuelto a demostrar que puede permitirse el lujo de hacer lo que quiere y con una dócil dirección de Adrian Grunberg logra
cerrar el círculo abierto en 1982. La única condición es imaginar que la saga y sus secuelas sencillamente no existen, volver al final de aquel viaje de Johnny Rambo a la realidad de la vida
civil...

Han pasado cuatro décadas, Rambo ha envejecido y se refugia del mundo en un rancho donde convive con su sobrina y una tía de la misma, doma caballos y ayuda a rescatar
personas en apuros en terrenos salvajes. Como tantos otros veteranos de Vietnam sabe que está tarado, su mente está trastornada, tiene síndrome postraumático, su casa en un complejo de túneles que él
mismo ha excavado durante años, duerme en un camastro bajo tierra, donde el vietcong dormía y vivía y donde las pesadillas resultan más confortables. Su sobrina ya está preparada para ir a la
universidad pero antes siente que debe encontrar al padre que abandonó a su hija y del que nunca supo nada. Decide no escuchar los consejos de sus tíos y parte a la frontera, al lado mejicano donde
una amiga le ha localizado al padre. Cuando Rambo logra recuperar al menos su cadáver, se prepara para la guerra. Primero cruzará la frontera y será de nuevo el especialista que se infiltra en
terreno enemigo dejando su tarjeta de visita, regresará al rancho sabedor de que irán a por él y prepara su complejo subterráneo donde los fantasmas se hacen realidad y vuelve a estar en guerra, no
contra el enemigo comunista, esta guerra es de venganza...

Del elenco destacamos a Yvette Monreal que da el tipo en su papel y también aparece Paz Vega en un papel del todo prescindible y que sólo se justifica por
imposición de productores, también Stallone ejerce tal función y da la sensación de que la película es sólo el epílogo de Acorralado, un guiño cinematográfico a los seguidores del film
de 1982 envuelto en una producción que en apariencia trata de exprimir un poco más la saga. Es lo que la crítica quiso ver, otra insulsa y mala secuela. La historia está aceptable y juega con el
morbo, pero hay que ver al personaje, olvidarse del resto que hay que ver como un decorado ya que la historia nos permite ver el desencanto, la consciencia de que la guerra lo arrebató todo y que por
mucho que se intente resulta imposible escapar al destino. Rambo no es un guerrero en activo, es un hombre mayor atormentado y que se agarra a la familia, lo único que resiste el paso del tiempo.
Cuando se meten con su sobrina es una declaración de guerra y la guerra nunca se olvida...
Nos ha gustado porque sí es la segunda parte, crepuscular, de Acorralado-First Blood
miércoles, 22 de febrero de 2023
UNO DE LOS NUESTROS (1990)
(Goodfellas)
No podía el equipo de cata cinematográfica ponerse a currar ante la oportunidad de visionar una película como ésta con Ray Liotta, Robert De Niro y Joe Pesci en los
papeles principales dirigida en 1990 por Martin Scorsese y la sensual protagonista femenina Lorraine Braco. De forma que nada más fichar aparcamos los trastos de faena y provistos de pistachos y
birras frías nos dispusimos a disfrutar una vez más otra de esas películas con mayúsculas, un auténtico producto de Hollywood con estrellas de cine, buen director y el siempre facinante mundo de la
mafia, con todo lo que nos gusta del género y violencia en dosis adecuadas y proporcionales a la trama y su ambientación...
Ray Liotta es un chico listo, desde adolescente haciendo trabajos para los chicos listos del barrio rodeado de la gente del hampa, con su jerarquía y sus códigos. Crece
junto a Joe Pesci y ambos protegidos de Robert De Niro. Con el tiempo se hace un hueco y realiza trabajos como robos, cobrar deudas y todo tipo de trabajitos que le proporcionen dinero. Es mejor no
decir más para quienes no la hayan visto. Tanto crítica como público le dieron sus parabienes y es un producto redondo y el guion mezcla hechos reales. Es la historia del acenso y caída de un
chico listo, es la historia de un mundo donde se dejan propinas de veinte dólares a cada camarero que te encuentras, un mundo de violencia donde una broma puede acabar en una tragedia, historia de
gente violenta siempre al borde del abismo y siempre sobre el filo de una navaja.
Y para quienes ya la conocen saben que es de esas películas que ver cada cierto tiempo, recreándote en los detalles y saboreando siempre a un elenco estelar incluyendo
los secundarios. En nuestro caso, tal y como reconocimos en la tertulia posterior, es gozar con la presencia en pantalla de Lorraine Braco que está sensual, seductora y sencillamente divina. Es un
placer verla de nuevo y nos enamora como al protagonista desde que sale en pantalla. Es en realidad una obra coral donde todo el conjunto brilla, rostros de mafiosos, ambientes nocturnos, los golpes
y los asesinatos. Dura dos horas largas y nos sigue dejando pegados a la butaca como el día del estreno y siempre descubres algún matiz que te permite saborearla todo el metraje...
Ha sido un placer volver a visionarla y Ray Liotta está brillante, enamorando a la cámara en cada plano, el Pesci haciendo de canijo medio psicópata y el De Niro
ajustando muecas y mohines en su justa medida. Se mantiene fresca pese a que ya han pasado tres décadas desde su estreno y se disfruta siempre. Y aunque últimamente Hollywood es más una
fábrica de fantasías más que de sueños, es una película que demuestra que puede hacerse un producto de calidad que retrata una época y que es un espectáculo de entretenimiento...
¡Y Lorraine Braco está divina, sencillamente divina!
martes, 7 de febrero de 2023
A LA MAÑANA SIGUIENTE (1986)
Oportunidad para ver una de esas películas que nos encantan al equipo de cata cinematográfica, de fichar para aparcar directamente los trastos de faena y aprovisionarse
de birras frías y pistachos, coger la llave del despacho del gerente y disfrutar del cine. En este caso una producción de 1986, dirigida por Sidney Lumet y que en su estreno fue bastante fusilada por
la crítica, que siempre esperaba algo más del director y que tildaron la película de intrascendente en el mejor de los casos y de típica producción ochentera para olvidar en el peor. Lo cierto es que
la película ha ganado con el tiempo y estamos ante una película que puede encuadrarse en el género policiaco, de novela negra, sin acción trepidante y sí una magnífica interpretación de una sensual
Jane Fonda en plena belleza de mujer madura secundada por un joven Jeff Bridges y un Raul Julia soberbio en su papel. Para curiosos hay una aparición de una desconocida Kathy Bates...

Jane Fonda interpreta a una mujer, una actriz que dejó pasar el tren de su oportunidad para ser una estrella y se refugia en el alcohol, bebe hasta perder el
sentido y no recordar nada de la noche anterior. La mañana del Día de Acción de Gracias, se despierta tras otra noche olvidable en cama extraña y acompañada de un desconocido del que tampoco recuerda
nada. La diferencia con otras mañanas al día siguiente es que su pareja de cama está fiambre con un cuchillo clavado en el pecho y empapando las sábanas de sangre. Sin acabar de creer lo que está
ocurriendo, decide recoger y limpiar para luego coger un vuelo que la saque de la ciudad. Tras no encontrar billete, se topa escapando de los líos con un Jeff Bridges que la saca del
aeropuerto y la acompaña a casa. No contamos más porque no hay que desvelar la trama en este tipo de películas. La crítica en su momento se cebó en la falta de cosas que hay en otras del mismo tipo y
es porque una vez más el bueno del Sidney Lumet nos deleita con una buena historia, bien contada y bien interpretada que esconde mostrando muchas cosas, desde el tema del alcoholismo pasando por la
liberación sexual de la mujer, que en 1986 aún despertaba miedo en algunas mentes, y también del poder social y político. Hay que ser algo miope para ver sólo una flojita película
policiaca.

Lo cierto es que el peso narrativo cae en el personaje de Jane Fonda, lleno de matices y una sensualidad constante, donde le queda bien cualquier ropa que se ponga, una
mujer independiente que en realidad depende de la botella y un esposo nominal además de algún amigo travesti. Sí se puede contar que la persona culpable se acaba librando, una metáfora del mundo real
clasista y donde el poder lo da el dinero y la posición social que conlleva con acceso al poder político. Es casi una obra teatral donde se disfruta de los personajes gracias a la interpretación del
elenco. No falta la escena erótica que imperaba en los cánones de Hollywood, pero se ve que Sidney Lumet la engarza por encargo de los productores y es lo único que sobra de la película. No supieron
ver en su estreno que el director nos mete en la piel de la mujer protagonista, nos enteramos a la vez que ella de las cosas y hasta se logra que se tangan sus mismas sospechas. Suponemos que son los
mismos críticos que llamaban fascistoide al Clint Eastwood y ahora lo veneran como maestro. Con Sidney Lumet, y con esta película, fueron miopes una vez más. Puede resultar teatral a las generaciones
digitales y una pequeña joyita para amantes del cine...
Y la sensualidad de Jane Fonda se come la cámara en todos los planos eclipsando al resto del personal.
miércoles, 25 de enero de 2023
WIND RIVER (2017)
Al equipo de cata cinematográfica se nos ponen los pelos como escarpias cuando aparcamos los trastos de faena y nos disponemos al visionado de una película que tenga
niño, perro, ambos dos o que la crítica sea unánime en elogios. Estas últimas suelen ser unas castañas cinematográficas de tomo y lomo, pero ante la presencia de una estrella emergente, género
de asesinatos y parajes indómitos nos aprovisionamos de birras frías y pistachos para disfrutar de esta producción de 2017 y dirigida por un tal Taylor Sheridan, y aquí se nos cayó el alma
cinematográfica a los pies cuando descubrimos que es su debut como director de cine...

La historia es simple, en una reserva india de Wyoming que debe ser un secarral en verano y es un arcón frigorífico en invierno, aparece el cadáver de una chica de
la reserva con los pies descalzos, vomitando sangre y todo ello tras recorrer más de ocho kilómetros sin ni siquiera calcetines. Una joven agente del FBI, que resultaba ser la representación de la
agencia federal más cercana al lugar de los hechos, deberá confiar en el jefe de la policía nativa de la reserva y en un cazador experto en seguir rastros y huellas para resolver lo que podría ser un
asesinato. Se juega con el rollo del paraje nevado a temperaturas bajo cero que además afecta al personal que lo habita porque tienen todos unos dramones personales que acaban provocando bostezos,
con silencios de planos prolongados y unas turras pseudofilosóficas que parecen no terminar nunca. El personaje de Elizabeth Olsen está vendido desde el principio cuando se presenta con el
chubasquero del FBI por todo abrigo y tienen que dejarle ropa de una joven difunta. Y es que los jovenes de la reserva, los adultos también, están deseando salir de la misma ya sea con drogas y
alcohol o bien buscándose la vida por otros lares y terruños.

Jeremy Renner interpreta otro de sus personajes atribulados por las circunstancias que le tocan vivir y solitario aunque esté rodeado de gente, familia y amigos, que
siempre acaba ayudando a desfacer entuertos y proteger a los suyos, ya sea desactivando artefactos explosivos improvisados en Irak o ayudando a las fuerzas del orden con su especialidad en la que es
un campeón. Uno de esos cazadores rastreadores que llamas cuando pierdes una gallina del corral por la tormenta y te la encuentra siguiendo sus rastros. Cuenta con la ventaja de que las ventiscas no
cubren de nieve las huellas aunque pasen días, lo cual siempre ayuda, pero su actuación se limita a mover la cabeza arriba, abajo y a los lados de tal manera que es su sombrero de vaquero de las
praderas quien nos muestra los matices de la personalidad. El entuerto se narra de forma lineal y no hay misterio, sorpresas o cualquier cosa que te deje pegado a la pantalla. La cosa se anima cuando
se muestran los hechos y salvo esos quince minutos el resto son parrafadas, gestos faciales y vistas paisajísticas del desierto congelado...

Lo mejor de la película es el personaje nativo interpretado por Gil Birmingham, un indio sin
referentes etnográficos vivos que mantengan las tradiciones, atrapado por el ambiente del lugar que afecta a la sesera de los habitantes, un hijo drogata y en pésimas compañías, una hija ya mayor de
edad algo casquivana para los cánones tradicionales y una apatía existencial de la que sólo sale para averiguar quién mató a su hija. La gota que colma el vaso del pobre infeliz es su parienta que
está algo chocha y la muerte de su hija termina de fundirle las pocas neuronas que le quedaban. El clímax de este personaje llega cuando se pinta la cara con su máscara de la muerte aguantando
la turra de turno de Jeremy Renner y cuando éste le pregunta qué hará ahora, el indio suelta que quitarse esa mierda de la cara. Porque al final el resultado es una castaña con ínfulas de peñazo que
se salva por el reparto y el morbo de saber lo ocurrido, parece un mensaje contra el trato a los nativos americanos en EEUU lo que sólo es un intento de conjugar varias cosas.
A la crítica le encantó en su estreno y a nosotros, espectadores de la plebe currante, nos ha parecido una auténtica castaña. De esas películas que te ponen en un
autobús de media o larga distancia, excursiones y demás, que te llevan a una dulce modorra...
Pero es una auténtica castaña cinematográfica.
jueves, 19 de enero de 2023
PREDATOR 2 (1990)
No dudamos ni un segundo en aparcar los trastos de faena cuando supimos de la oportunidad de visionar esta película de 1990 y dirigida por Stephen Hopkins, que es
además una segunda parte como mandan los cánones o al menos como mandaban antes de las sagas tan en boga con las llamadas secuelas y hasta precuelas, lo que antaño se denominaba segundas y
terceras partes. Nada menos que la segunda parte de Predator, de 1987; o como se tituló en el orbe hispano, Depredador. Es una segunda parte curiosa y que rompió la
dinámica de las segundas partes, el protagonista no era una estrella de relumbrón sino un Danny Glover que se hizo popular para el gran público en la saga de Arma Letal o el
policía corrupto de Único testigo. Comparte protagonismo coral con nuestro querido Gary Busey con su careto y otro de sus personajes repulsivos, aunque sea de los buenos; Rubén
Blades, nuestra amada María Conchita Alonso y un Bill Paxton que se iba abriendo paso como secundario estrella...
Roto el molde de repetir reparto, otro acierto es trasladar la acción a un Los Ángeles achicharrado por una ola de calor y las batallas urbanas entre hispanos y
jamaicanos. La crítica fue casi unánime en denostarla pese a la buena acogida del público que tenía lo que se espera en estos casos y que no es otra cosa que lo mismo que gustó en la primera. Como es
lógico se indaga más en el predator saciando la curiosidad que dejó entre el público la primera, con la nave y el motivo de la presencia de tal bicho alienígena en nuestro planeta.
Sin embargo, supo el director dar imagen a un guion que aborda los temas sabidos y que sabe meter lo que gusta, desde un futuro con el calor asfixiante hasta el siempre fascinante
mundo del vudú, sin olvidar gracias de comisaría entre compañeros. Lo que no supieron ver las sesudas críticas en su estreno, es que es tan redonda que si no se ve la primera se puede ver esta
segunda y la sensación sería la misma que en el estreno de 1987.
El ejemplo de la popularidad del depredador es que se ha convertido en una saga y siempre acaba fascinando la historia del bicho alienígena que nos considera piezas de
caza en su coto de ídem. Ha soportado bien el paso del tiempo y te quedas pegado a la silla aunque ya la hayas visto, pasado ese tiempo prudencial para revisar viejos títulos cada ocho u diez años. Y
ese enganchar por los huevos a Bill Paxton por María Conchita Alonso cuando se conocen en comisaría causa tanto dolor y grima como el día de su estreno...
martes, 3 de enero de 2023
TOP GUN: MAVERICK (2022)

Nada mejor para empezar el año, cinematográficamente hablando, que con una película de reciente estreno, estrella de Hollywood de protagonista y segunda parte, como
mandan los cánones clásicos de las segundas partes, de un título mítico de los 80´s que terminó de convertir en estrella a su protagonista, el Tom Cruise. Y es que las segundas partes deben contar
algo diferente de la misma forma que en la primera, ofreciendo al público lo que encandiló y en ese sentido esta segunda parte nos cuenta algo diferente pero de la misma forma. El bar, la moto
corriendo mientras despega un caza y, en definitiva, los mismos lugares siendo la diferencia la misión y la tragedia griega sobre la relación del protagonista con el hijo, ya hecho todo un piloto de
élite, del que era su navegante y que moría en la primera parte. Al menos la madre ya había fallecido y la recordamos con la belleza que tenía entonces Meg Ryan, porque si llega a salir hubiera sido
terrorífico verla con su nuevo rostro a golpe de cirugía plástica...

La crítica ha sido benévola y la han elogiado, al equipo de cata cinematográfica nos parece que si vivisteis su estreno y toda la ola de popularidad que generó, es
una segunda parte donde te lo pasas bien mas para generaciones digitales puede que sea un auténtico bodrio. Sin captar los guiños y el cachondeo que se traen con la primera parte, la cosa pierde un
poco el sentido. Acierto del guion al mostrarnos a un Maverick atormentado y renunciando a los ascensos, siempre buscando otra misión para morir como su copiloto y quedar en paz consigo mismo. Con
Putin tocando los cojones, adquiere todo su valor como producto de propaganda mostrando una Arcadia de vida militar donde todo es compañerismo, sana rivalidad y un mundo de aventuras siendo la élite
de los pilotos, con menos seriedad que la primera y destacar el cachondeo con el tema de los aviones de quinta generación del enemigo comparados con los F-18, como recriminando a los políticos que no
aprueben presupuesto para ponerse a la par.
La trama es sencilla, Maverick es convocado por sus superiores a la academia que los pilotos de caza denominan Top Gun. Ponen a su disposición a un grupo
de jóvenes pilotos, incluyendo una mujer, todos ellos y ella de élite; deberá instruirlos para destruir mediante un bombardeo de precisión, homenaje solapado a la Guerra de Las
Galaxias cuando destruyen la Estrella de La Muerte, una planta de procesamiento de plutonio en Irán aunque no se nombre el país pero sí que disponen para la defensa, entre otros
cachivaches, de venerables F-14 lo que indica que es Irán el malo. De paso y a la par que los adiestra, deberá ponerse en paz consigo mismo, recuperar a la chica y ganarse el respeto de la hija de la
chica y tener los mínimos encontronazos posibles con sus superiores cuando su salvavidas, su viejo camarada Iceman, fallece y se queda sin enchufe en las altas esferas del alto mando
naval.

Tom Cruise se ríe de sí mismo logrando arrancar sonrisas de nuevo pero sin dejar de interpretar a un hombre atormentado. Val Kilmer está genial y lo del pelo como
si siguiera jugando al balón volea cuando está ya en las últimas, es de un gracejo sarcástico. Otro acierto del guion es la especial relación que siguió al abrazo final en la primera parte. Y acierto
es poner en su lugar a Glen Powell, que sin la magia que tenía en el rostro Val Kilmer, logra que odiemos su sonrisa de gilipollas engreído igual que se odió en su momento la chulería
engreída de Val Kilmer. Era difícil interpretar ese papel sin copiar el original y Glen Powell sale airoso porque logra a base de sonrisa que iirita le odiemos con personalidad propia. Y Milles
Teller logra también una gran interpretación como el hijo del amigo del protagonista. Destacar a Jennifer Connelly aunque no acabamos de verla en el personaje, más que nada por verla en otro tipo de
género pero sigue enamorando a la cámara y eclipsando al resto en el plano...
Teníamos nuestras reservas a la hora de aparcar los trastos de faena y visionar esta segunda parte y hay que reconocer que nos lo hemos pasado bien y entretenido, viendo
lo nuevo, recordando lo viejo y disfrutando de esos detalles que homenajean a la primera parte treinta años después. Una segunda parte que cumple su función de dar más de lo mismo que tanto gustó en
su estreno pero acertando en ser una película más coral que la primera. Otra cosa es que seas nativo digital y terminarás bostezando porque sin captar el cachondeo y la retranca con la primera, se
queda en un mero producto protagonizado por Tom Cruise...
No es que sea mejor que la primera, es que es distinta siendo igual.
sábado, 8 de octubre de 2022
PERSEGUIDO (1987)
( The Running Man)
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No dudamos un instante en fichar e ir directamente al despacho del gerente bien provistos de birras frías y pistachos dejando aparcados los trastos de faena ante el
visionado de una deliciosa película con alicientes de sobra para paladearla y una entretenida tertulia tras su visionado. Alicientes varios como que es basada y participó en la adaptación del guion
nada menos que el Stephen King que se encontraba en la cresta de la ola tanto como escritor superventas de novelas de terror y fuente inagotable de adaptar las mismas al cine, hasta que le dio por
dirigir a él mismo aunque ésa es otra historia. Dirige nada menos que Paul Michael Glaser que ya estaba fogueado en dirigir para la televisión y que si os decimos que era Starsky seguramente los y
las más veteranas le recordarán de la pequeña pantalla. Rodada en 1987, significó para Arnold Schwarzenegger un salto cualitativo más donde su personaje ya no se basaba en la musculatura y sí en
actuar superando las limitaciones de su careto, aquí ya actúa en base al diálogo en un proceso continuo donde mostró su versatilidad saliendo del encasillamiento de personaje musculado y
hercúleo donde resaltaba su vena cómica que era aceptada por sus incondicionales. Luego tenemos la turbadora presencia de María Conchita Alonso en plenitud de belleza con un interpretación llena de
matices y una historia interesante que vista en 2022 puede decirse que atinó bastante en proyectar un futuro hipotético...

La acción es un 2019 donde los EEUU son gobernados por una dictadura y la sociedad se divide en marcadas clases sociales: los que viven del sistema contribuyendo a
engañar y alienar a una población que cree vivir en un mundo de oportunidades y luego están los subproductos del sistema que aspiran a ganar unos dólares apostando al programa estrella de la
televisión donde reos convictos son convertidos en modernos gladiadores donde los supervivientes se convierten en privilegiados y perseguidores de los reos obligados a concursar. El localismo de la
historia, con guiños a la televisión estadounidense de 1987 y sus audiencias ávidas de emoción, resulta aterradoramente actual si le sumas a la alienación televisiva la alienación de las redes
sociales. Sin predecir Internet, la sociedad está dominada por la omnipresente televisión y el concurso donde vemos un público ya entrado en años, y resulta inevitable pensar que las y los abueletes
que flipan con el concurso en busca de emociones fuertes y sangrientas, que lloran cuando matan a un perseguidor y reciben con alegría consumista los regalos del concurso, no sean la juventud actual
cuando sean pensionistas, ciegos a los abusos del poder y seducidos por el falso mundo de lo que será el metaverso...
Dejando aparte temas de animada tertulia posterior, María Conchita Alonso es un motivo de sobra para ver la película. Todo el metraje emana humor socarrón del
guion y escenas de sadomasoquismo donde la María Conchita Alonso está turbadoramente sensual maniatada, llevando empellones, empujones y ese mono ajustado que hizo que volaran pistachos a la
pantalla acompañados de bramidos de machos alfa, que hermosa está y su rostro enamora a la cámara. Arnold está en su estilo y en progresión en su carrera secundados por un buen plantel que cumplen su
función. Es un comic cinematográfico cuando tal género no existía, la crítica no tuvo mucha piedad y las mejores eran críticas a tratar de imitar otros títulos que versan sobre el mundo televisivo
como Network.

Ahora sería reconocida como lo que llaman clásicos de los 80´s, en realidad pertenece a una serie de títulos rodados en la década donde lo corto del
presupuesto de producción se suplía con interpretaciones solventes, humor y cinismo en los diálogos, proyectar un futuro hipotético donde sin embargo los temas eran actuales, nunca mejor dicho en
este caso. Los decorados y escenarios se solventaban aunque se veían chuscos en su tiempo pero la película anticipa el control de masas mediante los medios de comunicación, la alteración de
imágenes de forma digital y la presencia de los ordenadores y nos habla del poder autoritario que camufla la verdad acusando a otros de sus asesinatos y represión de la población. Hoy en 2022 se ha
hecho realidad en países que todos conocemos y la televisión es propaganda donde se trata de vender una imagen, transmitir una ideología autoritaria y el acceso a Internet es férreamente controlado
por los gobiernos autoritarios. Que en 1987 una película mostrara esos aspectos es lógico que se viera con otros ojos, pero es justo reconocer una película que ha ganado con el tiempo y que hay que
ver como un cómic y no una sesuda película de ciencia ficción trascendental.
María Conchita Alonso está de toma pan y moja, el Arnold te hace pasar unas risas, el presentador del concurso recuerda a presentadores
actuales, el control de la población y su represión no puede estar más de actualidad, los villanos son auténticas personalidades, el cachondeo, bondage y humor están omnipresentes y si nunca la viste
te sorprende y agrada mientras que si se ve de nuevo sirve para comparar lo que fue su estreno y lo que es verla más de treinta años después...
Imprescindible dentro del género en los 80´s y auténtico cómic cinematográfico.
sábado, 24 de septiembre de 2022
AD ASTRA (2019)
Todo parecía indicar que sería una jornada de curro de deleite cinematográfico aparcando mocho, linterna y caja de herramientas, bien provistos de pistachos y
birras frías dispuestos a disfrutar de esta película dirigida por James Gray en 2019 con Brad Pitt de protagonista estelar y nunca mejor dicho. Ambientada en un futuro a corto plazo si nos fijamos en
el tema de los ordenadores, a medio plazo si tenemos en cuenta lo de la base lunar y a largo plazo si atendemos a tema de recorrer distancias por el sistema solar. Pero todo esto llegaría tras el
visionado y la cosa empezaba bastante bien aunque enseguida te viene a la mente Apocalypse Now. La crítica fue generosa en elogios y que era una nueva adaptación de El
corazón de las tinieblas...
Lo mejor de la película está en la ambientación con naves creíbles y vehículos realistas. Cojea un poco el tema de las bases, tanto en la Luna como en Marte, que
provocan una sensación de desfase entre infraestructuras y elementos cotidianos ya que por momentos parece un futuro a largo plazo y en otras un futuro de plazo larguísimo con la Luna convertida en
un satélite con presencia humana y campo de batalla; lo de Marte canta más porque es una base tremenda y sitúa el futuro propuesto casi a siglos de distancia, al menos a siglo y medio. Y luego
están las incongruencias comunes al género como que el pelo no flote en ingravidez, recorrer distancias sólo con lo puesto entre naves flotando por el espacio y saltos en el tiempo con estancia de
larga duración en la nave donde nunca falla nada. Se agradece la ausencia de una computadora omnipresente pero el interior de las naves se parece demasiado a las actuales que sin duda serán distintas
en diseño para misiones de larga duración.
De lo bueno, hay que empezar por Brad Pitt que interpreta a un protagonista de una pieza, soldado profesional, diestro en soportar situaciones que haría reventar el
sistema cardiovascular de cualquier mortal, con pericia en manejo de naves de distinto tipo y además el hijo del objetivo de la misión. Nos gustó porque hace realista al personaje, un hombre ya
adulto y maduro lejos de sus personajes de edad más joven que él. Logra eclipsar al resto de reparto y sólo Donald Sutherland y Tommy Lee Jones logran estar a su altura de protagonista absoluto ante
la cámara. Hay un homenaje al programa Apolo en vehículos lunares, recubrimientos de oro y también a 2001 Una odisea en el espacio, referencias en suma que terminan lastrando el
visionado porque da la sensación de ser una macedonia de homenajes.

La película está muy bien si eres de generación digital y no tienes referencias de las películas a las que el guion hace homenaje, está bien si te gusta el género y su
entorno futurista y puede ser decepcionante para espectadores veteranos, no porque sea una mala película sino porque se va desinflando a cada minuto y suena a muy visto ya, seguramente sensación
producida por la edad. En la tertulia posterior hasta la hora de fichar se entabló un interesante debate de algunos detalles que pueden ser futuribles como la religión que flota en el ambiente, el
gran hermano que son los controles psicológicos y el juego del protagonista ocultando sus verdaderos pensamientos acerca de la misión. Sin duda ocupa un lugar por derecho propio en el género si bien
mezcla varios, desde el género de catástrofes al de suspense pero deja la sensación de que podría ser mejor sin caer en típicos tópicos y sobra la turra filosófica que hace añorar películas con
bicho, que tienen menos filosofía y no porque ésta sea mala, es que cuando impregna la trama se hace pesado si se aplica en dosis intravenosas como sucede en la película.
Y sabor dulce al paladar cinematográfico en el inicio, algo amargo hacia la mitad y casi vomitivo al final donde todo se acelera. Es una trama que exige atención de
espectador en todo el metraje para gusto del rollo de dar qué pensar y que puede resultar excesivo para quienes sólo quieren pasar un par de horas entretenidos y alejados del mundanal
ruido...
No es nada del otro mundo y nada que no hayamos visto ya.
martes, 19 de julio de 2022
A QUEMARROPA (1967)
(Point Blank)

Tres poderosas razones para aparcar mocho, linterna y caja de herramientas dejando la faena nocturna para los suplentes vacacionales del turno de día. La primera que
cuenta con protagonista mítico de Hollywood como es Lee Marvin cuyas películas e interpretaciones ganan con el paso del tiempo; la segunda que nos encantó la versión protagonizada por Mel Gibson y en
tercer lugar que es una producción de 1967 que permite viajar en el tiempo, coches grandes de antes de la crisis del petróleo y disfrutar del ambiente sesentero. Dirigida por John Boorman, los
primeros veinte minutos largos son un montaje psicodélico total con retrocesos temporales, recuerdos y ángulos de cámara que pueden producir serios cuadros de desorientación espacial, un tipo de
narrativa visual que recuerda al cine experimental soviético aunque una vez se habitúa la retina y se entra en harina permite disfrutar del visionado y siendo la estética un tanto televisiva que
tanto se dio en la segunda mitad de los 60´s y primera mitad de los 70´s...
En su estreno la crítica la ponderó como una buena película de cine negro y que incluso actualizaba el género. Lee Marvin interpreta a Walker, un tipo duro y
profesional del hampa que acude en ayuda de un amigo en apuros que le embarca en un suculento atraco para saldar una deuda. Con el botín en las manos, el amigo le dispara a bocajarro y le da por
muerto marchando con el dinero y la esposa de Walker a la que lleva tiempo trajinándose. Walker sobrevive y deberá seguir el rastro de su amigo para recuperar su parte del botín, encuentra a su mujer
que se suicida arrepentida de la traición y tirada por su amante. Porque resulta que su amigo ha robado a la organización para la que trabaja y Walker deberá ir encontrando superiores en la
organización que le devuelvan la parte del botín que le corresponde.
Cuanta con la ayuda de la hermana de su suicida y traidora esposa que también se la trajina su amigo. Interpretada por una sensual y fermosa Angie Dickinson en un papel
de mujer sometida, capaz de utilizar su cuerpo para distraer al amigo traidor de Walker. Interpretado por John Vernon en un personaje cruel y cobarde a la vez, un tipo duro que sólo es un hampón de
poca monta que cree que puede robar a la organización para saldar la deuda, ignorante de que la organización no perdona ni un centavo de dólar que falte en las cuentas...

Se puede comprender la fascinación en la época de su estreno y puede verse perfectamente la versión protagonizada por Mel Gibson porque siendo la misma trama se
cuenta de manera distinta, marchamo de calidad que se da pocas veces en versiones, no hay más que ver las últimas versiones de clásicos de los 80´s que son bazofia que no superan al original. El
resultado final es una historia de cine negro donde se disfruta de estrellas de cine, una buena historia y un buen pulso de dirección con un meritorio montaje final. Nos gustó y tuvimos animada
tertulia hasta la hora de fichar para salir recordando como Lee Marvin lograba sentar ante el televisor a la familia. Su rostro es único y su interpretación total, desde muecas hasta gestos pasando
por miradas siguen cautivando al personal. Angie Dickinson está genial y lejos de sentir la sensación de ver una película desfasada por el paso del tiempo, es una pequeña cápsula del mismo que
conserva su frescura y te hace pasar el metraje pegado a la historia...
Una buena película con una buena versión décadas después.
martes, 12 de julio de 2021
OBITUARIO
por Turno de noche
JAMES CAAN, actor
Noche de verano calurosa y empezar el turno con la noticia de que nos dejaba otro de esos rostros cinematográficos que nos han acompañado, nada menos que James Caan. No
dudamos un solo instante en aparcar los trastos de faena, ya se encargarán los suplentes del turno de día, y bien provistos de pistachos y birras frías nos sentamos en los confortables sillones del
despacho del gerente para rendir homenaje y tributo a una estrella de Hollywood que pasa a brillar en el firmamento de la memoria cinematográfica...
Lo cierto es que somos demasiado jóvenes para recordar sus papeles en series de televisión y, sin duda, nos vino a la mente su papel de
hijo de Don Corleone. Pero James Caan era un actor de gestos, de interpretación total donde sus personajes se mueven, gesticulan y tienen caras que no se repiten, interpretaciones con matices que se
observan cuando se ve de nuevo alguna de sus películas. Su papel en Jardines de Piedra, posiblemente la mejor visión cinematográfica de la retaguardia en casa en la Guerra de
Vietnam y cómo afectaba a los soldados y su entorno, con una fuerza y rabia de impotencia ante la carnicería que James Caan transmite al espectador. Misery fue una interpretación
magistral de la impotencia, el horror y la capacidad del ser humano para sobreponerse a las circunstancias, ningún otro rostro podría haber interpretado al escritor secuestrado por una
admiradora...
Nunca te cansas de ver a James Caan en pantalla, con legiones de fieles admiradores de sus papeles, llenando la pantalla como estrella de
Hollywood que era, sin los aspavientos y multitudes de otros colegas, pero una auténtica estrella rentable en taquilla y querido por el público...
Descanse en paz.
sábado, 4 de junio de 2022
LOS VIOLENTOS DE KELLY (1970)
(Kelly´s Heroes)

Hacía eones que el equipo de cata cinematográfica no visionábamos esta película de 1970 y dirigida con pulso firme por Brian G. Hutton. En el momento de su estreno la
crítica la catalogaba de comedieta bélica con subgénero de robo perfecto. Al Clint Eastwood, que ya era un actor rentable en taquilla y tenía una inmensa popularidad a este lado del charco, la
crítica fue benevolente sin tildarle de fascistoide que era el epíteto del gusto europeo y que sin embargo encandilaba a quien iba al cine a ver sus estrenos. La película tiene el sabor del cine de
la era analógica, trucas de artificio y explosiones que no mutilan ni hacen saltar miembros amputados ni vísceras colgando, hay muertos, explosiones y sin embargo a la vez se nos muestra que la vida
de la soldadesca es una aventura plagada de humor chusquero y socarrón. Así que aprovechando que empiezan los sustitutos del turno de día para dar vacaciones, que mejor que para que se fogueen que
dejarles sin hacer la tarea nocturna y, tras aparcar mocho, linterna y caja de herramientas, subimos al despacho del gerente a disfrutar con birras frías y pistachos de cine en estado
puro...

Clint Eastwood es un antiguo oficial degradado a clase de tropa y encuadrado en una unidad
de reconocimiento en primera línea desde el desembarco de Normandía y comandada por un joven y escaqueado oficial que es sobrino del general al mando de la división. La unidad es mandada por un Telly
Savallas sargento primero que trata de mantener a sus hombres con vida. Una unidad formada por soldados retratados en dos frases e interpretadas por un grupo de secundarios familiares a la retina,
tal vez la razón de la benevolencia con el Eastwood por la crítica es que se trata de una película coral. El personaje del Eastwood, Kelly, logra hacer cantar a un oficial alemán capturado que en una
localidad a la retaguardia de las líneas alemanas se ocultan en un banco, custodiadas por tres tanques Tigre, cajas con miles de lingotes de oro. Tras convencer al pelotón y al sargento
primero, deberán contar con la colaboración de distintos soldados en distintos puestos de la cadena de suministros y un Donald Sutherland que comanda tres
tanques Sherman modificados y que se mantienen siempre que pueden en retaguardia simulando mantenimiento, su oficial al mando fue decapitado por un obús del 88 y no dieron parte
del incidente lo cual les permite estar a salvo...
Vayamos por partes, lo primero que es una película de hazañas bélicas que logra enganchar por la calidad de la producción. Salvo los vehículos semioruga nazis que son
del bando aliado, podemos ver en acción tanques de verdad, no posteriores que simulan a la vez a los Sherman y a los Tiger como sucede en otros títulos con más pedigrí. Es algo que se agradece porque
muchas películas bélicas precedentes y contemporáneas de la película de hoy pecan de que los vehículos no son los de la época. Sigue las reglas de entonces: mostrar la vida militar atractiva, la
guerra casi como un divertimento lleno de emociones y lo ya citado de muertes sin sangre ni amputaciones ni tripas asomando, cosa que ha sido posible en el género bélico gracias a poder mostrar
realismo con los efectos digitales. El elenco está magnífico, el guion es excelente y como producto cinematográfico es impecable, aunque hay cosas que la crítica de entonces no supo o no quiso
ver...
Ambientada en 1944, muchos aspectos recuerdan más a las unidades acantonadas en Vietnam. No hay casquería pero se nos habla y muestra el fuego amigo, no hay
batallas y sí ametrallamientos por sorpresa, cortes de cuello con alevosía y nocturnidad, la letalidad del francotirador, la muerte en un campo de minas, la inoperancia de la oficialidad de tropa y
el cesarismo del general al mando. También de enchufismo, de abandonar la causa para convertirse en mercenarios que luchan por el oro y robarlo antes de que nadie se dé cuenta, de la fatiga de
combate. Los nazis son soldados alemanes normales que mueren combatiendo al igual que los aliados y el nazi fanático ve la luz de lo absurdo y un horizonte de millonario, hasta se le perdona el
saludo nazi de despedida hasta que termina de ver la luz y se despide de soldado a soldado. Así que tenemos una crítica velada al militarismo y el perdón cinematográfico a los veteranos
alemanes.

Se la cataloga de comedia y es quedarse y ser algo corto desde un punto de vista cinematográfico. La película destila humor pero si se sabe ver entre líneas es un
alegato pacifista acorde con la época de su rodaje pese a que la década de los 60´s ya era pasado. En realidad la película es un cachondeo de principio a fin, un excelente comic bélico por el que no
pasa el tiempo y pertenece al subgénero de atracos perfectos. Hay humor hasta el final y un reírse del cine dentro del cine en la escena donde los tres protagonistas salen al encuentro del tanque
nazi. Y es tan buena película que si la ves por primera vez te atrapa como espectáculo cinematográfico, vuelves a verla cada dos o tres lustros y te sigue atrapando y disfrutando de las esencias que
destila de homenajes, crítica y humor esquiva censuras. Es posiblemente junto con La gran evasión la mejor película bélica en el orbe hispano cuando el cine era el entretenimiento
popular y que transmitían a la siguiente generación alquilando las películas en el videoclub...
Hay que verla y no la olvidas.
jueves, 26 de mayo de 2022
OBITUARIO
por Turno de noche
RAY LIOTTA, actor

Noche triste para currar al enterarnos del fallecimiento de Ray Liotta, un actor con legión incondicional de fieles a sus películas con un rostro que enamoraba a la
cámara. Es de esos actores y actrices queridos por el gran público que cuando nos dejan hay una extraña sensación de que podía haber sido más protagonista, de que le han faltado películas por hacer
para satisfacer el ansia de verle en otro papel. Aparcamos trastos de faena y nos dispusimos a tertuliar, recordarle en esa pequeña joya del género post-apocalíptico que gana enteros a medida que
cumple años, nos referimos a Escape de Absolom, estrenada en 1994 donde demostró que era una estrella de Hollywood. Recordamos también Copland de 1997, una excelente
película del subgénero de mafias policiales y por supuesto la gran conocida de Uno de los nuestros en su título en el orbe hispano y titulada Goodfellas en el
original. Ray Liotta enamoraba a la cámara y llenaba la pantalla, incluso en papeles menores aumentaba la calidad de la película riéndose de sí mismo y de su careto tras varias operaciones. Caía bien
a las féminas y a los machos alfa, te identificabas con él y era agradable verle en pantalla. Deja un hueco como cada vez que muere una estrella de Hollywood que forma parte de nustra memoria
cinematográfica y vital...
Descanse en paz.
viernes, 6 de mayo de 2022
CORAZONES DE ACERO (2014)
(Fury)
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Los amantes del género de hazañas bélicas siempre han tenido una cuenta pendiente con el subgénero de tanques con acción ambientada en la II Guerra Mundial. Es cierto
que se han hecho buenas, entretenidas y curiosas películas en los escenarios desérticos y frentes de batalla europeos, aunque siempre adolecían de un aspecto que no dejaba cuajar una sensación plena:
que los tanques alemanes y aliados siempre eran contemporáneos, no había Panzer y no había Sherman, sí proliferaban vehículos de campaña nazis y semiorugas que entre
un poco de follaje, un par de esvásticas y una MG montada daban el pego pero no era el realismo que impregnaba el metraje. Así que cuando vimos la oportunidad de visionar esta producción de 2014 que
trata sobre las tribulaciones de una tripulación de Sherman con reparto solvente en cartelera y en taquilla, no lo pensamos casi nada antes de aparcar trastos de faena y surtirnos
de birras frías y pistachos para disfrutar de la presencia de Brad Pitt y compañía dirigidos con pulso firme por David Ayer. La crítica en su estreno se quedaron a medio camino de tildarla de cosa ya
vista o película con trascendencia...

Brad Pitt es un aguerrido y curtido tanquista al mando de la dotación del tanque `Fury´, veteranos de otros frentes y del desembarco de Normandía en las
postrimerías de la guerra avanzando ya por territorio alemán encontrando enconada resistencia por parte de las SS. Al fallecer un miembro de la tripulación en la última refriega con el enemigo, llega
el novato interpretado por Logan Lerman como sustituto pese a que fue adiestrado para ser chupatintas mecanógrafo en la retaguardia. El sargento al mando tratará de hacerle ver que los ideales son
pacifistas y la Historia es bélica, aprender a disparar al enemigo no viendo un semejante sino alguien dispuesto a matarle si no lo mata él primero. El resto de la tripulación la forman un Shía
Labeout en un personaje complejo que sufre la psicosis de combate al igual que el resto de la tripulación, un cristiano de los que votan a Donald Trump y que confía en su sargento para salir vivo una
batalla más, combates casi escaramuzas donde los alemanes hacen pupa antes de ser pulverizados por el disparo de los tanques. De conductor nuestro querido Michael Peña en otro personaje de pachuco
donde logra una vez más que este pachuco no es el mismo de anteriores papeles de pachuco, un buen actor quizás algo constreñido a papeles de pachuco tan estadounidense como el que más. Finaliza la
dotación un Jon Berthal en un personaje complejo que lidia entre la psicosis por fatiga de combate y no perder su alma humana embrutecida por la guerra. Todos ellos han visto amigos pulverizados en
sus tanques y saben que cada escaramuza y cada combate puede ser el último.

La historia bebe de títulos anteriores y hay homenajes, al final tenemos una especie de aventura tipo Sven Hassel que atrapa al público veterano, está bien ambientada
como gusta a los sibaritas y se ve material de la época y no modernos vehículos militares disfrazados de vehículos nazis. La batalla contra el Panzer está lograda y satisface a los
críticos que miran con lupa los pequeños detalles. Pero en ocasiones la película quiere, pretende, tener una filosofía ya algo trillada en otros títulos precedentes de la década pasada y hay
incongruencias como tener diálogos filosóficos con el batallón SS asediando a base de Panzerfaust y MG. El recorrido iniciático del guripa novato chirría con el
rollo de tener fornicio con la chica alemana, los rusos violaban pero los yanquis seducían. Que la chica fallezca no despierta el sentimentalismo que busca el director y desentona un poco. En
realidad desentona todo, dando la impresión a veces de ver tramas de serie televisiva. Se esboza la psicosis de guerra y la fatiga de combate pero no se entiende que los SS siempre ataquen por
delante al tanque y no por atrás. Es el típico rollo ñoño filosófico de las tribulaciones de la soldadesca ante el combate y la muerte como una constante compañera de viaje...
La película nos ha gustado, aunque a veces el interior del tanque es como el de aquellos submarinos de Objetivo Tokio que eran espaciosos y cómodos
para la tripulación. Le sobran ñoñeces y le falta un poco de salvajismo aunque aparece a pinceladas y siempre como prueba de la filosofía de la película. Hasta un SS demuestra humanidad cuando
descubre al guripa novato escondido bajo el tanque y decide dejarle vivir. Sobra el fornicio con la alemana y todo el rollo de la cena y el enojo de la tripulación. Brad Pitt está muy bien dotando a
su personaje de matices y el resto está a la altura de la estrella aunque el rostro juvenil de Shía LaBeouf con bigotito nos recuerde más a Alfredo Landa que un mojigato y meapilas de cristiano
fundamentalista. Eso sí, la alemana Rita von Rittberg está buena que flipas y fue objeto de acalorado debate tras el visionado...
Película con sitio propio dentro del subgénero de tanques y hazañas bélicas.
jueves, 28 de abril de 2022
OBITUARIO
por Turno de noche
JUAN DIEGO, actor
Siempre que fallece una actriz o un actor nos quedan sus películas y algo de nosotros se muere también, un marcador del paso del tiempo y saber que no volveremos a ver
una nueva película con su rostro interpretando un nuevo papel...
Juan Diego forma parte de la memoria colectiva y, en nuestro caso, de la memoria cinematográfica, otros glosarán su carrera de actor de
cine y de teatro. Como en el turno de noche somos clases populares donde el cine era el entretenimiento más popular junto con la televisión, recordamos la figura del actor de cine, galardonado con
premios y con el cariño del público. Dejamos en su honor y como homenaje los trastos de faena y tertuliamos sobre sus películas. Al final destacamos dos papeles que lograron la unanimidad aunque tal
vez no sean los más populares para el gran público.
Su papel en El viaje a ninguna parte interpretando el papel de un veterano de la División Azul, se supone que
falangista, integrado en la familiar compañía de teatro ambulante, cómicos que llamaban, del clan de los Galván. Borda sin estridencias, destilando la esencia del veterano que encuentra un mundo
distinto a su regreso, pragmático a la hora de lograr actuaciones en los pueblos y que termina sus días de librero. La escena del regreso con unas copas de más y su increpación a la pareja de novios
que se besuquea en la oscuridad, sacando la pistola y dejando brotar al veterano, es una obra maestra de interpretación. Luego su papel de señorito en Los santos inocentes, chulo y
prepotente de quien pertenece a los vencedores de la guerra civil española, el paternalismo caprichoso y dictatorial, mentir como un bellaco al capataz de la finca para luego cepillarse a la mujer de
éste. Juan Diego dotó, dotaba, sus interpretaciones de tales matices que ver de nuevo las mismas es descubrir un nuevo color en la paleta de su interpretación...
Como aficionados al cine, nos quedan sus películas y añoraremos no verle en pantalla...
Descanse en paz.
martes, 5 de abril de 2022
EL SARGENTO DE HIERRO (1986)
(Heartbreak Ridge)

Hay películas, al gusto personal de cada cual, que se agradece su visionado cada dos o tres lustros, sabiendo de memoria cada escena y que sin embargo se vuelven a ver
apreciando matices, recordando la época del estreno y la virtud del cine de pasar una par de horas abstraídos por la historia, los personajes y el entretenimiento cinematográfico. Es además
interesante la película de hoy porque en su estreno la misma crítica que ahora venera al Clint Eastwood como cineasta y maestro del séptimo arte, pues en 1986 seguían mofándose de las ínfulas del
Eastwood que protagonizaba, dirigía y producía películas, tildadas de fascistoides o simplemente un fallido intento de contar una historia. Además, es una película típica de la Guerra Fría donde se
proyectaba la necesidad de defenderse del expansionismo comunista, de guion aprobado por el departamento correspondiente del Pentágono lo cual propicia que se dejen ver escenarios castrenses, barcos,
helicópteros y hasta soldados como figurantes en el pelotón protagonista. Clint Eastwood demostró su maestría nunca valorada en sus estrenos entonces rodando un banderín de
enganche cinematográfico donde cuenta entre líneas una historia que no gustó como resultado final a las autoridades cinematográficas del Pentágono...

Clint Eastwood cumple todas las reglas no escritas de este tipo de productos que pregonaban las bondades de la vida del soldado, profusión de momentos donde la
juventud encuentra en los Marines un hogar que les provee de todo y una hermandad de soldados luchadores por la libertad. Hay escenas de despliegue real en maniobras que condimentan los escenarios y
dan verosimilitud, donde las fuerzas del bien derrotan a las fuerzas del mal desplegándose allá donde haga falta y allá donde la libertad esté amenazada. Nada mejor que culminar la historia con una
guerra verídica en la isla caribeña de Granada. Sin embargo, hay algo distinto que olió a chamusquina a las autoridades militares cinematográficas: los soldados no regresan como héroes tras el
combate. Se ven afectadas sus vidas personales con matrimonios rotos, el miedo en la retaguardia a ver el marido aparecer en las noticias dentro de una bolsa de cadáveres, veteranos que ganaron las
batallas y perdieron las guerras, oficiales chupatintas incapaces para estar en infantería con mando en operaciones, soldados cuya soldada no llega para mantener a su mujer y su hijo debiendo buscar
un empleo para cubrir gastos. Y un homenaje más del Eastwood a los veteranos de la Guerra de Corea, tiene varios en su filmografía aunque sólo se recuerde al personaje de El gran
Torino.

Las habituales sesudas malas críticas por más sesudos críticos se vieron un estreno más superadas por el éxito en taquilla. Clint Eastwood ofrecía lo que se esperaba con
lenguaje cuartelero, de erotismo chusquero y humor socarrón, de fuerza contundente cuando hace falta repartir mamporros, humor en el guion redondo que logra una historia universal como es el
desencanto de la vida y las esperanzas de enmendar la misma cuando llega la jubilación. Clint Eastwood interpreta a un sargento primero veterano de Corea y Vietnam que quiere terminar su servicio
activo en la sección de reconocimiento del USMC. Logra el destino donde volverá a encontrarse con su pasado, deberá hacer operativa para el combate a una sección de insolentes, indisciplinados y
haraganes soldados acostumbrados a la buena vida y ser víctimas de las emboscadas de la sección de elite dirigida por un comandante que viene de Intendencia y con un teniente ratón de biblioteca que
pierde el paso cuando va en formación. El veterano sargento deberá luchar contra su aflicción personal que le lleva a emborracharse y terminar en una celda de la oficina del sheriff del condado cada
dos por tres...
Desde la primera e icónica escena en la celda la película cautiva al espectador y tiene las
dosis justas de los licores cinematográficos de un Clint Eastwood que ya era un buen director desde hacía unas cuantas películas. El elenco del reparto está genial en sus papeles y por destacar
citamos Marsha Mason, que borda su papel mostrando a una mujer aún bella pero castigada por la vida, con dolor de pies tras servir copas y permitiendo que su jefe la acompañe a casa. Que se sorprende
al ver de regreso a su ex- que sigue leyendo revistas en busca de comprensión de la psique femenina, que se emborracha y se mete en peleas, del que no sabía si volvería de Vietnam con vida y que no
se fía de sus buenas palabras y proyecto de vida en común cuando se jubile.
Uno de los primeros papeles de un actor que prometía y que sin embargo luego se fue diluyendo en personajes pétreos de peñazos cinematográficos, el bueno del Mario Van
Peebles que está genial en su papel. Película con incondicionales espectadores que siempre gustaron del Clint Eastwood, ejemplo magistral de cómo se rueda una película propagandística de las
virtudes de alistarse como soldado para convertirse en un clásico del género de hazañas bélicas y contar historias dentro de la historia bellamente engarzadas logrando un resultado final redondo como
producto cinematográfico. Sigue siendo una película popular pese al tiempo transcurrido y las frases del sargento primero siguen acojonando y provocando hilaridad a partes iguales.

El equipo de cata cinematográfica no dudamos en pasar del curro y aparcar trastos de faena para disfrutar de su visionado con birras frías y pistachos. Porque al
final el legado del bueno del Clint Eastwood es otra película que trasciende lo que es en apariencia y que la crítica nunca quería ni sabía apreciar en sus películas como director.
Para pasarlo bien cada dos o tres lustros.
miércoles, 2 de marzo de 2022
JURASSIC WORLD: EL REINO CAÍDO (2018)

La industria cinematográfica ha evolucionado las segundas partes de antaño a las sagas, aunque la mayoría hacen bueno el viejo axioma de que segundas partes nunca fueron
buenas. Hay excepciones y otras donde sobran la segunda y hasta la tercera parte. La receta era sencilla: repetir protagonistas, tramas y escenarios cambiando las situaciones y los lugares sin faltar
el malo de turno. Y si hay una canto del cisne de aquella época, sin duda Jurassic Park es el último exponente, un híbrido de la época de las segundas y terceras partes que ha degenerado a saga. Sin
embargo, siempre repite lo mismo con salvadores de dinosaurios, cazadores mercantilistas de dinosaurios, la isla de frondosos parajes, la caza, la huida y finalmente la catarsis de buen rollito donde
los dinosaurios viven a lo suyo, el chico se lleva a la chica y viceversa sin faltar la ñoñez de niños y niñas atravesados en medio. Todo más visto que el tebeo y sin embargo ha dado lugar a toda una
saga de tropecientas entregas...
No teníamos muchas aspiraciones ante el visionado de esta enésima versión más allá de escaquearse un par de horas del curro. Y debemos reconocer que la película nos
ha parecido la mejor de las secuelas y a la altura de la primera en ritmo, tramas y efectos especiales, que han mejorado pese a que es repetitivo ver los alientos, carreras, bocazas dentadas y
afiladas junto con demás planos de los dinosaurios. La película es dirigida con pulso firme por J. A. Bayona y el guion no permite tiempo para pensar en las varias incongruencias, como el saurio en
el camión, tamaños que parecen encoger en determinados planos y demás, todo subsanable porque no hay tiempo para pensar y las filosofadas son breves sin muchas zarandajas más allá de lo
imprescindible. Tiene los ingredientes en su justa medida para hasta sorprender a iniciados y no iniciados en las lides jurásicas.
La estrella es Chris Pratt, un rostro ya confortable para la retina del espectador que encuentra reconfortante un actor que, interpretando siempre el mismo arquetipo,
sabe darle cierto gracejo único en cada papel. Le acompaña Bryce Dallas Howard que muestra uno de los mejores escotes que hemos visto en pantalla desde hace tiempo. Recatada en vertical, en escenas a
gatas su escote se amplia cual camarera agachada en el fregadero dejando vistas a los parroquianos del taburete. Rostro que enamora a la cámara y que resulta refrescante entre tanta escena de
dinosaurios.
Los secundarios están bien y hasta el personaje del informático tiene gracia, la niña no resulta más ñoña de lo necesario y dosis bien calculadas de la saga,
homenaje a King Kong creímos apreciar el equipo de cata cinematográfica y la sorpresa de encontrarte más de los mismo pero resumiendo los títulos anteriores, con más calidad y talento que logra
encajar sin problemas con la primera que tanto fascinó en su momento...
Menos indigesta que las anteriores secuelas.
sábado, 19 de febrero de 2022
THE TRANSPORTER (2002)
Las y los asiduos de la sección ya saben que el equipo de cata cinematográfica prefiere currar a escaquearse para ver cine cuando son películas con niño, perro u de
producción francesa. Y siempre hay una excepción que confirma la regla y es lo que nos sucede con el Luc Besson cuando vemos que dirige o, como es el caso de hoy, está en labores de guion y
producción. Está además uno de nuestros reparte hostias favorito como es el Jason Statham interpretando el arquetípico personaje con pasado militar que se recicla a mercenario. La trama es lo
suficientemente coherente y con giros de guion que sostienen un producto que se basa en dos pilares, ver al Statham repartir mamporros con la gracia burlesca de los mamporros de Bud Spencer y Terence
Hill, la contundencia seca y firme del Stallone y la guasa riéndose de sí mismo del Schwarzenegger...

Y el segundo pilar es la fermosa, sensual, sexy, divina y turbadora Shu Qi, seductora como una sirena con esparadrapo en la boca, maniatada de pies y manos, mirada
hipnótica que te atrapa hasta convertirte en un pelele, fantasía oriental en cuerpo de coordenadas occidentales y auténtico mérito de la película porque te pasas el resto del metraje desde que la ves
por primera vez esperando verla de nuevo. Plena de belleza de juventud, escucharla en versión original permite captar la diabólica inocencia de su papel en la primera parte del metraje. Porque el
bueno del Statham es chofer a soldada que recoge paquetes de dos patas, maletines de misterioso contenido y bultos sospechosos que emiten ruidos y se menean en la bolsa metida en el maletero. Rompe
una de sus reglas inquebrantables y descubre a la moza oriental que le cuenta la triste historia de un cargamento humano en contenedores y de paso rescatar a su padre. Cuenta de escudero con un sagaz
y cachondo bonachón inspector de la policía que cumple su papel sabiendo distinguir la sutil frontera entre la honestidad y la maldad delictiva.
Superada la turbadora visión de Shu qi, la película toca los tópicos típicos en este tipo de producto cinematográfico sin muchas aspiraciones pero que agrada al
espectador por escenarios y arquetipos confortables, malos malotes en cuerpo de armario, psicopáticos y esbirros cuyas rótulas, codos, rodillas, pescuezos, espinazos y espinillas son blanco de las
hostias del Statham. Algunas coreografías cantan un poco pero resultan divertidas y Jason Statham tiene un refinamiento carente en los 80´s donde cualquier objeto a su alcance o prenda de vestir se
convierten en herramientas letales en sus manos. Hay también persecuciones de coches pero la Costa Azul no es California, nueva York o Chicago y parece un anuncio subliminal de marcas europeas
fabricantes de coches...

Dentro de su género, es una película que ves por ver al Statham y a la Shu Qi en una película que cumple las normas no escritas y que resulta resultona para ser
franchute y que tuvo su continuación en forma de saga y uno de los títulos que colocaron al Statham en el panteón de repartidores de mamporros, con cuerpo más normal de lo habitual en este tipo de
actores de acción y que aquí reúne las mejores esencias de un 007, la historia del verdugo que se prenda de su víctima y viceversa así como ensalada de golpes, puñetazos, patadas y elementos
cortantes y punzantes que nos hacen pasar un rato entretenido y que hace olvidar lo lineal de los personajes. Pero la esencia de la película es la esencia de mujer de Shu Qi y su presencia en los
planos es, sin duda, lo muy mejor mejorcito de la película...
Con permiso del Jason Statham, por supuesto.
viernes, 14 de enero de 2021
SIBERIA (2018)

Keanu Reaves, por mucho que les pese a los sesudos críticos de cine, es un actor que tiene su público entre los que nos contamos el equipo de cata cinematográfica. Luego
hay películas que te dejan sin palabras de lo malas que resultan como producto cinematográfico. La película de hoy es la típica en que una mala dirección y un guion cutre tiene como resultado que se
culpe a la estrella del reparto. El bueno del Keanu Reaves gusta a la cámara y nos gusta en sus papeles de tono oscuro, antihéroe, ya sea como esbirro de la mafia policial o, como en este caso,
convertido en un oscuro traficante de diamantes. Dirige de mala forma Matthew Ross y se nota en ciertos detalles que es una coproducción que se vende como producto hollywoodiense y al final resulta
que el único creíble es Keanu Reaves así como lo mejor de la película que quiere jugar con el morbo de las mafias rusas, una especie de mini perros de paja con gañanes rusos y una sobresaturación de
imágenes de fornicio que llegan a cansar y hasta llegan al bostezo tras ver repetidas veces la misma escena...

Parece que el director quisiera rendir tributo a varios títulos míticos, la citada Perros de paja, y una versión sin sensualidad de Nueve
semanas y media. Los gañanes rusos siberianos parecen garrulos de Arizona o Missouri y hasta la furgo es de factura estadounidense. La producción es chusca y salvo un par de planos y tres o
cuatro escenas, lo que se nos muestra ni es San Petersburgo ni es nada parecido. El mafioso ruso es de traca y se quiere jugar con el morbo de hacerse hermanos de sangre cuando la pareja del
protagonista, la rumana Ana Ularu, tiene que hacerle una mamada al mafioso mientras la chica del mafioso le hace una mamada al protagonista. Estas cosas de las mamadas y del fornicio ya están más que
superadas hace tiempo y más vistas que el tebeo. Y no es fallo del reparto o de la parte técnica, son los planos de cámara empeñados en mostrar el poco fotogénico perfil del rostro del protagonista o
el empeño en mostrarnos la desnudez de la actriz rumana de forma casi obsesiva, ya sabemos al poco que hay fornicio y se nos muestra la desnudez parcial de la moza, sin embargo el guion y el director
se empeñan en mostrar una y otra vez las escenas subidas de tono para gentes de bien.
La película como tal y producto que se nos vende es la típica castaña con ínfulas de una típica coproducción. El final te deja pasmado porque de repente se acaba, aunque
hace ya minutos que se ve el final por no decir que te fuiste antes del mismo. No es culpa del Keanu Reaves ni del resto de personajes, pero se cuenta de una manera áspera, harto predecible,
repetitiva en sus escenas y un sin sentido general si te paras a pensar, valga de botón de muestra la escena de verificar los diamantes que no se la cree nadie. Trucos de guion burdos, planos que
parecen experimentales de una película soviética y estereotipos que, lejos de agradar al espectador, resultan grotescos y caricaturescos pese a la violencia que emana la historia...
Es mala de cojones.
viernes, 7 de enero de 2022
OBITUARIO
por Antón Rendueles
SIDNEY POITIER
Ha dejado este mundo uno de esos rostros de la gran pantalla, actor, director, galardonado, laureado y hasta embajador según cuentan las crónicas. Mi recuerdo es como
actor, concretamente por la admiración que mi madre sentía por Sidney Poitier y siempre que cuadraba una emisión de una de sus películas, más tarde con la llegada del vídeo doméstico, mi madre me
decía que tenía que verla porque trabajaba el Sidney Poitier...
Era un actor que llenaba la pantalla, con vitola de estrella de Hollywood y yo completamente ajeno, como era en mi infancia, al racismo
imperante cuando rodó sus películas. A mi me gustaba como me gustaba el McQueen, el Yul Briner y tantos otros que eran del gusto de mi madre y de tantas otras. El cine era popular para una generación
nacida tras la Guerra Civil y, en el caso de mi madre y de mi padre, dieron a sus hijos el amor por el séptimo arte. Pero a la hora de actores, era el criterio de mi madre el que predominaba y de esa
forma Sidney Poitier entró en mi particular panteón de estrellas cinematográficas. Le vi llegar a cenar con sus suegros de raza blanca, hacer frente a la segregación racial del profundo sur
investigando un caso con un sheriff patán y sobre todo le recuerdo grabado a fuego dando clase a un grupo de zangolotinos semidelincuentes. Llegó un tiempo en que ya sólo le vi esporádicamente en
alguna película, conservando pese al paso del tiempo la compostura, la mirada desafiante de igual a igual ante el racismo y sus gestos faciales, sutiles y casi imperceptibles donde el primer plano
era devorado por su presencia y porque, como ocurre con las grandes estrellas de cine, enamoraba a la cámara y enamoraba al público, un público que transmitía la admiración que despertaba tras verle
interpretar un personaje...
Descanse en paz.
martes, 4 de enero de 2022
LA JUNGLA HUMANA (1968)
(Coogan´s Bluff)
Nada mejor para empezar el año que visionando una película del Clint Eastwood, dirigida por el solvente del Don Siegel, pequeña cápsula del tiempo ya que fue estrenada
en un ya muy lejano, aunque no tanto, 1968; reparto solvente con el entrañable Lee J. Cobb y las sensuales Tisha Starling y Susan Clark en plenitud de belleza. Así que aparcamos trastos de faena,
provisión de pistachos y birras frías y butacones de la planta ejecutiva para disfrutar de la velada cinematográfica. Además es un homenaje al Clint Eastwood, ahora venerado como sabio y maestro
cineasta y que sin embargo no gozó del favor de la crítica en los 60´s, 70´s y 80´s aunque el público le era fiel y ser rentable en taquilla hacía posible que nos siguiera deleitando con su obra,
tanto como actor como de cineasta...
Coogan es un ayudante del sheriff en Arizona con sus propios métodos para capturar y tratar
a nativos navajos de la reserva india, salido como un burro en primavera que aprovecha una captura para darse un descanso del guerrero con su amante mientras el prisionero espera atado a un poste de
la casa de la moza de turno para irritación de su jefe. Le encomiendan la tarea de ir a Nueva York a recoger un convicto buscado en Arizona. Una vez en la ciudad deberá adaptarse a los tiempos de la
policía y la justicia de la ciudad así como contenerse en sus métodos, contará con la ayuda de una asistente social de ideas progresistas que confía en la psicología más que en la fuerza bruta para
enderezar los rumbos del delincuente de turno...
Es uno de esos papeles del Clint Eastwood tras su etapa rodando en Almería donde la crítica de entonces le tildaban de fascistoide en el mejor de los
casos. Personajes de una pieza, duros por fuera pero romántico escarmentado en el fondo a los que Clint Eastwood dotaba de humanidad adornados de los movimientos de ceja, mueca facial y mirada marca
de la casa que encandilaban al público que pasaba por taquilla. Todos los personajes están dotados de matices que retratan al personaje interpretado, cine de oficio con planos bien engarzados y un
guion redondo, espectáculo en suma viendo una peli de acción. Lee J. Cobb dota a su personaje de una riqueza de detalles que da la réplica al joven ayudante del sheriff con el humor socarrón y cínico
de policía veterano que se las sabe todas en el oficio.
La película conserva todo el erotismo del día de su estreno con una espléndida Susan Clark
que borda el papel de asistente social progresista, que permite que el delincuente de turno le toque una teta en aras de ganar su respeto mostrando indiferencia cuando no nos deja a ningún macho alfa
indiferente. Es también una mujer en un mundo de hombres como era el NYPD en aquellos tiempos. La película no podría rodarse así hoy en día con el tipo sobando el jersey de la asistente social, el
trato del protagonista a la mujer que es el de un patán salido, una caricatura de 007 en plan garrulo. También una época, es impagable la psicodelia en la discoteca, que la película nos permite
visitar y que no hace envejecer la película como ha sucedido con otros títulos de la década.
Está Tisha Sterllin también pletórica en su interpretación de joven en la movida de la psicodelia, que con una mirada delata el carácter sádico y la tarada mente de la
que en apariencia es un ángel inocente pero que disfruta viendo como patean el cuerpo de alguien. Ha sido una delicia volver al erotismo puro, sin estridencias de vulgaridad o enseñar por enseñar. Ya
decimos que la película se conserva fresca y fue uno de los títulos que cimentó definitivamente a Clint Eastwood como un actor rentable pese a ser casi odiado por la crítica...
Nos lo hemos pasado muy bien y la recomendamos si sois amantes del cine de acción, del Clint Eastwood y del cine como espectáculo. Es delicioso ver el mundo de los
60´s visto por la cámara por entonces que no igualan títulos ambientados en la Era pero rodados en décadas posteriores tratando de recrear el ambiente. La sensualidad y el erotismo corren a raudales
pero sin ofender a nadie pese a que hoy en día el protagonista sería tildado de reaccionario, patriarcal y casi hasta franquista, visión miope de quienes van al cine a ver los fallos sin disfrutar de
hora y media larga de película, aunque hoy en día tocar una teta a la asistenta social es patriarcal y en 1968 lo más avanzado en psicología con delincuentes y tratar al indio navajo como si fuera un
perro sarnoso hoy sería visto como agresión al indigenismo, que cosas...
Ideal para evadirse unos instantes de la pandémica realidad.
miércoles, 15 de diciembre de 2021
EL RENACIDO (2015)
Sesión de visionado cinematográfico que el equipo de cata cinematográfica no podíamos dejar escapar: película galardonada y amada de la crítica, estrella de Hollywood
premiado con Óscar por su interpretación, director hispano, mexicano concretamente, polifacético y valorado por su obra como cineasta y argumento de tramperos de la frontera con indios salvajes y
crueles. Así que fuimos directamente de las taquillas del vestuario a la sala de cine que tiene montado el gerente en su despacho sin sacar siquiera los trastos de faena y agenciarnos sin dudar y sin
misericordia de birras frías y cuencos repletos de pistachos para disfrutar del séptimo arte...

La cosa empieza bien con efectos ondulatorios del agua de los riachuelos, pero no estamos en 1994 y desde el inicio de Forest Gump con la pluma de ave llevada por
el viento, tampoco se justifica casi tres minutos largos deleitarse con las trucas digitales sobre ondulaciones de gotas de agua, pero queda bien y acostumbra las retinas a una descarga relajante de
inicio, cargante a mitad de metraje y que precisa de colirio refrescante al finalizar la película. Está muy bien el lirismo poético y demás gaitas acordes a estos tiempos sensibles en la mayoría de
los ámbitos, pero tanto destello de reflejo de luz sobre la blanca nieve es un poco irritante desde un punto de vista ocular, es normal que premiaran la fotografía, pero no es lo mismo una fotografía
que dos horas largas de visionado. Comienza la acción asistiendo al ataque por parte de una partida de nativos, plumíferos, en el argot de los tramperos, que atacan un puesto comercial
de captura y embalaje de fardos de pieles. Los nativos salvajes, para el ojo blanco, se presentan de buen rollito, ahora los indios de antaño tienen sentimientos humanos y hasta hablan francés a
diferencia de cuando eran actores pintados de indios pero ni eran indios y casi ni actores alguno. Son brutales y salvajes en sus rapiñas al civilizado hombre blanco mas lo son con motivos, en este
caso recuperar a la joven pariente del jefe de la partida, algo hemos avanzado a la hora de que Hollywood retrate a los nativos americanos...
Hasta la pelea desigual de Leonado DiCaprio con el oso que lo deja hecho jirones, de manera literal, de piel sangrante, la película promete. Desde la pelea con el oso
hasta que lo dejan abandonado y más moribundo que coleando, se aguanta la propuesta y se soporta el lirismo de la fotografía y los paisajes, y desde ahí hasta el final la cosa ya degenera un poco
bastante a cosas ya vistas, personajes o muy malos o muy buenos y se sabe el final vengativo por predecible. La película no es mala siempre y cuando seas de generaciones digitales, para público
veterano de otras décadas es como ver una actualización en versión libre de Las aventuras de Jeremiah Johnson, filme de un ya lejano año 1972, fecha de su estreno. Está a la
misma altura, y DiCaprio a la altura de Robert Redford, dentro del subgénero de tramperos de la frontera.
Sin embargo hay demasiadas cosas ya vistas en otros temas de héroe solitario contra la adversidad de la naturaleza y únicamente los amantes y frikis que gustan de
telerrealidad de supervivencia como Dios los trajo al mundo serán quienes aprecien los largos planos de paisaje que empequeñece al ser humano y las escenas de comer entrañas crudas, hacer fuego en
medio de una ventisca con yesca y ramaje, ver pasar calamidades continuas y demás aderezos de la historia que puede resumirse en que llega un poco a aburrir pese a que no se puede dejar de verla
porque el conjunto es impecable desde un punto de vista técnico y de elenco y porque DiCaprio hay que verlo sí o sí aunque la película sea un bodrio, no es el caso pero nos aburrió al final por saber
que la cosa va de venganza y no hay vanguardismo argumental en el desenlace previsible y deseado.
Hay ñoñez con el hijo del protagonista, escena de violación pero con decoro, acción limitada por las armas de carga por la bocacha y lo mejorcito es la pelea del
DiCaprio con el oso junto a la fotografía, aunque satura un poco mucho y no descartamos que fuera por ingesta de birras y pistachos el impacto visual causado, que conste en acta...
Hay que verla olvidando referencias precedentes.
martes, 30 de noviembre de 2021
BLADE RUNNER 2049 (2017)
Auténtica decepción para el equipo de cata cinematográfica el visionado de la, esperada durante décadas, segunda parte de la mítica Blade
Runner protagonizada por el Harrison Ford y la divina y adorada Sean Young. Las críticas de su estreno ya nos dieron mala espina con sentencias tipo de que tiene un gran lirismo, respetuosa
con el original y otras sentencias donde la impresión como espectadores es diametralmente opuesta: es una auténtica castaña de película y una bazofia como continuación. Para empezar hay que partir de
tres premisas, una que la Tyrrel se fue a pique y la rescata un emprendedor de la comida sintética que evitó una hambruna, y se hizo muchimillonario; la segunda es que hubo un apagón mundial de unos
diez días de duración, muy apropiado para el argumento, donde se borraron casi todos los archivos informáticos; y la tercera premisa es que Rachel tenía la propiedad única entre los y las replicantes
de preñar...

El protagonista absoluto es el Ryan Gosling secundado sobre todo por Ana de Armas.
Mención aparte es que salen el Edward James Olmos que ni siquiera conserva las gafas o el acento del personaje en 1982 y más parece un actor hablando de la original en un documental. Y luego está el
Harrison Ford que ya satura interpretando personajes de juventud en secuelas tres décadas después. Se le ve pegar mamporros y trata de ser tan ñoño como el ambiente que destila el metraje, dirigido
por un Denis Villeneuve con una sucesión interminable de imágenes, decorados y efectos digitales logrando un insoportable anuncio de aires franchutes que dura dos horas largas. No tiene el aire de
cine negro de su predecesora, los ambientes humanos que tanto sorprendieron en 1982, aquí brillan por su ausencia, se regodea en anuncios panorámicos de 1982 siendo el más logrado un delirante
anuncio de ATARI. El problema es que la película y su argumento sólo puede tragarse si se ha visto la de 1982, nos resulta dudoso que un espectador actual que no conoce la original sienta atracción
por un producto correcto pero que se queda en nada sin el referente de 1982.
Y luego está el tema principal que es en realidad una continuación de las preguntas que se hacían los replicantes de Tyrrell: a dónde vamos, quiénes somos, de dónde
venimos. La película trata en realidad, uno de los pocos aciertos por no decir el único, sobre la metafísica profunda de los replicantes, conscientes de ser seres vivos creados a imagen y semejanza
de sus amos humanos, superiores en fuerza e intelecto, pero esclavos al fin y al cabo que se agarran a sus recuerdos implantados. La novedad es que son conscientes de que son recuerdos implantados.
Otro aspecto de la metafísica profunda replicante es la relación del protagonista, un replicante que da caza a otros replicantes, que siente amor por su compañera virtual que no le llega ni a la
suela de los zapatos a Sean Young y eso que la moza es mona. Planos largos y silencios con muecas faciales terminan por lograr una sensación de hastío, de hartazgo de recovecos metafísicos ya sin
esperanzas de ver un destello de la original...
Nos no ha gustado la película ni la trama ni los actores, pese a que Ryan Gosling está soberbio una vez más, la réplica de Rachel es patética como la película a
esas alturas del metraje y tanto las imágenes de paisajes como la sociedad que no se muestra serán muy líricas y todo eso pero nos ha parecido una auténtica mierda. Como continuación es una cagada y
como película por sí misma un auténtico rollo y un galimatías replicante. Hay que verla porque hay que verla, pero es tal la decepción que al término del visionado nos fuimos a la faena cabizbajos y
melancólicos de la película de género negro que contaba una historia fascinante del futuro y Rachel nos enamoró y cautivó desde el segundo uno de su aparición en pantalla...
Un auténtico callo cinematográfico, un auténtico callo.
sábado, 20 de noviembre de 2021
LA MÁSCARA (1994)

Aprovechando que los del turno de día ya se han reincorporado en su totalidad al curro tras las restricciones y que no hay nada mejor para que se entonen de nuevo que
dejarles faena que es del turno de noche, aparcamos mocho, linterna y caja de herramientas para degustar una comedia, cine bufo con el que durante un tiempo fue tildado de rey de la comedia, Jim
Carrey. Humorista a tiempo completo en sus trabajos donde combina mimo, muecas, contorsiones de cara y cuerpo junto con los diálogos siempre acompañados de sus respectivas muecas faciales. En 1994 ya
se tenía claro si le amabas o le odiabas debido a la saturación de su repertorio y posiblemente hizo que la película, pese a ser rentable y tener secuela, si bien fue famosa no acabó de ser popular.
Debemos confesar que hace casi dos lustros que el equipo de cata cinematográfica no saboreábamos una del bueno del Jim Carrey, pero la película tiene alicientes de sobra para verla casi treinta años
después y resulte agradable su visionado; cada treinta años, que conste...

Un aliciente es ver a una sensual, provocativa, sexy y en plenitud de belleza, a la Cameron Díaz antes de que despertara pasiones sólo con su sonrisa marca de la
casa, nunca estuvo tan hermosa y seductora como en este papel donde hace de chica del gánster, devora hombres que atonta a los machos alfa que se quedan prendados en cuanto la ven y heroína que ayuda
al héroe porque en el fondo es una romántica como él bajo la máscara de chica mala. Es tal como atrapa el objetivo de la cámara que la última media hora, que ya sabemos que saldrá la cosa bien,
merece ser vista más a menudo que la película completa porque Cameron Díaz está, su rostro en primeros planos, deliciosamente divina. Puede que en trabajos posteriores tuviera más fama y admiración,
pero pasa como con Sharon Stone en Desafío Total, en ambos casos te enamoras platónica y románticamente en una mezcla de deseo y curiosidad, sigues su carrera y ves sus estrenos pero en
realidad añoras la belleza que apreciaste la primera vez que la viste aún sabiendo que no volverás a verla tan divina...

La película hay que verla como un cómic visual y la primera hora larga de metraje logra engancharte, no atraparte si eres purista y no soportas que una película comience
normal en un mundo normal y sea en realidad el mundo de Roger Rabitt actualizado a 1994. La diferencia es que donde antes entraba el trazo a pincel del artista es ahora sustituido por los efectos
digitales. Cameron Díaz es en su entrada la chica de dibujo animado de Rogert Rabbit y Jim Carey el conejito enamorado. Resulta difícil tragar el metraje si no os va el tema de mezclar mundo real y
fantasía, incluso si os gusta la comedia podéis tacharla de infantil, y sin embargo si os gusta el cine podréis apreciar matices que permiten paladear el humor soterrado y socarrón que se ríe de la
policía, de los mafiosos y hasta del romanticismo de los romances. El reparto está bien en sus papeles y destacamos a nuestro querido y ya entrañable Peter Riegert, que como actor ganó para siempre
un rinconcito en nuestros corazones cinematográficos por su papel en Desmadre a la americana.

Película con lugar propio en la historia del séptimo arte de los 90´s, tanto por su estrella cómica, la estrella femenina, los efectos especiales que fueron
vanguardistas en su estreno, como por ser una muestra del género de mezclar dos mundos, el real conviviendo con el de la fantasía, tal como ocurre ahora mismo con el género de superhéroes; si podemos
imaginar que existe Batman se puede imaginar que una mascara vikinga de una deidad expulsada por Odín por gamberra adopte la esencia de la persona que la lleva: bromista, burlesco y cachondo si es
Jim Carrey y maligno, odioso y cruel si se la pone el malo de la película. Tiene un poco de varias cosas y si bien la media hora final carece de interés, porque intuimos el desenlace, hay que verla
entera gracias a la belleza que enamora a la cámara de Cameron Díaz. Si nunca visteis una del Jim Carrey os entretendrá y puede que os guste, si ya conocéis al protagonista sobra decir que visionar
sin intervalo de tres décadas al Jim Carrey os puede provocar severos episodios psicóticos, incontinencia de flatulencias y arcadas compulsivas...
martes, 9 de noviembre de 2021
LA CONSPIRACIÓN DEL PÁNICO (2008)
(Eagle Eye)

Hay todo un subgénero de la ciencia-ficción que versa sobre computadoras que se rebelan contra sus creadores humanos y que surge desde los inicios de la informática de
consumo a finales de los 70´s y comienzos de los 80´s. La primera que acude a la desmemoria porque poca gente se acuerda de la película, surgió en una entrega de Superman en la saga con el malogrado
Christopher Reeve, y la primera que viene a la memoria es la rebelión de HAL9000 considerando a la tripulación humana un factor de riesgo para el éxito de la misión. Y esta producción de 2008 es una
vuelta de tuerca a que la máquina se rebela contra el ser humano. En su momento se tachó la tecnología de fantasía imposible y que visto con ojos de 2021 es una realidad en su mayor parte y camino de
llegar al control total. Dirige D. J. Caruso sin pena ni gloria aunque se agradecen las escenas de persecución con los coches, hacía varios títulos que no disfrutábamos de repertorio de choques,
vuelcos, derrapes y golpes de automóvil de verdad...

Y es que la primera hora de metraje es atractiva y sugerente, cierto que a medida que avanza la trama nos sabe a potaje ya degustado hasta decaer en la segunda mitad con
acciones y hechos demasiado previsibles y sin grandes sorpresas y mucho menos sustos metafísicos. El protagonista es Shia LaBeouf en otro de sus papeles de rebelde sin pausa, aquí es el gemelo torpe
siempre a la sombra y escudo de su hermano, brillante estudiante y deportista que se labra un futuro en la Fuerza Aérea mientras que él es su reverso, tipo vulgar y anodino que trabaja en una tienda
de fotocopias. Un día comienza a recibir llamadas al móvil de una voz femenina que le dice lo que tiene qué hacer segundos antes de que comience una desgracia. Su pareja es el rostro de ñoña belleza
de Michelle Monaghan que ya predispone a la ñoñez con otro de sus personajes de una pieza, separada de un zangolotino marido que ni recuerda el día de cumpleaños del hijo en común. También empieza a
recibir llamadas hasta que su destino se une al del protagonista...
Lo malo de la película es que suena a ya vista, con otros escenarios y espacio-tiempo, pero sabemos qué va a pasar antes de que pase y lo de la supercomputadora que se
estropicia por su cuenta ya era bastante visto en 2008 y es familiar en 2021. Al final todo suena a precipitación, tramas que se resuelven tan rápido como puede ser y lo de la esfera
computerizada no deja de ser un HAL9000 en versión gansa. Lo mejor del argumento es cómo la máquina utiliza a seres humanos para ser su
brazo ejecutor en la realidad, es de lo más interesante junto con las escenas de coches. El reparto está bien con secundarios familiares a la retina y la película es una opción que hay darle un
visionado aunque el resultado resulte algo insatisfactorio...
Hay que verla como quien ve llover.
miércoles, 27 de octubre de 2021
GEOSTORM (2017)
Vuelta de tuerca en esta producción estadounidense con tufillo europeo al género de catástrofes solo que aderezado con tornillos de otros títulos y géneros en una
película que hay que tomarse con guasa y como un cómic visual cinematográfico, porque si hay que hacer un balance como producto ídem lo cierto es que no puede haber misericordia y la crítica sesuda
la crucificó en su estreno. Lo cierto es que una vez finalizada y pasado el sobresalto que produce su visionado, se aprecia como homenaje a varios géneros pese a que el sabor final y el gusto que
deja en el paladar es de bazofia tirando a bodrio, la salva los efectos digitales que pese a las incoherencias inherentes a imitar el vacío espacial o futuras instalaciones sí que son unos efectos
especiales que dejará satisfecho al público amante de las naves y cachivaches espaciales de un futuro más o menos inmediato...

El argumento ya hiede a obsoleto pese a ser de fecha reciente porque no atinan en los vaticinios temporales, se juega con el miedo actual al cambio climático donde
es más creíble que otros títulos que cuentan tragedias de frio polar a nivel planetario. Hay varias tramas acorde a cada género que toca el guion, desde el tema de catástrofe climática al del futuro
espacial pasando por las relaciones entre el poder y la lucha por el mismo, conspiraciones para acabar con la democracia en EEUU apartando al presidente con espionaje y servicios secretos. Por
supuesto no faltan las benditas casualidades de ser, conocer y formar parte del liderazgo que facilitan que las tramas tengan continuidad pese a que ninguna termina de tomarse en serio porque ya lo
hemos visto en otros títulos y sabemos que ocurrirá casi con toda seguridad. Dirige con buen pulso el Dean Devlin y pese a las hechuras hollywoodienses el tufo a coproducción europea se palpa en el
reparto formado por actores y actrices conocidos por estos lares.
La historia es que el cambio climático obliga a las naciones a unirse para crear una red de satélites que controlen el clima. Pese a que EEUU lideró y financió el
proyecto internacional, debe ceder el mando dando lugar a una trama de poder dentro del poder y que parte de la acción se desarrolle en el entorno de la estación espacial que controla la malla de
satélites. Pero de pronto comienzan a fallar y se dan sabotajes camuflados de accidentes y asesinatos de honrados funcionarios que pagan con su vida descubrir la mierda de las cloacas del poder. Un
hermano es el diseñador y experto en el sistema mientras que el otro hermano es gerifalte en la Casa Blanca, tienen traumas fraternales, la novia de uno es del servicio secreto en la escolta personal
del presidente y hasta hay niño, niña en este caso, y chucho, ya sabéis que una máxima del equipo de cata cinematográfica es que películas con niño, perro o que sea francesa, mejor a la
papelera...

El actor principal es el Gerard Butler, ya unido para siempre al personaje de griego, y cuyo
careto no invita a tomarle muy en serio y primer indicio de que lo mejor es tomarse la cosa a guasa. Las estrellas son un Ed Harris y un Andy García que se ve que hacen un trabajo por la soldada
porque no se creen sus personajes y lo transmiten, como si en realidad todo fuera una parodia. El Andy García está algo cebón y para el público hispano quizás le recuerde a Manolo Escobar, se limita
a decir el guion, poner muecas y cara de haba. Ed Harris está soberbio con su cráneo al que el paso de los años no acompleja. Lo malo del Ed Harris es que ya sabemos desde que sale que es uno de los
malotes, el Andy García es un guiño a Donald Trump aunque sale bien jugar al equívoco. El resto son actores y actrices de ámbito europeo con los tópicos de que salga un italiano, un franchute y un
alemán, el continente americano está representado por un mejicano y hay banderitas de varios países, buen rollito internacional para un planeta unido en la adversidad y donde el afán de poder de la
política estadounidense aspira a convertir un proyecto internacional de salvaguarda del clima mundial en un arma de destrucción total de los supuestos enemigos.
Lo mejor es nuestra querida Abbie Cornish que es la chica dura sin dejar de ser femenina y quien tiene neuronas suficientes para pensar una salida a los problemas. Da
mamporros, avezada en el manejo de la pistola, sabe sacar rendimiento a un vehículo eléctrico utilitario y está hermosa pese al peinado y sus ideales profesionales. La otra gran sorpresa es Zazie
Beetz que llena la pantalla pese a ser contadas sus apariciones. No está mal el elenco, solvente y conocidos del gran público, pero son tantas cosas y tantas casualidades que, uno de los defectos de
la película, el ritmo trepidante no es tal y da tiempo a pensar en las películas en que se basan las tramas. Sólo faltan aliens y zombis para que la cosa fuera de traca.
Siendo sinceros, y tomando a guasa la cosa, la película es indigesta y agobia saber qué ocurre antes de que ocurra, esos momentos del metraje que estás viendo las
imágenes proyectadas en la pantalla pero tu mente se evade, sabes que chico consigue chica y salva al mundo, que los malos son malos y van a pillarlos, que al final se salva el planeta y que el
Sistema puede albergar codicia, corrupción y criminales en su seno pero al final ganan los buenos. Nos quedamos con las escenas del espacio y con los rostros de la Abbie y la Zazie...
Verla si es gratis o gorroneando suscripción de alguna amistad aprovechando la cena en su casa, porque pagar por verla es
pecado.
jueves, 7 de octubre de 2021
LA PROFECÍA (1976)
(The Omen)
Aunque en la memoria cinematográfica ha perdurado El Exorcista, producción de 1973, en la década de los 70´s se hicieron un puñado de títulos de
terror que luego verían versiones más o menos afortunadas. Tres años después de que la niña del exorcista quedara grabada a fuego y siga grabando fuego a quienes la visionan por primera vez, Richard
Donner dirige La Profecía protagonizada por un inmenso Gregory Peck y la no menos inmensa Lee Remick secundados por un estupendo plantel de secundarios y sobre todo la inquietante
presencia del niño que hace de hijo adoptado de ambos y de quien nadie recuerda su verdadero nombre pero cuyo nombre en la película sigue provocando que se te pongan los pelos como escarpias, el
Damien. Así que no lo pensamos dos veces el turno de noche para aparcar trastos de faena y pasar al modo de equipo de cata cinematográfica bien surtidos de birras frías y pistachos...

Si la niña del exorcista atrae simpatías por estar poseída, en Damien no hay lugar para el sentimentalismo porque no es un tierno niño poseído por el maligno,
es Satán en carne y hueso con la marca del 666 grabada en su piel. Basta ver una vez la película para que no se nos borre de las neuronas al Damien, posiblemente sólo está al mismo nivel el
protagonista de La naranja mecánica en cuanto a maldad personificada cuando se recuerda el terror y al mal en el cine. A la esposa del embajador estadounidense en Londres le hacen
creer que su hijo ha muerto al nacer y el embajador, desesperado por no dar un disgusto mortal a su mujer, acepta un cambalache por el cual adopta un bebé como propio a ojos de su esposa. Desde el
momento de dar a luz, vemos desfilar a servidores del mal y del bien en una lucha a muerte, los primeros para proteger a Satanás en su infancia y los segundos para detener la llegada de Satán a la
tierra.
Puede parecer que ha envejecido mal, incluso tildada de obra menor en comparación con su antecesora de 1973, pero por alguna razón no podemos evitar verla hasta el final
y hay un desasosiego creciente a medida que avanza el metraje. El final, pese a no dejar de ser un niño que pasa de serio a tener una sonrisa en la cara, surte más efecto terrorífico en la psique del
espectador que cualquier efecto digital, truca o maquillaje con sustos de títulos posteriores, si nunca la viste podrás apreciar tal efecto en la mente. Éxito de taquilla en su tiempo, el argumento
sigue actual porque el mal, como el amor, nos atrae de forma innata e inconsciente.
Conoció dos secuelas bastante deleznables como solían serlo entonces estas segundas y terceras partes para estirar el chicle y réditos en taquilla. Hay que verla
porque es un clásico del género de la época y si bien los sustos son tales y contados, la atmósfera que crea es opresiva y de desasosiego continuo...
Pero nunca olvidarás la cara del Damien cuando te sonríe.
jueves, 30 de septiembre de 2021
LOS ÚLTIMOS DÍAS EN MARTE (2013)
Ocasión para aparcar trastos de faena y surtirnos de birras frías y pistachos para visionar otro de esos títulos malditos que fueron denostados por la crítica en su
estreno. Factura británica con hechuras hollywoodienses tanto en plantel como en atrezo. Argumento de ciencia ficción con la exploración humana de Marte como fondo a, es cierto, lo que termina
degenerando en un cóctel de zombis asesinos y tripulación en hábitat cerrado, Marte en lugar de la nave espacial de turno, que va siendo diezmada poco a poco. Hay incluso un par de homenajes
a Alien, el 8º pasajero que pasó a ser tema de la tertulia posterior hasta la hora de fichar para salir. Pero vista casi una década después, resulta una película que se deja ver,
se mantiene fresca en cuanto a entorno y tecnología y que si bien no despierta pasiones sí que no deja tan amargo sabor de boca...

Los amantes del género gustamos de disfrutar de la tecnología que se muestra y en ese
sentido tanto los hábitat como los vehículos son creíbles y las incongruencias inherentes a imitar lo que es un entorno hostil no cantan demasiado. La primera media hora larga del metraje es
interesante y atractiva mostrando la primera misión humana para permanecer un tiempo sobre la superficie de Marte y encontrar vida, o al menos alguna forma biológica. Lo interesante es que se nos
muestra a una tripulación cansada psíquicamente y a punto de derrumbarse alguno de sus miembros, cada uno con sus características, desde el oficial jefe a los distintos especialistas, unos por
cansancio y otra por la frustración de no hallar vida y la rivalidad con el ruso que se trae algo entre manos. Especial mención al psicólogo de la misión, una especie de abuelo Cebolleta que siempre
está al tanto del estado anímico de los demás y que nos recordó al entrañable comisario político soviético en tripulaciones de submarino sólo que en lugar de vigilar la rectitud política vigila la
rectitud científica de la misión en su factor humano. Al final resulta el cobarde que se derrumba más que nadie y por salvar su escafandra no duda en sacrificar cobardemente a sus compis.
Luego la cosa pasa a ser una de zombis y es cierto que resulta repetitiva de otros títulos, pero es un digno producto que se conserva mejor que otros bodrios parecidos,
tal vez que la cosa pase a ser de zombis defraude a los amantes del género que sin duda verán lo ya visto, pero es una forma de contarlo aunque beba de otros títulos de los 90´s, más como homenaje
que como plagio ante la carencia de ideas y ocurrencias. El elenco está bien en sus papeles destacando Liev Schreiber pero sobre todo la Olivia Williams, mujer de armas tomar y que siente la misión
como una cosa personal.
Recomendamos verla sin prejuicios pese a la sobresaturación de temática zombi porque es una digna cinta de ciencia ficción jugando con
dos géneros. Al menos la tripulación son seres de carne y hueso que lloran u sufren soñando con volver a pisar la verde hierba terrestre, lejos de astronautas intrépidos que hacen el ganso en salidas
extra vehiculares o super mañosos que con cinta americana y sus propias heces construyen hábitats para el cultivo de lechuga y cebollín...
No es tan pésima como dijeron o puede parecer.
martes, 21 de septiembre de 2021
EL ESPECIALISTA (1994)
Hay películas que en el momento de su estreno y pese a tener un elenco taquillero, argumento interesante, guion con humor solapado y una correcta dirección, son
tachadas de bazofia y, en el mejor de los casos como ocurre con ésta, el mayor halago que recibe es que es entretenida. El equipo de cata cinematográfica no dudamos en dejar a un lado el mocho,
linterna y caja de herramientas para surtirnos de pistachos y birras frías porque sale una bella Sharon Stone, el Stallone, uno de nuestros actores malotes favoritos como es Eric Roberts, toda una
leyenda como el Rob Steiger y sobre todo nuestro amado y admirado James Woods. Lo cierto es que es una gozada verles a todos y a la Stone y ahora, camino de tres décadas desde su estreno, es una
película que se mantiene fresca, la historia es entretenida y el guion es en ocasiones para partirse de risa, una de esas películas donde el conjunto de todo crea un producto que gana con los
años...

Se mantiene fresca por el detalle de la informática que vemos en la acción, podría ser de hoy en día con la consiguiente licencia del paso del tiempo, pero no
nos parece ver tecnología de los 90´s. El sistema de escaneo de seguridad en la casa del Stallone ya es realidad lo mismo que las capacidades de los ordenadores portátiles. La trama es interesante
con un par de giros inesperados, la coreografía erótico festiva entre el Stallone y la Sharon Stone conserva su turbador encanto que te lleva de la sonrisa a la sorpresa y hasta se ve una teta, todo
ello arropado de sensualidad chusca y bizarra donde la mente prosigue la escena cuando esta se funde en negro. Tanto el elenco principal como los secundarios de matones, agentes de policía y del
primer al último figurante tiene personalidad propia y hasta la banda sonora está redonda. Es cierto que en conjunto parece una obra menor como resultado final, pero se lo pasa uno en grande gracias
al reparto y el humor del guion.

Empezamos con el Stallone, que viraba sus papeles a personajes con sentimientos atribulados y la fortaleza física que tanto gustaba en los 80´s ya se veía en 1994
pasado de moda. Hay un guiñó a los mamporros en la escena del asiento del autobús, con Stallone en estado puro de sus inicios como personaje de acción y músculos. Las escenas erótico festivas
producían risa porque era dotar de sensibilidad a un personaje con matices de sentimentalismo que luego se haría habitual en el cine de acción. Aquí es un ex-agente de la CIA en acciones encubiertas
que trabajaba con el James Woods, uno ponía las bombas y el segundo las hacía explotar. En su último operativo Stallone se da cuenta de que su compañero es en realidad un psicópata que disfruta
matando, ya sean adultos o niña en el asiento de atrás. Años después Stallone es un mercenario especialista en detonaciones que entra en contacto con una clienta que busca venganza hacía una familia
de mafiosos donde su ex- compañero trabaja como experto en seguridad...

James Woods está magnífico haciendo de malo malote y a la vez de personaje cuchufletas.
La escena cuando llega al departamento de artificieros y le vacila al experto de la policía, su mueca labial cuando habla o ve al hijo del mafioso tan mafioso como
el padre y casi tan psicópata como el James Woods, la escena de la centralita de escuchas acojonando al personal tras entrar en brote de ira, o verle debajo de una lluvia de centollos, dotan a la
película de un humor inteligente que el James Woods borda, tanto en la interpretación como con el movimiento corporal y facial. NI él ni Stallone se hacen sombra y cada uno juega con sus virtudes
para el papel logrando un engranaje que funciona a la perfección, sencillamente magnífico como casi siempre.
Un secundario de lujo con el bueno del Rob Steiger haciendo de patriarca mafioso. Le ves y da respeto, luego casi comprendes su paternalismo protector con el cenutrio de
su hijo y finalmente le vemos en toda su crueldad. El hijo es nuestro querido Eric Roberts, no valorado en su época, con cara de hijo de puta que cuando sonríe te pone los pelos como escarpias. Se
complementa con su padre y odia al James Woods, lo cual es mutuo, y está a la altura de las dos grandes estrellas. Ambos, padre e hijo, forman una simbiosis que saben transmitir. Ambos son en
realidad tan protagonistas como el trío principal y hacen creíbles sus papeles de villanos. Nos han encantado y están ambos genial.

Y, no por la última no es la principal estrella, está Sharon Stone que enamoró a toda una generación en Desafío Total, nunca estuvo tan hermosa y
sensual, que la siguen venerando. Su personaje nos ofrece otra interpretación corporal y facial, al principio ninfomaníaca, luego sabemos que sufre en realidad y que es utilizada, cosa que no
le importa porque busca venganza. A ratos la deseamos, luego la odiamos por zorra y finalmente nos enamoramos como el Stallone y somos felices cuando ambos triunfan sobre los malos. Tildadas de
cutres en su día, el director Luis Llosa transmite erotismo sin que, tres décadas después, no estallemos en carcajadas ante el hieratismo corporal del Stallone, pero sin maldad y en vez de teta,
vemos un seno de la Sharon Stone. Está divina con esa belleza crepuscular que despide a la juventud y recibe la entrada de la madurez...

Y que sí, que en 1994 era un bodrio erótico festivo de reclamo y parecía una serie B, pero que en realidad es un fabuloso comic cinematográfico con la ciudad de
Miami de fondo, una de novela negra que es una transición del cine de acción de los 80´s a la ñoñez de los 90´s. Stallone demostró que podía ser sensible en sus personajes, la Stone reafirmaba su
reinado y el resto del elenco es soberbio y te ríes incluso del humos socarrón del guion. Por supuesto, el James Wood que nos enamora siempre y los matices marca de la casa con los que adorna a sus
personajes. Para verla en buena compañía y disfrutar de explosiones de verdad sin trucas digitales y disfrutar viendo una peli de acción que ha superado su faceta erótico festiva que tantas críticas
cosechó en su estreno...
Una película que ha ganado con el tiempo.
viernes, 17 de septiembre de 2021
12 VALIENTES (2018)
(12 Strong)
No hay mejor argumento para aparcar los trastos de faena que un título del género de hazañas bélicas, reparto interesante, historia basada en hechos reales y plena
actualidad tras la retirada de la OTAN de Afganistán fechas atrás y aún asimilando la retirada. Así que preparamos pistachos y birras frías para visionar esta producción estadounidense de 2018 y
dirigida por Nicolai Fulsig, sin duda conocido en el ambientillo cinematográfico sin obviar conocidos y familiares. Es otro caso de película que no satisface a nadie, correcta de hechuras pero a
retales de otras precedentes que termina aguando la historia por la forma de contarla con mediocre guion y una dirección que bebe de diversos títulos sin que se note en apariencia...

La producción es pasable, hay paisajes afganos, chatarra soviética de transportes blindados, que no tanques salvo uno que siempre es el mismo y las confortables
imágenes de puestos estadounidenses con helicópteros desde las pelis de la guerra en Vietnam. Tras el 11-S, Bush II entra en guerra con los talibanes y para ello debe ganarse la confianza de los
señores de la guerra que forman la Alianza del Norte contra el gobierno talibán. Para ello despliega distintos comandos de una docena de soldados que serán el enlace con el señor de la guerra de la
zona. En contra de lo previsto, los modernos soldados deberán librar una guerra a caballo donde las rencillas entre familiares y parientes dictan las ofensivas y la alianza del señor de la guerra
depende de la capacidad del observador aéreo en tierra para ordenar bombardeos que seduzcan al aliado. Por desgracia el director tira de sensibleria barata con la escena de la madre ajusticiada por
enseñar a sus hijas y ser maestra de escuela, escenas que ya predisponen a no tener compasión con los talibanes.

Del reparto, la estrella es un Chris Hemsworth que salva la película en el aspecto de protagonista pese a la dificultad de un guion que concede pocas reflexiones, y
las que hay son ñoñeces costumbristas de cartas a casa, recuerdos y tal. Despierta empatía en la retina y promete ser una estrella, su papel resulta menos creíble a medida que avanza el metraje y la
película se diluye a cada segundo como un azucarillo en agua de mar para perder lo dulce en segundos y ser salitrosa a cada minuto. Le acompaña nuestro querido Michael Peña, un actor que hace su
papel y aporta matices casi imperceptibles que gustan al respetable porque aunque interprete siempre a un pachuco sí sabe darle personalidad. Por desgracia los personajes no parecen reales, un triste
homenaje a los héroes de la historia, porque el director parece coger cosas de otras pelis para resolver las escenas de acción donde se echan en falta cuerpos que se desmiembran en las explosiones y
amputaciones con casquería tan en boga desde hace unos años en el cine bélico.

Hay que verla y se espera un estilo de Black Hawk derribado, nos parece Rambo III en la imagen y trato de los afganos, da la impresión
de que no son hechos reales y sí una del oeste trasladada a la guerra contra el talibán, y aunque se ven tiros y escenas de alcanzados por disparos, parece un episodio del Equipo A. La
crítica la machacó de lo lindo y al final lo cierto es que parece una versión actualizada de la mítica, por propaganda, de Boinas Verdes. Si os va el género, hay que verla, otra cosa es
si merecía la pena pasar por taquilla para verla, y pagando ya hay que pensarlo porque defrauda. Pero si la veis de forma gratuita o dentro de la oferta de la tele de pago, se puede ver pero deja un
sabor de boca decepcionante y se buscan las causas, como hicimos en animada tertulia posterior hasta la hora de fichar la salida, siendo el resultado de la tertulia que la película está mal contada
tanto en imágenes como en guion y dando la sensación de cine, si no de propaganda, sí de elogio a las fuerzas armadas. La historia ocurrió y forma parte de los anales de la guerra aunque lo que nos
cuentan, por la forma de contarlo, resulta bastante increíble...
No es mala, pero lo parece.
viernes, 10 de septiembre de 2021
LA GUERRA DE CHARLIE WILSON (2007)
Había diversos motivos para aparcar los trastos de faena y visionar esta producción de 2007 dirigida con buen pulso por el Mike Nichols con guión de Aaron Sorkin
adaptando el libro de George Crile. Por un lado, acaba de producirse la retirada de la OTAN de Afganistán y cobra actualidad la génesis que llevó a este némesis de retirada: la ayuda estadounidense a
los combatientes afganos durante la invasión soviética de Afganistán. Resulta estremecedor ver como el final de la película entronca con el momento actual más de treinta años después de la retirada
soviética. Un reparto de lujo donde destaca Tom Hanks, brilla Phillip Seymour Hoffman y deslumbra una turbadora Julia Roberts...

Ton Hanks interpreta el papel del congresista Charlie Wilson, un vividor y patriota al que
todos le deben algún favor y bien relacionado con el sector duro del partido republicano. Lleva una vida apacible de congresista que disfruta de la vida, las mujeres y el beber hasta que toma
consciencia de que un grupo de harapientos afganos están realmente combatiendo al enemigo soviético sin que EEUU les ayude en serio salvo asignar una partida de cinco millones de dólares a los
rebeldes afganos. Tras aumentar la asignación en otros cinco milloncejos, el congresista recibe una llamada de su amiga adinerada y fundamentalista cristiana de Texas, Julia Roberts, para que se tome
en serio el asignar fondos reservados para combatir a los soviéticos. El guion narra bien las peripecias y los tres protagonistas están arropados por un reparto a la altura donde destacamos a Amy
Adams, a la que todo el equipo de cata cinematográfica querríamos tener de secretaria, dicho sin ribetes patriarcales reprochables en estos tiempos de sensibilidades a flor de pieles
politizadas.

De la misma forma que ver hoy en día Todos los hombres del presidente, de 1976, nos ilustra sobre el Watergate, esta guerra de Charlie Wilson
ilustrará a generaciones venideras del avispero que ha sido Afganistán donde la ayuda estadounidense sólo era la herramienta de Alá para combatir al infiel invasor soviético y más tarde a la OTAN. Es
una película que nos encanta porque tiene ese sabor del Hollywood de leyenda con buena producción, buen elenco de estrellas y talentos, dirección adecuada y ritmo trepidante sin que falte el humor,
la acidez de los diálogos y la grandeza del cine estadounidense de mostrar las vergüenzas del Sistema que sin embargo resultan ser emisarios de la lucha por la libertad y la democracia. Las frases
finales del personaje de Phillip Seymour Hoffman pierden su sentido profético en 2021 para ser cruda realidad que acabamos de ver en directo por los noticieros de televisión. Se tolera que algunas
imágenes de derribo de aviones y helicópteros no son modelos soviéticos y la ñoñez es en su justa medida para mostrar como engatusar al presidente del comité de asignación de fondos cuando visita un
campo de refugiados e interpretado por el siempre solvente del Ned Beaty...
Hay que verla.
viernes, 20 de agosto de 2021
JACK REACHER (2012)
Hay películas que pospones el visionado de la misma una y otra vez, más que nada porque hay alternativa más sugerente. Es lo que nos ha ocurrido al equipo de cata
cinematográfica con esta producción de 2012 y dirigida por el ilustre desconocido, para nosotros, del Christopher McQuarrie, seguramente conocido entre familiares, amigos y amistades, dirige de forma
correcta y destacamos el pequeño homenaje a las persecuciones de coches como hacía tiempo que no veíamos en pantalla, secuencias correctas y al servicio de la historia y de la estrella que no es otro
que el Tom Cruise en un personaje que te hace preguntarte dos cosas: porqué se notan tanto los retoques de cirujano plástico en su careto y dónde diantres lleva el Jack Reacher calcetos y calzones
limpios si nunca se le ve con equipaje y duerme en moteles...

La historia es apasionante a priori con un asesino de masas que liquida a cinco inocentes víctimas que simplemente pasaban por allí. A partir de esta idea todo
degenera en una historia que con otro actor se iría a estrenar en el videoclub, pero que sin embargo ha vivido un par de secuelas para nuestra sorpresa. El Cruise está Cruise, sabe del oficio, sabe
hacer coreografías de mamporros pero se le nota el bisturí en el careto. Jai Courtney está en su papel, que es lo mejor que se puede decir de actores que empatizan con el público pero cuya fisonomía
le encasilla si no tiene cuidado en los mismos papeles, pero sabe actuar y llena de matices a cada personaje sin ser el típico musculitos heredero de los 80´s. Rosamund Pike pone cara ora de haba ora
de plato y sabe poner muecas y caretos ante las turras explicativas del brasas del Jack Reacher para que se caiga de la burra y ate cabos, que siempre se hace un nudo con su padre el fiscal. Y está
Robert Duval magnífico, riéndose de la película, de su personaje y del público con personaje de sargento medio mochales y con puntería de lince cojitranco.

Y sin duda la única y poderosa razón de no interrumpir el visionado está en la aparición en pantalla de Alexia Fast, tía buena, rostro que enamora la cámara y una
gama de matices en su pequeño papel que nos ha enamorado, sencillamente está divina y aparca al resto a un segundo plano en una historia que fuera de los EEUU puede sonar un poco maniquea con el
trasfondo de las virtudes de un soldado que ya no es pero nunca deja de serlo y los estamentos públicos y sus servidores son legales aunque no vean a tres en un burro ante los hechos. Lo hemos visto,
lo vemos y lo veremos en infinidad de películas, pero en esta se nota en aumento a medida que se desinfla la historia por predecible...
Es un poco bodrio, salvo la divina Alexia Fast.
viernes, 13 de agosto de 2021
LOS DEMONIOS DE LA NOCHE (1996)
( The Ghost and The Darkness)
Mes de agosto, noches calurosas, instalaciones a medio gas por las vacaciones en el turno de día, así que nada mejor para pasar el turno de noche que aparcar los
trastos, aprovisionarse de birras frías y pistachos para disfrutar de velada cinematográfica ambientada en el África colonial de fines del siglo XIX donde el Reino Unido trataba de vertebrar las
posesiones del Imperio Británico mediante el ferrocarril; dos estrellas de Hollywood como el Michael Douglas y el Val Kilmer, ambos en la cresta de popularidad en 1996 cuando se rueda con Stephen
Hopkins en la dirección de esta película basada en hechos reales...

Es de esas películas malditas que todo el mundo ha visto pero se prefiere olvidar, al menos no pasan a la memoria inmediata y sin embargo ocupa un lugar propio en
el subgénero de safaris, pero apuesta arriesgada cuanto el tema no se trataba en serio desde hacía dos décadas y Memorias de África era la referencia para un gran número de espectadores y
espectadoras. Se tachó a la acción de copia de Alien o de Tiburón, cambiando nave y mar por entorno africano selvático en obra de ferrocarril. Vista pasado el tiempo
mejora la impresión de la época de su estreno y el director hace un ejercicio de cámara que suple la carencia de producción en efectos especiales, hoy saldría un bodrio en otras manos con
sobresaturación de imágenes sintéticas de león. Sin embargo Stephen Hopkins juega con los primeros planos de las fauces y ojos de las fieras que resulta refrescante en estos tiempos de efectos
digitales con película a su servicio y no al contrario como es el caso aquí.

Val Kilmer es un joven y recién casado ingeniero que va a ser papá pero debe dejar su hogar en Londres para aceptar construir un puente en una colonia africana. Está
lograda la ambientación del enclave ferroviario y hay buen rollito colonial, con hindús trabajando en la vías con sus sempiternos antagonistas musulmanes y dirigidos por un nativo que es de lo
mejorcito de la película e interpretado por Om Puri que termina devorando el protagonismo de las dos estrellas protagonistas. La película aguanta el ritmo hasta bien entrada la segunda mitad donde
todo se vuelve predecible de una manera extraña, esperando que mantenga ese ritmo que basta para atraer la atención y ver en qué termina...

Acierto del guion de evitar una lucha de machos alfa entre Val Kilmer y un Michael Douglas que muestra huellas en su rostro de vida algo canalla, pero ambos
personajes se complementan y el joven ingeniero aprende del experto cazador que llega en auxilio de la empresa para dar caza a dos leones que matan por placer y han encontrado en las obras del
ferrocarril carne fresca para desayunar, almorzar u cenar, según les plazca, sembrando el pánico en los supersticiosos obreros sin distinción de credo.

Pasado el tiempo y sin rivales como Tiburón y similares de lugares cerrados con bicho que va matando al personal, el resultado es una película de
corte ochentero sin, posiblemente, pretenderlo nadie. El presupuesto se ve que se fue en contratar el elenco interpretativo y en ambientar las obras del puente, porque selva se ve poca y fauna
salvaje menos aún. Es cierto que igual sería plantearse pagar por verla, pero ahora que se emite en televisión y con un buen plasma como el del Director General en su despacho, que es el que utiliza
para sus visionados el equipo de cata cinematográfica, resulta entretenida aunque sin tensión como el día de su estreno...
Hay que verla y olvidarla en cuanto acaba.
sábado, 7 de agosto de 2021
SIN TREGUA (2012)
(End of watch)

La película de hoy tiene su pequeña historia para el equipo de cata cinematográfica, empezamos a visionarla en un par de ocasiones y en ambas había alternativa más
apetecible en ese momento y nos costó un poco el contar partes de la historia con la mirada subjetiva de la videocámara que porta uno de los protagonistas ya que realiza un proyecto personal donde
graba la rutina diaria de dos patrulleros de Los Ángeles. El escenario es conocido porque ya fue visitado en la ahora mítica Colors, más conocida en el orbe hispano por Colores
de guerra, de 1988 y protagonizada por el Sean Penn y el Robert Duval con la inolvidable María Conchita Alonso. Pero ha pasado el tiempo, la ciudad sigue siendo una guerra de territorios entre
bandas donde los negros ven que los hispanos se han hecho dueños del cotarro con los narcos imponiendo su ley a sangre y torturas. Tampoco la pareja de patrulleros son blancos anglosajones, ahora los
pachucos del Los Ángeles de las novelas de James Ellroy son ciudadanos de segunda y tercera generación en EEUU y uno de los policías es un hispano que ve con horror los horrores que perpetran sus
hermanos de patria oriunda...

Jake Gyllenhaal es patrullero con Michael Peña, un actor algo encasillado por su estética chicana pero que gana enteros en cada trabajo pese al lastre de
interpretar a personajes de origen mexicano. Son hermanos de sangre, cómplices y amigos que afrontan su día a día con ansias de servir y proteger, idealistas que ven la realidad a diario en su
trabajo y que encuentran en la vida familiar el descanso del guerrero. Una vez pasa el trauma de la visión subjetiva, que afortunadamente pierde protagonismo a medida que avanza el metraje, estamos
ante una digna sucesora de su antecesora de 1988 y aunque a veces parece que se ha plagiado algo de la misma, en su esencia, es una interpretación errónea. La película sencillamente transcurre en los
escenarios de 1988 y las tribulaciones de los patrulleros en 2012 siguen siendo las mismas que en 1988 solo que las bandas han evolucionado unas y arraigado otras nuevas.

Por desgracia la trama resulta predecible a poco más de la mitad del metraje y con estereotipos de malotes y malotas en eterno colocón y con ansias de hacer el mal. Se
presiente la tragedia final con la duda de a quién le tocará morirse, y aunque los tiempos han cambiado pues el pachuco es el que muere. Las actrices están de descanso del guerrero y asistimos a
escenas costumbristas de celebraciones familiares multiculturales, arrumacos de poli en día de descanso y una introducción a la retaguardia antes de asistir al combate, emboscada más bien, del final.
Es de esas películas que te gustan pero les falta algo para ser una gran película, nos angustiamos ante la tragedia que se cierne y nos sentimos defraudados por el convencional final. Posiblemente le
suceda como a Colors y con el paso del tiempo mejore las sensaciones, es de 2012 y sigue fresca anclada en su tiempo en 2021. Falta profundizar más en el mundo de las bandas más
allá de tópicos carcelarios de salidos recientemente de la trena y escabrosas escenas de cadáveres decapitados y torturados, siendo el buen rollito de los patrulleros lo que aumenta el sabor de
tragedia...
Se puede ver, pero falla a partir de la mitad del metraje.
sábado, 22 de mayo de 2021
VACACIONES EN EL INFIERNO (2012)
Aunque el equipo de cata cinematográfica sigue la norma de evitar todo lo posible las películas con perro o con niño, nos sedujo la presencia del Mel Gibson y la
historia dentro del subgénero carcelario. Argumentos en suma y más que suficientes para relegar la faena y disponer birras frías con pistachos para visionar esta producción de 2012 dirigida por
Adrian Grunberg con buen pulso pero tampoco grandes alardes en una historia con el Mel Gibson de protagonista absoluto como estrella que es de Hollywood. Cuando vimos al niño ya era tarde tanto para
retomar la faena como para dejar de ver la película...

La historia del protagonista nos recordó al personaje de Payback , que tanto nos gustó, ya que aquí es otro personaje delincuente que se ve
atrapado y al que birlan sus ganancias de un robo. Termina en una cárcel mexicana que nos recuerda a cárceles bolivianas o peruanas de las que salen en esos programas de cárceles en el mundo muy
peligrosas. Pero aunque se retrata la sordidez y la violencia de tales lugares como que siempre flota en el ambiente el buen rollito. Mel Gibson es un gringo entre hispanos encarcelados pero que sabe
buscarse la vida consiguiendo pasta para cigarrillos, cervezas y alquilar a la mafia carcelaria un catre con intimidad a la vez que resuelve sus problemas, divide y enfrenta a los malos, conquista a
la chica de turno y además salva al hijo de la misma que es utilizado como riñón con patas para ser trasplantado al malote de la cárcel cuando sea necesario, previamente se utilizó el del padre de la
criatura por ser del grupo sanguíneo adecuado para el implante.

El otro protagonista es el niño, Kevin Hernández, que hace bien su papel y el guion no permite demasiadas ñoñeces lo cual siempre es de agradecer. El resto del
reparto cumplen su función de actores secundarios Bob y además sus caretos pegan con la ralea de personajes que van apareciendo sin eclipsar nunca a la estrella que es Mel Gibson. Lo malo es que
antes de la mitad del metraje la acción se vuelve previsible en un tono de violencia adecuado para ver en familia. Hay tiros, un par de escenas de tortura donde saber que van a cortar otro dedo ya
nos provoca pavor sin falta de escenas sanguinolentas o intento de violación con planos inadecuados. Hay siempre un poco de humor pero, a diferencia de Payback , falta un poco de
humor negro...
Película entretenida con un Mel Gibson confortable al espectador ya entregado hace décadas a la estrella donde se ven sus películas sí o sí, otra cosa es que gusten
luego, pero es cine puro de entretenimiento. Falla en mantener la tensión y resultan los desenlaces previsibles pero tampoco es para salir corriendo. Le falta algo de chispa y resulta bastante lineal
aunque la historia del trasplante le añade un toque propio que la diferencia de otras similares y tampoco hay tópicos típicos de mexicanos o hispanos salvo la sordidez de México y sus cárceles en
comparación con las ciudades y cárceles gringas aunque tanto gringos como mexicanos puedan llegar a ser tan corruptos unos como los otros. Pero al final la cosa acaba bien, Mel Gibson enamora a la
cámara una vez más y todo es políticamente correcto...
Entretenida.
sábado, 15 de mayo de 2021
BARRY SEAL: EL TRAFICANTE (2017)
(American Made)
Interesante propuesta esta producción de 2017 dirigida por Doug Liman y protagonizada por el Tom Cruise en uno de esos papeles en que nos gusta verle al equipo de
cata cinematográfica que no dudamos un instante en aparcar trastos de faena y la faena misma para visionar la película con abundancia de birras frías y pistachos. Nos gusta el Tom Cruise cuando deja
a un lado papeles de espía imposible o personajes de acción donde ya le pesan los años y los argumentos suelen ser bastante infantiloides y con profusión de trucas digitales. Aquí interpreta a un
piloto, basado en hechos reales, que se ve atrapado entre los brazos del narco, las maniobras políticas de la CIA en Centroamérica en los 80´s y obligado a ser confidente de la DEA, todo a partes
iguales y con grandes ganancias en metálico...

Tom Cruise es la estrella y sale en cada plano dejando al resto de reparto en clave coral sin nadie que le pise la escena y el protagonismo. Es un tipo normal
con talento para pilotar al que le gusta disfrutar la vida y para ello necesita dinero a la vez que trata de formar y vivir con familia. No es un biopic aunque hará las delicias de
quienes vivieron la época aunque notarán que se toman ciertas licencias narrativas pero tampoco nada extraordinario ya que el cine es espectáculo y ver desfilar a personajes de la Era, desde Pablo
escobar a el Ronald Reagan. Tal vez lo más chirriante sea el personaje de la CIA, analista, que controla al piloto, pero la película cumple los cánones de ser entretenida, hechuras de producción
potente, guion que no da mucho tiempo a pensar en incongruencias y una fotografía atractiva que tiñe de nostalgia las imágenes. Tom Cruise está bien en su papel, sin grandes alardes, y se agradece
verle en un papel de persona corriente atrapado por las circunstancias y que no controla su propio destino.

No hay secundarios de relumbrón pero sí comparte pantalla el protagonista con Sarah Wright que no llama la atención de primeras pero que gana peso a medida que avanza
el metraje ya que también sabe ponerse en la piel de una persona normal atrapada por las circunstancias. Es el refugio del guerrero y aunque sigue siendo una empleada de hamburguesería en el fondo,
sabe ser madre, adaptarse a la circunstancia de su esposo y no hacer ascos al dinero. Está lo suficientemente buena para parecer normal pero tampoco una belleza despampanante que haga poco creíble su
papel. Digna compañera del Tom Cruise aunque a su lado se nota el paso del tiempo del actor, cosas de la edad...

Película entretenida que retrata la hipocresía de la política y muestra lo que fue un negocio para todas las partes donde a veces los buenos se cruzan con los no
tan buenos y los malos hacen negocios con ambos sin que lo sepa la otra parte. La violencia se diluye en el tono amable de la película porque sin falta de mostrarla crudamente sí que se palpa aunque
el tema de los contras destile tópicos al igual que los narcos, pero sabemos que existieron y la memoria complementa las imágenes. Nos ha gustado y ha propiciado un interesante debate y tertulia
sobre el Tom Cruise que puede que sea la última de las grandes estrellas del Hollywood del siglo XX y que gana en leyenda con estos papeles de persona corriente atrapado por las
circunstancias...
Hay que verla con el mismo ánimo que Air América con el Mel Gibson.
martes, 4 de mayo de 2021
HASTA EL ÚLTIMO HOMBRE (2016)
(HACKSAW RIDGE)
Dicen que la peor, al menos entre las tres peores, película de hazañas bélicas es Boinas Verdes y puede que lo fuera al menos hasta que el Mel
Gibson rodó Cuando éramos soldados, auténtico bodrio y bazofia del género bélico. Es por ello que el equipo de cata cinematográfica nos la cogimos con papel de fumar cuando, aparcando
la faena, nos dispusimos a visionar esta producción de 2016 y dirigida por el Gibson. Basada en hechos reales y donde resaltan las escenas de batalla donde siguiendo la estela de Salvar al
soldado Ryan se muestran con todo lujo de detalles amputaciones de extremidades por explosión, disparos reventando cráneos y asaltos suicidas a la japonesa. Pero nos gusta el género y hay
que verla si se tiene ocasión.

La historia es sencilla, un joven de creencias religiosas profundas dispuesto a acudir a la llamada del deber pero a condición de no empuñar un arma y sí sirviendo de
sanitario salvando vidas. Mel Gibson no puede evitar desde hace lustros teñir sus películas de mensaje místico, de un mundo de mierda donde surgen santos varones que llevan a los hechos el mensaje de
Cristo. Esto pesa en todo el metraje y ya predispone a cierto repelús, pero la cosa se resuelve bien y se centra en el protagonista, un Andrew Garfield que no deja de sonreír más de la mitad del
metraje aunque le hostien por ser la oveja negra del pelotón de reclutas. Tal vez sonríe demasiado para nuestro gusto y no falta la bella epifanía final con el protagonista poco menos que ascendiendo
a los cielos cuando es trasladado en camilla...

La película falla en el paternalismo con el que se muestra al ejército y sus mandos con un sargento interpretado por un poco convincente como tal por Vince Vaughn, no
por su interpretación pero sí por el arquetipo del personaje de sargento instructor donde tiene sobrepeso, en combate el casco le queda ridículo al igual que el arma y en la escena donde es
arrastrado mientras dispara como que nunca se le acaba el cargador. Al final vemos los tópicos típicos de desventuras de recluta garbanzo negro. Pero desde el sargento hasta el consejo de guerra, el
estamento militar es políticamente correcto con el mensaje de que al final el cuerpo de oficiales es un ente comprensivo con sus soldados. No pudimos evitar unas risas imaginando al protagonista a
las órdenes del general Patton que seguramente le hubiese metido un buen par de hostias si no coge el fusil....

Lo mejor es un Hugo Weaving convincente de padre traumas tras su paso por las trincheras
de la I Guerra Mundial, alcoholizado y maltratador de su esposa e hijos. Es de lo mejor de la película aunque su visita al general queda deslucida y casi sobra porque no sabemos si libra a su hijo
del consejo de guerra o a qué cojones molesta al general. En realidad es un personaje fundamental para entender la motivación de objetor de conciencia de su hijo pero si le dan más protagonismo el
mensaje gazmoño de hombre pío del protagonista hubiese perdido precisamente protagonismo. El segundo punto fuerte es que por fin se muestra a la tropa nipona sin harapos ni comeduras de tarro, vemos
a la infantería atacar a la bayoneta y tan combativos como los estadounidenses y se ve retroceder a los buenos, aunque sea vital para luego sacar al héroe rescatando soldados heridos.
Mencionar a Teresa Palmer que devora la cámara eclipsando a su pareja y en definitiva un producto correcto pero poco original al mostrar los típicos tópicos. Muy bien
Sam Worthington que también se come la cámara eclipsando al resto y una película con todos los defectos y virtudes de Mel Gibson director donde sigue empeñado en evangelizar al respetable logrando un
pasable film bélico que es más un biopic típico sazonado de impacto visual de casquería. No nos disgustó pero tampoco nos enamora siendo lo mejor al final cuando sale el protagonista real. Le sobra
tufo religioso y le falta innovación narrativa cogiendo de otros títulos y sazonado de religión.
Hay que verla pero no aporta nada no visto anteriormente en el género.
viernes, 23 de abril de 2021
39 ESCALONES (1935)
Hay noches en que apetece poco coger los trastos de faena y sí sentarse a paladear cine añejo, ese cine que tiene varias dificultades a priori para ser visionadas hoy en
día donde prima la imagen sintética, ritmo y argumento de videojuego; códigos inherentes a cada década pero que saturan. Así que cuando pillamos este título no lo pensamos mucho. Es de esas películas
que antaño eran asiduas de velada televisiva y que aunque no la recuerdas, sí que te suena haberla visto. Producción británica de 1935 cuando las grandes potencias europeas rivalizaban en armamentos
y desarrollos de los mismos en secreto y que es la base de la trama de espionaje...

Dicen los entendidos que es la última película de la etapa británica de Alfred Hichcock, ese guasón y cachondo fetichista, en los parámetros de hoy un tipo de mentalidad
algo patriarcal, que rodaba joyitas donde el suspense y el terror, el miedo más bien, siempre está presente. Fue pionero del suspense y aunque han surgido imitadores, discípulos y admiradores que han
tratado de rodar pequeños homenajes o versiones de sus obras cinematográficas pues ninguno ha estado a su altura. Es un cine para ver concentrado y no perder detalles, aquí hemos vuelto a pasar la
escena de la bajada de medias con el prota esposado a la dueña de las mismas. No tiene desperdicio el inicio con los comentarios del público sin olvidar el cartel de inicio de que ha pasado la
censura...

Pero es también una época donde el nazismo, el fascismo y el comunismo eran una realidad que había alcanzado su materialización como forma de gobierno. Ahora todo ello
se ve como una época que culmina con la victoria de la democracia sobre el totalitarismo, pese a que el comunismo aguantaría hasta 1989, y si se ve desde esa óptica, la película gana en su visionado.
Apostábamos que la cosa iba de tema de radar y su tecnología y no en motores de avión que fallaban a los 300 kilómetros por hora. Si tenemos en cuenta que se estaba experimentando con motores de
pistón hasta sus límites y ya había prototipos y proyectos de aviones a reacción, vemos que la película sigue igual de fresca que el día de su estreno, porque si la vemos con ojos de hoy se pierde su
encanto dramático...

Y es que siempre hay un momento en la vida, si son varios es la repanocha, para viajar en el tiempo a tiempos ya extinguidos donde se rodaban películas en blanco y
negro, se probaban nuevos encuadres y formas narrativas que sin todo ello no hubiéramos llegado al cine actual. Las fecha y ser en blanco y negro ya espanta a las masas pero nosotros pasamos una
velada estupenda sin faltar posterior tertulia reposada con birras frescas y pistachos hasta la hora de fichar. Y es que si hay toque de queda nada mejor que quedar para pasar una velada
cinematográfica....
¿O no?
viernes, 5 de marzo de 2021
ATMÓSFERA CERO (1981)
(Outland)
No lo pensamos dos veces en el turno de noche para aparcar trastos de faena y visionar un clásico del género de ciencia ficción de los 80´s, cierto que en su estreno no
fue valorada por la crítica, desde rebajarla a actualización futurista del clásico del género de vaqueros protagonizado por Gary Cooper en 1952 titulado Solo ante el peligro, a
desecharla como una de vaqueros sin más pero ambientada en el futuro. El público respondió porque había una estrella como el recientemente fallecido Sean Connery y porque respondía a los gustos del
público joven ávidos de películas del género tras Alien el 8º pasajero y por supuesto La Guerra de las galaxias. Nos sirve además de excusa perfecta para recordar al
intérprete de James Bond...
Sean Connery estaba en plena madurez conservando su encanto para el público, la ambientación en una planta minera en la luna Io cumplía los cánones con maquetas
como efectos especiales y anunciaba el futuro aunque en el presente de su estreno la crítica no supiera verlo como es la presencia de las bases de datos como consulta, las video conferencias y
también anticipa lo que puede ser la explotación de recursos en lunas satélites del Sistema Solar. Tal vez porque vista en 2021, lo que en 1981 no dejaban de ser ejercicios de avances de la
tecnología se ven ahora como heraldos de cosas que ya tenemos como parte de nuestra vida diaria y de nuestro mundo.
La trama es atractiva donde encontramos un asentamiento humano de actividad minera y hay obreros trabajando a destajo, prostitutas, relaciones personales rotas por un
destino en colonias mineras alejadas de la Tierra y la soledad del funcionario honesto y agente de la ley y el orden que se enfrenta en solitario al jefe de la explotación minera que no duda en
drogar a sus trabajadores para sacar mayor rendimiento. Se dan típicos tópicos de pelis de vaqueros ambientadas en la minería pero también es una historia de tráfico de drogas. Todo ello dirigido con
pulso firme por Peter Hyams y la solvencia de la producciones británicas. El resultado es un producto cinematográfico que logra entretener, pensar en el futuro que se nos muestra y una estrella del
celuloide bien arropada por el resto del elenco interpretativo donde destacamos a la cascarrabias médica interpretada por Kika Markham...
Se agradece ver una película sin imágenes sintéticas y, pese a lo que digan, sus efectos especiales no desentonan vistos ahora, salvo quizás porque las pantallas de
ordenador y de video son de tubo, pero le añade cierto halo de romanticismo al visionado. Los temas que trata son eternos casi, desde el tráfico de drogas a la presencia de seres humanos como el hijo
del protagonista que nunca ha visto ni pisado la Tierra. Todo ello se esboza sin rollos ni ñoñeces, una despedida rutinaria para ir al curro y cuando vuelves tu esposa se ha largado con tu hijo de
regreso a la Tierra porque no soporta más el estar en el espacio viajando a cloacas de asentamientos humanos, un tema que ya por sí solo te hace acabar de visionar la película y ponerte a filosofar
con los colegas de curro entre birras frías y abundancia de pistachos hasta la hora del fin del turno de noche.

Película para verla cada tres lustros y que siempre deja buena impresión si bien para las generaciones digitales les puede chirriar la tecnología que se muestra, sobre
todo las pantallas de tubo, pero la historia y la forma de contarla te atrapa en la misma. Están bien resueltas sin muchas incongruencias las escenas del exterior y recordar que se rodó en plató lo
que magnifica la ambientación de la cantina o el laboratorio médico. Las celdas en ingravidez o el invernadero siempre llaman la atención y sobre todo que cuando te das cuenta ha terminado, pero con
buen sabor de boca porque Sean Connery ha hecho su trabajo con honestidad y regresa con su familia mientras nos sentimos en comunión con la doctora que ansia ver los cambios tras desmontar Sean
Connery el chiringuito. Resiste bien el paso del tiempo y una forma de hacer efectos especiales que logran su objetivo sin acaparar el protagonismo de la película y al servicio de la misma, no
viceversa como sucede últimamente...
A descubrir si no la has visto.
martes, 26 de enero de 2021
ALGO PASA CON MARY (1998)
Hacía eones que el equipo de cata cinematográfica no visionábamos género de comedia y ha resultado refrescante en estos tiempos de pandemia encontrar el título de hoy
que en su momento fue un éxito de taquilla y que ocupa por derecho propio un sitio en el panteón de esas comedias que se guardan y graban a fuego en la retina del espectador. A diferencia de otros
géneros, la comedia no pasa de moda y el entorno, el paisaje y la época pasa a segundo plano porque la risa además de universal es eterna. Producción de un ya lejano, aunque no tanto, año de 1998
dirigida por un par de guasones que además son hermanos y que gozaban entonces de crédito tanto por la industria como de la crítica y del público. El plantel es estelar y la historia es también
eterna como es el embrujo, hechizo, fascinación y obsesión de los machos alfa por una fémina...
La cosa va de un joven estudiante que se queda prendado de una compañera de clase
inalcanzable para él, miembro del grupo de estudiantes frikis con aparatos en la boca, gafas y demás obstáculos para ser un chico popular y ligón. Logra invitarla al
baile de graduación y cuando acude a recogerla a su casa, se pilla con la bragueta los testículos y el pene, en orden inverso al natural, para choteo de los padres de ella, la policía, miembros del
cuerpo de bomberos, sanitarios, vecinos y curiosos. Pasado el tiempo, ya adulto, sigue obsesionado con la chica y decide, aconsejado por un amigo, contratar los servicios de un detective para
averiguar su paradero...
La chica no es otra que una Cameron Díaz rebosante de juventud, belleza y su sonrisa marca de la casa; sus papeles e interpretaciones posteriores y a medida que ha
pasado el tiempo, hace que esta película sea de las últimas en que se dibuja una sonrisa siendo a posteriori una mueca. Pero en 1998 la Cameron Díaz era un pibón con su corte de admiradores. Además
su actuación no resulta empalagosa como suele ser habitual porque es la sonrisa lo que termina de hechizar en los machos alfa. Está bien acompañada de un Ben Stiller comedido y contenido con la
gracia adecuada pero sin caer en el vicio de ser gracioso, te identificas con el personaje, con sus gestos y tribulaciones pero te descojonas con sus gags...
Porque los hermanos Farrelly rinden un homenaje al género, el inicio lo es a aquellas
películas de los 80´s que eran comedias con adolescentes y sus tribulaciones erótico-festivas. Sólo por el gag de la cremallera ya hubiera sido recordada, pero siguiendo
el ejemplo de las buenas comedias, es una sucesión de situaciones cómicas, destacando la del perro con el Matt Dillon y el propio Ben Stiller, pero también por la escena donde antes de la cita
procede a masturbarse para no ir pensando en la jodienda y tocan a la puerta en pleno clímax sin saber a dónde fue el fluido seminal a parar, al abrir la puerta Cameron Díaz lo confunde con
brillantina en la oreja y se atusa el pelo con el fluido corporal. Y en conjunto el producto está logrado y trabajado pasando a la memoria cinematográfica y donde vuelves a verla al cabo de los años
porque aunque sabes de memoria lo que ocurre siempre sienta bien de vez en cuando un buen chiste.
Pero es más, con protagonismo cómico de disminuidos psíquicos, la chunga con el tema de la jodienda, el contorsionismo del lisiado, el cinismo del detective y el
maravilloso mundo de Mary en Florida. Luego está el Matt Dillon, la auténtica estrella para toda una generación que le veneramos desde sus inicios. La virtud de la película es que hace guasa de cosas
comunes a todas y todos, el sexo, las relaciones, el arte de conquistar y la eterna historia de amor que nunca ocurrió pero donde nos identificamos con la búsqueda del protagonista de su chica de
instituto.
Es una comedia de enredo bien sazonada de humor y situaciones cómicas pero también el encanto de ver actuar y no actores delante de un fondo de imágenes sintéticas.
Conserva toda su frescura y te sigues carcajeando con las escenas. La receta ideal para ausentarse un momento cinematográfico de la cruda y mortal realidad de la pandemia y donde se nota que se lo
pasaron pipa en el rodaje, no perderse los títulos de crédito... martes, 1 de diciembre de 2020
EL HOMBRE SIN SOMBRA (2000)
(Hollow Man)
Son tiempos de calma chicha para el turno de noche, con el día al ralentí por la pandemia, siendo buenos momentos para disfrutar de títulos ya añejos pero que te hacen
disfrutar de una agradable velada con los colegas de turno y una animada tertulia posterior entre birras y pistachos. El título de hoy es uno de los mejores ejemplos de película maldita, entre
comillas, y además en este caso uno de los mejores ejemplos de efectos especiales cojonudos pero al servicio de la historia, lejos de los actuales fotogramas de imágenes sintéticas y elenco
protagonista que se limitan a tirarse bien al suelo, hacer muecas y morritos, como si los actores y actrices fueran esclavos de los efectos especiales. Es también el títpico producto de Hollywood
donde se aprovecha para promocionar artistas, lucirse al director y ser rentable en taquilla...
En el año de la producción, el director Paul Verhoeven gozaba de crédito entre el público y
las productoras. Llegaba al nuevo milenio con un puñado de películas, como Robocop o Desafío Total sin olvidar Instinto Básico por citar tres ejemplos. Director de lenguaje
propio con críticas a la sociedad del futuro que es la del presente que nunca dejaba indiferente y capaz de lidiar con géneros de todo tipo. Ésta de hoy es quizás una de las más incomprendidas de sus
películas, centrado en el individuo en lugar de la sociedad pero jugando con instintos ocultos de la misma, de quienes formamos parte de ella. Defraudó las expectativas de público y crítica, siendo
una serie B para algunos, un bodrio pseudo pornográfico para otros y una historia simple para unos cuantos. Sin embargo, para quienes gustamos de su filmografía vemos un guiño del director creando
una especie de homenaje a la serie B con un poco de terror, unos cuantos sustos y un par de escenas sensuales que despiertan el morbo.
Es una película coral pero cuyo rodaje hoy en día supondría más desembolso para los productores en sueldos, caso de un joven Josh Brolin que lejos de ser el héroe está a
la sombra de Elisabeth Shue, un alter ego de la patrullera compañera del agente Murphy que aquí toma las riendas, pone las neuronas y logra finalmente desfacer el entuerto mientras los actores se ven
como machos alfa compitiendo por la chica. El competidor y malo de la película es el siempre solvente y confortable a la retina del espectador del Kevin Bacon que logra, una vez más, eclipsar a sus
compañeras y compañeros de reparto. Trabajo casi teatral con diálogos de humor soterrado pero coherente con la trama y un final que no gustó a casi nadie pero con trazas gore que harán las delicias
de amantes del terror de serie B...
La actriz que nos fascinó desde el primer plano fue Kim Dickens, que atrapa a la cámara y
la retina en un personaje sensual en la frontera del sexy, ese oscuro objeto de deseo morboso donde el director logra que seamos invisibles y sátiros rayando en la crueldad del Kevin Bacon, un
científico que es atraído a su lado más oscuro cuando logra descubrir con su equipo la capacidad de hacer invisible al ser humano. Escenario cerrado, con saltos al exterior, tan en boga siguiendo el
ejemplo de Alien que crearía escuela en cuanto a terror en espacios cerrados amplios, como una nave espacial o un laboratorio secreto en este caso. Otra protagonista femenina y con redaños,
que no se rinde hasta el final y donde realmente lamentas que se muera alguien porque ya no la verás en más secuencias.
Lo que sí puso a todo el mundo de acuerdo fue en que los efectos especiales eran magníficos para su tiempo pero siguen plenamente vigentes vistos hoy, al servicio de la
historia, sin abusar de los mismos pero un protagonista más, de los que te hacen ver la película y sólo al terminar su visionado te paras a pensar en las trucas. La escena de la piscina, la máscara
facial e incluso su paso a la visibilidad a través de fases donde se ve la anatomía del cuerpo humano, forjan un todo con actores y guión, satisfacción plenamente vigente tanto para nuevos
espectadores como para quienes ya la han visto. Una de esas películas agradables que amas u odias,
pero que son entretenimiento puro, bien hechas y bien planteadas pese a que en su estreno fue bastante denostada. Si os gusta el Verhoeven es imprescindible y está a la
altura de otra obra suya incomprendida en su momento como fue Los señores del acero...
Ideal para ver en compañía comiendo palomitas. jueves, 26 de noviembre de 2020
EL PADRINO -Parte III- (1990)
Hay películas malditas, entre comillas, que son esperadas con ansia devoradora y cuando llega su estreno resulta que ni acaban de enamorar, como siempre que se espera un
amor, ni encandilan ni a crítica ni público, resultando un producto que si bien es imprescindible nunca nos acaba de satisfacer. Pero son también películas que ganan a medida que pasa el tiempo, como
si en su estreno la visión quedara miope y despreciamos lo que la envuelve sin fijarnos en los detalles pero que las ves a trozos a lo largo del tiempo, terminando por no volver a verla completa,
como amantes despechados; sin embargo llega un día, o una noche como es nuestro caso, y te la tropiezas sin querer para terminar por verla de nuevo de principio a fin con el resultado de que por fin
te reconcilias con verdadero amor cinéfilo, que es lo que ocurre con la propuesta de hoy.

Producción de 1990 con la que Francis Ford Coppola cerraba la saga de El Padrino y que había logrado con la parte dos hacer añicos la profecía de que segundas
partes nunca fueron buenas, logrando aplauso y taquillas de crítica y público. Desde que se supo de su rodaje las expectativas eran altas y luego se han farfullado todo tipo de argumentos para
calificarla de mala parte tres, llegando algún gurú cinematográfico a sugerir que era prescindible, lo que por aquel entonces sumó partidarios de tal teoría. Francis Ford Coppola es de los pocos
directores de cine que son tan populares y famosos como las estrellas que dirigen, resultando además rentable en taquilla. Aquí tiene dos dificultades que pesaron en su estreno, un barroquismo que
nubla la vista de forma inconsciente en el espectador, esperando quizás los confortables escenarios de la primera y segunda parte. Lo que vemos es el ocaso vital de Michael Corleone como mafioso y
jefe de la familia Corleone adornado de hechos históricos como el escándalo de finales de los 70´s en los negocios financieros del Vaticano y la inesperada muerte de Juan Pablo II.
Incluso puede parecer algo chusca la producción ya que el escenario físico pasa de la mansión Corleone en Estados Unidos a los rústicos parajes sicilianos. Hay que sumar
la turra de la ópera y la presencia de Sofía Coppola, excusa que sirvió de munición a la crítica destructiva y a la que achacaron todos los males, desde pésima actriz a enchufada pasando por inepta
para el papel. Sólo la caga a la hora de morirse, que lo hace de puta pena y parece contagiar al resto en la escena cumbre de la tragedia familiar. Sin embargo, su belleza de petroglifo azteca hace
al personaje más real, no un bellezón rubio, una feúcha de genes latinos sicilianos y que sabe interpretar las escenas, ñoñas en su estreno y románticas ahora pasado el tiempo, salvo lo de caer
mortalmente herida que lo hace fatal....
Al Pacino hace una interpretación tan magistral de la decadencia física y moral de Michael Corleone que no se apreció en su estreno. No es sólo los gestos faciales, las
miradas marca de la casa tantas veces vistas y asimiladas en cada personaje que interpreta, actúa con todo el cuerpo logrando que sea tan palpable la decrepitud del personaje que causaba repulsa en
el espectador y que es sencillamente magistral. Sólo la escena final de anciano nos provoca risas ya que el pelo es peluca, o al menos lo parece, dotando de una gracia obscena al anciano Corleone. Es
Al Pacino en estado puro, el que no deja indiferente a nadie y colofón interpretativo del personaje central de la saga, con permiso de Marlon Brando, por supuesto.
Un Andy García en plenitud de belleza varonil aunque con cierto parecido a Manolo
Escobar pero más alto. Ya era una estrella para el público aunque seguía labrando su carrera en el sistema de estrellas de Hollywood que caía bien a las damas y a los
caballeros. No desentona con el elenco masculino protagonista de la saga y el público esperaba en su intimidad cinematográfica que resultara un relevo de Al Pacino en una hipotética parte IV que
nunca llegó finalmente. Hay que citar al eterno Tuco Benedicto que no es otro que un Eli Wallach en otro de sus personajes mugrientos, cínicos y malvados, aquí más malvado que nunca, donde cambia los
andrajos de pistolero por los trajes y corbatas de un capo mafioso, además se muere muy bien comparado con la Sofía Coppola.
Pero el director no deja de engarzar en el barroquismo de la película cierta retranca con el personaje de la Diane Keaton, que toda su vida hasta los ovarios de los
rollos familiares y mafiosos de los Corleone y tiene que aguantar el ambiente siciliano y hasta cuando ve una función de títeres debe soportar el rollo del honor y demás zarandajas sin faltar visita
guiada a la casa del abuelo Corleone.
Diane Keaton logra sólo con su rostro pasar de la pena al dolor saltando por la alegría. Es uno de los engarces al resto de la saga de esta tercera parte, el resto se
pierden en el barroquismo como el pueblo de Corleone, la canción que recuerda a la boda siciliana del joven Michael, todo ello envuelto es una atmósfera artificial por la movida con el Vaticano, que
el consejero ya no es Robert Duvall y escenarios que no son el asfalto de Nueva York, Las Vegas o la Habana revolucionaria...
Digna de ver, apreciar y saborear el amargo epílogo de Michael Corleone, pese a que la Sofía Coppola se muere fatal. jueves, 5 de noviembre de 2020
OBITUARIO
Por Turno de Noche
Sean Connery, actor e intérprete del personaje 007

Siempre que fallece una actriz o un actor de cine se va algo propio, toda una memoria vital, y es lo que sucede con la reciente marcha de este mundo de Sean Connery.
Popular gracias a su interpretación del personaje 007 pero uno de esos actores de cine que gusta tanto a damiselas como a machos alfa, de los que dan enjundia a una producción y que lejos de
encasillarse siempre logran un trabajo lleno de matices donde en apariencia siempre es el mismo pero que visionando su filmografía se agranda su leyenda.
Era un actor que llenaba la pantalla y que logró dotar a James Bond de toda una gama de matices donde, siempre siendo el personaje, supo dotarle de personalidad propia al que sólo Roger Moore pudo
darle un nuevo aire sin renunciar al legado interpretativo del personaje de Sean Connery, luego vinieron otros actores encarnando a 007 pero ninguno logró eclipsar a Sean Connery perdiendo siempre en
las comparaciones a la vez que la saga caía en los defectos de dar más peso a los efectos especiales y que trataban de igualar la imagen icónica del personaje. Hoy en día el personaje interpretado
por Sean Connery sería tildado de patriarcal y machista en sus formas y maneras de ver a las mujeres, pero en el caso de Sean Connery dotaba a 007 de un arte de seducción en aras de cumplir la
misión, donde las mujeres se quedaban prendadas por la clase del espía con licencia para matar. Y es que James Bond se movía en ambientes elitistas y sofisticados de su tiempo, un tiempo que hay que
ver con los ojos de la época, seductor que siempre lograba satisfacer a la mujer de turno y las seducía con una mirada...
A medida que pasaba el tiempo, las arrugas en su cara, la barba y la mirada siempre se adaptaron a la edad, sin renunciar a la seducción pero que le dotaban de una profundidad gracias al acierto de
no querer aparentar menos edad o interpretar personajes que no eran acordes. La caza del Octubre Rojo en su versión cinematográfica es un ejemplo, eclipsando al resto del reparto que se
convertían en satélites del personaje principal. Sean Connery podía con un movimiento de ceja, con una mirada de ira, transmitir la profundidad de sus personajes siendo siempre el mismo y logrando
que se pasara por taquilla para ver sus trabajos y donde todas las generaciones caíamos rendidos a su aura de actor que enamoraba en la pantalla y quien más y quien menos siempre trató alguna vez de
impresionar a una chica al estilo 007...
Descanse en paz.
martes, 3 de noviembre de 2020
ALIEN COVENANT (2017)
Visionar un nuevo título de la saga de Alien y con el Ridley Scott a los fogones siempre es una de las mejores excusas para aparcar trastos y faena,
aprovisionarse de birras, pistachos y el sofá del gerente para disfrutar de cine. Es cierto que en realidad es la continuación de la decepcionante Prometeus y que la saga ha sido estirada
como un chicle, que siempre vamos a ver lo mismo con un escenario cerrado y el bicho liquidando uno por uno a los tripulantes de turno, pero si te quedas sin verlas es como si faltara algo en la
memoria cinematográfica...
La película en sí es bastante castaña con personajes poco perfilados, pero no sin perfilar, alguna que otra incoherencia como que los dos primeros infectados uno sea
capaz de aguantar ocho kilómetros asfixiado y parasitado mientras que el otro no es casi capaz de llegar a la nave con mucha menos distancia. Ridley Scott es ya un director con oficio y suple las
carencias e incoherencias con un ritmo trepidante que no da tiempo a pensar mucho, pero porque son situaciones ya vistas en anteriores entregas, confortable para espectadores y críticos de cine, pero
castaña para quienes somos de gustos sibaritas. El reparto es coral sin nadie de protagonista destacado pero sí destaca lo mejor que no es otro que el Michael Fassbinder mostrando la evolución de un
personaje clásico como es el sintético, pese a que no sea más que una actualización del primer título teniendo de antagonista a la actualización del sintético de la segunda película de la
saga.
El argumento está ya más que trillado, una nave interestelar con tripulación hibernada que despierta antes de tiempo y que captan una señal de socorro. La variante es
que se trata de una misión colonizadora con un cargamento de colonos hibernados y unos cuantos embriones. La mayor incongruencia es la nave en sí que raya en el absurdo cuando la hacen descender en
la atmósfera del planeta de turno pese a no soportar el trajín. Hay variantes del bicho, hay variante en la forma de contaminarse pero se repite todo de todos los títulos de la saga...
Pero el sintético es distinto y un acierto que el Fassbinder haga doblete, aunque la sorpresa
final se sabe desde el segundo uno cuando ambos se enfrentan a muerte. El sintético de Prometeus ha evolucionado su ego a base de soledad, jugar a ser dios creando variantes del bicho y que
llega a la conclusión de que falta una madre biológica para culminar su obra creadora que precisa de contenedores biológicos humanos para que sea perfecta. El de la nave de colonos es un sintético al
que han pulido las aristas de su antecesor, más sensible y que se pregunta quién ha creado a su creador. Uno de esos rollos filosóficos con los que el Ridley Scott adorna sus películas a costa de
plantear novedades que no sean refritos de la saga. Pero el sintético nuevo sabe discernir que su creador es humano y está al servicio de la misión y de los humanos, que capta que su colega ha caído
en la locura y que en realidad sólo es un psicópata camuflado de creador de vida.
Decepcionante de manera casi constante, no hay sustos ni hay nada que sobresalga por encima del rollo de los sintéticos. El tema de mandos de la nave se despacha con
infinitas pantallas, las armas son demasiado actuales y el final es el de siempre que lo mismo vale para final con intriga a gusto del espectador pero también sirve de final abierto por si la cosa
funciona en taquilla y se tercia estirar un poco más el chicle. Un título más de la saga que por si misma es una mierda y que dentro de la saga huele a refrito remezclando cosas ya vistas que no
sorprenden a nadie salvo a las sufridas tripulaciones de turno que nunca ganan para sustos y traumática muerte de sus miembros aunque mate al respetable de aburrimiento. viernes, 23 de octubre de 2020
A LA CAZA (1980)
(Cruising)
Hay todo un subgénero dentro del cine policiaco que no es otro que el de los topos o infiltrados, agentes honestos de policía que aspiran a tener un sitio como
inspectores de paisano, alejarse de las patrullas a pie y de la inmundicia de las calles para pasar a resolver asesinatos. Y si hay un actor representante del subgénero, sin duda Al Pacino es el
referente, todos recuerdan Sérpico pero también la propuesta de hoy, producción de 1980 pero con la textura, el color y la sordidez de las pelis de los 70´s. Es además un fresco, una cápsula
del tiempo donde vemos de fondo desfilar las calles y la sociedad de la década ya pasada en la fecha de su estreno...
Es una película que fue no muy bien tratada por la crítica y quienes la vieron en su estreno,
o en vídeo posteriormente, la recuerdan con cierta aspereza aunque vista hoy en día se aprecia una película que trata de la sordidez del ser humano. Al Pacino interpreta
a un joven agente de policía que aspira en secreto a lograr la placa dorada de inspector. Llamado por su superior, un decente policía que sabe que está rodeado de mierda con agentes de patrulla que
extorsionan a maricas para que se la chupen en el coche patrulla. Porque estamos en 1980 pero la sociedad no aceptaba la homosexualidad y los jefes de policía no dan crédito a testimonios de maricas,
se les interroga sin piedad en busca de la verdad, se les llama casi a escondidas para que den chivatazos, pero son considerados como enfermos que cometen actos atroces y depravados sin saber cómo ni
porqué, porque son maricas, se les tolera en sus barrios, en sus bares de ambiente, pero son ciudadanos de segunda a ojos de la Ley.
El joven agente convertido en topo debe infiltrarse en el ambiente de los homosexuales a los que les va el rollo sado y masoquista, de chupas de cuero, látigos y gorras
de policía. Se han cometido una serie de asesinatos y aparición de cuerpos desmembrados flotando en el río, pero el superior y reclutador de Al Pacino está convencido con olfato de sabueso de que
todos los crímenes están relacionados, que puede que sean maricas las víctimas, pero hay un asesino suelto en la ciudad y tanto su puesto como el de su mentor político dentro del cuerpo dependen,
antes de las elecciones, de que Al Pacino logré dar caza al asesino de maricas...
La película es desde el principio sin concesiones, el ambiente sado-maso se muestra como
bacanales romanas, puños con vaselina, mamadas y pezones pellizcados, para el joven detective supone un mundo nuevo pero durante el día descubre que los homosexuales
tienen vida propia como él, con sueños de futuro, parejas sentimentales que no les comprenden, pero al llegar la noche, cuando debe infiltrarse, poco a poco le cambia, le supera y sin embargo algo le
atrae, no puede evitar su instinto de policía aunque por el camino se quede su relación de pareja. Un gran Al Pacino que logra una interpretación solvente, su rostro ligeramente maquillado, sus
contoneos con el pañuelo rojo en el bolsillo trasero, su iniciación cuando no puede evitar por más tiempo que alguien le saque a bailar, pero a cada nuevo día, algo de él se rompe.

Firme pulso de dirección de Willian Friedkin así como de Paul Sorbino cuyo rostro al final nos llena de su congoja e incertidumbre cuando, detenido el psicópata, aparece
otro marica brutalmente asesinado. Película sin el glamour de otras posteriores dentro del subgénero donde Al Pacino no recuerda para nada a Sérpico salvo en cierto idealismo común a todos los
dispuestos a ser topo. También una óptica de cómo se veía la homosexualidad, el confortable escenario de la ciudad de Nueva York y un reparto solvente a su vez. Carece de acción trepidante y
tiroteos, peleas o mamporros. Hay planos, escenas, diálogos que logran condensar una infinidad de matices que no se supieron apreciar ni valorar en su estreno. Por supuesto es imprescindible si os
gusta Al Pacino como actor que ya mostraba entonces todos los valores interpretativos que le han hecho, además de estrella de Hollywood, un actor que nunca defrauda, que puede que alguna película no
nos haya gustado, pero no por él que una vez más lograr dar a una película un toque de excelencia que la convierte en una pequeña joyita a descubrir.
Ideal para la juventud del siglo XXI y que sepan que la libertad que ahora se disfruta en la sexualidad es un bien y un logro que deben mantener pero también recordar
cuando eran ciudadanos de tercera y condenados y condenadas quienes eran no heteros a las catacumbas de la nocturnidad y la clandestinidad...
Ideal para ver ahora que hasta el Papa reconoce el derecho a las uniones de parejas homosexuales y que, aunque ahora vivimos tiempos de incertidumbre y turbulencias, hemos avanzado y mejorado desde
1980. martes, 29 de septiembre de 2020
BLOOD FATHER (2016)
Hay dos maneras de ver cine francés: no verla directamente sin más contemplaciones o no saber que es franchute hasta después de degustarla. Es lo que nos ha ocurrido
con esta película donde fue ver al Mel Gibson, que hay que ver sus trabajos aunque sean ñoñas bazofias pseudomísticas en ocasiones, pero sobre todo cuando vimos a Erin Moriarte, sencillamente
arrojamos los trastos de faena y entre aullidos de machos alfa nos dispusimos a disfrutar lo que a priori parecía una historia interesante, una estrella de Hollywood y una damisela que nos encandiló
hasta el fin del metraje dejando al resto de secundarios porque sólo queríamos contemplar otro plano de Erin Moriarty...
Lo cierto es que al terminar el visionado pensamos que estábamos ante otra dirección del
Mel Gibson porque la trama es buena a priori, donde un ex-presidiario y ex-alcohólico que malvive respetando la condicional en una comuna de caravanas varadas en el
desierto donde simulan cierto grado de sociedad y solidaridad; pero surge de pronto su hija, ya convertida en mujer aunque siga siendo, conservando, cierta inocencia y que ha matado a su novio que
era un coloquetas y traficante que para ponerla a prueba le ordenó matar pero prefirió matarlo a él. Niña pija convertida en asesina y perseguida por los narcos mexicanos para los que trabajaba su
novio. Pero toda la película tiene cierta pátina edulcorante, tan del gusto del Mel Gibson director. Lo mejor que podemos decir, tanto de la producción como del director, es que no se nota que sean
franchutes, lo cual para una película francesa es todo un halago.

Mel Gibson es solvente y la primera parte de su personaje sabe transmitir una tensión contenida, la del tipo duro a base de no irse de la lengua en el trullo y siendo
leal soldado de la hermandad blanca de turno en la cárcel. Cuando se quita las greñas y se viste de forma que parece un abogado, la cosa ya degenera a cosas ya vistas, pero sucede en todo el metraje
porque lo que nos muestra lo hemos visto en otras películas, pero tanto Mel Gibson como Michael Parks, genial como subproducto del sistema donde su pasado en Vietnam en su único momento de gloria, ya
viejo y de vuelta de todo trapicheando con mercadotecnia nazi de tapadera de su negocio como narco, salvan los trastos. El resto del reparto tiene igual solvencia pero estos dos se comen el plano y
vuelve reconfortante el visionado, pero porque no sabíamos que era francesa, que conste...
Y luego está Erin Moriarty que está sensualmente bella, seductoramente hermosa pero
contenida en los matices de la personalidad del personaje que se manifiestan en sus mohines, una sonrisa, una mirada entre pícara de veterana ya de la vida pero
adolescente que busca en su padre la seguridad que necesita para afrontar la realidad. Está fermosa de pelo oscuro, donde sudamos tinta cuando vacila a los moteros pensando que van a violentarla por
inocente pero que sorprende a su padre toreando a los salidos del tugurio de moteros logrando la información que buscaban.
Si no es por ella y los aportes de solvencia de Mel Gibson podría haber sido una castaña
francesa más imitando a Hollywood, pero resulta un producto correcto que si bien no enamora tampoco defrauda demasiado pese a tomar cosas de otras, el fetichismo
carcelario de EEUU que tanto fascina en el resto del mundo, los narcos sureños, los hermanados arios y todas esas cosas que hacen distintos los parajes estadounidenses...
Pero Erin Moriarty está preciosa, aunque la peli sea franchute.
sábado, 12 de septiembre de 2020
GUARDIANES DE LA GALAXIA Vol. 2 (2017)
Nos cuidamos mucho de
apartar los trastos y las faenas del turno de noche ante el visionado de segundas partes, pero seguimos picando como antaño cuando un estreno era un éxito de taquilla y se esperaba con ansia la
segunda parte que siempre solían ser decepcionantes. Pero nos encantó la primera de Guardianes de la Galaxia con, ésta sí, hechuras de producto cinematográfico por el que merece pasar por
taquilla, una historia de cómic de ciencia ficción rodado con ritmo, que sorprendía cada pocos minutos y que jugaba con la nostalgia de los 80´s musicales pero también con efectos especiales al
servicio de la historia donde sólo nos chirriaba el rollo del dios Tanos. Así que cuando vimos la oportunidad de visionar la segunda parte sencillamente nos pusimos cómodos y aparcamos, linterna,
caja de herramientas y mocho para disfrutar...
El elenco principal repite siendo la novedad ver
al Kurt Russel en uno de sus escasos papeles donde le hinchan la cara a hostias, aquí es un poderoso ser que resulta padre del protagonista y da pie a mostrar los orígenes de los personajes. El mundo
fosforito de universo de gominolas y pompas es previsible en su realidad y la trama paternal lastra el resto del metraje donde, sin llegar a defraudar las expectativas, sí que decepciona un poco
comparada con la primera. Suena a algo ya visto, previsibles los desenlaces. El mejor vuelve a ser Groot, convertido en un retoño de árbol que es uno de los nuevos ganchos que enganchan al
espectador, ya saturado tras media hora del rollo del Kurt Russel que parece sencillamente no creerse su personaje. Cantan algo los efectos digitales por abuso de escenas de falso horizonte pero
quien nos enganchó a tragarla entera sin rechistar, sin reproches de defraudados enamorados de la primera: Nébula.

Dañina, perversa, cruel y con un erótico desasosiego cada vez que abría la boca, ya nos llamó la atención en la primera, subordinada a
ser una de las malas de la historia, pero con cierto morbo sensual en su extraño cuerpo mitad carne y mitad metal. Pues resulta que todo era culpa de su padre que la hacía pelearse con su verde
hermana y cada vez que perdía, que era siempre, su padre le arrancaba algo de su cuerpo para mejorarla en combate. Karen Gillan transmite con su mirada una sensualidad morbosa sobre el espectador.
Dota a su personaje de personalidad propia en la mirada, al moverse, al reaccionar por instinto en el combate. Nos ha encantado y un acierto haber prolongado su trama, creíble y acorde a la historia
sin caer en la ordinariez en que caen otros títulos en estos casos...
Si os gustó la primera hay que verla pero preparados de
antemano para ver casi una precuela más que una secuela pero necesario para que la saga pueda fluir. Es entretenimiento, un muy buen producto cinematográfico y uno de los títulos que están a la
altura del original. Chirría lo de la personalidad divina del personaje principal y hasta el mapache está como apagado limitado a ser un cascarrabias. De la tipa con antenas, bueno, mejor sin
comentarios y se admite actriz de rasgos orientales como papel de sensitiva, que siempre viene bien al grupo. Hay breves instantes en que parece que estamos viendo otra de los cuatro que eran
fantásticos, canta el rollo divino y el planeta de ensueño produce náuseas por infantiloide, pero prometen al final que la cosa sigue y nos tomamos esta segunda parte como un necesario capítulo de
transición...
¡Y eso que el brazo metálico de Nébula parece un peligro para el miembro viril!
viernes, 28 de agosto de 2020
EL PRINCIPIANTE (1990)
Qué
mejor para despedir el cine de verano que una del Clint Eastwood denostada por la crítica e incomprendida en taquilla en la que puede ser tildada de una de sus películas más comerciales, elenco de
actores y actrices principales magníficamente escudados por el reparto secundario plagado de confortables rostros culpables para la retina y vehículo de promoción para actor y actriz del momento como
la siempre inquietante y perturbadora belleza de Sonia Braga y un algo, por entonces, coloquetas del Charlie Sheen o la presencia de Raul Julia...
La crítica en 1990 seguía viendo al Eastwood como un actor rentable en taquilla que se creía director rodando panfletos pseudofascistas de violencia y justicia policial con
métodos políticamente incorrectos. Lo más suave que se dijo era que todo era un refrito de cosas ya vistas en otros metrajes y sin emoción ni chicha ni limoná, el público no se encontró lo que
esperaba como esperaba pero de aquella no se llevaba lo del cómic cinematográfico y esta película, sin pretenderlo en 1990, pues gana enteros con el paso de los años para convertirse en un
entretenido cómic cinematográfico con toques de comedia porque el Eastwood, mostrando como director lo que parece un refrito, es en realidad un homenaje con toques de pareja de personalidades
encontradas, una mirada irónica al cine policíaco sin caer en los efectismos del cine de acción que se llevaba entonces, pero sigue siendo una película incomprendida porque Eastwood sorprende
riéndose de sí mismo y riéndose un poco del género.

Charlie Sheen no terminaba de germinar como estrella y seguía viviendo del personaje de Platoon pese a tener buenos papeles. Sonia Braga estaba en plena
promoción de su carrera Hollywoodiense explotando su faceta sensual y protagonizando una deliciosa escena de violación de un maniatado Eastwood y amenazado con una amenazadora
cuchilla de afeitar para castrar sin piedad si no se le levanta. La escena conserva toda su frescura y sigue siendo un ejemplo de rodar una escena de alto contenido sexual, erótico para sibaritas,
sin caer en mostrar zonas del cuerpo de forma brusca, mostrar pechamen con calzador o demás típicas escenas que han sustituido a las llamas de una chimenea. Sonia Braga se baja la ídem y con el
simple contoneo de piernas nos transmite su enfermiza ansia de orgasmo con un sumiso. No hace un papel promocional y su personaje es fundamental y demuestra el buen ojo del Eastwood para jugar con
los instintos de un macho alfa, porque lo de que te la corten con una cuchilla de afeitar siempre nos da grima...
La película puede no gustar si se es seguidor del Clint Eastwood y se espera sus típicos roles de tipo duro pero sensible, pero quienes gustamos del Clint Eastwood cineasta que
aprendía de cada nuevo rodaje, que siempre supo dar esa tecla que se espera de tu actor o actores favoritos sí sabemos paladear al Clint Eastwood que se ríe de sí mismo y cumple con la tarea
encomendada. La película es lucimiento del reparto y si bien es cierto que la historia está trillada o resulta previsible si no se valora la forma de contarlo, lo que realmente falla una vez más es
la presencia de Lara Flynn Boile, que no se le niegan sus méritos en series televisivas pero que cada vez que rodaba una película era algo gafe para la taquilla. Es el único personaje que cuesta
digerir y que tiene su momento de gloria cuando mata al malo pero ni siquiera es creíble en ese papel...

Previsible, anómala o simplemente un fiasco, pero vista hoy refresca mucho y si os gusta el Clint Eastwood pasa como con la manteca de cacahuete, que si vas ciego te parece mierda
y si tienes hambre es un auténtico manjar.
sábado, 22 de agosto de 2020
MAD MAX (2015)
-Furia en la carretera-
Si la película se titula Mad Max, la dirige el tipo que dirigió las tres de la saga Mad Max y el protagonista se llama Mad Max, pues
resulta que no se trata de una película de Mad Max, en parte porque el Mel Gibson siempre será el único y genuino Mad Max y en parte porque uno de los aciertos es que las similitudes con la saga
original se queda en el nombre del protagonista masculino y unos cuantos cameos de objetos de la saga en forma de homenaje y guiños a las y los espectadores seguidores de la saga. Pero pese a los
miedos de encontrarnos un refrito actualizado y podre como otras actualizaciones de otros títulos de los 80´s, no dudamos apenas un instante en aparcar los trastos de faena, dejar las tareas para los
pringaos del turno de día y dispusimos los consabidos pistachos, ganchitos, palomitas y birras para disfrutar de Mad Max...
George Miller dirige con soltura lo que podría ser un anexo, un
cómic visual lo es sin duda, en el mundo post apocalíptico pero a diferencia de la saga aquí es un mundo con restos de tecnología pero sin horizontes, no hay una Sidney a oscuras donde brillan las
hogueras de generaciones contando a otras la historia, no hay negociudades con simulacros de sociedad, hay un dictador de tinte norcoreano en sus gustos de ordeñar matronas, preñar vírgenes,
adoctrinar en el culto al paraiso del guerrero a la juventud y jugar a ser dios inmortal porque controla la única fuente de agua potable en mil kilómetros a la redonda si no eran más, porque el
desierto es omnipresente aunque chirría el páramo helado y oscuro más de una película de espadas y dragones que de los páramos del mundo post nuclear...

El comienzo es un frenesí tras una somera presentación del reino del malo de turno, un tipo enmascarado y de aspecto harto repugnante
rodeado de una corte de psicópatas fanáticos y una plebe a la que domina por medio del control del agua potable. No le falta un arsenal de vehículos restos de otros canibalizados. Lo cierto es que
nos preguntamos a posteriori de dónde sacaban esas motazos y cochazos si el mundo que se nos presenta es bastante retrasado tecnológicamente, pero te lo preguntas al final del metraje porque el
protagonista, Max, vive un sin vivir y un no parar ya sea como mascarón donante de sangre fresca, de apurado en apuros desconcertado ante la Charlize Theron y su muñón en lugar de brazo. Tom Haldy
cumple el trámite porque no es una imitación de la interpretación del Mel Gibson y porque este Max no es Mad Max, es un superviviente que sabe que tras el horizonte sólo hay más páramo pero que ve un
atisbo de humanidad que tal vez le redima de lo que es...

Y jamás un muñón fue tan sexy ni Charlize Theron tan sensual en un personaje áspero con cara de malas pulgas, de aspecto masculinizado
que no apaga su mirada que enamora a la cámara y nos hizo soltar alaridos de machos alfa y lluvia de pistachos a la pantalla cada vez que el plano de su mirada eclipsaba al resto. Parece un papel
lineal como el de su pareja masculina protagonista, pero sabe darle toques humanos a un personaje duro, forjado en la esclavitud y la brutalidad pero que sueña con regresar a su hogar de mujeres
libres y un vergel verde por paisaje aunque sólo para despertar en la dura realidad del páramo...

Pero el que nos gustó y encantó es un apenas conocido por estos lares del Nicholas Hoult en un personaje que es un miembro de las
juventudes hitlerianas, versión páramo post nuclear, que adora a su jefe de tribu como si fuera Dios y que busca morir para ser eterno en el paraiso de las juventudes hitlerianas versión páramo post
nuclear y que le recuerden por su hazaña cual kamikaze convertido en flor de cerezo tras su muerte en combate. Pero es un personaje profundo que el truhán del George Miller nos cuela como que no es
la cosa. Vive una transformación que la interpretación a base de miradas con o sin levantamiento de cejas, muecas con la boca y miradas penetrantes con toques de mimo dota a un personaje secundario
en personaje principal donde se siente que tenga que morir...
Si comparamos la película con la saga, sale perdiendo porque sólo
sería la persecución del camión de gasolina de la segunda película de la saga pero es que sencillamente es algo distinto en el mismo mundo. Es una película que hay que ver como comic visual o
película con estética de videojuego donde ofrece lo que se espera pero defrauda si se espera algo. Hay que olvidar a Mel Gibson y la saga para recibir sin prejuicios ni falsas esperanzas lo que es
una película de acción en persecución con guiños al espectador y un producto que te deja indiferente cuando termina. Te quedas con la Theron y su muñón, una noche de amor con su prótesis puede ser de
amputación traumática del miembro viril, y te preguntas donde hacen el mantenimiento de los vehículos. No hay florituras filosóficas de Arcadias futuras y sí muchos mamporros, trastazos y
hostiazos...
Al menos los volantes están en el lado correcto si no eres australiano.
jueves, 6 de agosto de 2020
THE EQUALIZER (2014)
Nos gustó la inquietante Training Day y entre las calurosas noches de agosto y que los suplentes de vacaciones no rechistan por miedo a que no les metan en la
bolsa de trabajo, aparcamos los bártulos para el visionado de otra peli del Antoine Fuqua y con el Denzel Washington de nuevo de protagonista aunque en esta ocasión es el bueno y no el depravado y
corrupto oficial de policía en narcóticos de la mencionada primeramente. El resultado es la sorpresa de encontrarnos con un título dentro del subgénero de justicieros, de hombre de pasado desconocido
que comienza una nueva vida y que por diversas circunstancias acaba siendo un justiciero de la noche. Lejos de ser una serie B al estilo de los justicieros de los 80´s, es una película con pátina de
gran producción y tal vez injustamente tratada por la crítica...

La saga de justicieros nocturnos y urbanos tiene unas reglas
no escritas que logra que, quienes gustamos del subgénero, veamos una buena película de justicieros y los que no, ven una castaña. Aquí al menos nos ahorran la típica motivación de que hayan violado
y asesinado a su mujer y retoños, aquí vemos a un anodino y casi autista honrado trabajador de un centro comercial en el departamento de carpintería y bricolage. Gusta de leer un libro mientras toma
un café y conoce a una joven descarriada que ejerce la prostitución. Entablan amistad fingiendo normalidad hasta que la cruda realidad aparece en forma de mafiosos proxenetas que dan un castigo
ejemplar a sus compañeras explotadas y le meten una soberana paliza que la lleva al hospital. Denzel sabe que vive en un mundo de mierda porque lo que nadie sospecha es que es un subproducto de la
Guerra Fría, de operaciones encubiertas donde matar es normal y decide que si bien no puede salvar al mundo, a la ciudad y a sí mismo pese a su fachada de honrado currante, decide hacer justicia para
quienes conoce...

El malo de turno es la mafia rusa, una mafia rusa que come el terreno a las mafias habituales y oriundas como los irlandeses. Son rusos de malas caras, acostumbrados a
la violencia pero Denzel ajusta cuentas sin desangrarse y el jefe mafioso de Moscú envía a su especialista en resolver entuertos de mafiosos. Un Marton Csokas que infunde a su personaje el
contrapunto y reverso del espejo del personaje asesino de Denzel. Infancia sufriendo los rigores del añejo sistema soviético, adoptado con cinco hermanastros y ante el temor de perder el cariño de
sus padres adoptivos decide matarlos a todos comenzando su carrera de asesino de la mafia rusa. Pero meterse con Denzel en el centro comercial y en su sección de bricolage brinda un festín de
eliminaciones traumáticas con objetos a la venta, desde el basto y brutal mazo de cinco kilos a la inefable clavadora de clavos pasando por el alambre de cercar.

Digna película representante del subgénero que cumple los
cánones del mismo, un buen pulso de dirección con esa magia de prestidigitador del Fuqua, de la que ya hizo gala en
Training Day. Como estrella consagrada que es de Hollywood el Denzel sale
en todos los planos con buena réplica del Csokas y los actores secundarios Bob tienen pinta de rusos, fuman como rusos y se mueren como rusos. El plantel femenino es anecdótico y el erotismo se
reduce a ver a la chica tomando un café. Para frikis de los homenajes decir que hay varios pero nos quedamos con el homenaje a Marlon Brando en
Apocalypse Now cuando el personaje de Denzel
Washington habla con el villano del Csokas apagando y encendiendo la lámpara recordando al eterno coronel Kurtz...
De esas películas que ves una vez y ya no vuelves a verlas más que de pascua en ramos.
jueves, 30 de julio de 2020
SICARIO (2015)
Hay noches en que el curro no permite tiempo para ver una película completa, ya sea porque hay curro fuera de la rutina nocturna o
bien que la película sea una castaña y sea preferible estar currando que ver un bodrio cinematográfico. Con esta película nos ocurrió la primera y sólo pudimos apreciar el inicio y le sumas que el
director está de actualidad por que firma la nueva versión de Dune. Plantel solvente tanto a nivel de popularidad como de taquilla con el Josh Brolin y un
Benicio del Toro sin olvidar la turbadora belleza de Emily Blunt. Además lo del turno de día son suplentes por vacaciones y nada mejor que dejarles también la tarea nocturna y así se foguean y cogen
experiencia laboral...
El canadiense Denis Villeneuve dirige con solvencia el guión de Taylor Sheridan. Director solvente que se gana un sitio en la industria, solvente para los productores que ven
plasmadas sus directrices, solvencia con el público que paga por un muy correcto producto cinematográfico y solvencia a la hora de dar espectáculo cogiendo un poco de Traffic, un poco de hazañas
bélicas en los desiertos de Afganistán, un moderno y crepuscular western en su variante fronteriza donde los caballos son ahora imponentes autos y furgonetas , los trenes de las praderas son túneles
clandestinos que permiten el paso de droga de un lado a otro de la frontera y los indios son los ciudadanos y los vaqueros honestos representantes de la ley. Que el Villeneuve no haya hecho una
castaña dice mucho de su grado ascendente en el oficio pero sin embargo falla algo...

Y falla lo inevitable, con duros veteranos reconvertidos a ejecutores de
operativos clandestinos, la prota se debate en tribulaciones sobre si lo correcto consigue más en la lucha contra las drogas que si se hace lo incorrecto e ilegal. Aquí el rostro de Emily Blunt es
apropiado pero la actriz defiende su interpretación y la dota de matices que no dejan de ser muecas en su rostro, un personaje que se debate entre ser una mujer rodeada de aguerridos machos alfa,
soportar las burlas de cómo le queda el sujetador y ligues que fracasan. Como le escupe el Benicio, no es una loba y ahora la frontera es tierra de lobos. Al menos no vemos la típica protagonista que
para estar a la altura de los machos alfa tiene aires de marimacho, pero su rostro y las tribulaciones de su personaje no le permiten quitar la cara avinagrada en todo el metraje.
Falla el bueno del Josh Brolin por demérito de un personaje que seguramente nunca llora sino que suda y que mea napalm cuando se levanta, ya sea en la cama, la parte de atrás de
una furgoneta o en sofá de un avión. Encorsetado en tópicos de tipo duro que se le empalma cuando hay fregao y que cuando quiere consolarte te llama imbécil y te da una patada en el culo, verbalmente
en este caso. El Brolin hace lo que puede pero resulta una interpretación de muecas y miradas más digna de Michael Keaton, pero nos gusta haga lo que haga y gana peso de estrella en cada
trabajo...
Lo más interesante del batiburrillo de pinceladas que componen la trama es la
historia del Benicio del Toro, un tipo que hace una y otra vez el personaje de mexicano honesto entre corruptos pero logra dar personalidad y peso al resultado final. La escena con el narco y su
familia en la cena es fantástica, cruel, rápida y dolorosa. En conjunto, incluyendo visión subjetiva con gafas
de visión nocturna, es una película que se deja ver y se ve aunque a veces la mente se te vaya por peteneras y al final queda esa agridulce sensación de que le falta
algo,
esa chispa que te hace enamorarte, pero como buena película de frontera es
áspera, los malos tienen familia, sentimientos y los buenos tienen dudas, tienen miedo...
Hay que verla pero nos deja insatisfechos del resultado final.
martes, 21 de julio de 2020
TRAICIÓN SIN LÍMITES (1987)
No se podía dejar pasar la oportunidad de visionar una película dirigida por el siempre solvente del Walter Hill, con un pletórico
Nick Nolte en duelo interpretativo con Powers Boothe y la presencia de María Conchita Alonso cuando se abría paso en Hollywood sin olvidar el guión basado en una historia escrita por John Milius y
Fred Rexer y la producción de la mítica Carolco Entertainment. Es además una película que soporta el paso del tiempo y se deja ver. Si la palma, en lo que a narcotráfico se refiere en su estreno, se
la llevaba Pablo Escobar, esta película ya hablaba de la incipiente escalada de entrada de droga procedente de México y de paletos granjeros que se dedicaban a cruzar la frontera con alijos de droga
para no perder sus granjas ganando dinero de una manera rápida...
Un rudo y
honesto sheriff de una localidad fronteriza con México que se ha convertido en una cloaca donde impera el tráfico y venta de droga con la consiguiente violencia entre bandas por ajustes de cuentas.
Un tipo atribulado porque su muy mejor amigo de la infancia con el que iba a cazar venados, y que hasta perdieron la virginidad a la vez en un granero con la misma chica, era ahora un narcotraficante
sin escrúpulos. Encima el sheriff tiene una relación sentimental con la que fuera primero chica de su corrompido amigo de infancia y adolescencia, con horarios incompatibles para un sheriff de Texas
y una cantante en garitos de pachucos, casi una tragedia griega y subgénero de película de frontera crepuscular de realismo gris, los malos lo son por las circunstancias, antiguos niños compañeros de
juegos pero corrompidos por la influencia del narcotráfico...
Por otra parte llega a la
localidad un grupo de veteranos de operaciones encubiertas en los escenarios de la Guerra Fría y que oficialmente el Pentágono ha declarado muertos en combate con sus restos inidentificables
enterrados. Su jefe es un oficial oficialmente muerto durante la evacuación de Saigón que les dirige en una operación de hacerse con documentos del narcotraficante amigo del sheriff vitales para la
seguridad nacional. El plan es simular un atraco al banco el día que se ingresan los maletines con la recaudación del narcotraficante para ocultar el robo de documentos por el robo del dinero a
ingresar. Veteranos que se preguntan porqué una operación en su país donde puede haber muertes, que no dudan de su jefe, irónicos y descreídos que saben hacer su oficio pero ya no creen del todo en
lo que hacen.
En otras manos
y otro reparto hubiera salido una castaña, pero son pequeñas historias dentro de la historia principal, sin ñoñeces, de cuerpos que transpiran y ropa sudada, violencia rápida y cruel sin tiempo a
tiroteos espectaculares, son cortos y letales, de ambiente duro de frontera donde los sueños se olvidan. Un conjunto donde el Nolte dota de sensibilidad un rostro pétreo, el del tipo normal que debe
ser duro en su trabajo sin tiempo a arrumacos y cucamonas con su chica, aún amigo de quien lo era suyo pero sabedor de que deberán enfrentarse a muerte siendo la chica una pieza más de la apuesta
pese a que el viejo amigo se ha vuelto loco y paranoico, solitario entre su chusma de ejército privado al que viste como bandoleros de Pancho Villa. Pero sólo el sheriff conserva la ilusión que ya se
ha evaporado en las vidas del narco y de los miembros del comando...

Pese a que el personaje de María Conchita Alonso es metido con calzador para disimular su promoción dentro del
sistema de Hollywood aunque vital en la historia entre los dos amigos, hipnotiza a la cámara y la escena en que enseña tetas saliendo de la ducha encaja de forma natural y no forzada como sucede en
otros casos con otras actrices. Dota al personaje de entidad propia y es buena compañera de plano del Nick Nolte. Michael Ironside hace otro de sus personajes cínicos que te pueden joder la
existencia sin que lo sospeches y los secundarios con sus matices dejan de ser tales en una película que termina siendo coral en su conjunto, acierto tanto del director como del guión que el
espectador agradece...
Para recordar si hace tiempo que no la veis y para descubrir para las nuevas generaciones digitales.
jueves, 2 de julio de 2020
EL PUENTE DE LOS ESPÍAS (2015)
Hay películas cuyo conjunto artístico y temática nos atraen como moscas, dentro de los gustos de cada una y cada uno por supuesto. Para el equipo de
cata cinematográfica del turno de noche que nos pongan una película con el Spielberg a los mandos de la dirección, el Tom Hanks de rutilante estrella protagonista, un Oscar al mejor actor de reparto,
género de espías ambientada en el Berlín de la construcción del Muro y el derribo del U2 de Gary Powers y basada en hechos reales y que dura más de dos horas, fue fichar y ni pasar por el vestuario,
directamente nos hicimos con birras, pistachos y cuenco de palomitas porque estaba claro que habría tertulia hasta la hora de fichar para salir...
A
estas alturas de su historial no es que esperemos mucho del Spielberg acomodado a películas gazmoñas que cubren gastos dejando propinas de buena taquilla gracias a un público que creció con su época
dorada y ahora llevan a sus retoños, películas blancas que sin renunciar al realismo ni culpar a nadie siempre son agradables de ver y la crítica le prodiga premios y reconocimientos. Cuando empezó y
en su época de los 80´s, Spielberg hacía películas que veían la juventud y recomendaban a sus padres, ahora son los padres quienes esperan sus estrenos y recomiendan a sus hijos. Pero hay que ver sus
obras aunque luego defrauden un poco pero no es demérito del producto final, es que Spielberg ahora rueda buenas películas con todas las virtudes de su estilo pero no enamoran, ya no nos enamora como
antes y asistimos a sus estrenos, con algunos años de retraso, para verle en su oficio, recordar su juventud y resignarnos a las ñoñeces que ambienta ésta su etapa actual.

Tom Hanks es el reverso anglosajón de Alfredo Landa a medida que cumple años. Se desenvuelve en la comedia y el
drama a partes iguales, llena la pantalla con su rostro y sabe sacar cualquier emoción que requiera el personaje. Aquí hace un ejercicio de interpretación donde saca a refrescar su vena de comedia,
género que dominó en sus inicios, pero la combina con su vena dramática. Su rostro, con el paso de los años y asumiendo que es inevitable, Tom Hanks logra estar conversando seriamente y que su rostro
refleje a lo lado de la conversación con simples y sutiles muecas y arrugas en el ceño imprimir la ironía, el sarcasmo, la verdad y el riesgo que siente el personaje cuando conversa. Nos ha
encantado, se le ama y se le consiente lo que sea, y otra cosa es que luego nos guste más o menos la película en conjunto.
El otro pilar
interpretativo es el galardonado por su trabajo del Mark Rilance, un trabajo casi de mimo ya que su gestualidad dota de melancolía rusa a su personaje. Es casi un trabajo teatral que se agradece en
estos tiempos de cromas y efectos digitales como base de la interpretación. No es fácil dotar de personalidad a un perfil de personaje que se muestra casi autista ante los acontecimientos, de
fatalidad existencial cuando sabe que si le reciben los suyos con un abrazo será que reconocen su trabajo pero si le meten al asiento trasero será que le espera un duro interrogatorio y puede que el
gulag en el mejor de los casos. Un ciudadano soviético que se sacrifica por la gran madre patria...

La historia permite a Spielberg jugar tanto como con la época como con la ambientación plasmando imágenes
icónicas del Muro aunque con algunas licencias. Lo malo es que para quienes la Guerra Fría está en las mismas coordenadas que las guerras púnicas se quedarán sin captar los matices que hacen
confortable la película. Para aficionados al cine y la literatura de espías de la Guerra Fría echarán en falta más acción de espionaje y menos rollo de temática judicial. Da la impresión de que
Spielberg ha comprimido la historia. Hay un claro mensaje de que la Justicia en EEUU es tal incluso para sus enemigos, con un juez que es claramente anticomunista pero que por sorpresa conmuta la
pena de la silla eléctrica por espionaje. El otro puntal es el gremio de abogacía que aunque sean abogados de éxito en lo suyo, se ponen al servicio de la justa justicia. Un truco del Spielberg que
chirría un poco. Otra cosa que chirría es el tema de la preparación de pilotos de U2 que no es ni verídica ni creíble...
Película con sitio propio
dentro del género, un estertor toda vez que todo un género de espías se acabó con el colapso de la URSS. Nos queda la sensación de que podría haber salido mejor y es el precio de tener el favor de
público y crítica: falta de frescura, falta de las sorpresas que nos enamoraron del Spielberg y le queda pendiente esa película de genero bélico que sorprenda y enamore como lo hizo En busca del
arca perdida o El color púrpura. Película para amantes del género, buen producto de entretenimiento y reiterar
esa sensación de que una vez más el Spielberg nos deja buen sabor de boca pero poco saciados porque se esperaba su toque de genialidad en el plato...
Se puede ver pero no enamora para ser del Spielberg.
viernes, 26 de junio de 2020
DUEÑOS DE LA CALLE (2008)
Hay todo un subgénero dentro del cine policíaco como es el de la corrupción dentro de los cuerpos de policía estadounidenses donde
hay dos departamentos, donde decir asuntos internos, es echarse a temblar el más aguerrido de los miembros, con perdón, de la policía. Hay dos cuerpos míticos, el NYPD y el LAPD de Nueva
York y Los Ángeles respectivamente, luego están los de Detroit, San Francisco, Chicago u Seattle, pero los míticos son los dos primeros. Un tema candente por las recientes muertes de ciudadanos de
raza negra, un actor que nos gusta y que se había encasillado en personajes místicos junto con un guión firmado en equipo por el James Ellroy y autor del libro en que se basa el guión. Excelentes
motivos para pasar del curro y disponer la mesa con birras, pistachos y tele gansa de la sala de reuniones...
El universo de James Ellroy
está presente pero alejado del periodo de posguerra y crímenes atribuidos a pachucos, pero tenemos al policía que asciende por sus métodos y capacidades de seguir órdenes de superiores que deciden al
margen del sistema judicial dónde y a quién hay que hacer justicia, que forma parte de una hermandad pero no es considerado un igual porque algo dentro de su alma late con honestidad, sabedor de que
es un buen policía y fatalmente confiado en su superior que sólo ve un buen matón al que hacer cumplir ejecuciones. Keanu Rives no es un poli apuesto, está fondón, le gusta lo que hace pero vive
atormentado por la muerte de su mujer que se la pegaba con un tipo que la dejó tirada sin asistencia a la puerta de urgencias tras darle un jamacuco en pleno fornicio. Encima, su muy mejor compañero
muere tiroteado y le acusan de tener algo que ver lo cual le llevará a buscar la verdad y encontrar la misma por el camino...

En su estreno fue bastante fusilada por la crítica y cierta parte del público que le gusta el cine de acción
pero no sabe apreciar las esencias de una buena historia de polis corruptos y ambientes barrio bajeros. No hay protagonismo femenino porque es un ambiente de machos alfas, de brutos con placa sin
lugar ni al erotismo ni a las relaciones salvo cepillarse a alguna por morbo y luego matarla. Es verdad que casi sabemos lo que va a ocurrir pero el conjunto logra que queramos saber qué va a
ocurrir. Los aciertos son varios, empezando por el guión que sigue las reglas no escritas y vistas tantas veces, mezcla por momentos diversos estilos, de dos que no se tragan ni se gustan pero acaban
investigando juntos y en equipo, pero hay giros de muertes y de diálogo que hacen de esta película una digna representante del género. Los actores principales llenan el plano y sabemos de sobra
quienes son los corruptos de verdad y nos da rabia que el Keanu Reeves sea un inocentón que se traga los camelos del Forest Whitaker...
Para frikis, tiene papel secundario el doctor House y parte del final amargo de la película, y lo que más nos chirrió, porque entre la imagen televisiva que tenemos de Hugh
Laurie y el amargo final de que en realidad los jefes siempre necesitan de sus matones, pistoleros en realidad, y que a rey muerto, rey puesto; pues el final parece un final abierto de cuando de
episodios pilotos de serie televisiva se hacía un estreno cinematográfico, pero es sólo una sensación porque como buena representante del género no tiene ese final feliz que tanto gusta: mueren los
buenos, dirigen los malos y el protagonista es alguien que es llevado por los acontecimientos de una realidad que cree controlar pero es él quien es controlado por todos de una u otra forma. El trato
a los ciudadanos negros no es descafeinado y los tiroteos carecen de ese ritmo trepidante y tremebundo que tanto gusta también, los disparos son pocos y suelen ser certeros.

La recomendamos para reconciliarse con el Keanu Reeves si os saturó en la saga
Matrix, buena película y decadentes secuelas con ínfulas de saga cinematográfica. Si os gusta el James Ellroy es
una historia confortable y si os gustan las ñoñeces, la acción tremebunda o los asesinos psicópatas no es una película recomendable. Si os gustó Sérpico y Payback, es de las de
recordar dentro de la categoría de cine negro, subgénero cuerpos de policía corruptos. No es película de premios, grandes taquillazos y excelentes críticas con mejores recaudaciones, es cine negro
con una historia del James Ellroy, es cine de amantes del género donde sus aciertos logran que se la indulte por sus fallos, que en el fondo no son tantos.
viernes, 5 de junio de 2020
MEN IN BLACK III (2012)
Existe todo un subgénero con el tema de las terceras partes. Si dice el dicho que nunca segundas partes fueron buenas, las terceras suelen ser en su casi totalidad dignas de la
hoguera pese a que tenían su público. Pero no tienen nada que ver con la moda actual de las sagas, en su tiempo la saga cinematográfica de 007 era la única que soportaba terceras y enésimas partes,
hay que citar El Padrino III que pese a todo sí suelta tufillo a desgaste. Así que nada mejor para aparcar los trastos y ver cine que la oportunidad de visionar entre birras y pistachos esta tercera
parte que cumple todos los requisitos de las mismas pero que supera a la segunda parte de este título...
La frescura, dinamismo y
socarronería de la primera estrenada, en un ya lejos 1997, se había perdido en su mayor parte con el estreno de la segunda en 2002, siendo un relativo éxito pese a que tenía todos los vicios de las
segundas partes: repetir la historia, repetir protagonista y tratar de ser original en un par de detalles que no se logran nunca. Pese a todo es un título mítico y resultaba curioso ver esta tercera
parte ya distante de su estreno y sin pretensiones como espectadores de nada, simplemente pasar más de hora y media disfrutando del cine. La gracia está en que, siendo lo mismo, nos lleva por los
siempre enrevesados y a veces incoherentes parajes de los viajes en el tiempo, concretamente al día del lanzamiento del Apolo XI en su viaje a la Luna...

Luego está el acierto de poner al personaje que interpretaba Tommy Lee Jones de joven, interpretado por Josh
Brolin que es de esos actores con talento que nadie recuerda en papeles de juventud pero a los que el paso de los años y las arrugas en la piel se hace un hueco como estrella porque empatiza con el
respetable y se come el plano, con rostro que inspira confianza y repelús a partes iguales y dotado para dotar de comedia sus interpretaciones. Will Smith es el de siempre y aunque por él no pasa el
tiempo en la trama, sus muecas, gestos, frases y piruetas resultan reconfortantes.
Y luego del
luego, con permiso de la siempre divina Emma Thompson, está Alice Eve que se come la cámara, el plano, a quien tenga escena con ella y que dan ganas de comerla y pedir otra ración. Apenas sale pero
la recuerdas el resto del metraje mientras las escenas pasan pero estás obnubilado con ella, su peinado cardado a los sesentas. Han tenido que darle poca cancha porque eclipsa a todos los actores,
afortunadamente no comparte plano con Emma Thompson que nos hubiera provocado un cortocircuito neuronal al tener que elegir entre ambas, aunque valdrían ambas ya que interpretan al mismo personaje. Y
sin lascivia o carreras al baño para alivios fugaces, te conquista por su belleza, su mirada...
Su todo.
Entretenida que en
apariencia es distinta y se desmarca cuando en realidad es más de lo mismo con el atractivo, que no todas las edades saben apreciar, de reírse un poco de los sesentas con una buena ambientación de la
época. Cobra actualidad por el lanzamiento de la primera nave que nos lleve de nuevo hasta nuestro satélite y el reparto es solvente, la dirección tiene firme el pulso y te ríes un par de veces
mientras sonríes unas cuantas. Ideal para hippies trasnochados, infancia adolescente casi o, como en nuestro caso, escaquearse un par de horas del curro. martes, 26 de mayo de 2020
RESCATE EN EL MAR DEL NORTE (1979)
Volver al curro tras semanas de confinamiento es la mejor excusa para aparcar trastos y sentarse a disfrutar de una película entretenida que es de
las que según pasa el tiempo gana en calidad, cosa que sucede con muchos títulos de la época entre la segunda mitad de los 70´s y al comienzo de los 80´s. Películas con elenco solvente y oficio
detrás de las cámaras con pulso narrativo algo tambaleante en ocasiones pero que suple la falta de dinero con dosis de humor y pizcas de ironía cuando no el reírse de sí mismos, cóctel agradable al
paladar para degustar con tranquilidad y la única pretensión de pasar una par de horas entretenidas...
El guión lo firma el
autor de la novela en que se basa y está dirigida por Andrew V. McLaglen con pulso televisivo en ocasiones pero resueltas las escenas con solvencia. Es 1979 y Roger Moore está en la cresta de la
popularidad, y encasillado ya, gracias a la saga de 007 y previamente popular gracias a la televisión. Está acompañado por otros dos grandes de la época, grandes como actores de cine y grandes en
popularidad, un James Mason de venerable almirante que con una mueca ya expresa sentimientos y un Anthony Perkins que hace olvidar su eterno personaje de Psicosis porque interpreta a otro personaje atormentado y deshumanizado en su papel de terrorista. La trama es simple con un secuestro de una torre petrolífera en el Mar del Norte donde
el gobierno británico debe recurrir a un contratista a sueldo de la aseguradora naviera. No falta la amenaza de bomba, asesinatos gratuitos y psicopáticos así como escenas bajo el agua tan en boga de
aquella.

En el momento de su estreno no fue valorada en su plenitud siendo vista como un sucedáneo de
007 en plan chusco, digamos. Pero es todo lo contrario, Roger Moore se ríe de sí mismo en un personaje con pintas de barbudo escocés que a la mínima ocasión le mete un par de lingotazos a la botella
de wiskorro que por algún extraño arcano siempre tiene a mano. Misógino, hoy sería linchado por el feminismo radical, que considera a la mujer incapacitada para todas aquellas tareas que no requieran
usar la plancha, el costurero, el horno de la cocina o poner la lavadora. Experto en contra terrorismo que trata a sus subordinados como si fuera un capitán ballenero en un buque negrero y que no
tolera otra opción que sí mismo como única opción viable y enfurruñado porque el gobierno lo dirige una mujer. Hay que tener en cuenta que la Thatcher acababa de tomar el mando como primera ministra
y la mujer comenzaba a dejarse ver en puestos de mando y responsabilidad vetados hasta entonces para las féminas.
Roger Moore está soberbio en sus muecas y lo de su empresa de contratista de defensa que se dice ahora es de traca. Tras conocerse el secuestro monta un escenario a base de un
entramado de andamios con pinta de poco seguros y con un par de lonas y cuatro escaleras de pintar de toda la vida ya tiene montada una réplica del barco de suministros de la plataforma donde está el
grupo terrorista liderado por el Perkins. La escena en el tren con la mujer fumadora, sus cuchufletas irónicas a la subdirectora de la plataforma, su confusión con la chica de la tripulación y la
chulería con la que trata a todo el mundo unido a una autoconfianza digna de un cabezota escocés logran que Roger Moore haga olvidar a 007.
El James
Mason está soberbio en su papel de máximo almirante que se ve tratado como un grumete por Roger Moore, pero el Mason infunde a sus personajes una solidez y una credibilidad con sólo arquear las
cejas. Es cierto que vista hoy ha quedado desfasada en cuanto a ritmo y acción, pero son personajes que hacen olvidar a otras interpretaciones, algo que lograron como nadie las producciones
británicas de la época. Es una película con encanto que vista décadas después gana enteros como pieza de un género que estuvo en boga en aquella etapa de la Guerra
Fría donde había organizaciones criminales ajenas a la misma o como el personaje de terrorista del Perkins, alguien sin ideología ni ideales, posiblemente miembros de la secreta en la RDA, algo que
visto en 2020 donde el peligro es terrorista islámico, un virus o la crisis de un sistema, aquellos eran buenos tiempos porque se sabía quienes eran los buenos, los malos y los
renegados...
Ideal para recordar a tres grandes actores cinematográficos que eran además populares para el público.
viernes, 15 de noviembre de 2019
LA MOSCA (1986)
Una de esas noches de curro que invitan al escaqueo ante un exterior hostil de temperaturas y
climatología para trabajar y necesidad de reconfortante calor de calefacción a caldera, que si los del turno de día llegan y hace pelete protestan, que invita a tirar mochos, caja de herramientas,
linterna y tolete aparcados para degustar unas buenas birras con pistachos disfrutando del placer del cine. Un tanto saturados de imágenes sintéticas, apetecía en noche de mil demonios con rayos,
truenos y casi ventisca ver una de ciencia ficción y elegimos esta, vanguardista en su estreno, versión ochentera de un clásico de la ciencia ficción: La Mosca.
Y es que la década de los 80´s vivió en el género de la ciencia ficción una revisión de títulos míticos de los 50´s, y hay que citar a La Cosa, siendo el titulo de hoy una revisión que cumple los requisitos de toda buena versión:
espíritu original pero adaptada a la era de la versión sin perder el original, mejora de los efectos especiales y una pizca de originalidad tanto desde el punto de vista del guión como de la
dirección. David Cronemberg siempre gozó de buena crítica y al público ignorante de los misterios de la dirección cinematográfica le gustaban sus películas y pasaban por taquilla para regocijo y
placer de los productores. Además era la plenitud del consumo de vídeo doméstico y eran títulos que se alquilaban para ver de nuevo en casa siendo un producto rentable.

Hay un detalle que nos hizo tertuliar al final del visionado,
nada menos que la visión del futuro de la informática que ofrece la película. Un ordenador que reúne lo que se creía que sería el futuro inmediato: inteligencia artificial aplicada a la computación y
comandos de voz como interfaz. Nos saltaron lágrimas de nostalgia viendo los planos de la pantalla del computador que fascinaban en su estreno y no deja de ser una mirada furtiva a la época, su
estética y sus valores que trataban de ser progresistas y emancipadoras para la mujer. Así el personaje de una joven y sensual Geena Davis, aunque ya muestra claros signos de emancipación sí que
muestra clichés como estar a la sombra de un hombre, su jefe y ex- amante y el científico...
Una periodista que trabaja para una revista de divulgación científica y con cuyo director tuvo una relación erótico-festiva, conoce a un tipo
que afirma que le puede mostrar en su laboratorio el reportaje de su vida y un invento que cambiará el mundo y la sociedad: una máquina de teletransporte de la materia. La cosa funciona con un par de
cápsulas y funciona bien con materia inorgánica, pero el computador se confunde con la materia orgánica siendo un mono de laboratorio la prueba al aparecer en la cápsula convertido en una grotesca
forma de vida y sufriendo como un perro. Mientras ella trata de finiquitar definitivamente con su ex-pareja y director de la revista, el científico, emborrachado por celos, se arma de valor y se
somete al teletransporte sin percatarse de la compañía de una inoportuna mosca que hace que los ADN se mezclen en el resultado teletransportado dando lugar a una serie de cambios en el organismo y el
carácter del científico...

La película tiene momentos deliciosos como el diálogo de la
chica tras una noche laaarga de fornicio donde el científico quiere más y ella le dice que no debe quedarle ya una gota de semen; lo cual hizo que llovieran cáscaras de pistachos y latas de birra
sobre la pantalla entre alaridos y aullidos de machos alfa porque la Geena Davis está fermosa y en plenitud de lozanía juvenil. Detalles de película de serie B que encajan con maestría rindiendo
homenaje unas y con humor en los diálogos. El Goldblum está en plenitud de belleza varonil cultivando ese personaje suyo de siempre un tanto abstraído, de físico impresionante que encaja en el
espíritu sensual de Geena Davis. Hay que citar a John Getz que borda el personaje de jefe y buscador de sexo deportivo químicamente puro pero sin perder el olfato de editor ante un artículo bomba. Un
trío que encaja e interpreta unos personajes ajustados pero llenos de matices gracias a la labor del reparto protagonista.
Y luego están los efectos especiales, refrescantes ante el actual panorama de los mismos que saturan los metrajes. Trucos de trucas, efectos
de maquillaje y esa búsqueda que se dio en la época de superar el susto grabado en los hipotálamos de Alien El octavo
pasajero. La metamorfosis está bien planteada y acompañada de metafísica que tanto se prodiga ahora en personajes de
súper héroes. Cine bien hecho que gana con los años, ya con esa pátina del paso del tiempo, de la mejora de los efectos digitales y que sus jóvenes protagonistas no los son tanto. Recomendable si
nunca la visteis, un momento para viajar en el tiempo si vivisteis su estreno y en definitiva la magia del cine que logra que durante casi dos horas el mundo deje de
girar...
Y Geena Davis está sensual, muy sensual.
viernes, 30 de agosto de 2019
COCODRILO DUNDEE II (1988)
(O que segundas partes nunca fueron buenas y que buena estaba la Kozlowsky)
Nos hemos ya acostumbrado a las secuelas, precuelas y demás, pero en los 80´s aún triunfaban
las segundas partes, cierto que con más o menos fortuna. Se jugaba con las apetencias del espectador de ver más de algo que había sido grato y la producción rentabilizar con beneficios lo que siempre
se llamó estirar el chicle. En ocasiones, películas de modesto presupuesto daban la campanada y estaba cantado que habría segunda parte. Es el caso de la película de hoy, una variante de poner a un
cateto y paleto en la gran ciudad y pasar unas risas entre confusiones y situaciones cómicas basada en el contraste de la vida en el pueblo u villorrio y la de una gran urbe...
Cocodrilo Dundee se estrenó allá
por el 86 y en el público hispano tenía terreno abonado para ser rentable en taquilla por cuanto el Paul Hogan era popular ya que había entrado en las vidas del público gracias a la televisión en una
de esas series de humor donde el representante hispano era el inefable Emilio Aragón y su Ni en vivo ni en directo. El público joven y adolescente estaba ya entregado de antemano en su
estreno para pasar por taquilla pero también los adultos que se rindieron al sentido del humor ellas y a la turbadora belleza despampanante de la Linda Kozlowski, ellos. Por supuesto su salida en
formato vídeo contribuyó a popularizar el título y animar a las productoras a realizar la segunda parte.

La fórmula de las segundas partes era sencilla: repetir lo que hizo que fuera éxito de
taquilla añadiendo pocas, y en ocasiones ninguna, variantes a la trama, al guión e incluso sin alterar la línea de acción. Se pasaba por taquilla porque había que ver las segundas partes pero igual
que se corría la voz de que una película era buena o estaba bien, el mismo proceso ocurría a la inversa y por lo general las segundas partes no repetían el éxito de la primera aunque se estirara el
chicle hasta una tercera o cuarta entrega incluso. Pero cuando vimos la oportunidad de visionar esta segunda parte, todo el turno de noche estuvimos de acuerdo en aparcar linterna, mocho y caja de
herramientas para recordar al Cocodrilo Dundee pero sobre todo volver a ver en plenitud de belleza, sensualidad y rostro de la Linda Kozlowski que forma parte del panteón de las fantasías
onanistas de la época junto con la Kelly LeBrock de La mujer de rojo...
La trama repite fórmula
y si en la primera era el cateto de los territorios australiano el perdido en la gran ciudad, aquí son unos narcos quienes se ven fuera de su ambiente al perseguir a la Kozlowski por unas cuitas de
su ex- con los malos. La película es una auténtica castaña por no decir que es una auténtica mierda: historia trillada, sin chispa ni dinamismo con el pecado de estar siempre esperando ese chiste o
gag que diga que haya merecido la pena su visionado. El Hogan está hierático y hay que ser australiano de los territorios para pillar la supuesta gracia donde desde el último secundario hasta el
protagonista se ve que están haciendo un trabajo siendo además los personajes villanos simples estereotipos de la imagen que se tenía entonces de los narcos colombianos.

Terminaron en bodorrio y da la sensación de que el Hogan sólo hizo esta película para acabar
de conquistar a la Kozlowski, que se come la cámara y es la única motivación para ver la película en 2019. Porque está buenísima, porque se nota la química entre ambos y porque además está monona
porque se ve que está enamorada. Si en la primera nos dejaba ojituertos en la escena en traje de baño, aquí está vestida hasta las orejas y sin embargo su sensualidad logra poner como burro en
primavera. Cuando el Hogan le pide que se quite el sostén para dejar una pista falsa a sus perseguidores, igual que si fuera la primera vez se espera ver teta, pero se lo quita debajo de la ropa y
sólo logra aumentar el deseo de macho alfa amén de que cuando
le contesta que no le parece
el momento de quitarse el sostén, esa mirada de enamorada que resalta el brillo de su belleza, logra que pases de la película para pasar a tertuliar sobre la esencia de mujer y recordar otras
actrices míticas por su belleza que acabaron casándose con los actores protagonistas...
¡Pero estaba muy buena la Kozlowski, de toma pan y moja la cama!
martes, 13 de agosto de 2019
EJECUTOR (1986)-Raw Deal-
Terminar las vacaciones y volver al currelo la noche del lunes en pleno mes de agosto, es una buena
motivación para dejar la faena a medias y que pringuen los eventuales que cubren las vacaciones de los privilegiados del turno de día que siempre pillan las mejores fechas para veranear. En resumen,
que dejamos aparcados el mocho, la linterna y la caja de herramientas para visionar una pequeña joyita antropológica cinematográfica como es este Ejecutor que tiene ya la friolera de más de tres décadas desde su
estreno...
La película supuso un punto de inflexión en la carrera del Arnold donde se despojaba de la fortaleza física y cara hierática de sus anteriores
trabajos. Sin embargo, mientras el Stallone y el casposo del Chuck Norris rivalizaban en el género de acción, un Schwarzenegger lastrado por su imponente musculatura se iba abriendo paso y subiendo
el nivel de sus papeles. Porque el Arnold de Poli de guardería, Los gemelos golpean dos veces y el ya
actor de Mentiras arriesgadas, nace posiblemente en este título
donde se ríe de si mismo, la fortaleza física es secundaria y la imprescindible sin acaparar las escenas de acción. Por otra parte, sus éxitos de taquilla le daban el padrinazgo de nada menos que la
productora De Laurentis, que nunca superó el trauma como productora del fiasco de Dune, bastante sobrevalorada en su tiempo y que aún guarda una pequeña legión de adeptos aunque los más sólo la recordemos como desfasada en efectos especiales antes de su estreno
y que aparece una joven y ya sensual Sean Young...
Es cierto que
vista hoy peca de candorosa y hay multitud de incongruencias como que apunte a un sitio y acierte en otro, o la delirante escena de Arnold ametrallando todo bicho viviente desde el coche. Pero tiene
un punto de humor, la chusquedad de este tipo de producciones con pequeños fallos de plano y de montaje pero también de un cine de oficio, con especialistas de conducción, de morirse desde las
alturas o ver su rótula rota en la pelea. Pero hay todo un elenco de entrañables secundarios y de primera fila venidos a menos, dentro del mundillo de los secundarios. Citamos a Ed Lauter que repite
personaje de inspector de policía que siempre llega tarde, al rebufo del protagonista y que se huele con cinismo de sabueso veterano que hay algo detrás de asesinatos sin conexión aparente. Un guiño
también a las películas de justiciero urbano del Charles Bronson donde repite personaje de inspector.
Luego tenemos un secundario de lujo, agradable a la retina y a la taquilla que se convirtió en rostro imprescindible para hacer de malo, de
malo del villano de turno; el bueno del Robert Davi que vive una rivalidad mortal con el Arnold, tanto por motivos profesionales de matones como de celos por la chica mala. Hay momentos memorables,
de pareja de cómicos, entre ambos rivalizando por ser el malote del villano. Villano de la vieja usanza, de familia mafiosa que busca ganar terreno al rival, joder las ganancias al rival y deshacerse
del rival evitando siempre el fantasma de una guerra entre bandas. Porque la historia es una historia de venganza y justicia por la muerte del hijo de un colega, con un fiscal corrupto que jodió la
carrera del protagonista desterrado a un villorrio como ayudante del sheriff y un matrimonio que hace aguas porque el villorrio no tiene comparación con Nueva York para su esposa. Para ayudar a la
venganza deberá fingir su muerte y hacerse pasar por un matón a sueldo en busca de familia mafiosa que le acoja con la única ayuda de...
Y entonces aparece ella en el casino, sensual de mujer plena que va dejando atrás la juventud pero aún conserva parte de la belleza juvenil.
De mujer de vida canalla, que se acuesta con la mitad de los clientes del casino para sacarles información; que se acostó con el matón del villano pero las promesas de amor eterno se quedaron en
placenteras noches de cama pero ya ni eso. De quedarnos un segundo con la boca abierta deseando que se abra más su escote antes de que comenzáramos el lanzamiento de latas de birra, ganchitos y
pistachos a la pantalla entre alaridos de excitados machos alfa. Al final dan ganas de hostiar al nenaza sentimental del Schwarzenegger por despreciar los encantos de la Kathryn Harnold con la
patética excusa de que está casado hace tiempo, ñoñez de la época del estreno que en la era de los follamigos y follamigas suena a Marcelino pan y vino.
Recomendable si queréis pasar unas risas, bucear en la Era y en definitiva cine de oficio con la firme mano del director, John Irvin, y esa
cutrez que sólo superaban las producciones de la Cannon con el Chuck Norris pero que De Laurentis lograba producir con un toque de diferencia, un escalón más arriba dentro del bajo escalafón que
suplían la ausencia de estrellas consagradas con secundarios de lujo, escenas rodadas por especialistas, director solvente para este tipo de películas y por supuesto el favor de un público que pagaba
por ver a su estrella de acción favorita. También un salto de calidad en Schwarzenegger que rodaría posteriormente Predator
para quedar consagrado como actor, lejos ya del protagonismo de la masa muscular y cara de cemento donde su mayor expresión facial
era que le cayera una gota de sudor. Es además un visionado refrescante entre tanto título plagado de imágenes sintéticas, precuelas de secuelas, revisiones pésimas de otros títulos o zombis y súper
héroes...
Cine de verano.
jueves, 20 de junio de 2019
INDEPENDENCE DAY: CONTRAATAQUE
Está claro que Hollywood no produce como antaño guiones originales y parecen limitarse las
productoras a jugar a tiro fijo de ingresos tirando de secuelas, precuelas, nuevas versiones pero sin diferentes visiones que acaban siendo auténticas castañas y además con una dependencia absoluta
de los efectos digitales y logrando que gran parte del metraje sean imágenes sintéticas de acciones imposibles. Es cierto que presta ver alguna, pero cuando todas son iguales, pues cansa. El título
de hoy es una de esas películas que hacen veraz el dicho de que segundas partes nunca fueron buenas en el cine. Y sí, a todos y todas nos vienen a la memoria segundas partes dignas y alguna
memorable, pero porque o bien la acción transcurre largo tiempo después o es la misma historia pero diferente época como es El Padrino II
o la siempre infravalorada de Predator II...
Ya la primera era una auténtica castaña del subgénero de catástrofes en la variante, novedosa de aquella, de extraterrestres catastróficos;
pues esta secuela es una castaña aún mayor pese a la vitola de producción correcta y hasta salpicada de humor. La única risa que provoca este bodrio cinematográfico es ver cómo ha pasado el tiempo
por los protagonistas de la primera lo cual explota el guión pero es una característica patética que al final la película se vea pasados quince minutos porque sientes el morbo de ver el paso del
tiempo. El único que se salva es el Jeff Goldblum, pero es de esos actores que tienen la complicidad del patio de butacas y sabes por su mirada y sus gestos que está haciendo lo que llaman un trabajo
por dinero y advirtiendo que no nos tomemos nada en serio...

Y no se puede tomar en serio algo que no lo es. ¿Recordáis que a finales de los 80´s se puso de
moda en películas futuristas de un futuro inmediato, en el que ya estamos, donde un símbolo de futuro era que las armas llevaban aparatosas prótesis en forma de miras y punteros láser? Pues aquí
ponen a todo una célula de tecnología alien con un característico punto verde fosforito: coches, armas, naves espaciales, aviones en el espacio y es de suponer que hasta en las freidoras y secadoras
por no hablar de sartenes y robots de cocina sin olvidar los robots de limpieza. Las incongruencias son constantes y tratan de camuflarse en ese hipotético humor que destila el guión, pero sólo se
puede destacar que hay un plano rodado en escenario, suponemos que homenaje a algún título de los 50´s, o capricho...
Auténtica mierda de película donde ser secuela se queda en truco para ocultar una ensalada de imágenes sintéticas que están genial para un vídeojuego pero cantan como parte del
conjunto de una película. Incongruencias a lo largo y ancho del metraje que sigue el esquema de toda película de catástrofes como son amenaza-desastre a la civilización-lucha por la supervivencia.
Una película que hay que ver para no parecer un friki pero que sólo se vuelve a ver si pagan por verla y además pagan bien con incentivos por objetivos como verla sin bostezar, sin empezar a charlar
o simplemente acabar de verla sin vomitar...
Lo dicho, para ver si os pagan por ello y siempre que paguen bien.
sábado, 8 de junio de 2019
ANT-MAN (2015)
Hacía
muchas lunas que el equipo de cata cinematográfica buscaba un título del subgénero de súper héroes que echarnos a las retinas. Lo cierto es que, en los últimos tiempos, han proliferado los títulos
donde los clásicos cómics de viñetas en papel se llevan a la pantalla, hay que resaltar sin duda a la MARVEL que ha imprimido un sello de calidad y continuidad donde las sagas clásicas se
complementan con títulos específicos de un personaje determinado a la vez que crean un universo que logra engarzar a las generaciones digitales con las analógicas que siguieron las aventuras y
peripecias en formato de papel...
Pero ningún título desde Iron Man nos había llamado especialmente la atención, pese a que son producciones impecables y cuajadas de actores y actrices de primera fila y
sin caer en productos de serie B. Sin embargo, el tema de personajes que disminuyen de tamaño y mostrar el mundo cotidiano desde la perspectiva del tamaño de una hormiga siempre ha fascinado al
público y ser rentables en taquilla desde El increíble hombre menguante; tal vez porque es una fascinación semejante a ver el mundo que conocemos destruido
por cataclismos o guerras nucleares. En ambos casos se dan títulos cada década que sirven además, con el paso del tiempo, para ver la evolución de los efectos especiales. Hay que citar la saga
de Cariño, he encogido a los niños como ejemplo de lo dicho anteriormente. El caso es que nos llamó la atención el título que tratamos hoy y hay que
citar el gancho de un Michael Douglas entrado en la vejez pero con el encanto de su mirada sin que el tamiz de los años produzca una sensación de decrepitud, todo lo contrario por cuanto sabe
interpretar personajes de su edad sin que ésta le lastre la interpretación...
Dentro de mundo de los súper héroes hay clases y clases amén de auténticos fiascos que no acaban de cuajar, citemos a Linterna Verde y la que posiblemente sea la peor adaptación de un cómic en formato de papel a formato cinematográfico: Phantom, El
hombre enmascarado en su título en español, que en el título de hoy se ha optado por dejarlo en el original, tal vez porque El hombre Hormiga
o Súper Hormiga suene más a cachondeo de velada tabernaria que a título comercial. El caso es que es un personaje
de segunda dentro del universo de los súper héroes y era un acicate más para aparcar mochos, linterna y caja de herramientas para su visionado, sin tenerlas todas con nosotros pero dispuestos a dar
el beneficio de la duda, aunque se acordó que si aparecía niño o perro pasaríamos olímpicamente de verla...
Y nos llevamos una muy grata y más inesperada sorpresa ante una buena adaptación de un cómic donde los defectos quedan eclipsados por sus
virtudes para pasar un par de horas entretenidos y disfrutando viendo cine. El argumento y desarrollo es típico de este tipo de producciones cuando se aborda el origen de un súper héroe: cómo surge
el descubrimiento de tener súper poderes, ya sea por picadura o prótesis tecnológica, un profesor Bacterio que ha hecho un descubrimiento que su pupilo se ha apropiado para sus maléficos fines para
finalmente, tras un breve periodo de aprendizaje, reaparecer con control total de sus poderes y utilizarlos para nobles y loables fines en defensa de la democracia y el Sistema. No falta en este caso
la hija del profesor Bacterio que arrastra la pérdida de su madre en misteriosas circunstancias...

Un aplaudible Paul Rudd interpreta a un mierdas cuya vida es una mierda y que como ladrón es
inteligente pero sus robos una mierda que acaban con sus huesos en una cárcel de mierda. Además, su vida es una mierda con un matrimonio que se ha ido a la mierda, la hija con la madre y ésta se va a
casar con un policía de mierda. Pero encuentra su redención cuando una vieja eminencia en física aplicada a la reducción de tamaño, miniaturización de las cosas, busca un pardillo que se ponga el
traje de su invención y se convierta en líder de una horda de hormigas que logre desbaratar los planes de su antiguo aprendiz y pupilo que busca vender el invento a gente mala que gobierna en malos
sistemas y buscan hacer el mal...
Evangeline Lilly interpreta a la hija del profesor Bacterio a base de movimientos de nuca a juego con el corte de su pelo y a base de hacer mohines y muecas. Una hija que
sospecha que la muerte de su madre no es como le han contado siempre y que no comprende porqué su padre no la deja ser el conejillo de indias para meterse en el traje y derrotar al villano. El tema
del mundo a tamaño de hormiga está bien aunque les falte vitalidad a los insectos, cosa que sigue igual desde que los insectos de pega sustituyeron a los insectos reales en los efectos especiales con
trucas cinematográficas, pero nos fascina igual que ver Chernóbil y la ciudad de Pripyat…
Pero es un producto que pese al
lastre de seguir la línea temporal clásica, logra ser independiente de la saga conjunta a la vez que se integra en el universo de MARVEL. Nos ha gustado porque es entretenida, las interpretaciones
están al nivel que se espera y los efectos digitales se aceptan sin reticencias pese a que canten algunos planos. Recomendable si os gustan los súper héroes con las dosis adecuadas de humor, tragedia
metafísica, drama personal, villano muy villano con redención final del protagonista para su hija...
Grata de ver y deja buen sabor de boca, aunque sin ganas de pedir más.
sábado, 4 de mayo de 2019
DOS BUENOS TIPOS (2016)
Otra de esas películas que a priori son una buena escusa para dejar aparcados los utensilios de trabajo y disponerse a disfrutar de
una amena velada cinematográfica: buen reparto, dirección solvente según currículum, ambientación en los confortables y familiares, ya, 70´s y una trama que aunque algo trillada siempre queda bien.
Así que no lo pensamos mucho y nos dispusimos a su visionado en lo que era en principio género de comedia con tintes de acción y unas pizcas de suspense...
Del reparto hay poco que
reprochar porque tanto Russel Crowe como Ryan Gosling son actores conquistadores de la retina del público y estrellas rutilantes de Hollywood aunque quien se lleva el plano y enamora a la cámara es
lo que promete ser una mujer camino de actriz estrella, la joven actriz canadiense Angourie Rice que es quien al final lleva el peso de la atracción para ver la película hasta el final porque la
trama es demasiado previsible y el oficio y profesionalidad del trabajo hace que se respete pero es una película que ni enamora ni acaba de agradar, precisamente porque no cumple las expectativas que
se le presuponían de inicio. Queda en un producto blanco, con dosis de violencia permitidas pero mucho tiro y poca sangre, como un episodio televisivo del Equipo A donde nunca muere nadie...

La base es confrontar dos caracteres opuestos, un Russel Crowe en otro de sus
papeles casi característicos cuando aborda el género de acción tirando a negro, reparte hostias mercenario que en esta ocasión se dedica a realizar trabajos de disuasión a base de romper tabiques
nasales a viciosos pervertidos camuflados en la sociedad pero que en realidad sufre por no ser detective, de pocas aptitudes intelectuales comparado con los detectives de verdad, un matón a sueldo
que indaga más allá del trabajo para el que le contratan. Está algo fondón y lo cierto es que en realidad nos jode verle como pasa el tiempo, pero sigue siendo creíble porque queremos ver a Russel
Crowe aunque sus películas decepcionen, no por su interpretación que es siempre la misma como buena estrella cinematográfica. En esta ocasión está bien, cumple su trabajo y es en realidad el producto
final el que no está a la altura...
Ryan Gosling nos conquistó en Driver y a estas alturas de su carrera ocurre lo mismo que con el Crowe, nada que reprochar a su
trabajo pero lastrado por el resultado final. La diferencia con su compañero de reparto es que resulta más teatral en sus trabajos en el sentido de que dota de profundidad a su trabajo con su
interpretación. Su personaje es lo que ansía Russel Crowe en su personaje, es detective con una vida laboral de sueño, resolviendo casos de viejas chochas que ven difuntos vivos y cosas así. Pero es
una piltrafa como profesional del fisgoneo, un detective sin olfato; otra de esas gracietas del guión que interpretan bien pero es sal gorda, huyendo del fino humor cínico de la novela negra. Pero un
papel en apariencia de actor de ópera bufa que el bueno del Gosling dota de humanidad, un coloquetas del alcohol que se tropieza con las pistas. Un padre cómplice con su hija que le tolera sus sueños
de prosperidad, un personaje humano porque sufre las mismas miserias que el común del público...
El susto no los dio la Kim Bassinger cuando aparece en mitad del metraje con un rostro operado para vencer el paso del tiempo que daba grima. Fue una agridulce sensación ver a
una pareja mítica desde L. A. Confidencial, cebón y pasado de lorzas él, pero cuyo deterioro parece natural, casi forzado para dar enjundia física a
su personaje. Pero el rostro de Kim Bassinger es otro rostro de actriz convertido en caricatura grotesca de la belleza que era en su juventud y años más mozos. Lo cierto es que es la gran decepción
final que hace que se soporte el visionado porque es soportable y porque es un producto correcto pero la suma de sus fallas acaba obnubilando la satisfacción final. Aparece el entrañable,
desde Platoon, del Keith David ya especializado en personajes semi bufos pero confortable y familiar a la retina aunque sea eternamente el veterano
de Vietnam que regresa a tiempo de evitar la matanza final...
En resumen, producto de
factura impecable pero que no cumple las expectativas por un conjunto de fallos de guión que hacen a los personajes ya vistos, la trama ya vista y el final se sabe desde que aparece Keith David.
Porque seguimos la máxima de que películas con niño o con perro, mejor cuando la pasen por la tele, y si bien a veces parece que estamos ante una posible joyita, hasta mitad de metraje, al final
estamos profundamente decepcionados porque tanto elenco como equipo técnico están bien pero el resultado final es muy, muy decepcionante por derroteros de cine para todos los públicos, comedia que
resulta en disparate y personajes trillados pasados por el tamiz de estrellas rentables...
No enamora pero hay que verla.